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La Sociedad Española de Sueño (SES), con motivo del Día Mundial de la Diabetes, quiere reivindicar la importancia de incluir la educación en higiene de sueño en las estrategias de prevención de esta enfermedad, ya que «la evidencia científica demuestra que mejorar el descanso de los españoles podría ser una herramienta poderosa para reducir el riesgo de diabetes».
La coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la SES, María José Martínez Madrid, explica que la evidencia científica ha demostrado una doble relación del sueño con la diabetes. Por un lado, diversos estudios han sugerido que un sueño insuficiente, tanto en duración como en calidad, incrementa la resistencia a la insulina, lo cual favorece el desarrollo de la diabetes tipo 2.
Mientras que, por otro lado, investigaciones lideradas desde el Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, han demostrado que la privación de sueño altera los ritmos circadianos, afectando tanto el metabolismo de la glucosa como al apetito y la regulación hormonal.
«Los mecanismos detrás de la relación entre la falta de sueño y la diabetes son complejos y multifactoriales. Uno de los aspectos clave es la alteración en la secreción de insulina y la sensibilidad de las células a esta hormona. Estudios han mostrado que la privación de sueño disminuye la sensibilidad a la insulina y aumenta la liberación de hormonas del estrés, como el cortisol, lo que promueve la hiperglucemia y, en última instancia, puede contribuir al desarrollo de la diabetes», argumenta la experta.
Del mismo modo, Martínez Madrid señala que la falta de sueño tiene un impacto directo sobre los ritmos circadianos y la secreción de melatonina, una hormona clave en la regulación de los ciclos de sueño y alimentación. «Esta desincronización circadiana aumenta la predisposición a desarrollar resistencia a la insulina y a tener niveles elevados de glucosa en sangre», sostiene.
Por último, la experta concluye asegurando que «cuando el reloj interno de una persona está desfasado respecto a sus horarios sociales y laborales, esto genera una discordancia entre las señales internas y externas, lo que impacta en la regulación hormonal y el metabolismo, y en última instancia incrementa el riesgo de enfermedades como la diabetes».
12 noviembre 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Los noctámbulos tienen un IMC más alto, cinturas más grandes, más grasa corporal oculta y tienen casi un 50 % más de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 (DT2) que los que se acuestan más temprano, según ha descubierto una nueva investigación que se presentará en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) en Madrid, España (del 9 al 13 de septiembre).
El investigador principal, el doctor Jeroen van der Velde, del Centro Médico de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, afirma: «Estudios anteriores han indicado que un cronotipo tardío (que prefiere acostarse tarde y despertarse más tarde) está asociado con un estilo de vida poco saludable. Los cronotipos tardíos son más propensos a fumar o a tener una dieta poco saludable, por ejemplo, y se ha sugerido que esta es la razón por la que tienen un mayor riesgo de sufrir obesidad y trastornos metabólicos, incluida la diabetes tipo 2.
«Sin embargo, creemos que el estilo de vida no puede explicar por completo la relación entre un cronotipo tardío y trastornos metabólicos. Además, si bien se sabe que un cronotipo tardío está asociado con un IMC alto, no está claro en qué medida el cronotipo afecta la distribución de la grasa corporal».
Para obtener más información, el Dr. van der Velde y sus colegas estudiaron la asociación entre el horario de sueño, la diabetes tipo 2 y la distribución de la grasa corporal en más de 5 000 personas, como parte del estudio de Epidemiología de la Obesidad de los Países Bajos, un estudio en curso sobre la influencia de la grasa corporal en la enfermedad.
El análisis incluyó a participantes (54 % mujeres) con una edad media de 56 años y un IMC medio de 30 kg/m2 . Los participantes rellenaron un cuestionario sobre sus horarios habituales de acostarse y de despertarse y a partir de ahí se calculó el punto medio del sueño (MPS). Los participantes se dividieron en tres grupos: cronotipo temprano (el 20 % de los participantes con la MPS más temprana), cronotipo tardío (el 20 % de los participantes con la MPS más tardía) y cronotipo intermedio (el 60 % restante de los participantes). Se midieron el IMC y la circunferencia de la cintura de todos los participantes. Se midió la grasa visceral y la grasa hepática de 1 526 participantes mediante resonancia magnética y espectroscopia de resonancia magnética, respectivamente. Los participantes fueron seguidos durante una mediana de 6,6 años, durante los cuales a 225 se les diagnosticó diabetes tipo 2.
Los resultados, que se ajustaron por edad, sexo, educación, grasa corporal total y una variedad de factores de estilo de vida (actividad física, calidad de la dieta, consumo de alcohol, tabaquismo y calidad y duración del sueño), mostraron que, en comparación con un cronotipo intermedio, los participantes con un cronotipo tardío tenían un riesgo 46 % mayor de diabetes tipo 2. Esto sugiere que el mayor riesgo de diabetes tipo 2 en los cronotipos tardíos no puede explicarse únicamente por el estilo de vida.
«Creemos que también intervienen otros mecanismos», afirma el Dr. van der Velde. «Una explicación probable es que el ritmo circadiano o reloj biológico en los cronotipos tardíos no está sincronizado con los horarios laborales y sociales que sigue la sociedad. Esto puede provocar un desajuste circadiano, que sabemos que puede provocar trastornos metabólicos y, en última instancia, diabetes tipo 2″.
El equipo también analizó el riesgo de diabetes tipo 2 en cronotipos tempranos. «A partir de la literatura, esperábamos que los cronotipos tempranos tuvieran un riesgo similar de desarrollar diabetes tipo 2 que los cronotipos intermedios», afirma el Dr. van der Velde. «Nuestros resultados mostraron un riesgo ligeramente mayor, pero esto no fue estadísticamente significativo». Los resultados también mostraron que los cronotipos tardíos tenían un IMC 0,7 kg/m2 más alto, una circunferencia de cintura 1,9 cm más grande, 7 cm2 más de grasa visceral y un contenido de grasa hepática 14 % más alto, en comparación con aquellos con un cronotipo intermedio.
El Dr. van der Velde concluye: «Las personas con un cronotipo tardío parecen tener un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con aquellas con un cronotipo intermedio, posiblemente debido a una mayor grasa corporal, incluida más grasa visceral y grasa hepática. «El siguiente paso es estudiar si aquellos con un cronotipo tardío mejoran su salud metabólica cuando realizan cambios en el ritmo de sus hábitos de estilo de vida.
09 septiembre 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
sep
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Los fármacos contra la diabetes tipo dos que se usan también para el control del peso, comercializados como Ozempic o Wegovy, no se vinculan con un aumento del riesgo de depresión o comportamiento suicida, según dos nuevos estudios.
Las investigaciones que publica Jama Internal Medicine analizan los fármacos contra la diabetes análogos del GLP-1, como la semaglutida.
El primero de los estudios, encabezado por la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), se centró en el uso de semaglutida 2,4 mg y concluyó que su toma para adelgazar no aumentó el riesgo de síntomas depresivos, pensamientos o conductas suicidas en personas sin trastornos graves conocidos.
La investigación agrega que se necesitan más estudios sobre la seguridad psiquiátrica en personas con trastorno depresivo mayor y otras enfermedades mentales graves como esquizofrenia o antecedentes de intento de suicidio, pues no incluyó ese tipo de pacientes.
El estudio contó con datos de 3 500 pacientes de varios ensayos clínicos y no reveló un aumento del riesgo de problemas de salud mental entre quienes toman el medicamento para adelgazar, señaló la universidad en un comunicado.
Los investigadores examinaron cuatro ensayos sobre el efecto del tratamiento con semaglutida en personas con obesidad, que fueron cruciales para obtener la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para el uso de semaglutida 2,4 mg contra la obesidad.
Los investigadores observaron que el 1 % o menos de los participantes declararon ideación o comportamiento suicida durante el tratamiento, sin diferencias entre semaglutida 2,4 mg y el placebo.
El 2,8 % de los participantes tratados con semaglutida, frente al 4,1 % con placebo, declararon niveles de depresión en algún momento del tratamiento que requirieron la evaluación de un profesional de la salud mental, unas tasas que concuerdan con el riesgo de depresión significativa en la población general.
«Es posible que las personas con sobrepeso u obesidad que toman semaglutida experimenten síntomas depresivos o ideación o comportamiento suicida, pero los datos sugieren que las personas que no toman semaglutida (el grupo del placebo) tienen las mismas probabilidades de experimentar estas afecciones», según Gregory Brown, coautor del estudio.
El segundo estudio encabezado por el Instituto Karolinska (Suecia) incluyó principalmente pacientes con diabetes de tipo 2, y no mostró una asociación entre el uso de agonistas del receptor del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1) y un mayor riesgo de muerte por suicidio, autolesiones o depresión incidente y trastornos relacionados con la ansiedad.
En la investigación se analizaron datos de casi 300 000 adultos de Suecia y Dinamarca que empezaron a tomar un agonista del receptor de GLP-1 o un inhibidor del cotransportador 2 de sodio-glucosa, otro medicamento contra la diabetes.
«No hallamos ninguna relación clara entre el consumo de los fármacos y un mayor riesgo de muerte por suicidio, autolesiones o depresión y trastornos relacionados con la ansiedad. Esto es tranquilizador», consideró Björn Pasternak, del Instituto Karolinska y uno de los autores del estudio.
Los autores subrayan, sin embargo, la importancia de realizar estudios más amplios a medida que se recopilen más datos.
«Es importante examinar específicamente a las personas con autolesiones o pensamientos suicidas previos, ya que corren un mayor riesgo y es posible que el perfil de seguridad del fármaco difiera en este grupo», dijo, en un comunicado Peter Ueda, también firmante del estudio.
03 septiembre 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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La 74 reunión del Comité Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África inició hoy en el Congo con temas como el fortalecimiento de la arquitectura mundial de preparación y respuesta ante emergencias.
La cita, que se realiza en Brazzaville hasta el 30 de agosto, contó en la inauguración con la presencia del presidente congoleño, Denis Sassou-N’Guesso, en un momento en que el continente declaró emergencia por el aumento de casos de viruela símica (mpox) y la propagación a varios países.
El programa de la reunión contempla el debate de diversos informes técnicos, además del referido a las emergencias sanitarias, entre los que se encuentran el reporte del director regional sobre la labor de la OMS en África y el proyecto de presupuesto por programas para 2026-2027.
Además analizarán los marcos para la aplicación del Pacto Mundial sobre la Diabetes en la Región de África de la OMS; para el fortalecimiento de la producción local de medicamentos, vacunas y otras tecnologías sanitarias; y para la integración de los datos sanitarios nacionales y regionales.
También las acciones para la creación de sistemas de salud resistentes al clima y sostenibles, y el marco para la aplicación de la estrategia mundial de la OMS para la inocuidad de los alimentos 2022-2030, entre otros asuntos.
26 agosto 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Tener niveles de azúcar en sangre superiores a los habituales en el momento del ingreso hospitalario por sufrir un ictus isquémico incrementa de forma sustancial el mal pronóstico funcional y el riesgo de morir a los tres meses del accidente cerebrovascular.
Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por los Servicios de Endocrinología y Nutrición y de Neurología del Hospital del Mar de Barcelona, con investigadores del Instituto de Investigación del centro, de la red RICORS-ICTUS y del CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).
En concreto, el incremento de solo el 10 % en el nivel de azúcar en sangre respecto a lo habitual hace crecer un 7 % la posibilidad de tener un mal pronóstico y un 10 % la de morir a los tres meses de sufrir de este tipo de ictus, que se produce cuando un coágulo sanguíneo bloquea o tapa totalmente un vaso del cerebro e impide que la sangre fluya.
El estado inflamatorio en determinadas enfermedades puede provocar que se incrementen los niveles de azúcar en sangre, es decir, sufrir hiperglucemia, lo que puede influir en el pronóstico.
En el caso del ictus isquémico, este incremento es habitual, aunque no se ha analizado en profundidad, por lo que el Hospital del Mar apostó por hacerlo a partir de datos de 2 774 pacientes con esta patología.
Más allá de los niveles de azúcar en sangre en el momento del ingreso y su comparación con los habituales en cada paciente, se han tenido en cuenta otras variantes, como la edad, sufrir diabetes, sufrir una discapacidad, la severidad del ictus y el tratamiento recibido.
Teniendo en cuenta estas variables, se ha confirmado que tener unos niveles más elevados de glucosa en sangre respecto a lo habitual es un factor que determina un peor pronóstico funcional y mortalidad a los tres meses de sufrir el ictus.
«Esta variable refleja mejor el efecto del azúcar en el momento del ingreso del paciente y, en el grupo de pacientes con mayores índices, hay un peor pronóstico y mortalidad», ha detallado la doctora Elisenda Climent, médica adjunta del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar.
En este sentido, por cada 10 % de incremento, el riesgo de peor pronóstico se incrementa un 7 %, mientras que en el caso de las personas con mayores niveles, este riesgo se incrementa en un 62 % y el de mortalidad en un 88 %.
Los investigadores planean seguir investigando el efecto del azúcar en esta población, para determinar si tratar el índice de glucemia de esta población puede ser útil para mejorar su pronóstico.
«Ahora se opta por una pauta de tratamiento más conservadora, puesto que la estrategia de control estricto no ha demostrado ser superior, por el riesgo que suponen las bajadas de azúcar por el estado de los pacientes», ha especificado la doctora Ana Rodríguez, jefa de sección de ictus del Servicio de Neurología e investigadora del Instituto de Investigación del Hospital del Mar.
Uno de los objetivos del proyecto es seleccionar a la población con la que se puede trabajar de forma más intensiva, aprovechando las nuevas tecnologías, que permiten una monitorización más segura y que conllevan impulsar nuevos estudios.
«Hay que estudiar si es un marcador de gravedad, de modo que actuando sobre él no mejora el pronóstico, o si es un factor sobre el que se puede trabajar para mejorar el estado de los pacientes con niveles de glucosa superiores a los habituales», ha asegurado el doctor Juan José Chillarón, jefe de sección del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar.
Todo ello puede permitir que este subgrupo de pacientes se beneficien de una terapia con insulina más intensiva, lo que puede convertirse en un potencial cambio conceptual en su abordaje.
07 agosto 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jul
13
Un grupo de investigadores suecos ha creado un cuestionario para uso doméstico que identifica rápidamente el riesgo elevado de sufrir un infarto. Una investigación ha demostrado que tiene el mismo nivel de precisión que los análisis de sangre y las mediciones de la tensión arterial.
El estudio, publicado en Journal of the American Heart Association, utiliza datos del estudio de población SCAPIS, con sede en la Universidad de Gotemburgo (Suecia) y patrocinado principalmente por la Fundación Sueca del Corazón y los Pulmones. El estudio fue dirigido por Göran Bergström, catedrático de Fisiología Clínica de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, médico titular del Hospital Universitario Sahlgrenska e investigador principal de SCAPIS.
«Un infarto suele surgir de la nada. Muchos de los que sufren infartos están aparentemente sanos y asintomáticos, pero tienen depósitos de grasa en las arterias coronarias, lo que se conoce como aterosclerosis. Nuestra prueba permite identificar a casi dos tercios de las personas de entre 50 y 64 años que padecen aterosclerosis coronaria significativa y, por tanto, tienen un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular», ha explicado Bergström.
La prueba casera consta de 14 preguntas que se responden de cinco a ocho minutos. Estas preguntas se refieren a factores como la edad, el sexo, el peso, el perímetro de cintura, el tabaquismo, la hipertensión, la hiperlipidemia, la diabetes y los antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares.
Según el estudio, al combinar la información de las respuestas en un algoritmo especial, la prueba casera puede detectar el 65 % de los individuos con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
«Los resultados demuestran que nuestra prueba casera es tan precisa como un examen clínico con análisis de sangre y mediciones de la presión arterial. Si conseguimos que la prueba esté ampliamente disponible dentro de la asistencia sanitaria, podrá salvar vidas y evitar sufrimientos al ayudarnos a identificar a quienes tienen un riesgo elevado de sufrir un infarto o que actualmente están infratratados», ha afirmado el profesor Bergström.
LAS ALERTAS TEMPRANAS PUEDEN SALVAR VIDAS
El estudio se basa en datos de 25 000 individuos de entre 50 y 64 años incluidos en SCAPIS. A todos los participantes se les examinaron las arterias coronarias mediante tomografía computarizada, que proporciona una imagen del grado de aterosclerosis.
Al comparar las imágenes del corazón con los cuestionarios cumplimentados por los participantes, los investigadores pudieron comprobar qué factores guardaban una relación más estrecha con el grado de aterosclerosis. El equipo de investigación también ha puesto en marcha estudios en Suecia y sobre datos de Estados Unidos, para evaluar cómo funciona la prueba en distintos grupos.
Identificar a las personas en situación de riesgo antes de que aparezca la enfermedad es uno de los principales objetivos de la Fundación Sueca Cardiopulmonar centrada en SCAPIS. Como explica la secretaria general de la fundación, Kristina Sparreljung: «Una prueba que pueda proporcionar alertas tempranas salvaría muchas vidas y mucho sufrimiento. Por ello, los resultados del estudio del profesor Bergström son sumamente interesantes.»
11 julio 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia