Imagen: Claudio Quilodran / Europa PressLos primeros grupos humanos protagonizaron una historia de entremezclado e intercambio genético que sugiere una conexión mucho más íntima entre estos de lo establecido hasta ahora.

Es el descubrimiento de un equipo internacional de genetistas y expertos en inteligencia artificial, bajo la dirección de Joshua Akey, profesor del Instituto Lewis-Sigler de Genómica Integrativa de Princeton.

«Esta es la primera vez que los genetistas han identificado múltiples oleadas de mezcla de humanos modernos y neandertales», dijo Liming Li, profesor del Departamento de Genética Médica y Biología del Desarrollo de la Universidad del Sudeste en Nanjing, China, quien realizó este trabajo como investigador asociado en el laboratorio de Akey.

«Ahora sabemos que durante la gran mayoría de la historia humana, hemos tenido una historia de contacto entre humanos modernos y neandertales», dijo Akey. Los homínidos que son nuestros antepasados más directos se separaron del árbol genealógico neandertal hace unos 600 000 años, y luego desarrollaron nuestras características físicas modernas hace unos 250 000 años.

«Desde entonces hasta que desaparecieron los neandertales, es decir, durante unos 200 000 años, los humanos modernos han estado interactuando con poblaciones neandertales», dijo.

Los resultados de su trabajo aparecen en la revista Science.

Los neandertales, que en el pasado se consideraban lentos y tontos, ahora son vistos como hábiles cazadores y fabricantes de herramientas que se curaban las heridas con técnicas sofisticadas y estaban bien adaptados para prosperar en el frío clima europeo.

Todos estos grupos de homínidos son humanos, pero para evitar decir «humanos neandertales», «humanos denisovanos» y «versiones antiguas de nuestra propia especie de humanos», la mayoría de los arqueólogos y antropólogos utilizan la abreviatura neandertales, denisovanos y humanos modernos.

Usando genomas de 2 000 humanos vivos, así como de tres neandertales y un denisovano, Akey y su equipo mapearon el flujo genético entre los grupos de homínidos durante el último cuarto de millón de años.

Los investigadores utilizaron una herramienta genética que diseñaron hace unos años llamada IBDmix, que utiliza técnicas de aprendizaje automático para decodificar el genoma. Los investigadores anteriores dependían de la comparación de genomas humanos con una «población de referencia» de humanos modernos que se creía que tenían poco o nada de ADN neandertal o denisovano.

El equipo de Akey ha establecido que incluso esos grupos de referencia, que viven a miles de kilómetros al sur de las cuevas neandertales, tienen trazas de ADN neandertal, probablemente llevado al sur por viajeros (o sus descendientes).

Con IBDmix, el equipo de Akey identificó una primera ola de contacto hace unos 200-250 000 años, otra ola hace 100-120 000 años y la más grande hace unos 50-60 000 años.

Eso contrasta marcadamente con datos genéticos anteriores. «Hasta la fecha, la mayoría de los datos genéticos sugieren que los humanos modernos evolucionaron en África hace 250 000 años, se quedaron allí durante los siguientes 200 000 años y luego decidieron dispersarse fuera de África hace 50 000 años y continuaron poblando el resto del mundo», dijo Akey.

«Nuestros modelos muestran que no hubo un largo período de estancamiento, sino que poco después de que aparecieran los humanos modernos, hemos estado migrando fuera de África y regresando a África también», dijo. «Para mí, esta historia trata sobre la dispersión, que los humanos modernos han estado moviéndose y encontrándose con neandertales y denisovanos mucho más de lo que reconocíamos anteriormente».

Esa visión de la humanidad en movimiento coincide con la investigación arqueológica y paleoantropológica que sugiere un intercambio cultural y de herramientas entre los grupos de homínidos.

La idea clave de Li y Akey fue buscar ADN de humanos modernos en los genomas de los neandertales, en lugar de lo contrario. «La gran mayoría del trabajo genético durante la última década se ha centrado realmente en cómo el apareamiento con los neandertales afectó a los fenotipos humanos modernos y a nuestra historia evolutiva, pero estas preguntas también son relevantes e interesantes en el caso inverso», dijo Akey.

Se dieron cuenta de que la descendencia de esas primeras oleadas de apareamientos entre neandertales y modernos debe haber permanecido con los neandertales, por lo que no dejó registro en los humanos vivos. «Como ahora podemos incorporar el componente neandertal a nuestros estudios genéticos, estamos viendo estas dispersiones anteriores de maneras que antes no podíamos», dijo Akey.

La última pieza del rompecabezas fue descubrir que la población neandertal era incluso más pequeña de lo que se creía anteriormente.

Los modelos genéticos han utilizado tradicionalmente la variación (diversidad) como un indicador del tamaño de la población. Cuanto más diversos son los genes, mayor es la población. Pero utilizando IBDmix, el equipo de Akey demostró que una cantidad significativa de esa aparente diversidad provenía de secuencias de ADN que se habían encontrado en los genomas de los neandertales.

12 julio 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

julio 15, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Antropología, Genética | Etiquetas: , , , |

Imagen: Prensa LatinaEl uso hoy de las redes sociales «vuelve adicta la mente a estar conectada», comentó la psicóloga clínica del Ministerio de Salud Sinaí Valverde, en una entrevista con el canal costarricense Teletica.

Sobre semejanzas o diferencias de ese tipo moderno de dependencia con la causada por sustancias psicoactivas como el alcohol o el tabaco, la científica explicó que las primeras «repercuten en lo biológico y neuroquímico y las segundas en lo cognitivo, sicológico y emocional».

La adicción hacia sustancias psicoactivas –explicó- cambia desde el cuerpo, que se acostumbra a ellas, necesita más para sentirse normal (entre comillas) y cuando le falta aparecen los síntomas de abstinencia por esa dependencia, «que es física y muy fuerte».

Las redes sociales afectan las funciones de lo mental y de lo emocional y eso está ligado «a cómo le prestamos atención a la memoria, al bienestar emocional en general». «Es como si la mente se volviera adicta a estar conectada todo el tiempo», añadió la académica de la Secretaría Técnica de Salud Mental del Ministerio de Salud.

La sicóloga clínica tica observa «una relación muy profunda entre el uso excesivo de las redes sociales y altos niveles relacionados con la ansiedad y la depresión, que es de pronto de lo que más hablamos, es donde el problema se ve reflejado».

Valverde analizó que estar en las redes sociales implica una constante comparación con otros, «“vista desde la idealización de dichas vidas ajenas, porque nadie está publicando lo que hace, solo las cosas bonitas».

También significa una búsqueda constante de validación a través de los «me gusta» o de los «comentar», que pueden ser positivos, «pero también generar inseguridades y ansiedad, o situaciones adversas».

La científica aludió, además, a «la conducta compulsiva de la persona, a través de su adicción o dependencia a las redes sociales. Esa necesidad constante de estar revisando y actualizando las redes, similar a otras adicciones. Necesita estar, tenerlas ahí presentes».

Hace que la persona genere –agregó- una dependencia emocional en la búsqueda de esa validación, de estar actualizado, que va a ser parte de su bienestar o que más bien afecta su bienestar mental, porque para estar bien, necesita de eso.

Para la estudiosa, ese proceso conduce «a una disminución de capacidad de concentración, a una distracción a nivel de memoria». El consumo constante de información, de redes, interfiere en la consolidación de esa memoria a largo plazo.

«Es tanta la sobrecarga de información que recibe de tanta multitarea, de lo que te dan las redes, que dificulta esa capacidad de retener o de recordar información que podría ser importante».

La sicóloga clínica confirmó, por otro lado, que los más propensos a sufrir esa dependencia a las redes «son los jóvenes, los menores de edad, la fase de niñez y adolescencia, porque son quienes entran en un proceso de construcción de identidad».

30 junio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia

julio 2, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Adicciones, Antropología, Psicología, Psiquiatría | Etiquetas: , , |

Imagen: Santi Otero/EFELa paleoantropóloga María Martinón, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), considera que la Inteligencia Artificial no jugará un papel fundamental en nuestra evolución biológica como especie, a diferencia de la comunicación a distancia, y defiende que no debemos de temerla pues es una creación humana.

En una entrevista con la Agencia EFE por el XV aniversario de la apertura del CENIEH en Burgos -que se cumplirá el próximo julio-, la científica ha indicado que no cree que debamos ser víctimas de lo que el afamado escritor de ciencia ficción Isaac Asimov definió como el ‘síndrome de Frankenstein’, el miedo a que las máquinas se vuelvan contra su creador.

«La Inteligencia Artificial es un producto de la inteligencia humana y, por tanto, no tenemos que temerla», ha afirmado; «ni debemos sentirnos amenazados por una herramienta sofisticada, cierto es, pero debería venir a facilitar muchas tareas habituales, sobre todo a hacerlas más rápidas».

Desde su experiencia profesional, Martinón no cree que la IA vaya a jugar ningún papel realmente definitivo en nuestro devenir como especie, en nuestra evolución biológica, al menos tal como está planteada actualmente, ni que vaya tampoco a desplazar a la inteligencia natural.

Usos de la IA

En la investigación científica, la Inteligencia Artificial ya se está utilizando como herramienta que asiste a los investigadores y Martinón reconoce que jugará un papel todavía mucho más grande en el futuro, pero nunca podrá competir con la creatividad humana que requieren las investigaciones.

«En un ámbito como el nuestro -estudio de la evolución humana- en el que tenemos que plantearnos preguntas que requieren no solo de inteligencia sino de creatividad, seguirá preponderando la inteligencia natural», pues el ser humano siempre hará preguntas y propondrá alternativas más creativas.

Y fuera de la investigación, las decisiones, los sentimientos y las emociones, características que nos hacen humanos, continuarán definiendo quiénes somos, seguirán siendo el motor de la especie, más allá de los avances en inteligencia artificial.

Sin embargo, María Martinón pone el foco en otro tipo de desarrollos tecnológicos que sí han tenido un gran impacto en nuestra evolución como especie aunque seamos menos conscientes.

Habla de la comunicación a distancia, y en general de las nuevas formas de comunicación, que han permitido desligarnos de la presencia física y han abierto un nuevo mundo de posibilidades pero alterando y empobreciendo las relaciones humanas, además de generando riesgos que pasan más desapercibidos.

«Ahí es donde yo a lo mejor sí veo más riesgo. Nos hemos acostumbrado a comunicarnos desentendiéndonos de una parte fundamental para la empatía que es la presencia física», ha indicado, de la capacidad de leer algo más que las palabras o de presentarnos en 140 caracteres.

Para la investigadora «las personas somos mucho más que una opinión en un momento determinado», pero hemos reducido, simplificado las relaciones humanas hasta definirnos en una opinión, en un mensaje en redes o en una foto, y «eso empobrece y altera la naturaleza social de nuestras comunicaciones», ha aseverado.

Tecnología y cultura, amortiguadores de la selección natural

La directora del CENIEH afirma que el ser humano sigue y seguirá evolucionando biológicamente, tal vez de una manera menos vistosa o espectacular de lo que la ciencia ficción nos ha hecho esperar, menos visible en nuestra apariencia física.

Los cambios en nuestro sistema inmune muestran esa constante evolución, la capacidad de la especie de responder y adaptarse a nuevas amenazas biológicas, el desarrollo de enfermedades, la aparición de tolerancias, intolerancias o alergias.

«Esa idea que teníamos de que nuestros cerebros iban a seguir aumentado no tiene sentido económicamente», ha apuntado, pues no se puede perder energía en cosas que no son necesarias, y lo que la especie necesita ahora es un cerebro potente pero que consuma menos, y «tenemos muchas memorias externas para descansar».

Por ese motivo, María Martinón afirma que la evolución tecnológica y cultural, que van a un ritmo mucho más rápido que la propia biología, funcionan como un amortiguador de la selección natural.

Los humanos ya no nos adaptamos al entorno sino que, con una capacidad brutal de transformación, adaptamos el entorno a nosotros, a veces con consecuencias devastadoras para el medio ambiente, ha lamentado la paleontropóloga, que aún así es optimista en cuanto al ser humano y el uso de la inteligencia artificial.

Seres sociales y compasivos

«En esencia, nuestra naturaleza es positiva. Nuestro instinto y nuestra naturaleza son predominantemente sociales y compasivos», y aunque es cierto que somos una especie con un componente de violencia importante, es menor de la que nos correspondería como primates y no es la violencia la que nos caracteriza, ha asegurado.

Es una violencia que se puede modular a través de la cultura, lo que ocurre es que «nos hemos especializado en matar, a través de la tecnología, de forma masiva y a distancia», anulando la empatía, uno de los mecanismos de inhibición de la violencia, ha lamentado, de ahí que los humanos necesitemos de una autoevalución y una autocrítica constantes.

30 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

julio 2, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Antropología, Neurología, Psicología | Etiquetas: , , |

Imagen: Archivo.Una misión arqueológica egipcio-italiana anunció este lunes el descubrimiento en el sur de Egipto de 33 tumbas con restos de niños y adultos que murieron hace más de 2 000 años como consecuencia de enfermedades como la anemia o la tuberculosis, que ahora podrán ser estudiadas gracias a los restos conservados y que acaban de ser descubiertos.

De acuerdo con la nota, el hallazgo tuvo lugar en el área de Agajan, en el oeste de la localidad sureña de Asuán, y los restos datan del periodo tardío de Egipto (664 a.n.e. – 332 a.n.e) y de la época grecorromana (332 a.n.e – siglo IV d.n.e). Los primeros estudios realizados en las momias indican que entre el 30 y el 40 % de los enterrados ahí eran jóvenes, adolescentes e incluso recién nacidos, que fueron sepultados en tumbas que aún conservan sus restos y varios utensilios funerarios.

Además, este hallazgo contribuirá a «obtener más información de esta época y de algunas enfermedades que existieron entonces», de acuerdo con la nota, que apuntó que también indica que hay más momias sepultadas en la zona del descubrimiento, informa EFE. La jefa de la misión italiana, Patricia Piacentini señaló que los estudios preliminares de las momias apuntan que varias de las personas murieron siendo jóvenes, adolescentes y recién nacidas.

Asimismo, indicó que algunas de ellas padecieron enfermedades contagiosas y otros sufrían malformaciones óseas, tal y como se pudo observar en las caderas de algunas mujeres adultas. Otras de las momias mostraban signos de anemia, desnutrición, enfermedades respiratorias, tuberculosis y osteoporosis, añadió.

24 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

artrosisLa artrosis en la Edad Media estaba causada por un exceso de trabajo físico, mientras que hoy en día es el sedentarismo lo que la provoca, según un estudio presentado este viernes que analiza restos óseos de los siglos XI y XII encontrados durante las excavaciones efectuadas en el Parque Arqueológico del Coliseo.

El análisis de microestructura ósea de los restos de cuatro individuos de una familia romana encontrados en la Domus Tiberiana ha sido promovido por la fundación AILA, que lucha contra la artrosis y la osteoporosis, en colaboración con el parque arqueológico del Coliseo y dos profesores de la Universidad La Sapienza de Roma.

En la Edad Media, la combinación del trabajo agrícola y las labores manuales intensas contribuían a un notable desarrollo muscular y óseo, sobre todo en las articulaciones inferiores, pero esto también conducía «al desarrollo de artrosis precoz a una edad que hoy consideramos joven», explicó Michela Relucenti, profesora de la Sapienza.

Los primeros restos óseos analizados corresponden a los de una mujer de entre 20 y 30 años, a la que se le detectó artrosis por la erosión del cartílago en el fémur, pero no presentó ningún tipo de osteoporosis.

También se analizaron los huesos de un menor de entre 6 y 9 años del que se desconoce el sexo que revelaron síntomas de anemia, además de presentar una hernia discal debido al levantamiento de pesos superiores para su edad y su complexión física.

Esta familia romana de la Edad Media llevaba una dieta basada en vegetales y suplementos proteicos derivados de carne de origen animal, «por lo que no eran personas particularmente mal nutridas, eran personas normales para la época», concluye Relucenti.

Dada la fragilidad de las muestras se utilizó un microscopio innovador con una sonda EDX que permitió observar las muestras óseas con un método no destructivo, en su estado natural y sin ningún procedimiento de preparación que las modifique permanentemente.

En contraste con la Edad Media, cuando las personas soportaban «cargas excesivas que desarrollaban la artrosis, hoy el sedentarismo, además de desarrollar la artrosis también lleva a la osteoporosis», explicó el presidente de AILA, Francesco Bove, quien destacó la importancia de «un equilibrio entre la carga y la edad» en la actividad física diaria.

También advirtió de que «otro peligro de la sociedad moderna es la obesidad» y aseguró que esta enfermedad supone que «un individuo que debe pesar 65 kilos pesa 85, es como si llevase una carga de 25 kilos a la espalda», ejemplificó, por lo que en este caso la artrosis tiene las mismas causas que en la antigüedad.

Gracias «al estudio de los individuos antiguos comprendemos la importancia de un correcto estilo de vida para conservar la salud de los huesos, ayer hoy y también en el futuro», concluyó Relucenti.

21 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

junio 24, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Anatomía, Antropología, Enfermedades óseas, Ortopedia y Traumatología | Etiquetas: , , , |

Los organismos requieren de energía para poder desarrollar sus actividades cotidianas, esta energía la consiguen de los alimentos que pueden ser procesados gracias a las herramientas que se encuentran en la boca. Read more

febrero 15, 2023 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Antropología, Biología, Estomatología, Fisiología, Morfología, Sociología | Etiquetas: , |

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