may
19
Las duras condiciones en las nubes de Venus podrían albergar una molécula similar al ADN, capaz de formar genes en formas de vida muy diferentes a las de la Tierra, según un nuevo estudio.
Consideradas durante mucho tiempo hostiles a la química orgánica compleja debido a la ausencia de agua, las nubes del planeta hermano de la Tierra están compuestas de gotitas de ácido sulfúrico, cloro, hierro y otras sustancias.
Sin embargo, una investigación dirigida por la Universidad de Ciencia y Tecnología de Breslavia muestra cómo el ácido nucleico peptídico (PNA), un primo estructural del ADN, puede sobrevivir en condiciones de laboratorio diseñadas para imitar las condiciones que pueden darse en las nubes perpetuas de Venus.
La investigación se publica en la revista Science Advances.
El equipo internacional se basó en la experiencia de la Universidad de Cardiff, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el Instituto Politécnico de Worcester y la empresa colaboradora Symeres para el estudio, que evaluó la capacidad del PNA para resistir una solución de ácido sulfúrico al 98 % a temperatura ambiente durante dos semanas.
Sus hallazgos refuerzan la evidencia que demuestra que el ácido sulfúrico concentrado puede sustentar una amplia gama de química orgánica que podría ser la base de una forma de vida diferente a la terrestre.
El autor principal, el Dr. Janusz Jurand Petkowski, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Breslavia, afirmó en un comunicado: «Se cree que el ácido sulfúrico concentrado destruye todas las moléculas orgánicas y, por lo tanto, elimina toda forma de vida, pero esto no es cierto. Si bien muchas sustancias bioquímicas, como los azúcares, son inestables en un entorno así, nuestra investigación hasta la fecha demuestra que otras sustancias presentes en los organismos vivos, como las bases nitrogenadas, los aminoácidos y algunos dipéptidos, no se descomponen».
«Aquí iniciamos un nuevo capítulo sobre el potencial del ácido sulfúrico como disolvente para la vida, demostrando que el PNA -una molécula compleja, estructuralmente relacionada con el ADN y conocida por interactuar específicamente con los ácidos nucleicos- exhibe una estabilidad notable en ácido sulfúrico concentrado a temperatura ambiente», añadió.
BASADO EN LA EVIDENCIA DE FOSFINA
El trabajo se basa en los hallazgos de mediados de 2020, cuando un equipo de científicos del Imperial College de Londres presentó evidencia de la presencia de fosfina, un gas tóxico producido en entornos pobres en oxígeno, en Venus.
Ese mismo año, un grupo de científicos de la Universidad de Cardiff compartió los resultados preliminares de su investigación, lo que indica la presencia de amoníaco en el planeta.
El Dr. William Bains, de la Facultad de Física y Astronomía de la Universidad de Cardiff, participó en ambos estudios. «Tanto el amoníaco como la fosfina son biomarcadores, lo que significa que pueden indicar la presencia de vida. Sin embargo, las nubes de Venus son totalmente hostiles a la vida tal como la conocemos en la Tierra. Por ello, nuestro último estudio busca explorar el potencial del ácido sulfúrico concentrado como disolvente que podría sustentar la compleja química necesaria para la vida en estas nubes aparentemente inhabitables».
«Descubrir que el PNA, con sus similitudes con el ADN, puede permanecer en ácido sulfúrico concentrado durante horas es realmente asombroso», afirmó. Se trata de una nueva pieza de un rompecabezas mucho mayor que nos ayuda a comprender cómo se origina la vida, aunque muy diferente a la nuestra, y en qué lugar del universo podría existir.
09 mayo 2025 | Fuente: Europa Press | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
may
16
Un equipo científico liderado por españoles ha descubierto un nuevo mecanismo de defensa de las bacterias que les permite protegerse contra los virus que las atacan, los bacteriófagos, un hallazgo esencial para desarrollar futuras terapias fágicas, es decir, tratamientos que usan virus para combatir infecciones por bacterias.
La investigación, liderada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y en la que han participado la Universidad de Valencia, la Fundación Jiménez Díaz y la Universidad Libre de Bruselas, ha descubierto que ciertos elementos genéticos de las bacterias, llamados integrones móviles, funcionan como «islas de defensa» frente a virus bacterianos (bacteriófagos o fagos).
El hallazgo es importante porque el mismo mecanismo que permite a las bacterias resistir el ataque de los virus, podría repeler las nuevas terapias fágicas, unos prometedores tratamientos que pueden ser la alternativa a los antibióticos, especialmente para combatir bacterias multirresistentes o superbacterias que son un creciente problema de salud global.
Los detalles del estudio se han publicado recientemente en la revista Science.
Los integrones son plataformas genéticas que permiten a las bacterias captar y acumular genes de distintas funciones, entre ellos los de resistir a los antibióticos. El estudio da un paso más allá al describir que también portan genes capaces de defender a las bacterias de terapias fágicas.
Estos genes, llamados «BRiCs» (por sus siglas en inglés), pueden otorgar a las bacterias protección contra diferentes tipos de virus y, en combinación con otros genes de resistencia a antibióticos, dotar a la bacteria de protección frente a fagos y antibióticos.
«Este descubrimiento amplía significativamente nuestro conocimiento sobre cómo las bacterias adquieren y mantienen sus defensas, destacando un mecanismo evolutivo más complejo de lo que se creía», subraya José Antonio Escudero, investigador del Departamento de Sanidad Animal y del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria de la UCM.
Dos años de estudios y experimentos in vitro
Para hacer este estudio, desarrollado durante más de dos años, los autores combinaron análisis bioinformáticos y experimentos in vitro.
Para descubrir estos nuevos mecanismos de resistencia a fagos exploraron la función de más de 120 genes bacterianos de función desconocida alojados en integrones.
La función antifágica de estos genes se testó en diferentes bacterias modelo frente a distintos tipos de fagos en condiciones controladas, confirmando su función defensiva en importantes patógenos humanos como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas aeruginosa.
Aplicaciones prácticas
Estos resultados son clave para la salud pública, sobre todo en un momento en el que la resistencia a los antibióticos es un problema creciente.
Si estos genes de defensa se siguen propagando rápidamente podrían hacer que la terapia con fagos —una alternativa prometedora a los antibióticos convencionales— pierda efectividad.
«Entender cómo se propagan estas defensas bacterianas nos ayudaría a anticiparnos y frenar la aparición de nuevas resistencias en hospitales y otros entornos clínicos», sentencia Escudero.
Las próximas investigaciones del equipo científico se encaminarían al estudio del origen evolutivo y a la epidemiología de estos sistemas defensivos en la naturaleza.
Asimismo, planean la caracterización detallada de estos sistemas de defensa.
Ambas aproximaciones, concluyen los investigadores, podrían ayudar a desarrollar estrategias para mitigar la diseminación y efecto de esos genes de resistencia a fagos.
08 mayo 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
may
14
Un estudio internacional ha relacionado el origen del envejecimiento humano con las mutaciones crípticas mitocondriales, un tipo de alteración rara y escondida en el ADN que no es fácilmente detectable en un análisis general y, por tanto, ha sido poco estudiada hasta ahora.
Esta investigación, publicada en Nature Comunications, cuenta con la colaboración del grupo de investigación MitoPhenomics Lab, del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), liderado por la experta Aurora Gómez Durán.
Trabajos previos en ratones con un aumento artificial de mutaciones en su ADN mitocondrial (ADNmt) mostraron signos de envejecimiento acelerado. Sin embargo, las mutaciones crípticas han pasado desapercibidas, hasta que este estudio ha revelado que son en realidad las más comunes en los tejidos envejecidos que ya no se dividen.
«Estas alteraciones logran esquivar los mecanismos naturales de defensa del organismo, acumulándose lentamente hasta alcanzar niveles elevados en la mediana edad o en las últimas etapas de la vida», ha explicado Aurora Gómez.
La investigadora ha detallado que estas mutaciones están «estrechamente relacionadas» con varias características del envejecimiento, como el mal plegamiento de proteínas y el estrés celular en el retículo endoplásmico (RE), un «órgano celular» clave en el interior de las células. Además, los experimentos han confirmado que este tipo de mutaciones contribuye al estrés del RE.
RESTRICCIÓN CALÓRICA
El estudio también revela que la restricción calórica puede ralentizar la acumulación de estas mutaciones ocultas. La restricción calórica ya se había probado como estrategia frente al envejecimiento y los defectos mitocondriales, por lo que este hallazgo resulta prometedor para explorar formar de promover una vida más larga y saludable.
Asimismo, el trabajo ha mostrado que las células cerebrales envejecidas con altos niveles de mutaciones crípticas muestran signos de neurodegeneración, un aspecto clave para el estudio de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.
En este sentido, el CiMUS podrá seguir avanzando también en sus investigaciones en Neurología dentro de su programa de Medicina Molecular. Como ponen de manifiesto las conclusiones de este estudio, la presencia de mecanismos comunes e interacciones entre enfermedades crónicas como cáncer, afecciones neurológicas y también obesidad y enfermedad cardiovascular, permiten un abordaje interdisciplinar para ser abordadas de una manera óptima a través de la interacción de los diferentes grupos de investigación de este programa.
07 mayo 2025 | Fuente: Europa Press | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
may
8
Con el objetivo de detectar moléculas antimicrobianas que ayuden a controlar inflamaciones y no comprometan la capacidad del cuerpo a combatir infecciones, investigadoras del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Autónoma de México (UNAM) llevan a cabo estudios con secreciones cutáneas de la rana endémica de México, Pachymedusa dacnicolor.
El ejemplar, una rana verduzca, también es conocida como rana cara de niño, rana verde o rana de árbol mexicana.
«Nos enfocamos en péptidos con actividad dual: antimicrobiana e inmunomoduladora. Tenemos varios modelos, en particular para padecimientos de la piel como la psoriasis y la dermatitis atópica», explicó Constance Auvynet en un comunicado emitido este domingo por la UNAM.
Auvynet junto con Yvonne Rosenstein, ambas del Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos del IBt, señalaron que el objetivo de sus investigaciones con la rana de árbol, que se encuentra en particular en estado de Morelos (centro) y la costa del estado de Guerrero (sur), «es desarrollar nuevos tratamientos seguros, efectivos y accesibles para combatir enfermedades inflamatorias e infecciosas».
También indicaron que cuentan con otro modelo en elaboración contra la actinomicetona, que es una infección granulomatosa crónica causada por diversas bacterias, la más frecuente es la Nocardia brasilensis.
«Purificamos pequeños péptidos con diferentes funciones. Todos son antimicrobianos y muchos modulan la respuesta inmunológica, es decir, tienen un papel dual», indicó Yvonne Rosenstein. Actualmente realizan investigaciones a nivel biológico; el objetivo es que más adelante puedan avanzar hacia estudios clínicos.
Explicaron que los péptidos se producen por las glándulas de la piel de las ranas y pueden recolectarse mediante un estímulo eléctrico o al presionar su piel. Además, contaron que el procedimiento es posible repetirlo cada 15 días, sin necesidad de sacrificar al animal.
Las muestras pasan por varias etapas de purificación y mediante cromatografías se obtienen fracciones en las que hay péptidos que después se utilizan en ensayos biológicos. «Si se detectan datos interesantes se secuencia esa fracción para tener los péptidos», indicaron.
Rosenstein recordó que en todas las culturas se han utilizado productos naturales, plantas y animales, como fuentes de medicamentos, o bien para alterar la conducta.
En su artículo «Las ranas: de la medicina tradicional a nuevos fármacos» en la revista Biotecnología en Movimiento, las investigadoras de la UNAM expusieron que en los mamíferos los péptidos están en cantidades mínimas; en contraste, en la piel de los anfibios se producen grandes proporciones, de modo que es posible aislar suficiente material para obtener la secuencia de aminoácidos y ensayar sus efectos farmacológicos a partir de un solo espécimen.
Añadieron que a lo largo de la historia en la medicina tradicional se han utilizado productos obtenidos de ellas, por ejemplo, por su reconocida capacidad para facilitar la cicatrización de heridas.
La referencia más antigua se remonta a los asirios (2000-1000 años a.C.) con el descubrimiento de tablillas de escritura cuneiforme en las que se relata el uso de extractos de bilis de dichos animales mezclados con leche para curar las infecciones de los ojos.
En nuestro país también está documentada su utilización en la medicina tradicional desde la época prehispánica. Algunas comunidades indígenas del Estado de México usan todavía secreciones de la rana Tláloc (Lithobates tlaloci), endémica de la Cuenca de México, como remedio para la diabetes o la tos.
Actualmente se han aislado más de 400 péptidos con actividades como neuromediadores, vasodilatadores, hormonas, factores de crecimiento, opioides, inmunomoduladores y péptidos antimicrobianos.
04 mayo 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
may
3
Moléculas prebióticas, fundamentales para los primeros procesos metabólicos de la vida, podrían haber surgido en el espacio profundo mucho antes de la existencia de la Tierra.
Es la conclusión de un estudio sobre el origen de las reacciones químicas en las células que transforman los alimentos en energía, a cargo del Departamento de Química de la Universidad de Hawái en Manoa.
Científicos del Laboratorio de Investigación en Astroquímica W. M. Keck han recreado las condiciones extremas que se dan en las densas nubes interestelares y han descubierto una forma en que el conjunto completo de ácidos carboxílicos complejos (componentes esenciales del metabolismo moderno) se forma sin vida en escalas de tiempo equivalentes a unos pocos millones de años.
El estudio, publicado en PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences) se centró en moléculas como las del ciclo de Krebs, una vía metabólica fundamental utilizada por casi todos los organismos vivos. Estas moléculas, que ayudan a descomponer los nutrientes para liberar energía, podrían tener orígenes cósmicos, formándose en los gélidos entornos de baja temperatura del espacio interestelar.
En su laboratorio, los investigadores simularon estas condiciones congelando gases simples casi al cero absoluto y exponiéndolos a la omnipresente radiación galáctica de rayos cósmicos, para luego calentarlos lentamente para imitar el calentamiento que ocurre durante la formación de nuevas estrellas.
LA QUÍMICA INICIAL
En estas condiciones, se formó un conjunto completo de ácidos orgánicos, incluyendo ácidos monocarboxílicos, dicarboxílicos y tricarboxílicos, del ciclo de Krebs. Estos son los mismos compuestos que se encuentran en asteroides y meteoritos ricos en carbono, como Ryugu y Murchison, y que se han vinculado a la química inicial de la vida en la Tierra.
Los hallazgos respaldan la idea de que la Tierra primitiva pudo haber heredado del espacio un conjunto de elementos básicos para la vida. A medida que los planetas se forman a partir del polvo y el gas que rodean a las estrellas recién nacidas, estas moléculas prebióticas podrían ser transportadas por cometas o asteroides, impulsando los procesos químicos que eventualmente conducen a la vida.
«Este trabajo demuestra que los ingredientes básicos de la química de la vida podrían haberse generado en el espacio, mucho antes de que se formara la Tierra», afirmó en un comunicado Ralf I. Kaiser, profesor del Departamento de Química de la UH Manoa. «Al simular estos entornos del espacio profundo aquí mismo en Hawái, los científicos de la UH están ayudando a descubrir cómo pudo surgir la vida no solo en la Tierra, sino en cualquier parte del universo». Mason McAnally, estudiante de posgrado del Departamento de Química y autor principal del estudio, añadió: «La singular investigación que se lleva a cabo en las islas sitúa a Hawái a la vanguardia de la astrobiología y la química espacial».
22 abril 2025 | Fuente: Europa Press | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
abr
15
El grupo de investigación en Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (Diamet) del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) de Tarragona, junto a la empresa derivada Succipro, han demostrado el papel del succinato en el desarrollo de las enfermedades inflamatorias intestinales.
Es una revisión bibliográfica, publicada en la revista Current Opinion in Microbiology, que destaca el potencial de esta molécula producida por la microbiota intestinal como diana terapéutica en estas enfermedades, informa el IISPV en un comunicado este jueves.
El estudio señala cómo la acumulación de succinato en el intestino está relacionada con una alteración de la flora intestinal, inflamación y alteraciones del metabolismo. Además, ofrece una nueva perspectiva sobre cómo esta molécula contribuye al desarrollo de enfermedades inflamatorias, como podrían ser la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, entre otras.
Con esta publicación, el grupo Diamet, liderado por los doctores Sonia Fernández-Veledo y Joan Vendrell; y Succipro, empresa derivada nacida de la colaboración entre el IISPV y la Universitat Rovira i Virgili (URV), consolidan su posición como referentes en el estudio de los metabolitos microbianos.
10 abril 2025 | Fuente: Europa Press | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia