abr
21
Al menos 56 niños y adolescentes murieron o resultaron heridos tras participar en desafíos en Internet en los últimos 11 años en Brasil, según datos conocidos hoy de una encuesta no oficial realizada por el Instituto DimiCuida.
Tales estadísticas afloraron a partir de informaciones de prensa e informes de los padres, y después de conocerse que la niña Sarah Raissa, de ocho años, murió al participar en el llamado Desafío del desodorante, en Brasilia.
Raissa fue encontrada el jueves sin signos vitales por su abuelo junto a un frasco del cosmético. De inmediato se trasladó a un hospital y tuvo un paro cardiorrespiratorio. Se intentó reanimarla durante unos 60 minutos, pero no mostró reflejos neurológicos. Su muerte cerebral fue confirmada el domingo.
La encuesta de DimiCuida revela, asimismo, que otros ocho pequeños murieron después de participar en la misma provocación que Raissa. En redes sociales, especialmente en TikTok, son habituales las propuestas peligrosas, como la no oxigenación.
De acuerdo con el instituto, las víctimas suelen tener entre cuatro y 17 años. Los retos también están presentes en todas las clases sociales, en las escuelas privadas y públicas.
También DimiCuida advierte que los infantes, que son víctimas de acoso escolar, son más propensos a aceptar participar en actividades peligrosas. El mes pasado, otra chiquilla de 11 años fue víctima de similar desafío. Brenda Sophia sufrió un paro cardiorrespiratorio luego de inhalar desodorante en Bom Jardim, región de Agreste, estado de Pernambuco (nordeste).
Un estudio del Centro Médico Infantil Cohen analizó 109 vídeos sobre la práctica de inhalar sustancias químicas como desodorantes y esmaltes de uñas. Los audiovisuales tuvieron, en conjunto, 25 millones de visitas. Según los investigadores, la práctica provoca un breve estado de euforia que crea un alto potencial de consumo repetido y dependencia.
El abuso de inhalantes puede provocar mareos, daño cerebral e incluso la muerte. «La naturaleza encubierta de estos elementos significa que los padres y maestros tienen menos probabilidades de detectar el comportamiento, lo cual aumenta significativamente el riesgo de uso repetido y adicción entre los adolescentes», alerta el estudio.
Los padres deben estar atentos a algunas señales que indican que el niño puede estar participando en desafíos de no oxigenación.
DimiCuida enumera, entre otros, signos físicos, dolores de cabeza violentos, alteraciones visuales transitorias (moscas en vuelo), rayas rojas alrededor del cuello o en el costado, cansancio, falta de concentración y olvidos.
Hasta la fecha, la investigación busca identificar quién envió o compartió el video del desafío con Raissa. La sospecha es que el material estaba funcionando en su teléfono celular en el momento del fatal incidente.
15 abril 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
abr
17
Las uñas de los pies son uno de los biomarcadores utilizados en estudios epidemiológicos para evaluar la exposición del cuerpo humano a metales y un equipo de investigadores españoles ha generado un nuevo enfoque para mejorar su estudio.
La investigación que publica Environmental Health Perspectives está liderada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y permite calibrar mejor las concentraciones de metales en las uñas de los pies, las cuales pueden actuar como marcadores de exposición dietética y ambiental a medio y largo plazo.
Las personas generalmente se exponen a metales tóxicos y no tóxicos a través del aire, el agua, los alimentos o su entorno laboral sin ser conscientes de ello, recuerda el ISCIII en un comunicado.
Algunos metales, como el zinc o el selenio, son necesarios para la vida, pero otros, como el arsénico, el cadmio, el plomo y el mercurio son tóxicos y, según su concentración y tiempos de exposición, pueden relacionarse con el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o cáncer.
La ciencia recomienda estudios epidemiológicos para conocer el grado de exposición humana a dichos metales y valorar estos riesgos. Las uñas de los pies son uno de los biomarcadores, pues al tardar en crecer recogen exposiciones que ocurrieron en el pasado, su obtención es indolora y son sencillas de almacenar.
Las técnicas que se usan para medir los niveles de los metales no son siempre exactas, y su fiabilidad puede verse comprometida por errores sistemáticos y aleatorios asociados con la recogida de muestras, la heterogeneidad en los tamaños y la variabilidad entre lotes de laboratorio.
El estudio, coordinado por del Centro Nacional de Epidemiología (CNE-ISCIII) y con participación del Área de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp), propone un nuevo enfoque para calibrar las concentraciones de metales en función de la citada heterogeneidad.
La metodología propuesta se denomina COMET (por su acrónimo en inglés COrrected METals) y consiste en un modelo matemático que facilita las concentraciones de metales que se habrían observado si todas las muestras hubieran sido del mismo tamaño y se hubieran analizado en un solo lote.
Esta se ha probado en un estudio multicaso-control denominado MCC-Spain, en el que se han analizado las determinaciones de 16 metales en cerca de 8 000 personas (más de 4 000 pacientes con distintos tipos de cáncer y más de 3 000 controles poblacionales libres de la enfermedad).
Los resultados señalan que el nuevo modelo propuesto puede mejorar los estudios de estos biomarcadores en la evaluación de posibles riesgos para la salud tras exposición a metales.
14 abril 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia
abr
14
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estima que hoy hay más de 113 000 personas afectadas por el derrame petrolero en la provincia ecuatoriana de Esmeraldas, incluidos 44 000 niños. La ruptura de un oleoducto el pasado 13 de marzo, provocó el vertido de 25 000 barriles de crudo hacia ríos y desencadenó una catástrofe ambiental que impacta la vida de los habitantes de la zona, sus medios de vida e ingresos, así como el acceso limitado al agua potable.
Unicef Ecuador advirtió en su reporte, publicado este miércoles en su página web, que los niños, niñas y mujeres embarazadas tienen mayor riesgo de padecer enfermedades gastrointestinales.
El informe señaló que más de 3 500 personas recibieron atención médica por enfermedades relacionadas con la exposición al petróleo, incluyendo dermatitis, infecciones respiratorias y afectaciones psicológicas.
La emergencia ambiental destruyó más de 61 hectáreas de tierras agrícolas y dejó nueve playas contaminadas, lo cual incide sobre pescadores y agricultores.
La entidad reconoció que el Gobierno gestiona la respuesta a todos los niveles y ha implementado medidas de respuesta rápida, incluida la entrega de bonos económicos, aunque eso no constituye una solución a largo plazo.
A propósito del problema, Unicef lanzó una campaña internacional para movilizar ayuda urgente a favor de las niñas y niños de Esmeraldas que sufren por una de las crisis ambientales más graves del país en los últimos años y requiere una respuesta rápida y coordinada.
Esta semana, habitantes de la parroquia Cube, en la provincia costera de Esmeraldas, protestaron en reclamo de atención del Estado luego del derrame petrolero, ya que desde el día del suceso están sin agua potable, con afectaciones a la salud y pérdidas económicas, debido a la paralización de las actividades productivas, la pesca, la agricultura y el turismo.
09 abril 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.| Noticia
dic
26
La persona que ha sido adicta a alguna sustancia «siempre tiene el riesgo de recaer» y aunque pasen muchos años desde que pudo dejar atrás esa adicción «un evento muy tonto, como probar un sorbo de una copa en una boda, o muy importante» puede desencadenar en una recaída.
Por ello es «esencial que esas personas sean conscientes y tengan mecanismos de apoyo para no volver a caer», asegura a EFE Lucía Hipólito, profesora de la Universitat de València y la primera española reconocida con el Premio INRC Jóvenes Investigadores en la Conferencia Internacional de Investigación de Estupefacientes INRC 2024, de científicos dedicados al estudio de los opiáceos.
Activación cerebral para la adicción
Aunque al día de hoy no existe un consenso claro sobre cómo medir la potencial adictividad de una sustancia, sí se conoce que siguen un patrón de activación de ciertas áreas cerebrales que puede ser muy similar entre las diferentes drogas y en las que, de manera común, activan el llamado «sistema de recompensa».
Según Hipólito, aunque en el cerebro se activa este sistema cuando comemos, nos hidratamos o tenemos un contacto social o sexual, también lo hace cuando se consume drogas de abuso de una manera que no es natural por su estructura química y «nos hace creer que esa sustancia es importante para la supervivencia de la especie».
Una vez activado, explica, «es muy complicado desactivarlo, aunque se puede hacer con la reeducación del cerebro mediante terapias multidisciplinares y combinando psicoterapia y terapia ocupacional. Farmacoterapia no tanto, ayuda, pero no hay tantos medicamentos para el tratamiento de las adicciones».
Consumo social de sustancias
La investigadora advierte de que la mayoría de sustancias de abuso, como el alcohol, el tabaco o las drogas, se consumen de «manera social», cuando la persona está socializando, sobre todo en el periodo de la adolescencia, momento en el que empiezan a salir y a probar nuevas experiencias.
Para sentirse parte del grupo o rebajar el estrés social a la hora de relacionarse, muchos adolescentes creen que pueden rebajar esa ansiedad tomando alcohol y, de hecho, explica Hipólito, tiene un pequeño efecto farmacológico que permite rebajar la ansiedad pero, a lo largo de los años, puede crear una adicción y llegar a ser consumido de manera compulsiva y sin capacidad de autocontrol a pesar de querer parar el consumo.
También subraya que el hecho de que una persona sufra una adicción no significa que esté en la calle, sin familia y desahuciado: «Se puede sufrir una adicción yendo todos los días a trabajar e incluso ser una persona exitosa en su trabajo».
Es asimismo muy común el policonsumo de varias sustancias al mismo tiempo, apunta para añadir que ha habido un incremento muy importante en la última década del consumo de ansiolíticos, alcanzando niveles récord, y según la encuesta EDADES del Plan Nacional sobre Drogas, un 23 % de la población los consume.
«Somos líderes en Europa junto con Portugal en la ingesta de benzodiacepinas, un tipo de ansiolítico», afirma Lucía Hipólito, quien destaca que, además, para el tratamiento del dolor hay herramientas multidisciplinares que pueden hacer que no dependamos tanto del consumo de opiáceos, medicamentos que también han experimentado un incremento de su uso de hasta el 50 % en la última década.
Con respecto al tabaco, señala que hay muchos adolescentes que tienen claro que produce cáncer, pero consideran que la marihuana es «una planta» y que su consumo no es nocivo.
Por ello, aboga por que desde edades tempranas se les informe de cómo se desarrolla la adicción y de los daños que pueden conllevar el consumo de sustancias adictivas como el alcohol, el tabaco o las drogas, que «no son un agente nutricional ni nos proveen de nada». «Se necesita mucha educación», sentencia.
Falta de igualdad en el acceso a tratamientos
Lucía Hipólito también destaca que todavía hay mucho trabajo por hacer para que haya una igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a los tratamientos y el desarrollo específico de éstos.
«En general, la mujer tiene menor acceso al tratamiento y su situación es muy diferente. A las Unidades de Conductas Adictivas, el hombre va acompañado por su familiar, apoyado por su mujer, pero cuando la que acude es una mujer no suele llevar tanto apoyo familiar», indica.
Según explica, la mujer no quiere reconocer muchas veces la adicción «porque tiene miedo de que le quiten la custodia de los hijos» y en muchas ocasiones no puede acudir al tratamiento o las terapias porque tienen que hacer otras tareas que están socialmente asociadas a la mujer.
También indica que hay violencia de género relacionada con el consumo de sustancias, y hay hombres que no quieren que sus mujeres o novias mejoren «porque es una manera de poder controlarlas».
Hipólito también señala que aunque existe una Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas que hace grandes esfuerzos, la financiación para investigar en adicciones en España es «muy pequeña» en comparación con otros países.
A su juicio, la mejor manera de que este país no se quede «en la cola» es colaborar con otros grupos de investigación porque, asegura, «te permite acceder a tecnologías e intentar llegar a testar las hipótesis».
24 diciembre 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
dic
19
Un estudio de las exposiciones a sustancias químicas en 38 países vinculó los productos plásticos comunes con millones de casos de enfermedades cardíacas y miles de accidentes cerebrovasculares, publicó hoy la revista especializada NewScientist.
Investigadores de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, liderados por Maureen Cropper, evaluaron el impacto en la salud pública de la exposición a tres tipos de sustancias químicas que se utilizan principalmente en plásticos: bisfenol A (BPA), ftalato de di(2-etilhexilo) (DEHP) y éteres de difenilo polibromados (PBDE).
El BPA y el DEHP se encuentran en los envases de plástico para alimentos, en tanto los PBDE son retardantes de llama que se utilizan en algunos artículos domésticos, como muebles y aparatos electrónicos.
El equipo basó su indagación en más de 1 700 estudios publicados previamente, y calculó la exposición de las personas a estas tres clases de sustancias químicas en 38 países, que representan aproximadamente un tercio de la población mundial.
Tres de los países (Estados Unidos, Canadá y Corea del Sur) también cuentan con bases de datos públicas que monitorean los niveles de estas sustancias químicas en muestras de orina y sangre, lo que proporcionó datos aún más precisos.
En combinación con los registros médicos y los informes toxicológicos, los investigadores calcularon los efectos sobre la salud atribuibles a estas sustancias químicas.
Hallaron que en 2015, alrededor de 5,4 millones de casos de enfermedad de las arterias coronarias y 346 000 accidentes cerebrovasculares se asociaron con la exposición al BPA y que aproximadamente 164 000 muertes en personas de entre 55 y 64 años podrían deberse al DEHP.
Esto subraya la importancia de que los gobiernos y los fabricantes limiten el uso de sustancias químicas tóxicas en los productos plásticos antes de que lleguen a los consumidores, afirmó Cropper.
18 diciembre 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
dic
3
Cifras relacionadas con la contaminación por agrotóxicos en el primer semestre del año perturban hoy en Brasil, donde se registró un aumento de más del 950 % respecto al mismo período de 2023.
Tal porcentaje apareció en un informe preliminar de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), con datos del mapa anual sobre conflictos en el campo, realizado por la organización junto con el Centro de Documentación Dom Tomás Balduíno.
Valéria Santos, coordinadora nacional de la CPT, afirmó que solo en el bioma Cerrado (la sabana más rica en biodiversidad del mundo), se identificaron cinco tipos de agrotóxicos altamente contaminantes en las aguas de cisternas y cacimbas (excavación poco profunda para obtener agua) utilizadas por comunidades rurales, quilombolas (afrobrasileños) e indígenas.
Además de este envenenamiento silencioso, Santos advirtió sobre el uso de agrotóxicos como armas químicas contra estas comunidades y como forma de expulsarlas de sus territorios.
«En 2021 y 2022, hubo un ataque químico en una comunidad en Buruticupu, estado de Maranhão (nordeste), donde se pulverizó agrotóxico. Entonces varias personas se quemaron la piel, con picazón», recordó la coordinadora.
Santos certificó que, incluso, en los lugares que no son directamente afectados por la pulverización aérea de veneno, las colectividades enfrentaron dificultades para el cultivo de alimentos por el nivel de contaminación del suelo, agua y aire, lo cual agrava la situación de inseguridad alimentaria de la población.
«El agrotóxico no cae solo sobre ese cultivo de la monocultura, termina yendo a los de las comunidades o a los patios y quema las plantas. Entonces el personal está con mucha dificultad para cosechar frutos sanos o hacer la cosecha de otros alimentos que no sea soja», apuntó.
Denunció que las personas hablan de una tendencia a un crecimiento exorbitante de la violencia contra las personas, «provocada por lo que llamamos guerra química».
Alan Tygel, integrante de la Campaña Permanente Contra los Agrotóxicos y por la Vida, ponderó el trabajo de la CPT en levantar los datos, fundamentales para arrojar luz sobre estas realidades, a menudo invisibles.
«Resulta necesario reconocer la magnífica importancia de la labor que la CPT viene haciendo desde hace más de 40 años en la sistematización de los conflictos en el campo en Brasil», razonó Tygel.
Este es un síntoma gravísimo de este problema histórico que tenemos con respecto a la tierra. «La falta de una reforma agraria y el avance del modelo de la agroindustria, automáticamente generan ese nivel de violencia en el campo», subrayó.
Según el informe de la CPT, la mayoría de los casos (156) ocurrieron en Maranhão, donde las comunidades sufren las graves consecuencias de la pulverización aérea de veneno.
02 diciembre 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia