ene
29
En este momento, hay pocos medios para predecir si un embarazo terminará en un parto prematuro
Una nueva investigación sugiere que un análisis más detallado de los datos de ultrasonido podría dar pistas tempranas sobre los nacimientos prematuros
Los médicos podrían vigilar más de cerca la salud fetal en las mujeres cuyas exploraciones sugieren que tienen un mayor riesgo
Las ecografías que detectan cambios «microestructurales» en el cuello uterino de una mujer podrían apuntar a que ella tiene un riesgo más alto de parto prematuro, informan unos investigadores.
Las exploraciones se realizaron a partir de la semana 23 de embarazo y podrían ayudar a evaluar los riesgos de un parto «prematuro», incluso entre las madres primerizas.
Entre el 10% y el 15% de los nacimientos se producen antes de término.
Hoy en día, los médicos esperan señales y síntomas de un parto prematuro», como una ruptura de membrana, explicó la autora principal del estudio, Barbara McFarlin. Es profesora emérita de enfermería en la Universidad de Illinois Chicago (UIC).
Nuestra técnica sería útil para tomar decisiones basadas en el tejido y no solo en los síntomas», comentó en un comunicado de prensa de la UIC.
Como explicó el equipo de McFarlin, en este momento la única pista de que un embarazo podría terminar en un parto prematuro es el historial de parto previo de la mujer. Eso significa que los médicos no pueden predecir el parto prematuro en las mujeres que dan a luz por primera vez.
McFarlin y sus colegas han estado trabajando durante años en el ajuste fino de las tecnologías de ultrasonido, en busca de indicios de que una mujer podría no dar a luz a término.
La forma de exploración utilizada en el nuevo estudio se llama «ultrasonido cuantitativo».
En lugar de basarse únicamente en una imagen visual, los médicos también utilizan los datos de radiofrecuencia obtenidos de la ecografía para medir la densidad de varios tejidos.
A McFarlin se le ocurrió la idea por primera vez cuando era estudiante de posgrado en enfermería, mientras trabajaba como partera y ecografista. Se dio cuenta de que el cuello uterino aparecía de manera diferente en las exploraciones de las mujeres que luego dieron a luz prematuramente.
Nadie lo estaba mirando», dijo. Así, McFarlin y otros colegas estudiaron los embarazos de 429 mujeres que dieron a luz sin inducción.
Usando ultrasonido cuantitativo para detectar cambios microestructurales en el tejido cervical, el grupo de McFarlin encontró que los escáneres eran efectivos para predecir qué madres primerizas darían a luz prematuramente o no.
La estrategia fue aún más efectiva entre las madres que habían dado a luz antes.
Combinar los datos de la ecografía más cualquier antecedente previo de parto prematuro fue más efectivo para predecir un parto prematuro posterior que usar cualquiera de las dos mediciones solas, encontraron los investigadores.
¿Cómo podría la ecografía cambiar la práctica obstétrica?
Según los investigadores, si los médicos supieran a las 23 semanas de gestación que hay una mayor probabilidad de parto prematuro, concertarían citas más frecuentes para monitorizar la salud del feto.
El nuevo estudio también podría ser un punto de partida para «comenzar a estudiar los procesos mediante los cuales se podría prevenir o retrasar el parto prematuro», planteó el coautor del estudio, Bill O’Brien, profesor de ingeniería eléctrica e informática de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante años, O’Brien ha estado investigando cómo los datos cuantitativos de ultrasonido podrían promover la investigación.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 24 de enero de la revista American Journal of Obstetrics & Gynecology.
Referencia: McFarlin BL, Villegas-Downs M, Mohammadi M, Han A, Simpson DS, O’brien WD. Enhanced Identification of At-Risk Women for Preterm Birth via Quantitative Ultrasound: A Prospective Cohort Study. American Journal of Obstetrics & Gynecology[Internet]. 2023[citado 28 ene 2024]. DOI: https://doi.org/10.1016/j.ajogmf.2023.101250
25 enero 2024| Fuente: EurekAlert| Tomado de | Comunicado de prensa
ene
27
Las mujeres jóvenes afroamericanas e hispanas diagnosticadas con esclerosis múltiple (EM) son más propensas a que les vaya peor que a las mujeres jóvenes blancas, muestra un estudio reciente.
Específicamente, son más propensas a tener EM avanzada y a enfrentar mayores desafíos durante el embarazo, según los hallazgos, que se publicaron en la edición del 23 de enero de la revista Neurology.
«Encontramos que las mujeres negras e hispanas se enfrentaban a desventajas socioeconómicas que probablemente tendrían un efecto adverso en su salud», señaló el autor principal del estudio, el Dr. Riley Bove, del Departamento de Neurología de la Universidad de California, en San Francisco.
En el estudio, los investigadores siguieron a 294 mujeres en nueve centros de EM de todo el país cuyos embarazos resultaron en nacimientos vivos. Alrededor de la mitad de los pacientes eran blancos, poco más de una cuarta parte eran afroamericanos y el resto eran hispanos.
Casi el 95 por ciento de las mujeres tenían EM de inicio recurrente, el tipo más común, en el que los brotes se alternan con períodos de recuperación.
La esclerosis múltiple se produce cuando el sistema inmunitario ataca a la mielina, la vaina protectora que cubre las fibras nerviosas. Los síntomas de la esclerosis múltiple incluyen problemas intestinales y de vejiga, dolor y dificultades para ver y caminar.
Las mujeres afroamericanas e hispanas tendían a tener más síntomas de EM, con una clasificación promedio de 1.5 en la Escala Ampliada del Estado de Discapacidad (EDSS, por sus siglas en inglés), en comparación con una clasificación promedio de 1 para las mujeres blancas.
Cada punto de la escala representa un sistema funcional afectado por la EM, como la visión, el control de los intestinos y la vejiga, o el equilibrio y la coordinación.
Las mujeres de las minorías también tenían unos niveles más altos de inflamación, lo que indica que eran más susceptibles a la pérdida de mielina y al daño nervioso, señalaron los investigadores.
Las disparidades observadas durante el embarazo incluyeron:
- Las mujeres de las minorías eran ligeramente menos propensas a recibir una ecografía a las 14 semanas
- Las mujeres afroamericanas tenían más del doble de probabilidades de someterse a una cesárea de emergencia que las mujeres hispanas
- Las mujeres pertenecientes a minorías eran más propensas a dar a luz a bebés con un peso más bajo al nacer
Las mujeres afroamericanas, hispanas y blancas tuvieron tasas similares de lactancia materna, lo que protege contra la recaída de la EM. Pero las madres blancas amamantaron durante 6 meses en promedio, en comparación con 4.5 meses para las madres de minorías.
«Lo que estamos viendo es que las mujeres subrepresentadas con EM comienzan sus embarazos con una discapacidad más alta y menos recursos de atención de la salud», señaló Bove en un comunicado de prensa de la universidad. «Nuestros hallazgos resaltan la importancia de tener en cuenta la raza, el origen étnico y la discapacidad en las mujeres con EM».
Referencia: Radzik AM, Amezcua L, Anderson A, Gilmore S, Ahmad S, Brandstadter R, et al. Disparities by Race in Pregnancy Care and Clinical Outcomes in Women With Multiple Sclerosis. A Diverse Multicenter Cohort. Neurology[Internet].2024[citado 27 ene 2024];102(4). https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000208100
24 enero 2024| Fuente: HealtDay | Tomado de Noticias de Salud| Cáncer
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20
Un equipo científico ha desarrollado ‘miniplacentas’ en el laboratorio y las ha utilizado para esclarecer cómo se desarrolla la placenta e interactúa con el revestimiento interno del útero, lo que podría ayudar a comprender mejor la preeclampsia y, en el futuro, a tratarla. El estudio, publicado este miércoles en Cell Stem Cell, demuestra que es posible experimentar con una placenta humana en desarrollo, en lugar de limitarse a observar especímenes, para estudiar los principales trastornos del embarazo. Read more
ene
18
Un macroestudio, coordinado por BCNatal, avala una prueba que ya usan muchos obstetras para evitar complicaciones e ingresos en UCI.
Muchos obstetras están realizando la prueba Doppler para determinar el flujo de los vasos del cerebro del feto y de la placenta en la ecografía de rutina del tercer trimestre del embarazo normal, para detectar bebés con riesgo de presentar complicaciones posparto y de requerir ingreso en UCI neonatal, pero faltaba disponer de evidencia suficiente como para incorporarla formalmente a los protocolos clínicos de control de la gestación.
Un estudio multicéntrico e internacional llamado RATIO37, coordinado por BCNatal (del Clínic/Idibaps y del Hospital Materno Infantil de Sant Joan de Déu/IRSJD de Barcelona), y publicado en The Lancet , ya no deja lugar a dudas: el Doppler (mide la circulación de la sangre por el cordón umbilical y el cerebro, denominada ratio cerebro-placentario o RCP) en esa última ecografía aportaría información valiosa para poder detectar insuficiencia placentaria, decidir la inducción del parto al término de la gestación en casos de riesgo y, con ello, reducir a la mitad la tasa de ingreso en UCI.
Menos de un 1 % de los bebés de gestaciones normales (de bajo riesgo) presentan en las últimas 2-3 semanas previas al parto o al nacer alguna complicación que requiera su ingreso en UCI. Una causa frecuente de ello es que la placenta envejezca antes de tiempo y no funcione tan bien al final del embarazo (insuficiencia placentaria), con lo cual el bebé puede sufrir falta de oxígeno, especialmente cuando durante las contracciones del útero al final del embarazo y durante el parto.
Con la ecografía del tercer trimestre se observa el bajo peso del bebé, que a menudo se debe a la insuficiencia placentaria, pero no permite detectar la totalidad de los casos de riesgo. Es para evitar que esos casos se escapen que está indicado el uso del Doppler en la tercera ecografía de todos los embarazos normales, con independencia de cuál sea el peso fetal.
El RATIO37 ha sido concebido y codirigido por Francesc Figueras, jefe del servicio de Medicina Fetal del Clínic, y Eduard Gratacós, director de BCNatal, y la primera firmante es Marta Rial Crestelo, del grupo de Medicina Fetal y Perinatal del Idibaps y CIBERER.
En él han participado durante 6 años más de 11 500 mujeres con embarazos de bajo riesgo. En la ecografía de las 36 semanas (tercera de la gestación) se midió el RCP en todas las mujeres, pero las participantes se dividieron en dos grupos: en unas, la prueba se utilizó para cambiar el manejo de la gestación (en caso de salir alterada se propuso a la mujer una inducción precoz del parto al llegar al término); y en las otras, el resultado de la prueba no se comunicaba y se manejaba el embarazo según los protocolos vigentes.
De esa forma se pudieron comparar los casos de muerte del bebé y de complicaciones neonatales graves (problemas neurológicos, intestinales, cardíacos, renales o respiratorios) con una estancia en la UCI de 10 días o más, y el resultado fue este: complicaciones neonatales graves en un 0,38 % de los embarazos con RCP y en un 0,73 % de los de sin él.
El equipo coordinador ha hecho este cálculo: reducir 3,5 casos de complicaciones graves por cada 1 000 embarazos clasificados como de bajo riesgo, teniendo en cuenta el número de partos registrados en España en 2022 (330 000), implicaría evitar al año al menos 1 150 casos de complicaciones neonatales graves.
¿Se puede incorporar ya a protocolos?
Gratacós, consultado por este diario, confirma que es el primer gran estudio al respecto y que, por la contundencia de sus resultados, las sociedades científicas deberían de analizar la posibilidad de incorporar esa prueba adicional a sus respectivos protocolos.
Muchos especialistas lo usan ahora pero, indica el experto, había reticencias acerca de la posibilidad de que hubiese falsos negativos, con todo lo que deriva de ello (incluida la angustia de la embarazada). En su opinión, ahora se va a poder ofrecer la prueba con seguridad.
Sobre la posibilidad de usar el Doppler en ecografías rutinarias previas a la última de la gestación, indica que no tiene sentido porque es en las últimas semanas cuando hay más posibilidades de que la placenta presente fallo subclínico; «a mitad del embarazo funciona muy bien». Precisa que este órgano temporal está programado para sobrevivir unas 50 semanas, muchas más de las que dura la gestación; pero en algunas mujeres envejece prematuramente y presenta fallo subclínico.
También destaca que, en nuestro contexto sanitario, el uso generalizado del Doppler en la tercera ecografía va a reducir los casos de neonatos que requerirán ingreso en UCI tras el parto pero no la tasa de mortalidad infantil, que ya es muy baja: 2 casos por cada mil nacidos. Su aportación en lo tocante a esta tasa sería, desde su punto de vista, mucho más evidente en contextos de control subóptimo de la gestación donde, por ejemplo, se calculen 10 bebés o más fallecidos por cada mil nacidos.
En este estudio han participado la Universidad de Palacky de Olomouc (Marek Lubusky), el Instituto para el cuidado de la Mujer y el Niño de Praga (Ladislav Krofta), y el Hospital Universitario de Hradec de Kralove (Marian Kacerovsky), los tres de la República Checa; el Hospital de Santa Sofía de Varsovia, de Polonia (Anna Kajdy); el Centro Médico Soursaky de Tel Aviv, Israel (Eyal Zohav); el Hospital Universitario de Santiago de Chile (Mauro Parra Cordero); el Hospital del Mar de Barcelona (Elena Ferriols Pérez) y el Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer de Querétaro, México (Rogelio Cruz). Y ha contado con el apoyo de la Fundación” la Caixa”, la Fundación Cerebra y los hospitales Clínic y Sant Joan de Déu.
Referencia: Rial-Crestelo M, Lubusky M, Parra-Cordero M, Krofta L, Kajdy A, Zohav E, et al.ierm planned delivery based on fetal growth assessment with or without the cerebroplacental ratio in low-risk pregnancies (RATIO37): an international, multicentre, open-label, randomised controlled trial. The Lancet[Internet].2024[citado 17 ene 2024]; https://doi.org/10.1016/S0140-6736(23)02228-6
17 enero 2024| Fuente: Diario Médico| Tomado de Ginecología y Obstetricia
ene
4
Una nueva investigación brinda noticias tranquilizadoras para las mujeres jóvenes que esperan quedar embarazadas después de un diagnóstico de cáncer de mama con mutación en el gen BRCA. Read more
dic
18
Una hormona producida por el feto es la causante de las náuseas y vómitos que padecen algunas mujeres durante el embarazo, según revela un estudio que publica este miércoles la revista ‘Nature‘.
La investigación, liderada por expertos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha descubierto que la citada hormona, la proteína GDF15, también puede ser la clave para desarrollar un tratamiento que palíe efectos indeseados de la llamada hiperémesis gravídica en las embarazadas.
La aparición de náuseas y vómitos durante la gestación en mayor o menor grado, explican los autores, depende de la cantidad de GDF15 que produce el feto y de la exposición de la madre a esta proteína antes de quedar embarazada.
Por ello, proponen administrar la hormona a mujeres antes del embarazo para aumentar la tolerancia y prevenir unos síntomas que afectan a siete de cada diez futuras madres.
En algunos casos, en torno a uno y tres de cada cien, la hiperémesis gravídica aguda puede poner en peligro la vida del feto y de la madre, lo que requiere un tratamiento de reposición de líquidos por vía intravenosa para evitar la deshidratación.
Además, recuerdan los expertos, esta enfermedad es la causa más común de ingresos hospitalarios de embarazadas durante los primeros tres meses de gestación.
Aunque estudios previos ya habían apuntado a la proteína GDF15, este trabajo amplía los conocimientos sobre su papel en las enfermedades del embarazo, incluida la hiperémesis gravídica, lo que abre la puerta a nuevos tratamientos, destacan los autores.
Los investigadores constataron que una variante genética rara que eleva el riesgo de desarrollar la hiperémesis está vinculada con niveles más bajos de la hormona en la sangre y en tejidos en mujeres no embarazadas.
Asimismo, las mujeres que padecen beta-talasemia, un trastorno sanguíneo hereditario que puede provocar anemia, presenta de manera natural niveles muy altos de GDF15 antes del embarazo, por lo que experimentan pocas o apenas náuseas o vómitos.
«Ahora sabemos por qué. El bebé que crece en el útero produce una hormona a niveles a los que la madre no está acostumbrada. Cuanto más sensible sea a esta hormona, más enferma se sentirá. Saber esto nos da una pista sobre cómo podemos evitar que esto suceda», expone en un comunicado Stephen O’Rahilly, de la Universidad de Cambridge.
El experto asegura que es posible limitar el acceso de GDF15 a «su receptor, altamente específico, en el cerebro de la madre», a fin de avanzar hacia «un tratamiento eficaz y seguro para prevenir este trastorno».
Ver artículo completo: Rocha MF, Cimino I, Lockhart SM, Petry CJ, Kay RG, Barker P, et al. GDF15 linked to maternal risk of nausea and vomiting during pregnancy. Nature[Internet].2023. https://doi.org/10.1038/s41586-023-06921-9
18 diciembre 2023 | Fuente: El Periodico