nov
17
La Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) ha alertado de que la cirrosis hepática y la hepatitis asociadas al alcohol -tradicionalmente enfermedades masculinas- están aumentando de ‘forma alarmante en mujeres’ y serán una epidemia en la próxima década.
En un comunicado con motivo de la conmemoración este miércoles del Día Mundial sin Alcohol, los expertos aseguran que se trata de una tendencia que se inició en el mundo anglosajón, que comienza a manifestarse ya en los países mediterráneos y a la que hay que poner freno con sensibilización y prevención.
Según los hepatólogos, se debe al cambio en el patrón de consumo -cada vez más jóvenes y más mujeres-, similar al del tabaquismo, y a los ‘atracones’ de los fines de semana.
El consumo de alcohol debe ser ocasional y moderado, asegura Ramón Bataller, jefe de Hepatología del Clínica de Barcelona, al advertir de que tanto la ingesta diaria como el patrón de bebida tipo ‘atracón’ puede tener efectos perjudiciales no solo para el hígado sino para otros órganos, con un mayor riesgo para mujeres y jóvenes.
El experto subraya que cuanto antes se empieza a beber, más posibilidades hay de generar adicción y acabar en cirrosis, aunque precisa que el alcohol no afecta a todas las personas por igual y hay factores como la predisposición genética o la obesidad que aumentan su efecto nocivo. Por su parte, el presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), Manuel Romero Gómez, insiste en desmentir la falsa creencia extendida entre la juventud de que ‘los fines de semana, me pongo hasta arriba, pero entre semana no pruebo ni gota, así que no pasa nada’. ‘No hay consumo seguro de alcohol’, destacan los hepatólogos, y advierten de que ‘por cada niño que bebe alcohol hay un adulto que lo ha hecho posible’.
17 noviembre 2023 (EFE) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
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17
Un trabajo de la Universidad de Sevilla, CABIMER y el IRB Barcelona liderado por los investigadores Andrés Aguilera (US-CABIMER) y Aleix Bayona Feliu (IRB Barcelona) abre la posibilidad de que los híbridos DNA-RNA y las mutaciones en diferentes factores celulares que los forman puedan ser responsables del origen de procesos cancerígenos. Por ello, los autores resaltan la necesidad de estudiar dichos factores para entender y evaluar posibles riesgos en cáncer.
El estudio muestra que la cromatina y los factores que la regulan evitan la formación de híbridos de DNA-RNA, una fuente de inestabilidad genómica asociada a cáncer. Estos híbridos bloquean la replicación, dando lugar a un incremento de roturas cromosómicas y colisiones entre la transcripción y la replicación.
La investigación ha demostrado que la cromatina constituye una primera barrera para la protección de la integridad del genoma. Así se ha observado en análisis de silenciamiento de diferentes factores remodeladores de la cromatina en cultivos de células tumorales.
Mediante un estudio comparado de sus datos con las bases de datos de genomas de células tumorales, han descubierto que los sitios del genoma enriquecidos en híbridos de DNA-RNA coinciden con los lugares con la más alta frecuencia de mutaciones encontrados en células de tumores. El trabajo revela así por primera vez una asociación directa entre los híbridos de DNA-RNA y mutaciones asociadas a cáncer, sugiriendo que son un elemento de riesgo en el origen de tumores.
El laboratorio de Aguilera es pionero en el estudio del papel de los híbridos de DNA-RNA en el origen de la inestabilidad genética, y este nuevo trabajo no solo permite entender mejor el control celular de los híbridos y su regulación por factores epigenéticos, sino que sugiere la posibilidad de que los niveles de híbridos DNA-RNA en las células se puedan usar como un indicador potencial de riesgo cancerígeno.
El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, ha sido financiado con fondos de la Agencia Estatal de Investigación y la European Research Council entre otros.
Referencia
Bayona Feliu A, Herrera Moyano E, Badra Fajardo N, Galván Femenía I, Soler Oliva ME, Aguilera A. The chromatin network helps prevent cancer-associated mutagenesis at transcription-replication conflicts. Nature[Internet].2023[citado 15 nov 2023];14(6890). https://doi.org/10.1038/s41467-023-42653-0
17 noviembre 2023 | Fuente: IMMÉDICO| Tomado de Noticias -Oncología
nov
17
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las neuronas del cerebro y la médula espinal provocando la pérdida del control muscular. Un estudio de la Universidad de Barcelona ha diseñado una potencial estrategia terapéutica para abordar esta patología que todavía no tiene tratamiento. Se trata de una trampa molecular que evita que uno de los compuestos peptídicos causantes de la ELA genética más común, el dipéptido polyGR, provoque sus efectos tóxicos en el organismo. Los resultados muestran que esta estrategia reduce la muerte de las neuronas de los pacientes y en un modelo animal (moscas del vinagre) de la enfermedad.
Los primeros autores de esta investigación internacional publicada en la revista Science Advances son los expertos Juan Alberto Ortega Cano, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud y el Instituto de Neurociencias (UBneuro) de la UB, e Ivan Sasselli, del Centro de Física de Materiales (CSIC-UPV/EHU). También han participado investigadores de la Universidad de Zaragoza y la Northwestern University (Estados Unidos), entre otros.
Una de las causas genéticas más frecuentes de la ELA es la mutación en el gen C9orf72, ya que se encuentra en aproximadamente el 33 % de los pacientes afectados por la ELA familiar y el 5 % de los afectados por la ELA esporádica en España. En estos pacientes se generan unos dipéptidos con gran cantidad de cargas positivas que generan efectos altamente tóxicos en las neuronas motoras. En la primera parte del estudio, los investigadores combinaron técnicas computacionales y experimentales para mejorar la comprensión molecular de estos dipéptidos y cómo producen este proceso patológico.
Una unión tóxica para las neuronas
Los resultados mostraron que la toxicidad de estos compuestos se debe en parte a los que se unen al ARN ribosomal (ARNr), una molécula que participa en el proceso de traducción de la información genética y la síntesis de proteínas en la célula. «Hemos visto que estos dipéptidos, especialmente los ricos en el aminoácido arginina (poli-glicina-arginina o poly-GR), se unen a una región concreta del ARNr afectando a la biosíntesis de ribosomas (pequeñas estructuras que se encargan de sintetizar las proteínas de nuestro organismo) y la traducción de proteínas en neuronas motoras humanas, produciendo la muerte de estas», explica el profesor Juan Alberto Ortega Cano. «Además —añade el investigador— esta interacción de los poly-GR con el ARNr es mucho más fuerte que la interacción del poly-GR con otras proteínas ribosomales que se habían descrito previamente en otros estudios, y explica por qué estos dipéptidos tienen gran afinidad en unirse a los ribosomas de las células».
Ante estos resultados, los investigadores diseñaron una estrategia innovadora para engañar a los dipéptidos poly-GR y reducir su toxicidad. Crearon una trampa, una molécula que imitaba la secuencia específica del ARNr con la que se unen los poly-GR durante el proceso patológico, con el objetivo de evitar así los efectos neurotóxicos de esta unión. La aplicación de esta estrategia en neuronas derivadas de tejido de pacientes in vitro y en modelos de la enfermedad (moscas del vinagre) in vivo muestran que «reduce los defectos en la biosíntesis de ribosomas en la traducción de proteínas y la toxicidad en células que expresan poly-GR, así como la muerte en motoneuronas de pacientes de ELA con mutaciones en el gen C9orf72,», detalla el investigador.
Aunque todavía queda mucha investigación por validar y comprender completamente el funcionamiento de esta estrategia, los investigadores señalan en el artículo que estos resultados, prometedores, refuerzan la idea de que el uso de trampas de ARN es útil «no solamente para estudiar las interacciones ARN-proteína, sino también para proteger a las neuronas de los efectos perjudiciales de proteínas anómalas que se generan en otras enfermedades neurodegenerativas».
Referencia
Ortega JA, Sasselli IR, Boccitto M, Fleming AC, Forturna TR, Li Y, et al. CLIP-Seq analysis enables the design of protective ribosomal RNA bait oligonucleotides against C9ORF72 ALS/FTD poly-GR pathophysiology. Sci Adv[Internet]. 2023[citado 15 nov 2023]; 10;9(45):eadf7997. doi: 10.1126/sciadv.adf7997. Epub 2023 Nov 10.
17 noviembre 2023 | Fuente: EurekAlert| Tomado de Comunicado de Prensa
nov
17
Los médicos internistas han incidido en que considerar la obesidad como una enfermedad crónica facilitará un proceso asistencial alrededor y el abordaje de sus comorbilidades.
Es imprescindible en nuestro país catalogar y evaluar a la obesidad como una “enfermedad crónica” -en la UE lo es desde 2021- y considerar que todas las comorbilidades asociadas son una “consecuencia”, ha señalado a DM Juana Carretero, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y moderadora de la mesa redonda “La Obesidad en Medicina Interna en el siglo XXI. Construyendo el Decálogo de las comorbilidades asociadas a la obesidad en Medicina Interna. El experto eres tú”. La mesa se ha celebrado durante el 44º Congreso Nacional de la SEMI, que tiene lugar en el Palacio de Congresos de Valencia esta semana.
La prevalencia de la obesidad en la población adulta española es del 23%, pero se estima que para el año 2030 será del 30% y para 2035, del 37%. Y en niños y adolescentes, la prevalencia de la obesidad aumenta un 2,5% interanual, según diversas sociedades científicas y estamentos dedicados a su manejo.
A ello se suma que las personas con obesidad pueden desarrollar enfermedades metabólicas, como la diabetes y la enfermedad metabólica hepática, enfermedades cardiovasculares (cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca con fracción de eyección deprimida, IC con fracción de eyección preservada, o ictus), apnea del sueño, la enfermedad renal crónica, hasta 32 tipos distintos de cáncer, infertilidad y esterilidad, y problemas articulares -artrosis- y tienen mayor riesgo de necesitar prótesis y su recambio para alguna de las articulaciones deterioradas.
A modo de ejemplo, ha explicado la presidenta de la SEMI, “uno de los principales ítems es la IC y, sobre todo en el caso de con fracción de eyección preservada, el principal problema es el exceso de grasa alrededor del corazón, que impide que se expanda y además infiltra en el miocardio”.
Además, otro ejemplo es el impacto en la enfermedad renal crónica: “Dentro de pocos años la obesidad será la principal causa. La grasa se deposita por fuera del riñón y además hace que el órgano filtre más”. ¿Y qué se puede hacer? Carretero ha reiterado que desde Medicina Interna “estamos convencidos de que la obesidad es la causa de todas las comorbilidades asociadas”. Por ello, debe ser el primer punto del decálogo para estudiarla y abordarla de forma completa. Otro aspecto clave, ha reiterado Carretero, es “dibujar cuál es el perfil principal del paciente” y valorar si necesita perder o no peso, ya que “existen pacientes muy mayores y frágiles donde pérdida es contraproducente”.
Interacción con otros tratamientos
Otro aspecto a analizar y estudiar es ver cómo influye el exceso de adiposidad, que es la forma correcta de medir la obesidad, “sobre los tratamientos que ponemos los internistas habitualmente”. En palabras de Carretero, “estamos habituados a tratar con anticoagulantes a personas que tienen un tromboembolismo pulmonar. Es un miligramo de heparina por kg de peso, ¿pero ¿cuánto se administra a alguien con sobrepeso?”.
En esta línea, también se debe analizar cómo interacciona la obesidad con estos tratamientos. Sobre la financiación de los fármacos antiobesidad, la presidenta de la SEMI ha apuntado que no es sostenible que sea a todo, sino que “se debe priorizar para esos pacientes que tienen una enfermedad asociada a la obesidad». También ha hecho hincapié en el estudio de los estilos de vida y su influencia en la salud de estos pacientes, y si todos, sean mayores o jóvenes, deben recibir el mismo tratamiento. En este sentido, ha recordado que las personas mayores necesitan un abordaje diferente “sobre todo para no perder masa muscular”.
No hay “obesos sanos”
En esta línea, Carretero ha insistido en que no hay obesos “sanos”. Hasta ahora, se había postulado que la obesidad es un factor de riesgo para otras enfermedades y que existe el fenotipo obeso metabólicamente sano (FOMS), según el cual hay personas obesas sanas que no tienen más riesgo de desarrollar otras enfermedades. Ahora, se empieza a postular que este fenotipo no existe y que la grasa acumulada en el cuerpo siempre es disfuncional; está formada por moléculas muy grandes y, por tanto, el organismo está inflamado y enfermo. “No podemos hablar del obeso metabólicamente sano. Debemos considerar la obesidad como una enfermedad crónica, recidivante y multifactorial. La obesidad no es un factor de riesgo para la diabetes y otras enfermedades cardiacas, sino que la obesidad en sí misma es una enfermedad metabólica, de la que derivan otras enfermedades metabólicas”, ha precisado Carretero.
Novedades terapéuticas
Las novedades terapéuticas más destacables para el manejo de la obesidad son los fármacos agonistas del receptor de GLP-1, tratamiento ya en uso, Está pendiente de aprobación para un perfil de paciente obeso la semaglutida a dosis de 2,4 mg. Otros fármacos en investigación son los agonistas del GLP-1 y agonistas del GIP (otra hormona intestinal), la tianeptina, de la que se ha visto en ensayos clínicos que a dosis altas produce pérdidas de peso superiores al 30%, pero también mucha pérdida de masa muscular.
Más adelante podrían añadirse fármacos combinados como los coagonistas del glucagón y GLP-1 o coagonistas del glucagón, GIP y GLP-1. Estos fármacos aumentan la masa muscular y a la par disminuyen la pérdida de peso excesiva. Asimismo, se han ampliado las indicaciones de la cirugía bariátrica de IFSO (guías americanas), que ahora también puede ofrecerse a pacientes con un IMC > 35, independientemente de que se tenga otra comorbilidad asociada, IMC > 30 si se tiene diabetes u otras comorbilidades asociadas (cuando antes era para pacientes con un IMC > 40), también por encima de los 65 años, y en niños y adolescentes.
17 noviembre 2023 | Fuente: Diario Médico| Tomado de Medicina Interna|44 Congreso Nacional de Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI)
nov
16
Madrid, 15 Nov. 2023 (Europa Press) – La Asociación Española de Pacientes y Cuidadores de EPOC (EPOC España) ha resaltado la ‘urgencia’ de apostar por planes de diagnóstico temprano de esta enfermedad, ya que ‘detectarla a tiempo y dotar al Sistema Nacional de Salud (SNS) de mecanismos para la atención y seguimiento de los pacientes es clave para mejorar su calidad de vida y reducir la mortalidad y los costes hospitalarios’. La EPOC afecta al 12 por ciento de la población española mayor de 40 años. Según la asociación, ‘es una de las patologías más prevalentes en este tramo de edad y, sin embargo, una gran desconocida para el gran público y, lo que es más grave, para quienes la padecen’. De hecho, se estima que el 75 por ciento de los afectados permanece sin diagnosticar, lo que deriva en un empeoramiento irreversible de su estado de salud. A juicio de Iñaki Morán, presidente de EPOC España, ‘el infradiagnóstico sigue siendo el principal desafío para las asociaciones de pacientes’, por lo que propone medidas como la realización de espirometrías a todas las personas consideradas de riesgo.
Rehabilitación pulmonar y salud mental
Para EPOC España, la coordinación asistencial, el acceso a fisioterapia respiratoria y la atención psicológica son ‘áreas clave’ que requieren atención inmediata. Morán insiste en que, según estudios recientes, el 70 por ciento de los pacientes con EPOC carece de acceso a especialistas en salud mental, y más de la mitad nunca ha participado en programas de fisioterapia respiratoria. Además, una vez conocido el diagnóstico, EPOC España también detecta carencias en la información, concienciación y establecimiento de pautas de vida saludable.
Esta falta de conocimiento contribuye a la baja adherencia al tratamiento y la calidad de vida deficiente. ‘Son necesarias acciones educativas como las que ya estamos llevando a cabo las asociaciones de pacientes’, expresa el presidente de la Asociación. En este sentido, EPOC España aboga por campañas de concienciación intensificadas, dirigidas al público en general, y por la ampliación de la normativa antitabaco, ‘aprovechando que durante la pandemia se dictaron normas para prohibir fumar en espacios como las terrazas’.
Además del endurecimiento de la normativa de consumo de tabaco, la asociación reclama también acciones decididas de promoción de la vacunación entre todos los pacientes con EPOC, dado su alto riesgo de padecer complicaciones por infecciones como las de covid, gripe, tos ferina, VRS o neumococo. ‘Creemos que es importante que los profesionales sanitarios impulsen a los afectados a vacunarse y así prevenir enfermedades que pueden afectar seriamente a la progresión de la EPOC, además del riesgo de complicaciones’, ha afirmado Morán. Por último, la asociación demanda también la inclusión de los pacientes respiratorios entre los grupos de riesgo del virus del herpes zóster, al tener estos pacientes mayor riesgo de padecer complicaciones.
15 noviembre 2023 (Europa Press) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
nov
16
La mayor causa de muerte por cáncer se debe a la metástasis, el proceso por el que el tumor se disemina a otros órganos y contra el que sigue habiendo pocas opciones de tratamiento. Sí hay, no obstante, grandes avances en la investigación. Son resultados que cambian el concepto de qué es la metástasis y crean nuevas formas de combatirla, algunas ya en fase de ensayo clínico. Lo han contado líderes mundiales en esta área en el congreso CNIO-Caixa Research Frontiers Meeting ‘Metástasis’, celebrado en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
El primer cambio de paradigma es que la metástasis “es una enfermedad distinta, con mecanismos biológicos propios”, explica Eva González Suárez, jefa del Grupo de Transformación y Metástasis del CNIO y co-organizadora del congreso.
Hasta ahora la metástasis era vista como la etapa más avanzada de un proceso oncológico; pero hoy está claro que es un fenómeno que evoluciona por su cuenta y empieza probablemente mucho antes, con unas pocas células, muy específicas, que tienen la capacidad de colonizar otros órganos, como señala Héctor Peinado, jefe del Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO y también co-organizador del congreso. Es más, quizás estas células metastásicas procedan no del tumor primario, como se creía hasta ahora, sino de otras metástasis.
Estrés y cambios en los ritmos circadianos influyen en la metástasis
El mayor conocimiento sobre la biología propia de la metástasis está abriendo ya nuevos frentes para combatirla, algunos sorprendentes. En los trabajos expuestos en el CNIO se explora la posibilidad de prevenir o tratar la metástasis con estrategias que implican bacterias y fármacos contra la hipertensión; control del estrés psicológico; e interceptar la comunicación entre las células cancerosas y las neuronas.
Estos trabajos se enmarcan en otro de los cambios conceptuales en esta área: la metástasis no es el producto de unas cuantas alteraciones genéticas, sino que influyen en ella muchos otros procesos que ocurren a la vez en el cuerpo. “Estamos viendo que en la metástasis, además de las mutaciones y el microentorno en contacto con las células metastásicas, intervienen también el estrés y los cambios en los ritmos circadianos, por ejemplo”, dice Peinado.
“Sabíamos que el tumor altera el apetito, el sueño… pero no le dábamos mucha importancia. Ahora empezamos a entender por qué ocurre esto”, añade González Suárez.
El campo emergente de la neurociencia del cáncer
Una de las claves las está desvelando el joven campo de la neurociencia del cáncer, que estudia la recién descubierta –estos últimos años– interacción entre el cáncer y el sistema nervioso tanto central (el cerebro) como periférico. Es un área tan novedosa que Caroline Dive, del Cancer Research UK Manchester Institute, reconoce que la desconocía antes de co-organizar este congreso.
“Esta mayor comprensión de la biología de la metástasis nos está permitiendo pensar en nuevos tratamientos que ayuden a los pacientes”, dice Dive.
Se observa que “las células tumorales se intercambian señales con mecanismos similares a los que usan las neuronas”, afirma Manuel Valiente, jefe del grupo de Metástasis Cerebral del CNIO.
Frank Winkler, pionero en neuro-oncología, explicó que “las interacciones entre el sistema nervioso y el cáncer pueden regular la oncogénesis, el crecimiento del tumor, la propagación de la metástasis y la resistencia al tratamiento”, además de estimular la inflamación y debilitar la respuesta inmunitaria contra el cáncer.
Interceptar neurotransmisores
Winkler, de la Universidad de Heidelberg y el Centro Alemán para la Investigación del Cáncer, expuso en el CNIO estrategias para interceptar la comunicación entre las células cancerosas y frenar así el avance de la metástasis. Como explica en un reciente trabajo en Cell, ya hay ensayos clínicos en fases iniciales que buscan alterar e incluso destruir las redes de señales entre células tumorales.
También en la relación entre cáncer y sistema nervioso, periférico esta vez, trabaja Erica Sloan, de la Monash University, en Australia. Su investigación en la última década aporta pruebas sólidas del vínculo entre el estrés crónico y el agravamiento del cáncer y el desarrollo de metástasis. También identifica moléculas claves en ese vínculo, en concreto un neurotransmisor –una de las sustancias que median la comunicación entre neuronas–.
Betabloqueantes para prevenir metástasis de cáncer de mama
Sloan ha demostrado que un tipo de fármaco ya aprobado contra la hipertensión, los ‘betabloqueantes’, interceptan la comunicación entre el sistema nervioso, el sistema inmunitario y el cáncer. Sus ensayos en pacientes de cáncer de mama apuntan a que el uso de betabloqueantes reduce significativamente la incidencia de la metástasis, y es por tanto una vía terapéutica que debe ser explorada. “El β-bloqueo reduce los biomarcadores asociados con el potencial metastásico, y apoya la necesidad de ensayos clínicos de fase III más amplios”, dice Sloan.
Igualmente, novedosa es la investigación de María Rescigno, de la Humanitas University de Milán (Italia) en “la interrelación entre el cuerpo humano y el microbiota –el ecosistema de bacterias, virus y hongos que puebla los órganos y tejidos–, para entender su papel en las enfermedades”.
“Vamos a empezar a tratar el cáncer con bacterias”
Rescigno es la reciente descubridora de la existencia de una barrera intestinal que protege al organismo de la entrada de agentes externos y, al mismo tiempo, permite la absorción de nutrientes. Su trabajo está mostrando que hay bacterias que proliferan especialmente en el ambiente de poco oxígeno y tejidos muertos que se da en los tumores, lo que ha sugerido la posibilidad de usar bacterias deliberadamente preparadas para activar la respuesta defensiva contra los tumores.
Otra línea de investigación muestra que los microorganismos están implicados en preparar los tejidos para que acojan a las células metastásicas; impedir con fármacos esa preparación del nido para la metástasis sería otra posible vía terapéutica. González Suárez considera relevante destacar en esta línea los ensayos de Claudia Gravekamp, del Albert Einstein College of Medicine (Nueva York, EE.UU.), que implican tratamientos con bacterias contra las que hemos sido vacunados en nuestra infancia, como truco para reactivar la respuesta inmune.
“Vamos a empezar a tratar el cáncer con bacterias”, afirma el co-organizador del congreso Manuel Valiente.
Referencia
Winler F, Venkatesh HS, Amit M, Batchelor T, Ekin Demir I, Deneen B, et al. Cancer neuroscience: State of the field, emerging directions. Cell[Internet]. 2023[citado 15 nov 2023]; 186(8):1689-1707. https://doi.org/10.1016/j.cell.2023.02.002
16 noviembre 2023|Fuente: EurekAlert|Tomado de Prensa