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Un grupo de investigadores de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.) han observado las consecuencias del tabaquismo a nivel cerebral, y sus hallazgos, publicados en Biological Psychiatry: Global Open Science, ayudan a explicar por qué los fumadores tienen un alto riesgo de deterioro cognitivo relacionado con la edad y la enfermedad de Alzheimer.
Para desentrañar la relación entre genética, cerebro y comportamiento, los autores analizaron datos extraídos del UK Biobank, de salud y de comportamiento de medio millón de personas, en su mayoría de ascendencia europea. Un subconjunto de más de 40.000 participantes del UK Biobank se sometió a imágenes cerebrales. En total, el equipo analizó datos no identificados sobre el volumen cerebral, el historial de tabaquismo y el riesgo genético de fumar de 32.094 personas. Así, pudieron demostrar que cada par de factores estaban relacionados: antecedentes de tabaquismo y volumen cerebral; riesgo genético de fumar y antecedentes de tabaquismo; y riesgo genético de fumar y volumen cerebral. Además, la asociación entre fumar y el volumen cerebral dependía de la dosis: cuantos más paquetes fumaba una persona al día, menor era su volumen cerebral.
Cuando se consideraron los tres factores juntos, la asociación entre el riesgo genético de fumar y el volumen cerebral desapareció, mientras que el vínculo entre cada uno de ellos y las conductas de fumar permaneció. Utilizando un enfoque estadístico conocido como análisis de mediación, los investigadores determinaron la secuencia de eventos: la predisposición genética conduce a fumar, lo que conduce a una disminución del volumen cerebral.
Ver más información: Chang Y, Thornton V, Chaloemtoem A, Anokhin AP, Bijsterbosch J, Bogdan R, et al. Investigating the Relationship Between Smoking Behavior and Global Brain Volume. Biological Psychiatry: Global Open Science[Internet]. 2023[citado 28 dic 2023]. DOI: https://doi.org/10.1016/j.bpsgos.2023.09.006
29 diciembre 2023 | Fuente: Neurología.com | Tomado de |Noticia
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¿Tienes una disposición naturalmente positiva? Podría protegerte de la demencia a medida que avanzan los años, muestra una investigación reciente.
Un equipo de la Universidad Northwestern, en Chicago, informa que ciertos rasgos de personalidad (ser concienzudo, extrovertido y positivo) parecen reducir las probabilidades de que una persona reciba un diagnóstico de demencia.
Por otro lado, ser neurótico y tener una perspectiva y una conducta más negativas se vinculó con un mayor riesgo de deterioro mental, encontró el mismo estudio.
La buena noticia: los comportamientos diarios son probablemente el factor clave y los comportamientos se pueden cambiar.
La forma de ser de las personas puede influir en si los hábitos diarios son saludables o no saludables para el cerebro, explicó un equipo dirigido por la investigadora Eileen Graham, profesora asociada de ciencias sociales médicas de la Universidad Northwestern.
«Ser neurótico se relaciona con la aparición de la demencia, y las personas con características neuróticas son más propensas a la ansiedad, el mal humor y la preocupación, mientras que las personas concienzudas son más propensas a hacer ejercicio, a acudir a sus citas de salud preventivas, y a beber menos», señaló Graham en un comunicado de prensa de la universidad.
«Entonces, tal vez ahí es donde una intervención podría ser útil para mejorar las conductas de salud de alguien para obtener mejores resultados de salud», razonó Graham.
El nuevo análisis se centró en lo que los psicólogos han llamado durante mucho tiempo los «Cinco Grandes» rasgos de personalidad: escrupuloso, extrovertido, abierto a nuevas experiencias, neurótico y amable.
El equipo de Graham observó los datos de ocho estudios. En conjunto, los estudios incluyeron a más de 44,000 personas, 1,703 de las cuales desarrollaron demencia.
Las puntuaciones altas de los rasgos negativos, como ser neurótico y los estados emocionales negativos, además de las puntuaciones bajas de ser escrupuloso, extravertido y afectuoso, parecieron aumentar las probabilidades de demencia.
Por el contrario, puntuaciones altas en la apertura a nuevas experiencias, la amabilidad y la satisfacción con la vida se asociaron con un riesgo más bajo de deterioro cerebral, encontró el equipo.
Estas tendencias se mantuvieron incluso después de que los investigadores tuvieran en cuenta otras influencias, como la edad, el sexo y el nivel de educación.
Tampoco hubo evidencia de que el daño físico en el cerebro jugara un papel en los hallazgos, anotaron Graham y sus colaboradores.
En cambio, los rasgos de personalidad positivos pueden, a lo largo de la vida, dar a las personas resiliencia a enfermedades como el Alzheimer y otras demencias, incluso si no están conscientes de ello.
Entonces, incluso si se están produciendo cambios en el cerebro, una personalidad optimista podría contrarrestar el efecto y permitir que las personas lo sobrelleven mejor, teorizaron los investigadores. Este estudio ha sido publicado en la revista ‘Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association’.
Ver más información:
Beck ED, Yoneda T, James BD, Bennett DA, Hassenstab J, Katz MJ, et al. Personality predictors of dementia diagnosis and neuropathological burden: An individual participant data meta-analysis. Alzheimer’s Dement[Internet].2023[citado 2 dic 2023];1–18. https://doi.org/10.1002/alz.13523
5 diciembre 2023 | Fuente: HealthDay News| Tomado de | Noticias de Salud| Neurología
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13
Un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), han llevado a cabo el análisis más amplio realizado hasta la fecha de los cambios genómicos, epigenómicos y transcriptómicos que se producen en cada tipo de célula del cerebro de los pacientes con Alzheimer, con la esperanza de descubrir nuevas dianas para posibles tratamientos de esta enfermedad, según publican en distintos artículos en Cell.
El objetivo fue combinar los conocimientos computacionales y biológicos existentes para estudiar el Alzheimer a una escala sin precedentes en cientos de individuos, algo que nunca se había hecho antes. Así, utilizando más de dos millones de células de más de 400 muestras cerebrales postmortem, analizaron cómo se altera la expresión génica a medida que avanza la enfermedad de Alzheimer. También siguieron los cambios en las modificaciones epigenómicas de las células, que ayudan a determinar qué genes se activan o desactivan en una célula concreta. Los resultados sugieren que una interacción de cambios genéticos y epigenéticos se alimenta mutuamente para impulsar las manifestaciones patológicas de la enfermedad.
Los autores realizaron análisis transcriptómicos y epigenómicos de 427 muestras cerebrales del Religious Orders Study/Memory and Aging Project (ROSMAP), un estudio longitudinal que ha seguido la memoria, la motricidad y otros cambios relacionados con la edad en personas mayores desde 1994. Estas muestras incluían 146 personas sin deterioro cognitivo, 102 con deterioro cognitivo leve y 144 diagnosticadas de demencia relacionada con el Alzheimer.
Ese análisis reveló que las personas con resiliencia cognitiva tenían mayores poblaciones de dos subconjuntos de neuronas inhibitorias en el córtex prefrontal. En las personas con demencia relacionada con el Alzheimer, esas células parecen ser más vulnerables a la neurodegeneración y la muerte celular. Esta revelación sugiere que poblaciones específicas de neuronas inhibitorias podrían ser la clave para mantener la función cognitiva incluso en presencia de la patología del Alzheimer. Este estudio señala estos subtipos específicos de neuronas inhibitorias como un objetivo crucial para futuras investigaciones y tiene el potencial de facilitar el desarrollo de intervenciones terapéuticas dirigidas a preservar las capacidades cognitivas en poblaciones envejecidas.
Referencia
Sun N, Victor MB, Park YP, et al. Human microglial state dynamics in Alzheimer’s disease progression. Cell[Internet]. 2023[citado 2 oct 2023];186(20):4386-4403.e29. doi: 10.1016/j.cell.2023.08.037
13 octubre 2023│Fuente: Neurología. com│ Tomado de Noticia
oct
6
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (EE.UU.) han identificado un paso clave en la acumulación de la proteína tau en enfermedades como el Alzheimer, lo que abre la puerta a poder prevenir la cascada destructiva de acontecimientos que da lugar al daño cerebral. Los resultados se publican en Molecular Psychiatry.
La primera autora, la doctora, investigadora postdoctoral, tuvo la idea de buscar los procesos de agregación de tau que conducen a la demencia entre un grupo de moléculas de ARN conocidas como ARN no codificantes largos (lncARN) que no se traducen en proteínas. Para investigar el papel de los lncRNAs en las tauopatías, los investigadores empezaron con células de la piel de tres personas con una tauopatía genética, cada una de las cuales portaba una mutación diferente en el gen tau. Mediante técnicas moleculares convirtieron las células de la piel en neuronas cerebrales portadoras de cada una de las tres mutaciones. A modo de comparación, utilizaron la técnica molecular CRISPR para corregir las mutaciones en algunas de las células de la piel antes de convertirlas en neuronas. De este modo, pudieron obtener células cerebrales humanas con y sin mutaciones de tau, lo que no requirió utilizar tejido cerebral humano.
Con estas células, los investigadores identificaron 15 lncARN que aumentaban o disminuían significativamente en las células cerebrales con mutaciones tau en comparación con sus controles genéticamente emparejados. Destacó un lncARN en particular: SNHG8, que era bajo no solo en las tres células cerebrales humanas con mutaciones de tau, sino también en ratones con una mutación de tau y en muestras cerebrales de personas que habían muerto de alguna de las tres tauopatías diferentes: enfermedad de Alzheimer, degeneración lobar frontotemporal con patología tau o parálisis supranuclear progresiva. En otras palabras, los niveles de SNHG8 se redujeron en las tauopatías independientemente de la mutación, la especie o la enfermedad, signos todos ellos que apuntan a su papel en un proceso patológico común.
Referencia
Bhagat R, Minaya MA, Renganathan A, Mehra M, Marsh J, Martinez R, et al. Long non-coding RNA SNHG8 drives stress granule formation in tauopathies. Mol Psychiatry [Internet]. 2023[citado 4 oct 2023]. https://doi.org/10.1038/s41380-023-02237-2
6 octubre 2023 |Fuente: Neurología.com| Tomado de Noticia
sep
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Un estudio publicado en The Lancet Healthy Longevity muestra que las personas de mediana edad con un riesgo cardiovascular elevado de forma sostenida durante 5 años experimentan una mayor disminución del metabolismo cerebral medido a través de técnicas de imagen avanzadas.
Las enfermedades cardiovasculares y la demencia coexisten en etapas avanzadas en muchas ocasiones; sin embargo, hay pocos estudios longitudinales en personas de mediana edad, 50 años, que hayan evaluado la interacción entre la aterosclerosis y sus factores de riesgo sobre la salud del cerebro. Ahora, una investigación realizada en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), en la que participa el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), arroja nuevos datos sobre esta relación y confirma la relevancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular tradicionales, como hipertensión, colesterol, diabetes, tabaquismo o sedentarismo, no solo para cuidar la salud cardiovascular, sino también para prevenir enfermedades como el alzhéimer.
Publicado en The Lancet Healthy Longevity, la investigación del CNIC muestra que la aterosclerosis -el acúmulo de placas de grasa en las arterias- y sus factores de riesgo asociados, además de ser las principales causas de enfermedad cardiovascular, están también implicados en alteraciones cerebrales típicas de la enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia.
La información es muy relevante porque, asegura el Dr. Valentín Fuster, Director General del CNIC y uno de los autores principales del estudio, abre la posibilidad de intervenir sobre un trastorno modificable, como las enfermedades cardiovasculares, para prevenir el desarrollo de las demencias, para las que no existe tratamiento para muchos pacientes. «Cuanto antes empecemos a controlar los factores de riesgo cardiovascular, mejor será para nuestro cerebro», indica el Dr. Fuster.
Asimismo, subraya el Director del CNIC, «a pesar de que todos sabemos la importancia de cuidarse y controlar los factores de riesgo cardiovascular para evitar un infarto, el hecho de que están relacionados con un deterioro de la salud cerebral puede hacer que haya una mayor conciencia de la necesidad de adquirir hábitos saludables en las fases más jóvenes de la vida».
En 2021, los investigadores del CNIC descubrieron que la presencia de factores de riesgo cardiovascular y de aterosclerosis subclínica -antes de que aparezcan los síntomas- en las arterias carótidas, que son las que suministran sangre al cerebro, en individuos de 50 años aparentemente sanos que participan en el estudio PESA-CNIC-Santander, estaba asociada a un menor metabolismo de glucosa cerebral (Cortés-Canteli & Gispert et al. JACC. 2021). El metabolismo de la glucosa cerebral está considerado un indicador de salud cerebral.
El PESA-CNIC-Santander, dirigido por el Dr. Fuster, es un estudio prospectivo que incluye a más de 4 000 participantes asintomáticos de mediana edad en los cuales se está evaluando exhaustivamente la presencia y desarrollo de aterosclerosis subclínica desde el año 2010.
El equipo del Dr. Valentín Fuster, liderado por los Drs. Marta Cortés Canteli y Juan Domingo Gispert, han seguido a estos individuos a lo largo de 5 años y han encontrado que aquellos que mantienen un riesgo cardiovascular elevado durante todo este tiempo sufren una disminución aún mayor del metabolismo cerebral medido a través de técnicas de imagen como tomografía por emisión de positrones (PET).
«Hemos detectado un declive metabólico cerebral tres veces mayor que el de personas que se mantienen en bajo riesgo cardiovascular», señala Catarina Tristão-Pereira, primera firmante del artículo y becaria INPhINIT de la Fundación «la Caixa».
La glucosa es la principal fuente de energía de las neuronas y otras células cerebrales. «Si el consumo de glucosa cerebral disminuye durante varios años puede limitar la capacidad del cerebro de lidiar en un futuro con enfermedades neurodegenerativas o cerebrovasculares», asegura el Dr. Gispert, experto en Neuroimagen del CNIC y del Barcelonaβeta Research Center.
De hecho, en colaboración con los doctores Henrik Zetterberg y Kaj Blennow de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), expertos mundiales en la determinación de nuevos biomarcadores en sangre, los investigadores de CNIC descubrieron que este declive metabólico se debía en parte a que ya existía daño neuronal en estos individuos. «Este dato es particularmente relevante ya que la muerte de las neuronas es un proceso irreversible», remarca la Dra. Cortés Canteli, neurocientífica del CNIC e investigadora Miguel Servet del Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz.
Además, el equipo del CNIC descubrió que la progresión de la aterosclerosis subclínica en las carótidas durante estos 5 años se relacionaba con una disminución del metabolismo en regiones cerebrales vulnerables a la enfermedad de Alzheimer, de manera aditiva al efecto de los propios factores de riesgo cardiovascular. «Estos resultados corroboran que la detección por imagen de la aterosclerosis subclínica aporta información muy relevante», añade el Dr. Fuster, investigador Principal del estudio PESA. «La relación entre el cerebro y el corazón es un tema fascinante y con este estudio hemos visto que empieza mucho antes de lo que se creía», continúa.
Los investigadores concluyen que a la luz de estos resultados, «el cribado de la carótida tiene un gran potencial para identificar a las personas vulnerables a sufrir alteraciones cerebrales y deterioro cognitivo en el futuro». Así, escriben, «este trabajo podría tener importantes implicaciones para la práctica clínica ya que apoya la implementación de estrategias de prevención cardiovascular primaria en etapas tempranas de la vida como enfoque valioso para una longevidad cerebral saludable».
«Aunque aún no conocemos el impacto que esta disminución en el metabolismo cerebral puede tener sobre la función cognitiva, el haber detectado ya daño neuronal sí que nos indica que cuanto antes empecemos a controlar los factores de riesgo cardiovascular, mejor será para nuestro cerebro», concluye la Dra. Cortés Canteli.
El estudio PESA está cofinanciado a partes iguales por CNIC y Banco Santander. Además, recibe financiación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII, PI15/02019 & PI20/00819), el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (ERDF – A Way to Build Europe) y el Fondo Social Europeo (ESF – Investing in Your Future).
Asimismo, para este estudio en particular también ha recibido financiación de la Fundación BrightFocus y una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales de la Fundación BBVA. CNIC cuenta con el apoyo del ISCIII, el Ministerio de Ciencia e Investigación (MCIN) y Fundación Pro- CNIC. En el estudio han participado investigadores del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CiberCV), del CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CiberFES) y el CIBER de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (Ciber-BBN).
Referencia
Catarina Tristão-Pereira, Valentin Fuster, Belen Oliva, Andrea Moreno-Arciniegas, Ines Garcia-Lunar, Cristina Perez-Herreras, et al. Longitudinal interplay between subclinical atherosclerosis, cardiovascular risk factors, and cerebral glucose metabolism in midlife: results from the PESA prospective cohort study. Lancet Healthy Longev 2023; 4: e487–98.
https://doi.org/10.1016/S2666-7568(23)00134-4
https://www.thelancet.com/journals/lanhl/article/PIIS2666-7568(23)00134-4/fulltext
Fuente: ( IMMedico)
04/09/2023
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Utilizando células madre de pacientes con enfermedad de Alzheimer (EA), investigadores del Brigham and Women’s Hospital (EE.UU.) han descubierto que la pérdida de la función normal del gen SORL1 conduce a una reducción de dos proteínas clave que se sabe están implicadas en la EA y que desempeñan un papel esencial en las neuronas de individuos sanos. Sus resultados, publicados en Cell Reports, sugieren una nueva estrategia potencial para el tratamiento de la EA, especialmente para pacientes que no responden a las terapias existentes.
En este nuevo estudio se utilizó un enfoque basado en células madre que examinó la variabilidad genética natural de los pacientes para comprender mejor una vía alternativa que conduce a la enfermedad. Utilizaron tecnologías CRISPR para eliminar el gen SORL1 de las células madre progenitoras, derivadas de participantes en dos cohortes de investigación del Alzheimer, el Religious Order Studies y el Rush Memory and Aging Project. Programaron las células madre para que se diferenciaran en cuatro tipos distintos de células cerebrales con el fin de examinar el impacto de la eliminación de SORL1 en cada tipo celular. El impacto más drástico se observó en las neuronas y en los astrocitos, y las neuronas que carecían de SORL1 mostraron una reducción especialmente prominente en los niveles de dos proteínas clave de la EA: APOE y CLU. Los investigadores verificaron sus resultados de laboratorio examinando la variación genética natural en la expresión de SORL1 en el tejido cerebral de 50 miembros de las cohortes, descubriendo de nuevo que una menor actividad de SORL1 en las neuronas se correlacionaba con una reducción de APOE y CLU.
Los autores aseguran que la comprensión de los subtipos de EA es relativamente nueva en el campo de la investigación neurológica, pero que puede acercar a un enfoque de neurología de precisión con el que poder predecir mejor qué pacientes pueden responder a las estrategias de tratamiento del Alzheimer que atacan genes específicos o se dirigen a los problemas que causan.
Referencia
Lee H, Aylward AJ, Pearse RV, Menon V, Yuung JE, Young Pearse TL, et al. Cell-type-specific regulation of APOE and CLU levels in human neurons by the Alzheimer’s disease risk gene SORL1. Cell Rep. 2023 Aug 18;112994. doi: 10.1016/j.celrep.2023.112994.
https://www.cell.com/cell-reports/fulltext/S2211-1247(23)01005-7
30 agosto 2023 (Neurología.com) Tomado- Noticias Neurología © Viguera Editores, S.L.U. 2023