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Los síntomas neuropsiquiátricos comunes que los médicos observan en los pacientes con enfermedad de Alzheimer tienen su origen en la inflamación cerebral y no en las proteínas amiloide y tau, según un artículo publicado en JAMA Network Open por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.). El hallazgo refuerza la evidencia cada vez mayor del papel de la neuroinflamación en la progresión del Alzheimer y sugiere nuevas vías para el desarrollo de terapias dirigidas a los síntomas neurológicos de la enfermedad.
En este estudio los investigadores trabajaron con 109 ancianos, la mayoría de los cuales no presentaban alteraciones cognitivas. Sin embargo, la mayoría de esos individuos dieron positivo en amiloide y tau. Al medir los niveles de neuroinflamación, beta amiloide y tau mediante imágenes cerebrales y comparar los resultados con evaluaciones clínicas de la gravedad de los síntomas neuropsiquiátricos, los científicos descubrieron que la activación microglial estaba estrechamente asociada a diversos síntomas neuropsiquiátricos, como trastornos del sueño y agitación. Mientras que los niveles de amiloide y tau por sí solos predecían los síntomas neuropsiquiátricos, la neuroinflamación parecía tener un efecto añadido.
La neuroinflamación se asoció en mayor medida con los cuidadores o familiares que informaban de los rápidos cambios de humor de sus seres queridos, que pasaban de la calma a las lágrimas o la ira, uno de los síntomas habituales de la enfermedad. Los individuos cuyos cuidadores mostraban mayores niveles de angustia al atenderlos presentaban mayores niveles de inflamación cerebral.
Referencia: Schaffer Aguzzoli C, Ferreira PCL, Povala G, FerrariSouza JP, Bellaver B, Soares Katz C, et al. Neuropsychiatric Symptoms and Microglial Activation in Patients with Alzheimer Disease. JAMA Netw Open[Internet]. 2023[citado 18 ene 2024];6(11):e2345175. doi:10.1001/jamanetworkopen.2023.45175
8 enero 2024| Fuente: Neurología| Tomado de| Noticia
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En las personas con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), los cambios en las neuronas parecen activar las células inmunitarias y, según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad Laval, en Quebec (Canadá), disminuir la inflamación podría reducir los síntomas de la enfermedad. Como es bien sabido, la ELA está causada por la pérdida de motoneuronas superiores, situadas en el cerebro, y motoneuronas inferiores, que se extienden desde la médula espinal hasta los músculos. Utilizando un modelo de ratón modificado genéticamente, los investigadores descubrieron que se producían cambios estructurales en las neuronas superiores antes de que se manifestaran los síntomas.
El estudio, publicado en Acta Neuropathologica Communications, sugiere que estos cambios morfológicos envían una señal a la microglía y los astrocitos. Cuando llegan, su efecto es protector, pero si permanecen demasiado tiempo, se vuelven tóxicas para las neuronas. Esto provoca una reducción de las conexiones sinápticas entre las neuronas motoras del cerebro y la médula espinal, lo que a su vez provoca una reducción de las conexiones sinápticas con los músculos. Estos cambios conducen a la atrofia y la pérdida de la función motora. Dada esta correlación entre los síntomas y la respuesta inmunitaria, el equipo de investigación se preguntó si sería posible restaurar las conexiones sinápticas bloqueando la inflamación, para lo cual utilizaron un fármaco semisintético basado en la withaferina A, un extracto de la planta ashwagandha, que se utiliza desde hace miles de años en la medicina tradicional india. El fármaco bloquea la inflamación y permite que las motoneuronas vuelvan a un estado más normal.
Los autores observaron que las neuronas se regeneran en ausencia de células inmunitarias activadas. Las dendritas de las motoneuronas empiezan a crecer y a establecer conexiones de nuevo, aumentando el número de sinapsis entre las motoneuronas y los músculos, por lo que esto parece una forma prometedora de mejorar los síntomas de la ELA, tanto si la enfermedad es hereditaria como esporádica, ya que ambos tipos están asociados a la inflamación. También apuntan que otras enfermedades en las que la inflamación desempeña un papel, como el Alzheimer, podrían beneficiarse de este enfoque.
Referencia: Pelaez MC, Desmeules A, Gelon PA, Glasson B, Marcadet L, Rodgers A, et al. Neuronal dysfunction caused by FUSR521G promotes ALS-associated phenotypes that are attenuated by NF-κB inhibition. Acta neuropathol commun[Internet].2023[citado 18 ene 2024]; 11(1): 182. doi: 10.1186/s40478-023-01671-1.
1 enero 2024| Fuente: Neurología| Tomado de| Noticia
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La enfermedad de Huntington (EH) es un trastorno raro neurodegenerativo. La información fiable del estado nutricional, especialmente de la composición corporal, es crítica en clínica y en investigación. La facilidad de aplicación y portabilidad del análisis de la bioimpedancia de múltiples frecuencias (mfBIA) la convierten en una herramienta atractiva para medirla, pero se desconoce su precisión en la EH. Todo ello, ha llevado a un grupo de investigadores de la Fundación Burgos por la Investigación de la Salud, los hospitales Reina Sofía de Tudela y el Universitario de Burgos, así como de las universidades de Burgos, Valladolid, Extremadura y León, a desarrollar un estudio transversal, observacional y unicéntrico cuyo objetivo ha sido evaluar la precisión del mfBIA frente a la absorciometría dual de rayos X (DEXA) en la EH.
En el estudio, publicado en Revista de Neurología, la EH se midió con la subescala motora de la escala unificada de valoración de la EH y con la capacidad funcional total. La composición corporal se valoró según la masa libre de grasa (MLG), la masa grasa (MG), el índice de masa libre de grasa (IMLG) y el índice de masa grasa (IMG). Se utilizó el coeficiente de correlación intraclase con intervalos de confianza al 95% y estimaciones de sesgo mediante gráficos de Bland-Altman. Se incluyó a 16 pacientes, siete hombres y nueve mujeres, con edad media de 58,5 (32-68) años, capacidad funcional total de 10 (3-13) y escala unificada de valoración de la EH de 31 (7-85). La fiabilidad era alta entre el mfBIA y la DEXA para el IMLG en hombres, 0,88 y mujeres, 0,9; y para el IMG en hombres, 0,97 y mujeres, 0,91. El mfBIA sobreestimó ligeramente la MLG, la MG, el IMG y el IMLG en los hombres, pero subestimó el IMLG en las mujeres.
El estudio concluye que el mfBIA es un método fácil de usar, seguro, no invasivo y preciso para medir la composición corporal y el estado nutricional en pacientes con EH leve-moderada.
Referencia: Rivadeneyra-Posadas J, Simón-Vicente L, Castillo-Alvira D, Raya-González J, Soto-Celix M, Rodríguez-Fernández A, García-Bustillo Á, Saiz-Rodríguez M, Vázquez-Sánchez F, Aguado-Garcia L, Gámez Leyva-Hernández G, Cubo E. Cómo estimar la composición corporal en la enfermedad de Huntington. Estudio transversal y observacional con bioimpedancia de múltiples frecuencias. Rev Neurol[Internet] 2024[citado 19 ene 2024];78 (01):17-25. doi: 10.33588/rn.7801.2023224
1 enero 2024| Fuente: Neurología| Tomado de| Noticia
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Un nuevo estudio indica que la gravedad de la deposición de amiloide en el cerebro, y no sólo la edad, puede ser clave para determinar la evolución del Alzheimer y quién se beneficiará de las nuevas terapias antiamiloide para retrasar la progresión de la enfermedad, según publican en Neurology un grupo de clínicos y científicos de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.). El trabajo constata que la acumulación de aglomeraciones beta amiloides tóxicas, que señalan el Alzheimer, se acelera en la vejez, pero la carga amiloide basal y la salud general del cerebro son predictores más potentes de quién tiene más probabilidades de evolucionar a enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores se propusieron analizar en profundidad la relación entre la deposición de beta amiloide y los nuevos casos de demencia en 94 ancianos que no tenían problemas cognitivos cuando se inició el estudio. Los participantes se inscribieron en el estudio a una edad media de 85 años y fueron seguidos durante 11 años o hasta su fallecimiento, recibiendo al menos dos PET a lo largo del estudio. La tasa de deposición de amiloide en el cerebro de estas personas se comparó con la de un grupo más joven del estudio Australian Imaging, Biomarker, and Lifestyle (AIBL). Los investigadores observaron un aumento constante de la acumulación de beta amiloide en todos los participantes, independientemente de su estado inicial. Pero esta acumulación fue significativamente más rápida en los pacientes de 80 años o más, en comparación con los más jóvenes, lo que explica la mayor prevalencia de beta amiloide en las personas de más edad. Al final, muy pocos participantes desarrollaron demencia sin tener depósitos de beta amiloide en el cerebro y, lo que es más importante, los individuos cuyos escáneres cerebrales dieron positivo para amiloide al inicio del estudio desarrollaron demencia 2 años antes que los que dieron negativo para amiloide.
También observaron que el cambio a corto plazo en beta amiloide, por sí solo, durante un periodo de 1,8 años no podía predecir el riesgo futuro de demencia. Muy al contrario, la gravedad de la carga basal de beta amiloide, junto con otros marcadores de daño cerebral definidos por la presencia de lesiones en la sustancia blanca y la disminución del grosor de la sustancia gris en la corteza cerebral fueron los predictores más potentes del riesgo, lo que indica que existía un proceso patológico activo cuando comenzó el estudio.
Ver más información: Lopez OL, Villemagne VL, Chang YF, Cohen AD, Klunk WE, Mathis CA, et al. Association Between β-Amyloid Accumulation and Incident Dementia in Individuals 80 Years or Older Without Dementia. Neurology[Internet]. 2024[citado 4 ene 2024]; 102 (2). https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000207920
5 ene 2024| Fuente: Neurología.com| Tomado de | Noticia
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Un grupo de investigadores de la Universidad de Exeter (UK) y la Universidad de Maastricht (Países Bajos) ha identificado una amplia gama de factores de riesgo de demencia de aparición temprana y sus resultados cuestionan la idea de que la genética sea la única causa de la enfermedad, sentando las bases de nuevas estrategias de prevención, según publican en JAMA Neurology. El estudio a gran escala identificó 15 factores de riesgo, similares a los de la demencia tardía y, por primera vez, indican que es posible reducir el riesgo de demencia de aparición temprana actuando sobre factores relacionados con la salud y el estilo de vida.
Este trabajo ha realizado un seguimiento de más de 350 000 participantes menores de 65 años de todo el Reino Unido del estudio UK Biobank. El equipo evaluó una amplia gama de factores de riesgo, desde predisposiciones genéticas hasta influencias ambientales y del estilo de vida. El estudio reveló que una menor educación formal, un nivel socioeconómico más bajo, variaciones genéticas, factores relacionados con el estilo de vida como los trastornos por consumo de alcohol y el aislamiento social, y problemas de salud como la carencia de vitamina D, la depresión, los accidentes cerebrovasculares, las deficiencias auditivas y las cardiopatías elevan significativamente el riesgo de demencia de aparición temprana.
Los autores destacan los resultados de este estudio pionero, que ha revelado la posibilidad de tomar medidas para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad debilitante, actuando sobre una serie de factores diferentes.
Ver más información: Hendriks S, Ranson JM, Peetoom K, Lourida I, You Tai X, Vugt M de, et al. Risk Factors for Young-Onset Dementia in the UK Biobank. JAMA Neurol[Internet]. 2023[citado 3 ene 2024]. doi:10.1001/jamaneurol.2023.4929
5 ene 2024| Fuente: Neurología.com|Tomado de| Noticia
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Un grupo de investigadores de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.) han observado las consecuencias del tabaquismo a nivel cerebral, y sus hallazgos, publicados en Biological Psychiatry: Global Open Science, ayudan a explicar por qué los fumadores tienen un alto riesgo de deterioro cognitivo relacionado con la edad y la enfermedad de Alzheimer.
Para desentrañar la relación entre genética, cerebro y comportamiento, los autores analizaron datos extraídos del UK Biobank, de salud y de comportamiento de medio millón de personas, en su mayoría de ascendencia europea. Un subconjunto de más de 40.000 participantes del UK Biobank se sometió a imágenes cerebrales. En total, el equipo analizó datos no identificados sobre el volumen cerebral, el historial de tabaquismo y el riesgo genético de fumar de 32.094 personas. Así, pudieron demostrar que cada par de factores estaban relacionados: antecedentes de tabaquismo y volumen cerebral; riesgo genético de fumar y antecedentes de tabaquismo; y riesgo genético de fumar y volumen cerebral. Además, la asociación entre fumar y el volumen cerebral dependía de la dosis: cuantos más paquetes fumaba una persona al día, menor era su volumen cerebral.
Cuando se consideraron los tres factores juntos, la asociación entre el riesgo genético de fumar y el volumen cerebral desapareció, mientras que el vínculo entre cada uno de ellos y las conductas de fumar permaneció. Utilizando un enfoque estadístico conocido como análisis de mediación, los investigadores determinaron la secuencia de eventos: la predisposición genética conduce a fumar, lo que conduce a una disminución del volumen cerebral.
Ver más información: Chang Y, Thornton V, Chaloemtoem A, Anokhin AP, Bijsterbosch J, Bogdan R, et al. Investigating the Relationship Between Smoking Behavior and Global Brain Volume. Biological Psychiatry: Global Open Science[Internet]. 2023[citado 28 dic 2023]. DOI: https://doi.org/10.1016/j.bpsgos.2023.09.006
29 diciembre 2023 | Fuente: Neurología.com | Tomado de |Noticia