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Los niños y adolescentes con cáncer necesitan mucha fuerza para enfrentar la enfermedad. La musicoterapia puede ayudarles, también a crear momentos muy especiales.
Tocar un instrumento o cantar ayuda a los niños con cáncer a lidiar con su enfermedad. La musicoterapia forma parte del plan de tratamiento en muchos hospitales de hematología y oncología pediátrica en Alemania.
Los éxitos hablan por sí solos, explica Christiane Hillebrenner, musicoterapeuta en el departamento de oncología pediátrica del Hospital de la Universidad de Heidelberg (UKHD), que forma parte del Centro de Tumores Infantiles Hopp (KiTZ) de la misma ciudad: «Esta forma de terapia utiliza la música para dirigirse a los pacientes jóvenes de una manera única. Se ha demostrado que la musicoterapia reduce el estrés, hace que el dolor sea más soportable, puede ser una herramienta para liberar muchas emociones y fortalece a los niños».
El poder de los instrumentos y la música
Los pacientes jóvenes con cáncer procesan la ira, la frustración y los miedos con diferentes tipos y formas de música, sobre todo con música que ellos mismos inventan. No se necesita ningún conocimiento previo para hacer música. «Son instrumentos que los niños pueden tocar de forma espontánea», dice la musicoterapeuta Hillebrenner.
«Las posibilidades son infinitas. Si tocamos dos instrumentos alternativamente, por ejemplo, podemos usarlos para hablar hasta cierto punto. Entonces puede ser que surjan más facetas de las emociones que si solo hablo con un niño», afirma. De esta manera pueden expresar lo que está sucediendo dentro de ellos incluso sin palabras.
Con guitarra y ukelele
«La guitarra se usa mucho”, dice Hillebrenner, «porque se puede usar para acompañar canciones u otros instrumentos y estructurar la música.
Muchos jóvenes ya han comenzado a aprender a tocar la guitarra en la clínica”, dice. Tocar o aprender a tocar un instrumento muestra las habilidades que tienen los jóvenes y lo que pueden hacer, a pesar de todas las limitaciones del cáncer y sus tratamientos.
El ukelele, pequeño y manejable, es ideal. Por lo general, la musicoterapeuta propone un acorde y el niño puede comenzar a tocar. «No es raro que la música suene fuerte y alegre, y que los pequeños canten», explica.
Cuerpo y alma
Los niños y adolescentes con cáncer, pero también sus padres, se encuentran en una situación extremadamente difícil, en la que la vida del menor puede estar en peligro. Las operaciones y los exámenes, las infusiones, la quimioterapia y las náuseas suelen definir la vida cotidiana de los jóvenes pacientes.
La musicoterapia puede abrirles puertas, especialmente a los más pequeños. «Después de pasar varios exámenes médicos, se asustan cuando alguien entra a la habitación, la música les ayuda a ganar confianza, a relajarse y a experimentar algo hermoso», describe Hillebrenner.
La musicoterapia es sobre todo ideal para pacientes hospitalizados durante mucho tiempo, por ejemplo, por un trasplante de células madre o la evolución particularmente grave de la enfermedad: «Si un niño tiene un tumor cerebral, esto puede llevar a varios déficits neurológicos. Por ejemplo, algunos de ellos tienen dificultades con ciertos movimientos o con el habla».
«Los movimientos se pueden entrenar de manera muy efectiva con la musicoterapia, especialmente porque los niños están muy motivados por la música. También podemos trabajar trastornos del habla a través del canto», aclara.
La terapia musical empieza incluso de bebé, algunos ya nacen con cáncer: «Los recién nacidos reaccionen mucho a la música y cuanto más pequeños sean, más se involucra a los padres”, dice.
Pacientes muy especiales
En Alemania se diagnostica cáncer a unos 2.000 niños al año. Más del 80 por ciento de los pacientes jóvenes lo sobreviven; en algunos tipos de cáncer, incluso más del 90 por ciento.
La musicoterapia no puede curar el cáncer, pero puede ayudar durante el proceso de curación o tratamiento, quitando el miedo a los niños y enseñándoles a lidiar mejor con la enfermedad y los síntomas que la acompañan.
Fuente:( DW.com) Tomado de Ciencia © 2023 Deutsche Welle
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Investigadores del Instituto Weizmann identifican un biomarcador que podría permitir a un subgrupo de pacientes con cáncer de pulmón beneficiarse de un tratamiento sin recaídas.
Las personas no fumadoras que desarrollan cáncer de pulmón pueden ser tratadas eficazmente con nuevos fármacos, pero sus tumores se niegan a rendirse sin luchar. Los fármacos dejan de funcionar a largo plazo porque los tumores adquieren mutaciones secundarias que les permiten eludir el efecto terapéutico de los medicamentos.
Una investigación publicada en la revista Cell Reports Medicine y realizada por investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias proporciona resultados que podrían llevar a un tratamiento sin recaídas para un subgrupo considerable de pacientes con cáncer de pulmón. En un estudio realizado en ratones, los científicos han identificado un biomarcador que podría ayudar a los médicos a seleccionar a los pacientes con cáncer de pulmón que pueden ser tratados con un único fármaco basado en anticuerpos, el cual posiblemente derive en una remisión completa, sin recaída del cáncer.
“Hemos hallado un biomarcador potencial que podría cambiar la forma en que se trata a los pacientes con cáncer de pulmón en todo el mundo”, afirma el profesor Yosef Yarden, del Departamento de Inmunología y Biología Regenerativa de Weizmann, director del estudio. “De forma similar a cómo la presencia de mutaciones en genes BRCA predice cómo responderán los pacientes con cáncer de mama y ovario a los fármacos, el nuevo biomarcador podría hacer posible emparejar a algunos pacientes con cáncer de pulmón con la medicación específica con más probabilidades de ayudarles.”
Centrarse en las mutaciones que importan
La mayoría de los cánceres de pulmón se deben al tabaquismo, pero la segunda mayor fracción de casos afecta a no fumadores y se caracteriza por mutaciones en un gen llamado EGFR. El estudio comenzó cuando la Dra. Ilaria Marrocco, entonces investigadora postdoctoral en el laboratorio de Yarden, revisó la bibliografía de ensayos clínicos y se dio cuenta de que todos los pacientes con cáncer de pulmón EGFR-positivo recibían el mismo tratamiento multimedicamentoso, independientemente de cuál de las 30 mutaciones conocidas del EGFR se encontrara en sus tumores. Eventualmente, estos pacientes acababan desarrollando una resistencia a los fármacos que provocaba la recaída del cáncer. Marrocco se preguntó si, clasificando los tumores de pulmón en función de las mutaciones específicas del gen EGFR, sería posible crear un protocolo farmacológico más personalizado y lograr mejores resultados.
“La observación del Dr. Marrocco nos inspiró para buscar un biomarcador que predijera qué pacientes responderían bien a la terapia, según las mutaciones específicas que portaran”, señala Yarden. Los científicos decidieron centrarse en una de las dos variantes genéticas más comunes asociadas al gen EGFR en el cáncer de pulmón: la mutación L858R, en la que un solo aminoácido, de entre varios cientos, se sustituye por otro, en la posición 858 de la proteína EGFR. Esta mutación se produce en aproximadamente el 40 por ciento de los pacientes con cáncer de pulmón cuyos tumores se caracterizan por mutaciones en el gen EGFR.
Los científicos eligieron estudiar el cambio L858R porque, a diferencia de otras mutaciones que afectan a EGFR, tiene un impacto único en su función. “A diferencia de las demás mutaciones, esta mutación requiere que los receptores se emparejen en la membrana de la célula cancerosa, tras lo cual se envían al núcleo señales que ordenan a la célula iniciar la replicación”, explica Yarden. “Utilizando un modelo de ratón de cáncer de pulmón con la mutación L858R, descubrimos que, si no se produce este emparejamiento, es como un cortocircuito: la señal para iniciar la replicación celular no puede enviarse al núcleo y el tumor no crece”.
A continuación, los investigadores bloquearon la unión tratando a los ratones con un fármaco anticuerpo llamado cetuximab, conocido por su nombre comercial Erbitux, desarrollado a partir de las investigaciones de Yarden y el difunto profesor Michael Sela. Erbitux ha sido aprobado por la FDA para el tratamiento del cáncer de colon y de cabeza y cuello.
“Tras el tratamiento con Erbitux, los tumores de pulmón de los ratones se redujeron y no volvieron a aparecer, ni siquiera después de mucho tiempo”, afirma Yarden. “Estos resultados indican que, para el gran número de pacientes humanos con cáncer de pulmón que presentan la mutación L858R, un único fármaco podría ofrecer una vía hacia la recuperación total, sin el devastador fenómeno de la recaída del cáncer”.
El nuevo estudio también explica por qué los intentos anteriores de tratar con Erbitux el cáncer de pulmón con mutaciones en EGFR habían fracasado o, en el mejor de los casos, habían producido resultados contradictorios. “Desde que se aprobaron los nuevos inhibidores del EGFR como fármacos contra el cáncer de pulmón hace casi 10 años, todos los pacientes reciben estos medicamentos anti-EGFR, independientemente de la identidad y el número de sus mutaciones en EGFR. Son muy eficaces durante un tiempo, pero permiten la aparición de mutaciones secundarias que aceleran la recaída del cáncer”, explica Yarden. “En el momento en que se administra Erbitux, suele ser ineficaz porque sólo puede actuar contra determinadas mutaciones en EGFR. Nuestro estudio demuestra la importancia de preseleccionar desde el principio a los pacientes con cáncer de pulmón que pueden ser tratados eficazmente con Erbitux, en función de su perfil de mutaciones.”
Los científicos afirman que el siguiente paso sería poner en marcha un ensayo clínico para establecer la eficacia de este tratamiento en pacientes humanos con cáncer de pulmón, algo que se verá facilitado por el hecho de que Erbitux ya ha sido aprobado para tratar otros tipos de cáncer. Mientras tanto, Yarden y Marrocco están entusiasmados con la posibilidad de que su investigación acabe repercutiendo en la práctica clínica. “El biomarcador L858R podría ayudar a salvar vidas al ofrecer a los médicos una forma de proporcionar un tratamiento farmacológico personalizado a los pacientes con cáncer de pulmón portadores de la mutación pertinente”, señala Marrocco.
Artículo científico: Marrocco I, Giri S, SimonI et al. L858R emerges as a potential biomarker predicting response of lung cancer models to anti-EGFR antibodies: Comparison of osimertinib vs. cetuximab. Cell Rep Med. 2023 Aug 3:101142. doi: http://dx.doi.org/10.1016/j.xcrm.2023.101142
Referencia
Marrocco I, Giri S, Simoni-Nieves A, Gupta N, Rudnitsky A, Haga Y, et al. L858R emerges as a potential biomarker predicting response of lung cancer models to anti-EGFR antibodies: Comparison of osimertinib vs. cetuximab. Cell Reports Medicine. 2023, 4(8). https://doi.org/10.1016/j.xcrm.2023.101142.
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2666379123002951?via%3Dihub
28/08/2023(genotipia.com) Tomado- Noticias de investigación Copyright 2023 © Genotipia
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Llegan los primeros tratamientos específicos y dirigidos para la miocardiopatía hipertrófica, una enfermedad del corazón relativamente desconocida pero muy frecuente. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha dado luz verde a la aprobación de mavacamten (Camzyos), de Bristol Myers Squibb, la primera terapia dirigida para esta patología que afecta a una de cada 500 personas. En Estados Unidos, la FDA aprobó su comercialización en abril del año pasado.
Mavacamten se dirige al tratamiento de pacientes adultos con miocardiopatía hipertrófica obstructiva sintomática (clase funcional II-III de la New York Heart Association, NYHA). Este medicamento es el primer inhibidor de la miosina cardiaca que ha completado su desarrollo clínico. Otro fármaco de la misma familia es aficamten, de Cytokinetics, que planea anunciar resultados de fase III en el último trimestre del año.
La miocardiopatía hipertrófica es la enfermedad hereditaria cardiovascular más frecuente, ya que afecta a una de cada 500 personas de la población general. Se caracteriza por la hipertrofia del ventrículo izquierdo y presenta una gran variabilidad en las manifestaciones clínicas, morfológicas y genéticas. Se considera la causa más frecuente de muerte súbita en individuos jóvenes.
Esta hipertrofia ventricular izquierda puede bloquear el flujo sanguíneo desde el corazón hasta la aorta. «Esta obstrucción aparece aproximadamente en un tercio de los pacientes con miocardiopatía hipertrófica en reposo, y en otro tercio adicional con el esfuerzo», explica Pablo García Pavía, jefe de la Unidad de Cardiopatías Familiares del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) e investigador del CiberCV.
Los síntomas de la miocardiopatía hipertrófica obstructiva incluyen disnea, fatiga, dolor en el pecho, insuficiencia cardiaca, arritmias y muerte súbita. García Pavía señala que la mayoría de los pacientes tienen un curso clínico favorable y no presentan síntomas: «Es la primera causa de muerte súbita en jóvenes porque la enfermedad es muy frecuente, aunque esto sucede en una minoría de los pacientes que la padecen».
Mavacamten
«Mavacamten es el primer fármaco específicamente diseñado para tratar el sustrato patológico de la enfermedad, un exceso de puentes cruzados de actina-miosina en el sarcómero, lo que abre la puerta para la medicina personalizada en la miocardiopatía hipertrófica», explica Limeres.
Limeres indica que los resultados de los ensayos de fase III demuestran que el fármaco mejora de forma significativa los síntomas de insuficiencia cardiaca, la obstrucción en el tracto de salida del ventrículo izquierdo y los biomarcadores cardiacos, «lo que probablemente se deba a un remodelado cardiaco favorable, mejorando la calidad de vida de los pacientes». También, asegura, los subanálisis demuestran una respuesta favorable con independencia del sexo y la edad.
Seguridad
Mavacamten no está exento de eventos adversos que «obligan a una cuidadosa titulación del fármaco y a la realización de ecocardiogramas seriados debido al riesgo potencial de disfunción ventricular», alerta Limeres. Por este motivo, comprende que es probable que, al menos inicialmente, su uso en la práctica clínica se centre en los pacientes más sintomáticos.
«Puesto que su mecanismo de acción es disminuir la fuerza contráctil del corazón, si hubiera unos niveles muy importantes del fármaco en sangre podría dar lugar a problemas. Sin embargo, en el ensayo se comprobó que, con un seguimiento estrecho de los pacientes, no hubo problemas importantes», agrega García Pavía. Además, alerta, es teratogénico y tiene «numerosas interacciones medicamentosas».
Los ensayos clínicos de fase III se han llevado a cabo en pacientes con síntomas que ya recibían un betabloqueante o un calcioantagonista (estudio Explorer-HCM); o con un betabloqueante, un calcioantagonista, disopiramida o una combinación (Valor-HCM). Por este motivo, los especialistas comprenden que el fármaco se añadiría al tratamiento farmacológico de base en pacientes que permanecen sintomáticos, previo a cualquier cirugía o tratamiento invasivo.
Aficamten
El segundo inhibidor de la miosina en desarrollo es aficamten, que se investiga en un ensayo clínico de fase III con un diseño muy parecido al de mavacamten. Limeres apunta que «los objetivos de los estudios pivotales de ambos fármacos son a grandes rasgos similares», ya que contemplan una combinación de parámetros objetivos (pVO2), subjetivos (cambios en clase funcional), evaluación de calidad de vida y parámetros bioquímicos, entre otros.
El mecanismo de acción de ambos también sería similar, «con ligeras diferencias en el sitio específico de acción», observa Limeres. Sin embargo, la vida media de aficamten es más corta y también presentaría menos interacciones medicamentosas.
Incertidumbres
El experto de la SEC explica que mavacamten tiene resultados de seguimiento a cinco años, que demuestran que persisten las mejoras en la hemodinámica cardíaca, biomarcadores, síntomas y calidad de vida sin que surjan problemas importantes de seguridad.
Sin embargo, echa en falta evidencias a más largo plazo y en condiciones reales de uso. «Esto se aclarará seguramente en un futuro, cuando el fármaco esté disponible en más mercados y se haya acumulado más experiencia».
Señala que se desconoce si la eficacia del fármaco varía según el genotipo del paciente, lo que es una cuestión de «gran interés» para los especialistas en cardiopatías familiares. Asimismo, si «más allá de la mejoría sintomática» puede ser considerado un «modificador de la enfermedad».
Aunque el primer destino de estos fármacos será la segunda línea en pacientes más sintomáticos con miocardiopatía hipertrófica obstructiva, García Pavía comprende que en el futuro podrían saltar a la primera línea y también sumar una nueva indicación en pacientes con enfermedad no obstructiva: «Ya están en marcha los ensayos clínicos para comprobar la efectividad de la medicación en estos pacientes, dado que, en teoría, por su mecanismo de acción, podría ser útil en pacientes sin obstrucción dado que mejoraría el llenado del corazón y la relajación de las paredes».
Más allá, podría plantearse su aplicación en pacientes no sintomáticos e incluso en portadores de mutaciones de la enfermedad pero que todavía no la han desarrollado. «En modelos animales se ha visto que la administración de estos compuestos de forma preventiva previene el desarrollo de la enfermedad.
«El problema con este tipo de estudios es que requieren tiempos de seguimiento muy largos y primero tendremos que familiarizarnos con estas moléculas y ver si es factible económicamente su uso a largo plazo», comprende García Pavía.
Mayo 21/2023 (Diario Médico) – Tomado de Cardiología – Nueva familia de fármacos Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
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