Imagen: Prensa LatinaMantener la actividad física y relacionarse socialmente pueden ser factores hoy determinantes para un envejecimiento cerebral saludable, señala un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience.

De acuerdo con los expertos que estudiaron a los llamados «superancianos» (mayores de 80 años) que mantienen una memoria sana, sus cerebros presentan menos atrofia que los de sus pares.

Ello puede deberse a varios factores como comer sano, mantenerse físicamente activo, dormir lo suficiente y conservar las relaciones sociales; pero también los superancianos probablemente tengan alguna predisposición afortunada o algún mecanismo de resistencia en el cerebro a nivel molecular posiblemente relacionado con sus genes, añade el texto.

Para llegar a esas conclusiones, científicos de la Universidad de Chicago analizaron 119 octogenarios españoles: 64 superancianos y 55 adultos mayores con capacidades de memoria normales para su edad.

Les aplicaron pruebas para evaluar su memoria; sus habilidades motrices y verbales, así como escáneres cerebrales, análisis de sangre, además de responder a preguntas sobre su estilo de vida o comportamiento.

De esta forma, descubrieron que los superancianos tenían más volumen en zonas del cerebro importantes para la memoria, sobre todo el hipocampo y la corteza entorrinal.

Por otro lado, los octogenarios con buena memoria también conservaban mejor la conectividad entre las regiones de la parte frontal del cerebro implicadas en la cognición; y mostraron señales mínimas de la enfermedad de Alzheimer en sus cerebros.

«Los ancianos no reportaron hacer más ejercicio a su edad actual que los adultos mayores típicos, pero eran más activos a mediana edad», señala el estudio.

04 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia

mayo 6, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: ancianos, Envejecimiento, Geriatría, Psicología | Etiquetas: , , |

Imagen: Prensa Latina.El Ministro de Salud y Bienestar de Jamaica, Christopher Tufton, instó hoy a realizar más actividades físicas al aire libre a todos los jamaicanos, pero especialmente a los infantes.

Tufton pidió a los padres y tutores que alienten a los niños a pasar menos tiempo con sus dispositivos electrónicos.

«Un teléfono inteligente, las películas de guardia y Netflix, combinados con la tecnología y los snacks (alimentos para meriendas) procesados, que se consiguen en el supermercado, incitan a los jóvenes a pasar más tiempo comiendo y mirando o participando con los dedos en el teléfono inteligente que saliendo a jugar con sus amigos e interactuando con ellos», explicó.

«Usted debe hacer que su sangre fluya y su corazón lata para tener un estilo de vida más saludable», añadió Tufton durante un evento escolar, reporta The Jamaica Observer.

Advirtió a su audiencia, compuesta principalmente por estudiantes de escuelas de la Quinta Región (Manchester y St Elizabeth), que la inactividad física es un factor de riesgo de enfermedades no transmisibles.

«Como resultado, muchos de nuestros jóvenes sufren enfermedades relacionadas con su estilo de vida. He visto niños en la escuela secundaria que tienen diabetes. He visto niños en la escuela secundaria que incluso tienen presión arterial alta en algunos casos, obesidad y sobrepeso», argumentó.

«Todas estas cosas los afectarán en los años venideros, por lo que, si bien es posible que ahora no se sientan amenazados, como padres, tutores, maestros y administradores, debemos hacer más para alentar a sus hijos a salir de los teléfonos inteligentes y de Internet. Volvamos al estilo de vida básico», recomendó.

Recordó sus días como estudiante en Manchester High e insistió en que las actividades al aire libre eran cruciales y divertidas.

«Anime a sus hijos a salir del aula durante el tiempo de juego y salir a jugar. Cualquier cosa que jueguen, siempre y cuando sea saludable, también será buena para ellos en términos académicos», afirmó.

Por su parte, la ministra de Educación y Juventud, Marsha Smith, también animó a los estudiantes a participar en actividades físicas.

27 abril 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

abril 29, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: actividad física, Endocrinología, Enfermedades crónicas no trans., Medicina Interna | Etiquetas: , , |

enfermedad parkinsonLa actividad física en la enfermedad de Parkinson: identificación de los responsables de su prescripción, hábitos e impacto en la calidad de vida, y de la gravedad de la enfermedad

La actividad física (AF) beneficia la salud de las personas con enfermedad de Parkinson (EP) a corto y largo plazo. La evidencia destaca la importancia de la AF como terapia coadyuvante en la EP, y se aconseja a los profesionales de la salud que tratan a pacientes recién diagnosticados informar sobre esos beneficios y fomentar la participación en programas de ejercicio específicos para la EP.

Las personas con EP muestran bajos niveles de AF y comportamientos sedentarios prolongados, lo que puede afectar negativamente a la evolución clínica de la enfermedad.  En consecuencia, es fundamental identificar y desarrollar procedimientos específicos para aumentar los niveles de AF en esta población.

Para lograr este objetivo, la investigación científica se ha centrado principalmente en identificar barreras de la AF entre pacientes con EP; sin embargo, hay escasa investigación sobre otros factores relevantes relacionados con el comportamiento de la AF. Por ejemplo, falta conocimiento sobre el comportamiento de la AF antes del diagnóstico en personas con EP, lo cual puede ser útil para comprender su participación en la AF. De manera similar, se necesitan estudios adicionales para investigar la relación entre los niveles de AF y factores como la calidad de vida (CV) o el nivel de deterioro.

Además, es interesante determinar quién prescribe AF a personas con EP y a quién pueden acudir para obtener asesoramiento sobre AF. Se espera que los neurólogos proporcionen pautas personalizadas de AF para pacientes con EP después de identificar sus barreras y motivaciones. No obstante, los profesionales no neurólogos también pueden ofrecer un diagnóstico, tratamiento inicial, y manejo regular y oportuno de la EP, especialmente en el ámbito del ejercicio clínico, en el que las pautas de AF para poblaciones con EP carecen de consenso en cuanto a conceptualización y desarrollo.

Es crucial investigar las creencias de las personas con EP con respecto a los beneficios de la AF y los programas de ejercicio, así como las calificaciones de quienes prescriben o supervisan el entrenamiento, ya que estos factores pueden afectar significativamente a la participación en la AF.

El estudio tuvo como objetivo principal investigar el comportamiento de la AF en personas con EP y, posteriormente, evaluar la influencia de la gravedad de la enfermedad, la CV y las creencias sobre la AF en la prevalencia de la AF.  Además, buscó identificar a los profesionales de la salud que proporcionan información sobre la AF y desarrollan prescripciones de AF para pacientes con EP.

Ver artículo: Suárez Iglesias D, Diz JC, Bidaurrazaga Letona I, Ayán C. La actividad física en la enfermedad de Parkinson: identificación de los responsables de su prescripción, hábitos e impacto en la calidad de vida, y de la gravedad de la enfermedad. Rev Neuro[Internet].l 2024[citado 29 mar 2024];78:139-146] PMID: 38482701 DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7806.2023211

16 marzo 2024| Fuente:Neurología.com  

caminar¿Las asociaciones de los pasos diarios con la mortalidad y la incidencia de enfermedades cardiovasculares difieren según los niveles de tiempo sedentario? Un estudio de cohorte basado en dispositivos.

Este estudio tiene como objetivo examinar las asociaciones del recuento de pasos diarios con la mortalidad por todas las causas y la incidencia de enfermedades cardiovasculares (ECV) según los niveles de tiempo sedentario y determinar si el número mínimo y óptimo de pasos diarios se modifica con un tiempo sedentario elevado.

Utilizando datos del Biobanco del Reino Unido, se realizó un análisis prospectivo de dosis-respuesta del total de pasos diarios durante el tiempo sedentario bajo (<10,5 horas/día) y alto (≥10,5 horas/día) (según lo definido por el punto de inflexión del tiempo sedentario ajustado). riesgo absoluto de tiempo sedentario con los dos resultados). La mortalidad y la incidencia de ECV se determinaron hasta el 31 de octubre de 2021.

Resultados

Entre 72.174 participantes (edad = 61,1 ± 7,8 años), se produjeron 1.633 muertes y 6.190 eventos de ECV durante 6,9 ​​(± 0,8) años de seguimiento. En comparación con los 2.200 pasos/día de referencia (percentil 5), la dosis óptima (nadir de la curva) para la mortalidad por todas las causas osciló entre 9.000 y 10.500 pasos/día para niveles altos (HR (IC del 95 %) = 0,61 (0,51 a 0,73) y tiempo sedentario bajo (0,69 (0,52 a 0,92).

Para las enfermedades cardiovasculares (ECV) incidentes, hubo un gradiente sutil de asociación por nivel de tiempo sedentario, observándose el riesgo más bajo aproximadamente 9700 pasos/día para tiempo sedentario alto (0,79 (0,72 a 0,86)) y bajo (0,71 (0,61 a 0,83).

La dosis mínima (pasos/día asociada con el 50% de la dosis óptima) de pasos diarios estuvo entre 4.000 y 4.500 pasos/día en los grupos de tiempo sedentario para la mortalidad por todas las causas y la incidencia de ECV.

Cualquier cantidad de pasos diarios por encima de los 2200 pasos/día de referencia se asoció con una menor mortalidad y riesgo de incidencia de enfermedades cardiovasculares (ECV), tanto para el tiempo de sedentarismo bajo como para el alto.

Acumular entre 9.000 y 10.500 pasos/día se asoció con el menor riesgo de mortalidad independientemente del tiempo de sedentarismo.

Para un número aproximadamente equivalente de pasos/día, el riesgo de sufrir ECV fue menor durante un tiempo sedentario bajo en comparación con un tiempo sedentario alto.

Ver artículo: Ahmadi MN, Rezende LF, Ferrari G, Pozo Cruz B Del, Min Lee I, ¿Stamatakis E. Do the associations of daily steps with mortality and incident cardiovascular disease differ by sedentary time levels? A device-based cohort study. Br J Sports Med[Internet]. 2024[citado 8 mar 2024];58(5):261-268.  doi: 10.1136/bjsports-2023-107221.

18 marzo 2024|Fuente: IntraMed| tomado de| noticias

marzo 18, 2024 | gleidishurtado | Filed under: Riesgo a la Salud, Salud | Etiquetas: , , , |

ejercicos aerobiosEl ejercicio aeróbico podría ayudar a luchar contra la enfermedad del hígado graso no asociada al consumo de alcohol, según un estudio realizado con modelos animales publicado en la revista Metabolism. Esta es la patología hepática más frecuente en todo el mundo —afecta cerca del 24 % de la población mundial— y a menudo también causa cierto estigma entre las personas afectadas. El trabajo abre nuevas vías para poder identificar este proceso en pacientes, y así diseñar nuevas estrategias para prevenir la progresión de la patología.

El artículo lo dirige la profesora María Isabel Hernández-Alvarez, de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Biomedicina  (IBUB) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), en colaboración con Rodrigo Troncoso, de la Universidad de Chile, y Víctor Cortés, de la Pontificia Universidad  Católica de Chile.

Cuando el hígado acumula grandes cuantidades de grasa

Una de las características de la enfermedad del hígado graso —o esteatohepatitis no alcohólica (NAFLD)— es la gran concentración de gotas de lípidos (LD) que se acumulan en las células del hígado. «Nuestros descubrimientos revelan que el ejercicio aeróbico —es decir, una actividad física moderada prolongada en el tiempo—, ayuda a metabolizar las grasas porque reduce el tamaño de las gotas de lípidos y, por tanto, la gravedad de la enfermedad», apunta la autora.

«Así pues, las demandas de energía inducidas por el ejercicio determinan cambios regulados en las relaciones físicas y funcionales entre las gotas de grasa y las mitocondrias, los orgánulos celulares que aportan energía al metabolismo».

Esta interacción tendría lugar con una población específica de mitocondrias, que se conoce como mitocondrias perigotas (peridroplet mitocondria, PDM). «Como resultado, hay una mayor oxidación de los lípidos en esta población específica de mitocondrias, un proceso que ayuda a evitar el progreso de la patología».

Descubriendo una conexión desconocida hasta ahora

«La interacción entre las gotas lipídicas (LD) y las mitocondrias es funcionalmente importante para la homeostasis del metabolismo de las grasas. El ejercicio mejora la enfermedad del hígado graso, pero hasta ahora no se sabía si la enfermedad tenía un efecto directo sobre las interacciones entre las LD hepáticas y las mitocondrias», detalla Maria Isabel Hernàndez-Alvarez, investigadora postdoctoral Ramón y Cajal del Departamento de Bioquímica y Biomedicina Molecular de la UB.

El trabajo también destaca que la mitofusina 2 (Mfn2) —una proteína localizada en la membrana externa de las mitocondrias— tiene un papel decisivo en este proceso cuando modifica la comunicación entre las gotas lipídicas y la población específica de mitocondrias.

«En el estudio, encontramos una disminución en el contenido relativo de ácidos grasos saturados en las membranas mitocondriales hepáticas de animales que habían hecho ejercicio. Esto nos sugiere que la fluidez de la membrana aumenta en estas mitocondrias», indica Hernàndez-Alvarez. «En el caso de los ratones sin el gen Mfn2 y en los expuestos a la actividad física, no se observaron cambios en la saturación y el metabolismo de los ácidos grasos. Estos resultados indican que la proteína Mfn2 participa en la regulación de la composición de ácidos grasos de las membranas mitocondriales en respuesta al ejercicio».

Según los autores, la proteína Mfn2 regularía la curvatura de la membrana mitocondrial cuando promueve la oxidación de grasa en una población específica de mitocondria, mediante su interacción y capacidad para formar dominios específicos con fosfolípidos de membrana. El nuevo trabajo es un paso para potenciar la investigación sobre mediadores y mecanismos moleculares que podría impulsar estrategias nuevas para prevenir la progresión de la NAFLD. «Teniendo en cuenta las funciones MFN2 en la morfología mitocondrial y en el hígado, las manipulaciones terapéuticas de los niveles y la actividad de Mfn2 podrían contribuir a mejorar la inflamación y la fibrosis asociada a la NAFLD», concluye la investigadora.

Referencia:  Bórquez JC, Díaz-Castro F, Pino-de La Fuente F, Espinoza K, Figueroa AM, Martínez-Ruíz I, et al. Mitofusin-2 induced by exercise modifies lipid droplet-mitochondria communication, promoting fatty acid oxidation in male mice with NAFLD. Metabolism[Internet].2024[citado 23 ene 2024];152. https://doi.org/10.1016/j.metabol.2023.155765

22 enero 2024│Fuente: EurekaAlert│ Tomado de│ Comunicado de prensa

caminarUn aumento moderado de las caminatas disminuyó en forma significativa la presión arterial en adultos mayores sedentarios hipertensos.

Alrededor del 80 % de los adultos mayores de 65 años en EE.UU. son hipertensos.  La modificación del estilo de vida a menudo es la primera línea de tratamiento para el manejo de la hipertensión; pero, a pesar de los beneficios conocidos del aumento de la actividad física, son frecuentes las barreras para realizar una actividad regular estructurada.

Elizabeth Lefferts, del Departamento de Kinesiología de la Universidad Estatal de Iowa y sus colaboradores, llevaron a cabo el estudio publicado en el Journal of Cardiovascular Development and Disease para evaluar el impacto de una intervención sencilla sobre el estilo de vida de las personas mayores sedentarias y determinar si podían mantener la intensificación de sus caminatas a lo largo del tiempo.

La actividad física más frecuente en las personas mayores es la caminata porque es accesible, de bajo costo y fácil de implementar. Sin embargo, no se ha definido con exactitud la cantidad de pasos que se deben caminar para obtener un beneficio claro para la salud. Algunos proponen caminar 10 000 pasos por día como objetivo general para la salud pública, pero es difícil de alcanzar en las personas mayores, quienes en promedio caminan unos 4 200 pasos diarios.

Las pautas actuales en Estados Unidos recomiendan que los adultos en general deben realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada a vigorosa para obtener beneficios sustanciales para su salud. Las autoras plantean que en adultos mayores sedentarios alcanzar una cantidad absoluta de pasos diarios podría ser menos crítico para mejorar su salud que el aumento de la cantidad de tiempo que dedican a caminar en comparación con los niveles basales.

Métodos y población estudiada

Para evaluar su hipótesis, estudiaron a un grupo de adultos mayores de 65 años con hipertensión o en tratamiento con agentes antihipertensivos en dosis estables, con sobrepeso u obesos y con un nivel de actividad física menor de 8000 pasos diarios. Cabe señalar que la investigación se realizó en plena pandemia de COVID-19, por lo que todas las entrevistas y evaluaciones se hicieron a distancia.

La investigación, de una sola rama, completó evaluaciones en la entrevista basal, a las 10 semanas y a las 20 semanas durante el período de intervención. Después de la selección se entregó a cada participante una tableta para interactuar con un entrenador asignado para realizar las evaluaciones y responder las dudas, un podómetro, un tensiómetro, una balanza, cuestionarios para realizar autoevaluaciones y folletos impresos con instrucciones. Los participantes registraron su presión arterial y frecuencia cardíaca, en lo posible a la misma hora cada día durante ambas fases del estudio. También midieron y registraron sus pesos y completaron cuestionarios sobre los alimentos ingeridos, los determinantes cognitivos sociales de la actividad física para investigar su percepción del riesgo, expectativas de resultados, motivaciones e intenciones antes de comenzar la intervención. Se promediaron las respuestas a cada cuestionario para crear una puntuación global de motivación y acción.

La intervención consistió en dos fases: durante la primera, activa (semanas 1-10) se brindó asistencia para el cambio de conducta con el fin de ayudar a alcanzar los objetivos de los pasos y durante la segunda, de automantenimiento (semanas 11-20) se proporcionó una asistencia mínima. Los participantes no debían alcanzar un recuento de pasos diarios según un requisito estricto de tiempo o intensidad de la marcha, sino que debían acumular pasos durante el día de cualquier manera acorde con su estilo de vida. Se les solicitó que el aumento de la cantidad de pasos fuera gradual para disminuir el riesgo de lesiones. Se obtuvieron promedios de la actividad realizada durante todos los días, con 10 horas de uso del podómetro electrónico, como mínimo.

Resultados

El 91 % de los participantes completó todas las evaluaciones y utilizaron el podómetro durante más de 10 horas el 97 % de los días durante el período de intervención. En ese lapso, la cantidad de pasos fue significativamente mayor que en la evaluación basal. Al cabo de 20 semanas habían mejorado tanto la presión sistólica (137 ± 10 a 130 ± 11 mm Hg) como la diastólica (81 ± 6 a 77 ± 6 mm Hg). Durante el período de estudio, no se registraron cambios en el uso de medicación antihipertensiva ni en la dieta.

Discusión y conclusiones

En esta intervención en adultos mayores sedentarios, el aumento de la cantidad de pasos diarios a 3 000 aproximadamente disminuyó en forma significativa la presión arterial sistólica y diastólica a las 20 semanas en 7 y 4 mm Hg, respectivamente. El aumento de los pasos diarios se mantuvo incluso durante el período de contacto mínimo con el personal durante la fase de automantenimiento, con un descenso adicional de otros 2 mm Hg en los registros de presión.

Las autoras afirman que la medición de los pasos diarios es una métrica fácil de interpretar y comprender, por lo que es un objetivo ideal para promover la actividad física en esta población. Investigaciones sugirieron que disminuciones similares a las magnitudes informadas corresponden a una reducción del riesgo relativo de mortalidad por todas las causas del 11 %, y del 16 % en el caso de la mortalidad cardiovascular, del 18 % del riesgo de cardiopatía y del 36% del riesgo de accidente cerebrovascular.

Los resultados podrían tener importantes repercusiones entre los profesionales que intentan desarrollar una estrategia simple, efectiva y de aplicación generalizada para disminuir la presión arterial.

Lefferts EC, Saavedra JM, Song BK, Brellenthin AG, Pescatello LS, Lee D.  Increasing Lifestyle Walking by 3000 Steps per Day Reduces Blood Pressure in Sedentary Older Adults with Hypertension: Results from an e-Health Pilot Study. J Cardiovasc Dev Dis[Internet]. 2023[citado 7 oct 2023]; 10(8): 317. https://doi.org/10.3390/jcdd10080317

9 octubre 2023 |Fuente: siicsalud| Tomado de Noticias biomédicas 

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