Imagen: Archivo. El neurofisiólogo experto en medicina del sueño del Hospital Clínico de Valencia, el doctor Manuel de Entrambasaguas, ha afirmado que la terapia cognitivo conductual para el insomnio es la más rentable y efectiva, ya que «la persona que responde a la terapia cognitivo-conductual para insomnio adquiere herramientas que le permiten entender qué hay detrás de su insomnio y cómo manejarlo».

Según un estudio elaborado por el grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES) y presentado en la última reunión anual de la sociedad, la prevalencia del insomnio crónico se ha duplicado en España desde 1999 hasta la actualidad, pasando de afectar al 6,4 % de la población adulta a hacerlo sobre el 14%, lo que supone que 5,4 millones de personas sufren este trastorno del sueño en España.

Según el miembro del grupo de trabajo de Insomnio de la SES, esos costes indirectos se derivan, por un lado, de que las personas con trastorno de insomnio consumen más recursos sanitarios (más consultas, más fármacos, más pruebas diagnósticas y más hospitalizaciones) porque presentan una mayor morbilidad general, «ya que el insomnio influye negativamente en la salud física y mental, y cuando no se trata, empeora las enfermedades a las que se asocia».

Por otro lado, señala el experto, estarían los costos indirectos relacionados con la pérdida de la productividad laboral, al existir un mayor riesgo de accidentes y absentismo laboral, pero sobre todo de «presentismo» laboral.

En 2023, un estudio de la corporación RAND estimó que el impacto económico del trastorno de insomnio crónico sobre la productividad en España fue del 0,82 % del PIB. «Si extrapoláramos las cantidades estimadas por la corporación RAND a los datos actualizados de prevalencia del insomnio crónico aportados por nuestro estudio, el impacto económico en nuestro país sería enorme, de más del doble de su estimación», subraya de Entrambasaguas.

En su opinión otro de los beneficios de la terapia cognitivo conductual es que es «una de las opciones más rentables» para el abordaje de este tratamiento del sueño y que es la que «puede aportar más beneficios económicos a largo plazo, especialmente en cuanto a eficacia duradera y reducción de costes». «El principal beneficio de la terapia cognitivo-conductual para insomnio es su mayor eficacia frente a fármacos, tanto a corto como a largo plazo.

«Su beneficio se basa, en gran medida, en lo que dice un conocido proverbio chino: Dale a una persona un pescado y lo alimentarás durante un día; enséñale a pescar y lo alimentarás para toda la vida», reflexiona el portavoz de la SES.

EN QUÉ CONSISTE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

La terapia, explica Manuel de Entrambasaguas, es un sistema de tratamiento, que puede darse en formato individual o grupal, con múltiples componentes. El primero pasa por adquirir un estilo de vida favorecedor de la salud del sueño. El segundo, por corregir las creencias erróneas acerca del sueño y el insomnio, que generan mayor inquietud y lo empeoran. El tercero, por corregir también las conductas inadecuadas que aparecen como consecuencia del insomnio, y sustituirlas por estrategias útiles. Y el cuarto, por disminuir la hiperactivación, que es el aumento diurno o la falta de desactivación nocturna de la actividad mental en forma de pensamientos que no paran, emociones mal reguladas, y tensión en el cuerpo.

«Esta terapia mejora de forma significativa el insomnio en el 50 % de los casos. Podemos decir incluso que lo cura, y en estas personas se puede llegar a retirar la medicación para dormir si la estaban consumiendo, dado que la expectativa es que su mejoría sea persistente», afirma el experto, que señala que en otro 25 % de los pacientes la mejora es parcial, algo que puede deberse a que algunos pacientes tienen dificultades para seguir las instrucciones y estrategias propuestas.

«En estos casos también se pueden emplear fármacos como rescate puntual, a temporadas, o a bajas dosis de forma más persistente, siguiendo siempre la evolución del paciente», apunta de Entrambasaguas, que destaca que una correcta aplicación de la terapia requiere un diagnóstico correcto y completo del paciente que recoja todas sus características (incluyendo su historia personal y familiar, sus rasgos biológicos, las circunstancias laborales y sociales que influyen en su sueño, así como sus comorbilidades).

«La terapia cognitivo-conductual es un traje a medida, es medicina de precisión», añade el experto, que lamenta que pese a los buenos resultados en España aún sean «escasas» las Unidades del Sueño multidisciplinares «en las que profesionales de distinto origen abordan de forma conjunta los trastornos del sueño».

En su opinión, un error, ya que los trastornos del sueño, y especialmente el insomnio, «son transversales e implican a distintos profesionales». Esta falta de trabajo multidisciplinar, unida a la falta de tiempo, de formación, o desconocimiento de la oferta cuando existe, según el portavoz de la SES, suele derivar en que «muchas veces se despache a los pacientes que padecen insomnio con pastillas para dormir, sin una valoración adecuada ni un seguimiento posterior».

10 julio 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

julio 11, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Enferm. Psiquiát. y Psicológicas, Fisiología, Medicina Familiar y Comunitaria, Neurofisiología, Neurología, Psicología | Etiquetas: , , |

Imagen: Archivo. El síndrome de las piernas inquietas motiva una irrefrenable necesidad de moverlas y puede alterar gravemente la vida de las personas que lo sufren; un equipo de científicos ha descubierto ahora las causas que se esconden tras ese trastorno y han apuntado posibles formas de tratarlo.

Los investigadores, que hoy publican las conclusiones de su trabajo en Nature Genetics, han descubierto las pistas genéticas que están detrás del síndrome, una afección frecuente entre las personas mayores, y su hallazgo podría además ayudar a identificar a los individuos con mayor riesgo de padecerlo y las posibles maneras de combatirlo.

El síndrome de las piernas inquietas, resume hoy la revista, puede provocar una desagradable sensación de arrastre en las piernas y una necesidad imperiosa de moverlas, y aunque algunas personas experimentan los síntomas sólo ocasionalmente, otras los padecen todos los días y esos síntomas suelen empeorar al atardecer o por la noche y alterar gravemente el sueño.

A pesar de que esta afección es relativamente frecuente -uno de cada 10 ancianos experimenta síntomas y hasta el 3 por ciento se ven gravemente afectados y buscan ayuda médica-, se sabe poco sobre sus causas, pero sí que estas personas suelen padecer otras afecciones, como depresión o ansiedad, trastornos cardiovasculares, hipertensión y diabetes, aunque se desconoce el motivo.

Estudios anteriores habían identificado 22 «localizaciones» de riesgo genético, regiones del genoma que contienen cambios asociados a un mayor riesgo de desarrollar la afección, pero no se conocen todavía «biomarcadores» -firmas genéticas- que puedan utilizarse para diagnosticar objetivamente la enfermedad.

Comprender la base genética para mejorar el tratamiento

Ahora, un equipo internacional dirigido por investigadores del Instituto Helmholtz de Neurogenómica de Múnich, el Instituto de Genética Humana de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) y la Universidad de Cambridge reunió y analizó los datos de tres estudios de asociación del genoma completo.

Compararon el ADN de pacientes y controles sanos para buscar las diferencias más frecuentes en los afectados por el síndrome de las piernas inquietas, y al combinar los datos, el equipo creó un potente conjunto de datos con más de 100 000 pacientes.

El investigador Steven Bell, de la Universidad de Cambridge, ha destacado que el estudio es el mayor de su clase sobre este trastorno, y ha asegurado que «al comprender las bases genéticas del síndrome de las piernas inquietas, esperamos encontrar mejores formas de controlarlo y tratarlo, lo que podría mejorar la vida de muchos millones de personas afectadas en todo el mundo».

El equipo identificó más de 140 nuevas «localizaciones» genéticas de riesgo, multiplicando por ocho el número conocido, incluidos tres en el cromosoma X, y no encontró diferencias genéticas marcadas entre hombres y mujeres, a pesar de que la enfermedad es dos veces más común en las mujeres que en los hombres, lo que sugiere que una compleja interacción de la genética y el medio ambiente (incluidas las hormonas) puede explicar las diferencias de género que se observan en la vida real.

Dos de las diferencias genéticas identificadas por el equipo afectan a genes conocidos como receptores del «glutamato 1 y 4″, importantes ambos para la función nerviosa y cerebral.

Esos receptores podrían ser el objetivo de algunos fármacos que ya existen o utilizarse para desarrollar otros nuevos, han apuntado los investigadores, y han asegurado que los primeros ensayos ya han mostrado respuestas positivas a esos medicamentos en pacientes con síndrome de piernas inquietas.

Los investigadores han subrayado además que sería posible utilizar información básica como la edad, el sexo y los marcadores genéticos para clasificar con precisión quién tiene más probabilidades de padecer síndrome de piernas inquietas grave en nueve de cada diez casos.

Emplearon además diversas técnicas para entender cómo puede afectar el síndrome de piernas inquietas a la salud en general y la información genética para examinar las relaciones causa-efecto, y los resultados revelaron que el síndrome aumenta el riesgo de desarrollar diabetes.

Aunque se cree que unos niveles bajos de hierro en la sangre son desencadenantes del síndrome de las piernas inquietas, los investigadores no hallaron vínculos genéticos sólidos con el metabolismo del hierro, aunque han corroborado que tampoco pueden descartarlo por completo como un factor de riesgo.

05 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

Imagen: Archivo.La Sociedad Española del Sueño (SES) ha aclarado este martes que el Ministerio de Sanidad ha clasificado la luminoterapia como una pseudoterapia para el tratamiento de problemas de salud mental y no para abordar problemas de sueño, algo para lo que sí está «científicamente avalado».

La SES ha mostrado su inquietud porque se haya podido generar «confusión» entre la población sobre los usos de la luminoterapia, que se utiliza habitualmente en trastornos del sueño relacionados con alteraciones en los ritmos circadianos, como el trastorno afectivo estacional (TAE) y el desfase horario (síndrome de retraso y adelanto de fase) o incluso el insomnio.

Según recuerda en una nota, el pasado 11 de abril los Ministerios de Sanidad y de Ciencia publicaron ocho nuevos informes de pseudoterapias en las que analizaban prácticas como la respiración consciente, el chi-kung/qigong, el zerobalancing, la aromaterapia o las técnicas de relajación.

El de luminoterapia estaba centrado en su uso para tratar problemas de salud mental, y concluía que «debido a distintas limitaciones metodológicas de los estudios incluidos, no es posible extraer conclusiones definitivas sobre la eficacia y seguridad».

Pero, según la SES, existe «un cuerpo creciente de evidencia científica» que respalda su empleo en el tratamiento de diversos trastornos del sueño.

«Es importante distinguir entre su aplicación en problemas de salud mental y otros campos donde tiene respaldo científico, como determinados trastornos de sueño. Es crucial educar a la población sobre las diferencias y asegurar que se promueva su uso adecuado basado en evidencia», ha resaltado María José Martínez, coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la SES.

La luminoterapia consiste en la exposición a una fuente de luz brillante que simula la luz natural, para de esta forma regular los ritmos circadianos y mejorar el estado de ánimo y el sueño. Las sesiones se suelen llevar a cabo durante ciertas horas del día, generalmente por la mañana, para reforzar la sincronización del reloj biológico interno.

Como principal sincronizador del sistema circadiano, la luz «es la señal que activa a nuestro cerebro y le dice que hay que ponerse en marcha. Elimina de nuestra sangre la melatonina, hormona del sueño, por lo que nos hace estar más alerta», explica Martínez.

Entre sus beneficios, enumera, se incluyen la mejora del estado de ánimo, la regulación del ritmo de sueño-vigilia, y el alivio de los síntomas de los trastornos del sueño. Además, también puede aumentar la energía y la concentración durante el día, pero subraya que aunque existe «un cuerpo creciente de evidencia científica» que respalda su uso en diversos trastornos del sueño, hay que aplicarla siguiendo pautas clínicas y bajo la supervisión profesional.

21 mayo 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

mayo 23, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Medicina Tradicional, Neurología, Psicología | Etiquetas: , , , |

Imagen: Archivo.Los niños que experimentan falta crónica de sueño pueden tener un mayor riesgo de desarrollar psicosis en la edad adulta temprana, mostró un estudio publicado hoy en una revista especializada.

Científicos de la Universidad de Birmingham, Reino Unido, examinaron información sobre la duración del sueño nocturno de un gran de cohorte de niños de entre seis meses y siete años de edad.

Descubrieron que los infantes que dormían menos horas de manera persistente durante este período tenían más del doble de probabilidades de desarrollar un trastorno psicótico en la edad adulta temprana y casi cuatro veces más probabilidades de tener un episodio psicótico.

Según los expertos se trata del primer estudio que muestra que la falta persistente de sueño es un fuerte predictor de psicosis.

En opinión de la doctora Isabel Morales-Muñoz, autora principal de la pesquisa, es completamente normal que los niños sufran problemas de sueño en diferentes momentos de su infancia, pero también es importante saber cuándo podría ser el momento de buscar ayuda.

A veces, dijo, el sueño puede convertirse en un problema persistente y crónico, y aquí es donde vemos vínculos con las enfermedades psiquiátricas en la edad adulta. «La buena noticia es que sabemos que es posible mejorar nuestros patrones y comportamientos de sueño. Si bien la falta persistente de sueño puede no ser la única causa de psicosis en la edad adulta temprana, nuestra investigación sugiere que es un factor contribuyente y es algo que los padres pueden abordar», destacó.

Los resultados mostraron que un sistema inmunológico debilitado podría explicar parcialmente los vínculos entre la falta de sueño y la psicosis, pero es probable que también sean importantes otros factores desconocidos, subrayó el artículo aparecido en JAMA Psychiatry.

08 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia

mayo 10, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Pediatría, Psicología, Psiquiatría | Etiquetas: , |

Imagen: Archivo.La adolescencia es un periodo de intensos cambios, físicos, psicológicos, emocionales y sociales. La Organización Mundial de la Salud la ubica entre los 10 y los 19 años, mientras que la juventud hasta los 24 años. Varios profesionales, así como la Asociación Americana de Pediatría, consideran que este periodo se alarga hasta los 21 años.

Aproximadamente un 30 % de los niños y de los adolescentes padecerán alguna alteración relacionada con el sueño a lo largo de su desarrollo, tal y como asegura en una entrevista la pediatra especialista en Medicina de la Adolescencia, y miembro de la Sociedad Española de la Medicina de la Adolescencia (SEMA) Inés Hidalgo.

Así, dice que el sueño del adolescente se caracteriza por un retraso biológico en el inicio y en la finalización de la secreción nocturna de melatonina (ritmo circadiano): «En estos, además, el acúmulo de la presión de sueño a lo largo del día se produce de una manera más lenta. Por ello, el nivel de somnolencia a última hora del día es menor y, con ello, se retrasa el inicio del sueño».

Otros factores que dificultan que el adolescente cubra sus necesidades biológicas de sueño son, tal y como apunta: la irregularidad de los horarios los fines de semana (acostarse más tarde y alargar el sueño por las mañanas los fines de semana); junto con el uso a última hora del día de la tecnología (supresión de la secreción de melatonina por la luz de los dispositivos).

«También los horarios escolares tienen una gran influencia en el sueño del adolescente. Se ha visto que cada 10 minutos de retraso en el horario de inicio escolar se corresponde a un incremento de la posibilidad de dormir más, y a una disminución de la sensación de cansancio durante el horario escolar», argumenta.

En el sueño del adolescente también influyen otros aspectos como trabajar tras el instituto, la socialización, la participación en deportes, las actividades extraescolares, junto con la falta de control paterno y el saltarse las reglas para dormir bien (higiene del sueño), manifiesta esta doctora de atención primaria.

CUÁNTAS HORAS DEBE DORMIR UN ADOLESCENTE

Con ello, recuerda que la duración ideal del sueño es la que nos permite realizar una actividad diaria con normalidad; insiste en que cada persona tiene unas necesidades específicas; de manera que la duración del sueño varía en función de la edad, del estado de salud de la persona, pero también del estado emocional, e incluso de la geografía de la persona.

«Las necesidades diareias de sueño de los adolescentes según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos (NFS, por sus siglas en inglés) oscilan desde las 11 horas (percentil 97) a las 7 horas (percentil 3); siendo el valor del percentil 50 de 7 a 9 horas diarias», precisa.

También cree Hidalgo que hay que considerar el ‘cronotipo de sueño’, que es la predisposición natural que cada persona tiene de experimentar picos de energía o momentos de descanso según la hora del día; siendo distinto en cada persona.

«Dormir un número adecuado de horas, de forma regular, se asocia lógicamente con mejores resultados en salud: mejor atención, conducta, aprendizaje, memoria, regulación de las emociones, calidad de vida, salud física y mental. Mientras, un déficit crónico de sueño puede provocar muchos problemas: accidentes de tráfico y de todo tipo, somnolencia diurna patológica, hiperactividad, inatención, fracaso escolar, alteración del comportamiento, depresión, alteraciones en la esfera endocrina como obesidad, o diabetes, así como hipertensión, aumento del riesgo cardiovascular y alteraciones inmunológicas entre otras», detalla esta experta.

COMO SABER SI HAY UN PROBLEMA DEL SUEÑO

Con ello, preguntamos a esta pediatra y miembro de la Sociedad Española de la Medicina de la Adolescencia cómo pueden saber los padres si sus hijos cuentan o no con un problema de sueño, recordando que estos se consideran cuando se dan «patrones insatisfactorios para los padres, el chico o el pediatra y pueden estar relacionados con el bienestar del paciente o de la familia»; mientras que un trastorno en sí del sueño se define como «una alteración real, no una variación, de una función fisiológica que controla el sueño y opera durante el mismo».

De forma práctica, esta doctora clasifica los problemas del sueño, por ejemplo, en pacientes a los que les cuesta dormirse (insomnio por higiene del sueño inadecuada, insomnio conductual, síndrome de retraso de fase (SRF), o síndrome de piernas inquietas (SPI).

Dice que, entre otros, también puede haber un problema con el sueño del adolescente si el paciente se duerme durante el día, y esto podría darse por una privación crónica del sueño por diferentes causas (dormir pocas horas, uso de estimulantes, uso de drogas, fármacos, nuevas tecnologías de información y comunicación y enfermedad psiquiátrica entre otras); aunque también se incluyen la narcolepsia, o la hipersomnia idiopática, entre otros.

«Para saber si hay un problema del sueño, el profesional realizará una adecuada historia clínica, una exploración física completa, y la agenda de sueño. Posteriormente, puede ayudarse de diferentes cuestionarios y de pruebas diagnósticas según el caso», concreta la doctora Hidalgo.

A su vez, recuerda que en los adolescentes es habitual que haya periodos en los que necesiten más horas de sueño: «Si, como hemos comentado los fines de semana los adolescentes duermen más para recuperar el déficit de sueño que van acumulando a lo largo de la semana por las circunstancias comentadas (pantallas, o horarios, por ejemplo), e incluso las salidas del fin de semana. Igualmente, esto se diferencia con una adecuada historia clínica, con una exploración física completa y con la agenda de sueño. Posteriormente, el profesional puede ayudarse de diferentes cuestionarios, y de pruebas diagnósticas».

EL CASO DE LA HIPERSOMNIA

Le preguntamos concretamente a esta pediatra por los casos de hipersomnia en el adolescente, fruto de ese déficit crónico de sueño, o Somnolencia Diurna Excesiva (SDE), y que se refiere a periodos de tiempo prolongados sin dormir, y por el que el adolescente se va durmiendo en el colegio, por ejemplo, o es hiperactivo e incapaz de sentarse en clase. Y es que el problema que hay hoy día con la hipersomnia en adolescentes es que ésta no suele descubrirse hasta que no se manifiesta en el rendimiento escolar del menor, y en que su vida diaria se ve alterada, por lo que su diagnóstico precoz es clave.

«En un estudio en 2008 de Pin y cols. realizado en 750 adolescentes entre 13-14 años, se observó que el 52,8 % presentaba SDE, cifra como vemos muy elevada. En la SDE intervienen muchos factores: problemas psiquiátricos o médicos, uso de medicamentos como metilfenidato, antihistamínicos, déficit de sueño, sueño fragmentado por luz, ruido, dolor, las nuevas tecnologías, una mala higiene del sueño y trastornos primarios del sueño (SRF, SPI)», relata la miembro de SEMA.

CÓMO SOSPECHAR DE HIPERSOMNIA

Con todo ello, preguntamos a esta pediatra por los principales signos de hipersomnia o déficit crónico de sueño, que tal y como apunta se manifiesta por: despertar matutino difícil; dormir el fin de semana dos horas más de lo habitual; somnolencia en horario escolar o siestas durante el día; alteraciones del ánimo, o del comportamiento durante el día, que mejoran cuando el paciente duerme más tiempo.

«Un déficit crónico de sueño se acompaña de alteraciones cognitivas, del aprendizaje, alteraciones emocionales con irritabilidad, psicológicas y físicas, afectando de forma muy importante a la calidad de vida del paciente y a su entorno. La expresión clínica de la SDE puede variar según la edad, así en los niños pequeños puede haber una necesidad de siestas o de hiperactividad paradójica, déficit de atención con problemas de aprendizaje y desarrollo; mientras que en adolescentes la clínica es similar al adulto con somnolencia, déficit cognitivo e irritabilidad, así como afectación del rendimiento escolar», agrega.

PUEDEN AFECTAR AL DESARROLLO DEL PACIENTE

Con todo ello, esta experta señala que los trastornos del sueño constituyen un problema de salud pública ya que, si no se tratan adecuadamente, afectarán al desarrollo del paciente, aparte de que pueden evolucionar a la edad adulta, a la vez que indica que su presencia puede exacerbar otros problemas que el paciente tenga de base.

Los problemas del sueño en la adolescencia pueden condicionar la salud en etapas posteriores, de manera que un tercio de los adolescentes que presentan problemas del sueño a los 16 años los tienen aún a los 23 años; mientras que un 10 %, a los 42 años. «Así pues, mejorar el sueño del adolescente es mejorar el sueño y la calidad de vida no sólo en la adolescencia, sino en las etapas posteriores de la vidad», avanza esta experta.

No obstante, considera que, en general los trastornos del sueño están infravalorados tanto por los pacientes, como por sus familias, y a veces por los propios profesionales. «Debemos tener en cuenta que estos problemas pueden prevenirse y tratarse. La reducción del déficit de sueño es posible mediante la educación y la difusión del conocimiento», insiste la miembro de SEMA.

En este sentido, recuerda que el estudio SHASTU (Sleep Habits in Students Performance, financiado por la UE dentro del programa Erasmus plus) refleja que el porcentaje de alumnos que superan la línea de corte de una mala calidad de sueño pasaba del 22,5 % al 12,3 % tras establecer durante dos años unos correctos hábitos e higiene del sueño dentro del programa formativo de los centros educativos.

CONSEJOS PARA QUE UN ADOLESCENTE DUERMA MEJOR

En última instancia, las medidas importantes para la higiene del sueño en el adolescente son, tal y como enumera:

-Mantener un horario regular al acostarse y despertarse, incluso el fin de semana.

-Crear un ambiente adecuado para dormir en cuanto a luz, temperatura, y ruido.

-Respetar el ciclo luz-oscuridad, la exposición a luz intensa por la mañana ayuda a adelantar la fase de sueño; debemos evitar el uso de gafas de sol en esas primeras horas; del mismo modo, el sueño debe conciliarse en un ambiente oscuro, pues la luz interfiere negativamente en la síntesis de melatonina.

-Ir al centro docente andando, o en bicicleta, por ejemplo.

-Evitar las siestas; pero si las precisa que sean cortas, de unos 10 minutos, al menos, seis horas antes de la hora previa de acostarse.

-No se aconseja el uso de tecnología una hora antes de acostarse y su dormitorio debe estar libre de tecnología.

-El ejercicio físico moderado intenso deberá practicarse, a ser posible, por la mañana o al inicio de la tarde, evitando hacerlo en las dos horas previas al sueño.

-Evitar cenar después de las 9 o las 9 y 30 de la noche.

-Evitar el consumo de alimentos/bebidas excitantes (chocolates, refrescos) y otras sustancias con efectos nocivos para la salud (tabaco, alcohol, drogas).

-Se debe usar la cama solo para dormir, y levantarse de ella si no puede conciliar el sueño (control de estímulo), restringiendo el tiempo en la cama al tiempo real de sueño (restricción de sueño).

-Uso de técnicas de relajación y estrategias cognitivo-conductuales para reducir la ansiedad.

-Los padres deberán ser entrenados en el reconocimiento del déficit de sueño: irritabilidad, difícil despertar, recuperación durante el fin de semana; además, deberán favorecer el ambiente propicio al sueño al final de la tarde y dar ejemplo con unas adecuadas medidas de higiene del sueño.

19 abril 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de |Noticia

abril 22, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Calidad del sueño, Pediatría, Psicología | Etiquetas: , , , |

sue;oLa Asociación Mundial de Medicina del Sueño y otras organizaciones relacionadas con este tema celebran hoy el Día Mundial del Sueño para que las personas tomen conciencia acerca de su importancia en la salud física y mental. La efeméride fue creada a iniciativa de proveedores y miembros de la comunidad médica vinculados con esta área de investigación y medicina a fin de prevenir y manejar los trastornos del sueño, así como divulgar los beneficios para la salud y el bienestar personal. De acuerdo a los últimos estudios realizados, se llegó a la conclusión de que nuestra vida mejoraría notablemente si dedicáramos el tiempo suficiente a tener un sueño de calidad.

Se estima que una persona adulta requiere entre siete y ocho horas de sueño, para restaurar las funciones del organismo. La falta de sueño trae como consecuencia daños irreparables a la salud y la calidad de vida de las personas, afectando a un alto porcentaje de la población a nivel mundial. Algunos de los principales trastornos son la apnea del sueño, que son patrones anormales en la respiración durante la etapa de sueño, interrumpiendo el llamado sueño profundo.

También, el insomnio o dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, la narcolepsia (somnolencia extrema o trastorno crónico del sueño durante el día). Asimismo, el síndrome de las piernas inquietas o enfermedad de Willis-Ekbom (impulso de movilizar las piernas al tratar de dormir, así como sensaciones de hormigueo, ardor y comezón).

Los trastornos del sueño pueden provocar a la larga enfermedades degenerativas y si no podemos disfrutar de un sueño de calidad es probable que el cuerpo comience a experimentar una serie de cambios y alteraciones, como los problemas en el sistema nervioso, endocrino e inmunológico, que conllevarán a otras complicaciones más graves.

Algunos efectos y consecuencias son los cambios de humor, el incremento de los niveles de azúcar (diabetes) y el aumento de la presión arterial e inflamación, que pueden generar enfermedades del corazón. Igualmente, la obesidad, la debilidad del sistema inmunitario, la ansiedad y la depresión.

Washington, 15 marzo 2024 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A

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