covid-19-516x288Las manifestaciones urológicas y complicaciones de la hiperplasia prostática benigna podrían agravarse en asociación con infecciones de Covid-19 (incluídas las asintomáticas), con la provocación de una mayor incidencia de retención urinaria, hematuria y necesidad de tratamiento combinado.

El artículo SARS-CoV-2 infection correlates… publicado por la revista Journal of Internal Medicine, explora la correlación entre la infección por coronavirus y la evolución de los síntomas de la vía urinaria inferior asociados con la hiperplasia prostática benigna. Aborda la brecha de investigación actual con datos del mundo real a gran escala.

Alcances de la Covid-19

El virus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) puede afectar numerosos sistemas extrarrespiratorios.

La fisiopatología subyacente implica el ingreso del virus a las células mediante la participación de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) como receptor de entrada cuando también se expresa la proteasa de superficie TMPRSS2.

Diversos trabajos informaron que, entre muchos sistemas orgánicos, las células epiteliales de la próstata expresan ACE2 y TMPRSS2, por lo que la vía urinaria inferior de los hombres sería uno de los objetivos del SARS-CoV-2. Otras vías fisiopatológicas de la afección prostática serían la expresión de TMPRSS2 dependiente de los andrógenos, la cascada de la inflamación y la alteración de la regulación metabólica asociada con el coronavirus.

Detalles del estudio

Los autores realizaron un estudio retrospectivo de cohortes para comparar las incidencias de síntomas urológicos y de complicaciones en pacientes con resultados positivos para SARS-CoV-2 en la reacción en cadena de polimerasa (PCR) y en un grupo de control de pacientes comparables no infectados.

Sobre una población total de 176 006 pacientes que recibían monoterapia con bloqueadores de adrenorreceptores alfa 1 para el tratamiento de síntomas del tracto urinario inferior, se analizaron 17 986 (8 993 con PCR positiva para SARS-CoV2 y la misma cantidad con resultados negativos que integraron el grupo de control).

La investigación determinó las tasas de incidencia de retención urinaria, hematuria, infección del tracto urinario y bacteriuria, así como de la necesidad de agregar un inhibidor de 5-alfa reductasa para el tratamiento combinado de los síntomas del tracto urinario inferior. Incluyó también análisis de subgrupos por edad y gravedad de la infección por coronavirus.

Diferencias entre los grupos

Entre ambos grupos las diferencias fueron considerables en la incidencia de las principales variables analizadas, con tasas de retención urinaria, hematuria, infección del tracto urinario y bacteriurias significativamente más altas en los pacientes infectados por SARS-CoV-2. La incidencia también fue mayor al agregar el tratamiento combinado con inhibidores de 5-alfa reductasa.

Los análisis de subgrupos estratificados por edades revelaron que la mayor incidencia de complicaciones de la hiperplasia prostática benigna podía observarse en todos los grupos etarios, excepto en los pacientes más jóvenes.

La retención urinaria y la bacteriuria demostraron diferencias estadísticamente notables en todos los pacientes mayores de 50 años infectados por coronavirus, mientras las infecciones urinarias y la necesidad de tratamiento combinado fueron más relevantes en los mayores de 60 años. Sin embargo, no hubo registros de diferencias entre los grupos cuando fueron analizados por categorías de gravedad de la infección.

Hallazgos de la investigación

Según los autores, este fue el estudio de cohortes más extenso que reveló una mayor incidencia de síntomas relacionados con la hiperplasia prostática benigna en hombres infectados por coronavirus.

Esta asociación se explicaría por la expresión de las enzimas que desencadenan el cuadro inflamatorio del SARS-CoV-2, así como por la alteración de la regulación metabólica desencadenada por el virus, con aumento del estrés oxidativo.

Los resultados mostraron una fuerte correlación positiva que sugiere la existencia de manifestaciones urológicas significativas de la infección viral que representarían una carga considerable de síntomas y complicaciones.

Un hallazgo notable fue la incidencia muy superior de complicaciones de la hiperplasia prostática benigna en los grupos de hombres adultos mayores.

La infección por COVID-19 afecta con mayor gravedad a los pacientes con edades avanzadas, señalan los autores. Tal vez debido a la historia natural de la afección prostática, con progresión longitudinal etaria a medida que aumentan el tamaño de la próstata y el agravamiento de los síntomas, los pacientes mayores fueron más susceptibles a las complicaciones urológicas de la infección por el virus.

Según los investigadores, incluso los pacientes con infecciones leves o asintomáticas pueden presentar compromiso urológico y experimentar las complicaciones de la hiperplasia prostática benigna. Aclaran además que la menor incidencia de infecciones urinarias y bacteriuria detectada en pacientes con infecciones leves por coronavirus podría relacionarse en quienes presentan los cuadros más graves con mayor compromiso inmunológico y aumento de los procedimientos de cateterismo urinario.

Al finalizar, el artículo remarca que los médicos deben conocer las manifestaciones urológicas de la infección por SARS-CoV-2 y la mayor incidencia de complicaciones de la vía urinaria inferior en los hombres, porque los síntomas pueden aparecer independientemente de la gravedad de la infección por COVID-19, con incidencias similares de retención urinaria y hematuria, incluso en las infecciones asintomáticas.

Referencia

Liu AQ, Chiu PKF, Yee SC-H, Ng C-F, Teoh JY-C. SARS-CoV-2 infection correlates with male benign prostatic hyperplasia deterioration. J Intern Med. 2023; 00: 1–9. DOI https://doi.org/10.1111/joim.13719

6 noviembre 2023 | Fuente: SIICSALUD| Tomado de Noticias biomédicas

disfuncion cognitivaLa  prolongada es un deterioro común post-Covid 19.

Los efectos a largo plazo de la COVID-19 sobre la función cognitiva se han convertido en un área de creciente preocupación. Este artículo proporciona una descripción general de las características, factores de riesgo, posibles mecanismos y estrategias de manejo de la disfunción cognitiva en la condición post-COVID-19 (PCC).

La disfunción cognitiva prolongada es uno de los deterioros más comunes en la condición post-COVID-19 (PCC), afecta entre el 17% y el 28% de los individuos más de 12 semanas después de la infección y persiste en algunos casos durante varios años.

Las disfunciones cognitivas pueden manifestarse como una amplia gama de síntomas que incluyen deterioro de la memoria, déficit de atención, disfunción ejecutiva y velocidad de procesamiento reducida.

Los factores de riesgo para desarrollar PCC, con o sin deterioro cognitivo, incluyen la edad avanzada, las condiciones médicas preexistentes y la gravedad de la enfermedad aguda. Los mecanismos subyacentes aún no están claros, pero los contribuyentes propuestos incluyen neuroinflamación, hipoxia, daño vascular y reactivación del virus latente, sin excluir la posibilidad de una invasión viral directa del sistema nervioso central, lo que ilustra una patología viral compleja.

Síntomas cognitivos

Las funciones de atención permiten la capacidad de procesar información de nuestro entorno y se consideran de naturaleza jerárquica. La atención focalizada y la atención sostenida se consideran funciones de atención fundamentales. Los niveles más altos de atención dependen de funciones ejecutivas y abarcan atención alterna, selectiva y dividida. A pesar de su nombre, la memoria de trabajo también se considera una función de la atención y desempeña un papel importante en la codificación de la memoria y la recuperación de información almacenada en la memoria a largo plazo.

Dado que las funciones de atención sirven como procesos y subsistemas cognitivos fundamentales para otras funciones cognitivas, son cruciales para gestionar nuestra vida cotidiana. Las funciones de atención deterioradas, incluso en los casos de deficiencias leves, afectan directamente el rendimiento tanto en las tareas cotidianas como en la vida laboral.

Las funciones de atención se asocian frecuentemente con la velocidad de procesamiento. Desde una perspectiva neuroanatómica, el tálamo desempeña un papel crucial como centro de redes que respaldan procesos relacionados con la atención, el procesamiento de información, la memoria y las funciones ejecutivas. Sin embargo, en los estudios realizados hasta el momento sobre la COVID-19 no se ha determinado cuál de las funciones de atención se ve más afectada en el PCC, ni en qué medida otras disfunciones cognitivas son independientes o están vinculadas a funciones de atención disminuidas.

Las deficiencias en la atención, la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas a menudo tienen efectos secundarios en las pruebas que evalúan la codificación y recuperación de la memoria. En consecuencia, la memoria episódica puede verse afectada indirectamente por el tipo de daño neurológico causado por enfermedades virales, principalmente a través de reducciones en la atención y la velocidad de procesamiento necesarias para la codificación. En el contexto del PCC, aún no está completamente establecido si los resultados observados en las pruebas de memoria se deben a dificultades primarias en el almacenamiento de la memoria o si son efectos secundarios resultantes de un deterioro de la atención y/o de la memoria de trabajo.

Fatiga

La fatiga es un síntoma destacado tanto en el COVID-19 agudo como en el PCC. Las tasas de prevalencia de fatiga post-COVID oscilan entre el 32 % y el 46 % en diferentes estudios y en el metanálisis de seguimientos de 1 año entre el 18 % y el 39 %. Sin embargo, la fatiga es un síntoma multifactorial y vagamente definido presente en diversas afecciones, incluidos trastornos neurológicos, dolor crónico y depresión. También se ha informado de fatiga posinfecciosa después de otras epidemias virales.

En la mayoría de los estudios, la fatiga se informa subjetivamente mediante escalas de autoevaluación diseñadas para capturar un nivel bajo de energía que no es proporcional al nivel de actividad del individuo y que no se alivia con el descanso o el sueño normales. Actualmente, no existe una escala de fatiga validada específicamente para la fatiga post-COVID.

Como COVID-19 es una afección nueva, no es evidente si la fatiga experimentada en el PCC es equivalente y comparte los mismos mecanismos subyacentes que la fatiga en las afecciones neurológicas. En condiciones neurológicas, la disminución de la atención, la disminución de la velocidad de procesamiento y la fatigabilidad se han relacionado con la experiencia de fatiga, pero también han mostrado correlaciones significativas con la depresión y los trastornos del sueño.

Abordaje

Como la variación individual de los deterioros cognitivos es grande, se requiere un examen neuropsicológico y un enfoque multidimensional centrado en la persona. Según la Organización Mundial de la Salud, la evidencia limitada sobre los deterioros cognitivos relacionados con la COVID-19 requiere la implementación de intervenciones de rehabilitación a partir de prácticas establecidas para condiciones similares.

Se recomienda psicoeducación y entrenamiento en habilidades compensatorias. Podrían ser útiles los productos de asistencia y las modificaciones ambientales adaptadas a las necesidades individuales.

En disfunciones específicas de la atención y la memoria de trabajo, el entrenamiento cognitivo (cuidadosamente controlado en cuanto a su intensidad) podría ser eficaz para las personas que no sufren malestar post-esfuerzo.

Es crucial realizar más investigaciones para intervenciones basadas en evidencia específicas para los deterioros cognitivos relacionados con la COVID-19.

Conclusiones

La disfunción cognitiva prolongada es un deterioro común que afecta a las personas con PCC. Los factores de riesgo del PCC en general incluyen el sexo femenino, la edad, las condiciones médicas preexistentes y la gravedad de la enfermedad aguda.

Los mecanismos propuestos que contribuyen al PCC y los deterioros cognitivos incluyen neuroinflamación, hipoxia, daño vascular, reactivación viral latente e invasión viral directa del sistema nervioso central.

El manejo de la disfunción cognitiva en el PCC requiere un enfoque multidimensional que incluya un examen neuropsicológico y rehabilitación individualizada. Aunque la evidencia específica sobre los deterioros cognitivos relacionados con la COVID-19 es limitada, se pueden implementar intervenciones basadas en prácticas establecidas para otras afecciones neurológicas. La OMS recomienda educación, entrenamiento de habilidades, ejercicios cognitivos, productos de asistencia y modificaciones ambientales.

Se recomienda un entrenamiento funcional con un cuidadoso control de la intensidad para las personas que no padecen PEM. Es esencial realizar más investigaciones para intervenciones basadas en evidencia específicas para los deterioros cognitivos relacionados con la COVID-19.

Referencia

Möller M, Borg K, Janson C, Lerm M, Normark J, Niward K, et al.  Cognitive dysfunction in post-COVID-19 condition: Mechanisms, management, and rehabilitation. J Intern Med [Internet]. 2023[citado 31 oct 2023]; ;294(5):563-581. doi: 10.1111/joim.13720.

1 noviembre 2023| Fuente: IntraMed |Tomado de Noticias biomédicas

noviembre 1, 2023 | gleidishurtado | Filed under: aspectos cognitivos, COVID-19, Disfunción Cognitiva, Neurología | Etiquetas: , , |

epidemiologo chinoWu Zunyou, un epidemiólogo que ayudó a impulsar las medidas contra el COVID-19 en China que aislaron ciudades y confinaron a millones de personas en sus hogares, falleció el viernes. Tenía 60 años.

Wu, que había padecido problemas de salud, desapareció de la vista del público durante meses el año pasado mientras sufría cáncer.

En su anuncio, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de China (CDC, por sus siglas en inglés) no ofreció la causa de la muerte de Wu, pero apuntó que “las medidas de auxilio” no funcionaron.

Wu, que obtuvo su maestría y doctorado en la Universidad de California Los Ángeles, había dedicado buena parte de su carrera inicial a la prevención del VIH/sida en China.

Wu era el epidemiólogo jefe de los CDC chinos y uno de los responsables del protocolo de cero contagios de COVID-19 del país que supuso la suspensión de los viajes al extranjero, impuso confinamientos draconianos y provocó inusuales protestas a finales de 2022.

Tuvo un papel protagónico en el desarrollo de las medidas contra la epidemia de VIH entre los consumidores de drogas intravenosas, según su biografía en el sitio web de UCLA. En 2005 se le otorgó el Premio Internacional Rolleston en reconocimiento de ese trabajo. En 2008 se le otorgó la Medalla de Oro de UNAIDS por su trayectoria.

Pero a medida que China combatía el coronavirus, Wu recibió críticas por dar apoyo público a las medidas de control incluso cuando las debilidades de la estrategia se volvieron más evidentes.

“La dinámica de cero-COVID es apropiada para la realidad de China y es la mejor opción para la situación actual de COVID de nuestro país”, dijo en abril en 2022, durante el cierre de Shanghai.

La estrategia le permitió a China ganar tiempo en los primeros tiempos de la pandemia, pero para 2022, a medida que el virus se volvió cada vez más contagioso, mostró señales de debilidad.

Horas antes de la muerte de Wu, se anunció el fallecimiento del expremier Li Kegiang, el número dos en el gobierno del país durante la pandemia.

30 octubre 2023 | Fuente: Times | Tomado de Anuncio Internacional

octubre 30, 2023 | gleidishurtado | Filed under: COVID-19, Epidemiología | Etiquetas: , , , |

covid-19-516x288Para alivio de todos, y tras el fin de la emergencia sanitaria, ya se habla cada vez menos de la pandemia de covid-19. Sin embargo, queda un tema polémico: el de la covid persistente (o long covid en inglés).

Unos dicen que se trata de una invención y que sólo está en la cabeza de los pacientes. Otros que es una catástrofe en ciernes que volverá a colapsar el sistema sanitario. Para orientarnos en este asunto, en los últimos meses se ha generado información nueva que nos puede evitar caer en uno de esos dos extremos.

En primer lugar, ya tenemos números aproximados sobre la incidencia a nivel poblacional. Se estima que al menos un 10 % de los casos de covid resultan en covid persistente. Si hay contabilizados 650 millones de casos totales en el mundo, esto supone 65 millones de personas. Según la gravedad de la enfermedad el porcentaje varía: es menor (10-30 %) si el curso de la enfermedad fue leve, mientras que en los hospitalizados aumenta hasta un 50-70 %.

De acuerdo con una reciente revisión con datos de diversos estudios y encuestas, alrededor del 80 % son mujeres, el 50 % de los casos tienen edades comprendidas entre los 36 y 50 años (una media de 43 años) y el 30 % no tiene comorbilidades asociadas previas.

Nuestra misión es compartir el conocimiento y enriquecer el debate.

Además de estas estadísticas que nos ayudan a poner el problema en contexto, se ha avanzado mucho en la definición correcta de la covid persistente y sus similitudes con otros síndromes postvirales, lo que facilita el diagnóstico. Y, por último, ya se disciernen posibles métodos de prevención y tratamiento.

¿Qué es la covid persistente y por qué surge?

A pesar de llevar observándose desde el comienzo de la pandemia, el término “covid persistente” todavía genera confusión e incertidumbre. La razón es que no nos hallamos ante una afección limitada a un órgano concreto. En realidad, lo podríamos definir como un síndrome que aparece en ciertas personas tras haber enfermado de covid-19.

Y ¿cuándo se puede decir que alguien sufre de covid persistente? Según la OMS, cuando los síntomas persisten al menos durante 2 meses sin ninguna otra explicación, independientemente de la gravedad con la que hayamos pasado la enfermedad.

El meollo de la cuestión es que esos síntomas no están claramente identificados. Existen hasta 200 diferentes, que pueden requerir la intervención de diversos especialistas médicos.

Esquema de los síntomas de la covid persistente con sus patologías asociadas y los especialistas que las pueden tratar. Adaptado por Matilde Cañelles.

Con semejante lista de síntomas, no es de extrañar que hasta los mismos profesionales tengan dificultades diagnosticando los casos. Para complicar aún más las cosas, el comienzo y duración de los síntomas es variado. Por ejemplo, los síntomas neurológicos suelen aparecer con un retraso de semanas o incluso meses tras pasar la enfermedad. Este tipo de síntomas tiende a empeorar con el tiempo y durar más.

Por otro lado, los síntomas gastrointestinales y respiratorios aparecen antes y es más fácil que acaben desapareciendo. Hay otros síntomas, como dolor de articulaciones y espalda, pérdida de cabello, visión borrosa o hinchazón de las extremidades inferiores, que son más comunes tras un año que a los dos meses.

Por desgracia, muy pocas personas diagnosticadas con covid persistente se recuperan del todo. Es más, según un estudio de 2022, un 85 % de los pacientes que tenían síntomas a los dos meses de pasar la enfermedad, aún los conservaban después de un año.

¿Reservorios de virus, autoinmunidad o un sistema inmune alterado?

Aunque las causas de este síndrome no se conocen a ciencia cierta, se manejan varias hipótesis:

reservorios del virus que “persisten” en los tejidos; disregulación inmunológica;

reactivación de otros virus (Epstein Barr o Herpervirus 6, entre otros);

impacto del SARS-CoV-2 sobre la microbiota;

autoinmunidad;

trombos en los capilares con daño al endotelio;

señalización alterada en el tronco encefálico o el nervio vago.

En resumen, cuando hablamos de covid persistente no hablamos sólo de “cansancio”, sino de una confluencia de patologías que se pueden alargar temporalmente y devenir en enfermedades crónicas –como diabetes, enfermedad coronaria o demencia– de no tratarse a tiempo. Por eso es importante un diagnóstico certero.

Avances en diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico se basa principalmente en la duración y persistencia de los síntomas relacionados con la covid-19 (fatiga, dificultad para respirar, dolor en el pecho y confusión mental, entre otros). La valoración suele ser clínica y se basa en la historia médica del paciente y en una evaluación física. Hasta la actualidad, no hay una prueba específica para diagnosticar la covid persistente, aunque un estudio reciente muestra que hay ciertos marcadores específicos en la sangre que se podrían utilizar para su diagnóstico.

Según la Guía Clínica para la atención al paciente con covid persistente (2022), se pueden realizar pruebas adicionales para descartar otras afecciones médicas que podrían estar contribuyendo a estos síntomas. Estas pruebas pueden incluir análisis de sangre específicos en función de los síntomas, estudios de imagen como la resonancia magnética, y pruebas de función pulmonar (espirometría).

En una revisión más actualizada (marzo del 2023), los autores explican que las herramientas de diagnóstico están en su mayoría en desarrollo. Una línea importante son las investigaciones sobre la identificación de biomarcadores que sugieren que los niveles de vesículas extracelulares (orgánulos que se liberan naturalmente de las células), y/o marcadores inmunológicos que indicarían una alta citotoxicidad, podrían ser indicativos de covid persistente.

En cuanto al tratamiento, actualmente no existe uno específico para la covid persistente. Hay diferentes terapias, que son efectivas en función de los síntomas a tratar. Muchos de los métodos curativos utilizados para las personas afectadas con encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica o EM/CFS son efectivos para personas con covid persistente. Algunos suplementos han mostrado buenos resultados en el tratamiento tanto de covid persistente como de EM/SFC, incluyendo coenzima Q10 y d-ribosa, y pueden merecer un estudio adicional.

Resumen de tratamientos en función de los síntomas. Tabla modificada por Nuria E. Campillo del articulo de Davis et al. Nat. Rev. Microbiology 2023, 21, 133-146.

Hacer deporte con covid persistente puede ser contraproducente

Algunos expertos opinan que el ejercicio es perjudicial para los pacientes con covid persistente que tienen EM/SFC o malestar posesfuerzo y que no debe utilizarse como tratamiento. Se basan en un estudio en personas con covid persistente mostrando que la actividad física empeoró la condición del 75 % de los pacientes y menos del 1 % experimentó mejoría. Sin embargo, se necesitan más estudios en esta dirección, ya que en el caso de EM/SFC la terapia de ejercicio aeróbico gradual produce un efecto beneficioso.

En resumen, las opciones de tratamiento actuales se basan en estudios piloto a pequeña escala en covid persistente, o en lo que ha sido efectivo para otras enfermedades.

Todo esto nos muestra que el SARS-CoV-2 pasa por nuestro organismo dejando su huella, a veces mucho más duradera de lo que quisiéramos (no olvidemos que la ME/SFC suele ser un diagnóstico de por vida). Por suerte, gracias a muchos investigadores que han decidido no correr un tupido velo sobre la pandemia, sabemos mucho más sobre las secuelas del virus y cómo hacerlas desaparecer. Pero aún llevará un tiempo el tener una visión completa, tanto a nivel clínico como poblacional.

Referencia

Davis HE, McCorkell L, Moore Vogel JM,Topol EJ.  Long COVID: major findings, mechanisms and recommendations. Nat Rev Microbiol[Internet].2023[citado 11 oct 2023]; 21: 133–146. https://doi.org/10.1038/s41579-022-00846-2

11 octubre 2023|Fuente:  theconversation| Tomado de Noticias médicas

SARCoV2Perfiles de síntomas a largo plazo después de COVID-19 frente a otras infecciones respiratorias agudas.

Un nuevo estudio de la Universidad Queen Mary de Londres, publicado en EClinicalMedicine de The Lancet, ha descubierto que las personas pueden experimentar síntomas a largo plazo, o «resfriados prolongados», después de infecciones respiratorias agudas que dan negativo en la prueba de COVID-19.

Perfiles de síntomas a largo plazo después de COVID-19 frente a otras infecciones respiratorias agudas: un análisis de datos del estudio COVIDENCE UK

Antecedentes

La COVID prolongada es una entidad bien reconocida, aunque heterogénea. Las infecciones respiratorias agudas (IRA) debidas a otros patógenos pueden causar síntomas a largo plazo, pero pocos estudios comparan las secuelas posagudas entre el SARS-CoV-2 y otras IRA. Nuestro objetivo era comparar los perfiles de síntomas entre personas con infección previa por SARS-CoV-2, personas con infecciones respiratorias agudas (IRA)previas no relacionadas con el COVID-19 y controles contemporáneos, e identificar grupos de síntomas a largo plazo.

Métodos

COVIDENCE UK es un estudio poblacional prospectivo del Reino Unido sobre las infecciones respiratorias agudas en adultos. Analizamos datos de 16 posibles síntomas prolongados de COVID y calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), informados entre el 21 de enero y el 15 de febrero de 2021, por participantes no vacunados contra el SARS-CoV-2. Clasificamos a los participantes como con infección previa por SARS-CoV-2 o IRA previa no relacionada con COVID-19 (≥4 semanas antes) o sin IRA reportada.

Comparamos los síntomas según el estado de infección mediante regresión logística y fraccionada, e identificamos grupos de síntomas mediante análisis de clase latente (LCA).

Este estudio está registrado en ClinicalTrials.gov, NCT04330599.

Resultados

Incluimos a 10 171 participantes (1 311 [12,9 %] con infección por SARS-CoV-2, 472 [4,6 %] con IRA no relacionadas con COVID-19). Ambos tipos de infección se asociaron con una mayor prevalencia/gravedad de la mayoría de los síntomas y una disminución de la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) en comparación con ninguna infección.

Los participantes con infección por SARS-CoV-2 tuvieron mayores probabilidades de sufrir problemas con el gusto y el olfato (odds ratio 19,74, IC del 95 %: 10,53–37,00) y aturdimiento o mareos (1,74, 1,18–2,56) en comparación con los participantes con IRA no relacionadas con COVID-19.

Los modelos de análisis de clase latente (LCA) separados identificaron tres grupos de gravedad de los síntomas para cada tipo de infección. En los grupos más graves (que representan el 22 % de los participantes tanto para las IRA por SARS-CoV-2 como para las no relacionadas con COVID-19), la infección por SARS-CoV-2 presentó una mayor probabilidad de problemas con el gusto y el olfato (probabilidad 0,41 frente a 0,04), caída del cabello (0,25 vs.0,16), sudoración inusual (0,38 frente a 0,25), aceleración inusual del corazón (0,43 frente a 0,33) y problemas de memoria (0,70 frente a 0,55) que las IRA no relacionadas con la COVID-19.

Interpretación

Tanto las infecciones respiratorias agudas (IRA) por SARS-CoV-2 como las no relacionadas con COVID-19 se asocian con una amplia gama de síntomas más de 4 semanas después de la infección aguda. La investigación sobre las secuelas posagudas de las IRA debería extenderse desde el SARS-CoV-2 para incluir otros patógenos.

Comentarios

Algunos de los síntomas más comunes del «resfriado prolongado» incluyeron tos, dolor de estómago y diarrea más de 4 semanas después de la infección inicial. Si bien la gravedad de una enfermedad parece ser un factor clave del riesgo de síntomas a largo plazo, se están realizando más investigaciones para establecer por qué algunas personas sufren síntomas prolongados mientras que otras no.

Los hallazgos sugieren que puede haber impactos duraderos en la salud después de infecciones respiratorias agudas no relacionadas con la COVID, como resfriados, influenza o neumonía, que actualmente no se reconocen. Sin embargo, los investigadores aún no tienen evidencia que sugiera que los síntomas tengan la misma gravedad o duración que el Covid prolongado.

La investigación, financiada por Barts Charity, comparó la prevalencia y la gravedad de los síntomas a largo plazo después de un episodio de COVID-19 con un episodio de otra infección respiratoria aguda que dio negativo en la prueba de COVID-19. Aquellos que se recuperaban de COVID-19 tenían más probabilidades de experimentar aturdimiento o mareos y problemas con el gusto y el olfato en comparación con aquellos que tenían una infección respiratoria no relacionada con COVID-19.

Si bien el Covid prolongado es ahora una afección reconocida, se han realizado pocos estudios que comparen los síntomas a largo plazo después de la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 con otras infecciones respiratorias.

El estudio es el último resultado de COVIDENCE UK, el estudio nacional sobre COVID-19 de la Universidad Queen Mary de Londres, lanzado en 2020 y aún en seguimiento, con más de 19 000 participantes inscritos. Este estudio analizó datos de 10 171 adultos del Reino Unido, con respuestas recopiladas mediante cuestionarios y análisis estadísticos realizados para identificar grupos de síntomas.

Giulia Vivaldi, investigadora sobre COVIDENCE UK de la Universidad Queen Mary de Londres y autora principal del estudio, dijo: “Nuestros hallazgos arrojan luz no solo sobre el impacto del Covid prolongado en la vida de las personas, sino también sobre otras infecciones respiratorias. La falta de conciencia, o incluso la falta de un término común, impide tanto la notificación como el diagnóstico de estas afecciones.

“A medida que continúa la investigación sobre el Covid prolongado, debemos aprovechar la oportunidad para investigar y considerar los efectos duraderos de otras infecciones respiratorias agudas.

“Estas infecciones ‘largas’ son muy difíciles de diagnosticar y tratar principalmente debido a la falta de pruebas de diagnóstico y a la gran cantidad de síntomas posibles. Sólo durante mucho tiempo se han investigado más de 200 casos de Covid”.

El profesor Adrian Martineau, investigador jefe de COVIDENCE UK y profesor clínico de inmunidad e infecciones respiratorias en la Universidad Queen Mary de Londres, dijo: » Nuestros hallazgos pueden coincidir con la experiencia de personas que han luchado con síntomas prolongados después de haber tenido una infección respiratoria a pesar de que las pruebas dieron negativo para COVID-19 en un hisopo de nariz o garganta”.

“La investigación en curso sobre los efectos a largo plazo de la COVID-19 y otras infecciones respiratorias agudas es importante porque puede ayudarnos a llegar a la raíz de por qué algunas personas experimentan síntomas más prolongados que otras. En última instancia, esto podría ayudarnos a identificar la forma más adecuada de tratamiento y atención para las personas afectadas”.

Victoria King, directora de Financiamiento e Impacto de Barts Charity, dijo: “Barts Charity apoyó rápidamente a COVIDENCE UK en respuesta al brote de COVID-19 para ayudar a informar sobre sus factores de riesgo e impactos. Estos hallazgos resaltan no solo los síntomas a largo plazo que experimentan las personas después de la infección por Covid, sino también las personas después de otras infecciones respiratorias agudas. A medida que aprendemos más sobre los síntomas prolongados de Covid y sus posibles tratamientos, estudios como este ayudan a crear una mayor conciencia sobre otras infecciones respiratorias prolongadas que pueden pasar desapercibidas”.

Referencia

Vivaldi G, Pfeffer PE, Talaei M, Jayson Basera T, Shaheen SO, Martineau AR. Long-term symptom profiles after COVID-19 vs other acute respiratory infections: an analysis of data from the COVIDENCE UK study. eClinicalMedicine[Internet]. 2023[citado 11 oct 2023]; 102251.  https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2023.102251

11 octubre 2023|Fuente:  IntraMed| Tomado de Noticias médicas

PREMIO NOBELjpegEl Nobel de Medicina ha distinguido este lunes a la húngara Katalin Karikó y al estadounidense Drew Weissman por sentar las bases para el desarrollo de las vacunas con ARN mensajero (ARNm) contra el Covid-19 y otras enfermedades infecciosas.

Sus investigaciones no solo alteraron la comprensión de “cómo el ARN mensajero interactúa con nuestro sistema inmune”, sino que fueron “cruciales” para obtener vacunas efectivas a un ritmo “sin precedentes” durante “una de las grandes amenazas a la salud humana en tiempos modernos”, destacó la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo.

Los descubrimientos sobre las modificaciones de las bases de nucleósidos logrados por ambos investigadores podrían ser usados además en el futuro para tratar ciertos tipos de cáncer y producir proteínas terapéuticas.

La presidenta del comité nobel de Medicina, Gunilla Carlsson indicó, en la rueda de prensa posterior al anuncio del premio, que el éxito de las vacunas contra Covid-19 han tenido una enorme repercusión en el interés de las tecnologías basadas en ARNm.

Entre las aplicaciones enumeró nuevas vacunas contra otros virus, como el de la gripe, esta tecnología es una plataforma “rápida y flexible” para realizarlas.

Además, se investiga en vacunas terapéuticas para el cáncer, ya sea de manera personalizada o más general, y existen ensayos clínicos para administrar proteínas terapéuticas. “Hay mucho trabajo que veremos en el futuro”, dijo Carlsson.

El fallo resalta que durante mucho tiempo ha habido vacunas basadas en virus muertos o debilitados, pero que no fue hasta décadas recientes, gracias a los progresos en biología molecular, que se empezaron a probar otras a partir de componentes virales individuales.

Usando el código genético viral se han obtenido así vacunas contra la hepatitis B o el ébola.

El hecho de que la producción de vacunas basadas en virus, proteínas o vectores requiera cultivo celular a gran escala, lo que limita la producción en caso de brotes o pandemias, ha impulsado durante tiempo a los científicos a buscar tecnologías de vacunas independientes de este.

En la década de 1980 se introdujeron métodos eficientes para producir ARNm sin cultivo celular, denominados transcripción in vitro, pero su inestabilidad, las dificultades para producirlo y que causase reacciones inflamatorias limitó sus aplicaciones clínicas.

Mientras trabajaban en la Universidad de Pensilvania (EUA), Karikó y Weissman, que compartían su interés por el uso terapéutico del ARNm, empezaron a colaborar en las diferentes formas de interacción de este con el sistema inmune.

Descubrieron que las células dendríticas -importantes en la vigilancia inmunitaria y la activación de respuestas inmunológicas inducidas por vacunas- reconocían ARNm transcrito in vitro como una sustancia extraña que las activaba y liberaba moléculas de señalización inflamatorias.

En una investigación publicada en 2005 revelaron que la respuesta inflamatoria era prácticamente eliminada cuando se incluían modificaciones de base en el ARNm y, en otros estudios posteriores, que la producción de proteínas aumentaba de forma notable, lo que eliminaba “obstáculos críticos” en sus aplicaciones terapéuticas.

Varias compañías comenzaron a trabajar a partir de 2010 usando ese método para producir primero vacunas contra el virus Zika y el MERS-CoV, y años más tarde, con la pandemia de Covid-19 contra el SARS-CoV-2, lo que permitió tener vacunas efectivas contra este a finales de 2020.

“Las vacunas han salvado millones de vidas y prevenido enfermedades severas en muchas más, permitiendo a las sociedades abrir y regresar a condiciones normales”, explica el Karolinska.

Nacida en Szolnok (Hungría) en 1955, Karikó se formó en su país antes de ampliar estudios a finales de la década de 1980 en Estados Unidos, donde ejerció la docencia en la Universidad de Pensilvania hasta 2013, para pasar luego a ocupar puestos dirigentes en la farmacéutica BioNTech, una de las productoras de vacunas contra el Covid-19.

El secretario del Comité del Nobel de Medicina Thomas Perlmann, encargado de comunicar el galardón por teléfono a los elegidos, dijo que ambos estaban abrumados y agradecidos

Pelmann destacó la figura de Karikó, “una científica extraordinaria e inusual” a la que apasionó la idea del ARNm y su uso terapéutico, y que “resistió cualquier tentación de alejarse de ese camino y hacer algo quizás más fácil”.

Weissman (Lexington, EUA, 1959) se especializó en bioquímica y enzimología en la Universidad Brandeis y continuó su labor científica en la Universidad de Boston, los Institutos Nacionales de Salud y en la Universidad de Pensilvania, donde comenzó a trabajar con Karikó en el estudio del ARN y el sistema inmunitario innato.

Ambos han recibido premios como el Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica (2021), así como el Premio Rosenstiel (EUA) en 2020.

Los premiados suceden en el palmarés del Nobel de Medicina al sueco Svante Pääbo, galardonado el año pasado por sus descubrimientos sobre el genoma de homínidos extinguidos y la evolución humana.

Karikó, que también tiene nacionalidad estadounidense, es la primera húngara en ganar un Nobel y la décimo tercera mujer en recibir el de Medicina, de un total de 227 galardonados desde 1901.

Ambos compartirán 997 mil dólares con que están dotados este año todos los Nobel.

La ronda de ganadores continuará mañana con el premio de Física, al que seguirán, en los próximos días, los de Química, Literatura, de la Paz y Economía.

Referencia

Karikó K, Weissman D.  The Nobel Prize in Physiology or Medicine 2023. Press Release.

3 octubre 2023 | Fuente: el Comentario |Tomado de Ciencia y Salud

octubre 3, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Avances en la Ciencia, Ciencia, COVID-19 | Etiquetas: , , , , , , , , |

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