Imagen: Archivo.La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) publicó hoy un informe que alerta sobre las consecuencias negativas de las redes sociales en el bienestar y el aprendizaje de las niñas.

El reporte reconoce que las tecnologías digitales pueden apoyar el proceso de enseñanza, pero advierte que también aportan riesgos como la invasión de la intimidad, la distracción en el aprendizaje y el ciberacoso.

Al respecto, detalla como las redes sociales amplifican los estereotipos de género, produciendo efectos negativos en el bienestar, el aprendizaje y las opciones profesionales de las niñas, señaló el ente multilateral en un comunicado.

De acuerdo con la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, los menores de edad socializan cada vez más a través de las redes sociales, pero con demasiada frecuencia las plataformas basadas en algoritmos amplifican su exposición a los estereotipos de género.

«El diseño de estas plataformas debe tener en cuenta consideraciones éticas. Las redes sociales no deben recluir a las mujeres y las niñas a roles que limiten sus aspiraciones educativas y profesionales», manifestó Azoulay a propósito del informe.

Titulado «La tecnología en los términos de ellas», el texto rechaza la exposición de las niñas a materiales que van desde contenidos sexuales a vídeos que ensalzan comportamientos poco saludables o estándares corporales poco realistas.

Esta exposición puede tener efectos especialmente perjudiciales en la autoestima y la imagen corporal de las niñas, lo cual pudiera repercutir en su salud mental y su bienestar, que son esenciales para el éxito académico, subrayó la Unesco.

En ese sentido, insistió en la importancia de incrementar la inversión en educación -incluida la alfabetización mediática y digital- y de una regulación más inteligente de las plataformas, que se ajuste a las Directrices de la Unesco para la gobernanza en Internet, lanzadas en noviembre del año pasado.

25 abril 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

abril 26, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: ciberacoso, Pediatría, Psicología, Psiquiatría | Etiquetas: , , |

Imagen: Archivo.La Comisión Europea (CE) instó este martes a los Estados miembros de la UE a que refuercen la protección de los menores frente a la violencia con medidas como la elaboración de planes nacionales, el fortalecimiento de los recursos humanos y financieros y la mejora de la recopilación de datos.

Las propuestas se incluyen en una recomendación del Ejecutivo comunitario a los países que pretende apoyar a los Estados a la hora de fortalecer sus sistemas de protección infantil. En ese documento se invita a los Estados miembros a elaborar planes nacionales para poner fin a la violencia contra los menores de edad, aplicar eficazmente la legislación nacional y de la UE sobre protección infantil, establecer estructuras de coordinación, reforzar los recursos humanos y financieros y mejorar la recopilación de datos.

También se pide proteger la integridad y la salud mental de los menores, así como evitar y luchar contra el ciberacoso, alentando a los Estados miembros a desarrollar estrategias nacionales sobre salud mental, con los niños como el grupo objetivo prioritario. Igualmente, se plantea apoyar a los países a la hora de adaptar sus sistemas para proteger a cualquier menor de edad de cualquier forma de violencia usando instrumentos de la Unión Europea como legislación, políticas o financiación.

«Esto comienza por prevenir y combatir la discriminación, brindar apoyo específico y fomentar una cultura social de violencia cero contra los niños», indicó la CE en un comunicado. La recomendación, del mismo modo, aboga por mejorar la coordinación y cooperación entre sectores y autoridades competentes mediante la formación de profesionales, empezando por el nivel local.

Además, se apuesta por establecer acciones de apoyo «exhaustivas y coordinadas» en casos de violencia contra menores, desde la prevención y la identificación temprana hasta la denuncia y el apoyo intersectorial. También se llama a responder a las necesidades de seguridad de los niños en internet y fuera de internet mejorando la alfabetización digital de los menores, promoviendo el uso «seguro» de las tecnologías digitales y formando a las familias y a los cuidadores.

Igualmente, se plantea hacer un mejor uso de las herramientas de la UE existentes para fortalecer los sistemas de protección de menores, como leyes, políticas y apoyo financiero. La recomendación propone poner a los menores en el centro de los sistemas integrados de protección infantil, adaptando los sistemas de protección a las necesidades de los niños e incluyéndolos en la toma de decisiones que les afecten.

Más allá de la UE, se insta a los países a tener en cuenta la protección de los menores también en su acción exterior, en áreas como la erradicación del trabajo infantil, la protección de los niños en conflictos armados y la protección de los menores ante el cambio climático.

La vicepresidenta de la CE para la Democracia y la Demografía, Dubravka Suica, indicó en una rueda de prensa que un 20 % de menores de edad en Europa experimentan «alguna forma de abuso sexual» y que el suicidio es la segunda causa de muerte principal en las personas con edades comprendidas entre los 15 y 19 años. Asimismo, señaló que hasta el 29 % de los niños de 15 años dijeron ser acosados de manera frecuente.

23 abril 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

abril 25, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: acoso, ciberacoso, Pediatría, Psicología, Psiquiatría | Etiquetas: , , , |

Imagen: Archivo. Uno de cada cuatro médicos españoles tiene burnout o desgaste profesional derivado de su trabajo, lo cual afecta no solo a su propia salud, sino a la calidad de la asistencia que prestan, según un estudio de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

«La prevalencia del síndrome de burnout es alta en los médicos que trabajan en España», en concreto de un 24 %, según cifran los investigadores en una revisión sistemática y metaanálisis de 67 estudios que aglutinan a 16 076 participantes y que han publicado en la revista Gaceta Sanitaria.

Cataluña, Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana fueron las comunidades más representadas en los estudios, de los que más de la mitad (54 %) se realizaron en el ámbito hospitalario, el 37 % en atención primaria y el 9 % en ambos niveles.

Entre las medidas que podrían ayudar a combatir el burnout, el estudio plantea cambios en los patrones laborales, con más descansos, evitar trabajo fuera del horario laboral y conciliación con la vida personal; el desarrollo de herramientas de gestión emocional; el fomento del soporte social por parte de compañeros de trabajo, familia y amigos, y la diversificación laboral con posibilidad de realizar diferentes tareas.

También hay que tener en cuenta el origen del burnout y el tipo de profesional al que afecta, ya que en atención primaria suele relacionarse más con el trato a los pacientes, y en la residencia, con las características propias de esta etapa formativa.

El síndrome de desgaste profesional es un trastorno derivado del estrés crónico que las personas pueden sufrir en su trabajo.

Se caracteriza por tres síntomas: cansancio emocional, que genera agotamiento ante exigencias laborales por las que no se siente atractivo; despersonalización, que provoca distanciamiento en el trato e incluso rechazo hacia las personas del ámbito laboral; y falta realización personal, que genera una actitud negativa, irritabilidad, baja productividad y escasa autoestima.

Los médicos «son una población en riesgo de padecer burnout por el tipo de trabajo y la implicación emocional que este requiere; sus consecuencias no se limitan a la salud de los profesionales, sino también a la calidad de la atención prestada y a la propia organización.

Por ejemplo, algunos estudios y revisiones arrojan que este trastorno estaría asociado con una disminución del desempeño profesional, problemas de seguridad del paciente y una menor satisfacción de las personas usuarias.

Incluso se ha llegado a afirmar que «se está convirtiendo en un problema social y de salud pública que lleva asociado un gran coste económico».

De hecho, un estudio realizado en Canadá comprobó que, en una población de 70 000 médicos, con una prevalencia de burnout del 21%, los costes asociados a este problema ascendían a 213,1 millones de dólares -185,2 millones por jubilaciones anticipadas y 27,9 millones por reducciones de jornada-.

«Sería interesante realizar futuros estudios que valoraran el impacto económico del síndrome de burnout en médicos de España, donde existen 136 344 médicos trabajando en el Sistema Nacional de Salud, utilizando los resultados de prevalencia hallados en el presente trabajo», subrayan sus autores.

La investigación también ha analizado diversas variables y subgrupos, según la calidad de los estudios revisados, el ámbito de trabajo, la categoría profesional, la especialidad médica ejercida y momento de realización del estudio con respecto al inicio de la pandemia de Covid-19, sin que se hayan observado «cambios estadísticamente significativos» en las prevalencias.

23 abril 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

abril 24, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Medicina del Trabajo, Psicología, Psiquiatría | Etiquetas: , , |

Imagen: Archivo.A mediados del siglo pasado las personas de 70 años eran considerados ancianos pero, hoy en día, los adultos de mediana y avanzada edad creen que tener 70 años ahora no es como antes. Para ellos, la vejez empieza más tarde.

Esta es la principal conclusión de un estudio publicado este lunes en la revista de la Asociación Americana de Psicología Psychology and Agin, que sugiere que el aumento de la esperanza de vida y el retraso de la jubilación podrían explicar este cambio en la percepción pública de la vejez.

«La esperanza de vida ha aumentado, lo que podría contribuir a que se perciba más tarde el inicio de la vejez. Además, algunos aspectos de la salud han mejorado con el tiempo, de modo que las personas de cierta edad que se consideraban viejas en el pasado quizá ya no lo sean en la actualidad», afirma Markus Wettstein, investigador de la Universidad Humboldt de Berlín (Alemania) y autor principal del estudio.

No obstante, el estudio también ha hallado indicios de que la tendencia a percibir más tarde la vejez se ha ralentizado en las dos últimas décadas.

El equipo, formado por investigadores de las universidades de Stanford, Luxemburgo y Greifswald (Alemania), examinó los datos de 14 056 participantes en la Encuesta Alemana sobre el Envejecimiento, un estudio que incluye a personas residentes en Alemania nacidas entre 1911 y 1974.

Los participantes respondieron a las preguntas de la encuesta hasta ocho veces a lo largo de 25 años (1996-2021), cuando tenían entre 40 y 100 años. Además, a medida que las generaciones mayores entraban en la mediana edad y en la vejez, el equipo iba reclutando nuevos participantes (de 40 a 85 años).

Y aunque los participantes tuvieron que responder a muchas preguntas, la principal de la encuesta era: «¿A qué edad describiría a alguien como viejo?». Así descubrieron que, en comparación con los participantes nacidos antes, los nacidos más tarde percibían la vejez más tarde. Por ejemplo, cuando los participantes nacidos en 1911 tenían 65 años, fijaban el inicio de la vejez en los 71 años. En cambio, los participantes nacidos en 1956 dijeron que la vejez comienza a los 74 años, de media, cuando tenían 65 años. Sin embargo, los investigadores también descubrieron que la tendencia a percibir más tarde el inicio de la vejez se ha ralentizado en los últimos años. «La tendencia a posponer la vejez no es lineal y podría no continuar necesariamente en el futuro», concluye Wettstein.

Los investigadores también analizaron cómo cambiaba la percepción de la vejez de los participantes a medida que envejecían. Así comprobaron que, a medida que envejecían, su percepción del inicio de la vejez se alejaba: A los 64 años, el participante medio decía que la vejez empezaba a los 74,7 años; a los 74 años, decían que la vejez empezaba a los 76,8 años; de media, la percepción del inicio de la vejez aumentaba aproximadamente un año por cada cuatro o cinco años de envejecimiento real.

Finalmente, los investigadores examinaron cómo influyen el sexo y el estado de salud en las diferencias en la percepción del inicio de la vejez. Comprobaron que las mujeres, por término medio, decían que la vejez empezaba dos años más tarde que los hombres, y que la diferencia entre hombres y mujeres había aumentado con el tiempo. También descubrieron que las personas que se sentían más solas, tenían peor salud y se sentían mayores decían que la vejez empezaba antes, de media, que las que se sentían menos solas, tenían mejor salud y se sentían más jóvenes.

Según Wettstein, los resultados pueden tener implicaciones sobre cuándo y cómo las personas se preparan para su propio envejecimiento, así como sobre la opinión que tienen de los adultos mayores en general.

22 abril 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

abril 23, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Estadística, Geriatría, Medicina Familiar y Comunitaria, Psicología | Etiquetas: , , |

Imagen: Archivo.La adolescencia es un periodo de intensos cambios, físicos, psicológicos, emocionales y sociales. La Organización Mundial de la Salud la ubica entre los 10 y los 19 años, mientras que la juventud hasta los 24 años. Varios profesionales, así como la Asociación Americana de Pediatría, consideran que este periodo se alarga hasta los 21 años.

Aproximadamente un 30 % de los niños y de los adolescentes padecerán alguna alteración relacionada con el sueño a lo largo de su desarrollo, tal y como asegura en una entrevista la pediatra especialista en Medicina de la Adolescencia, y miembro de la Sociedad Española de la Medicina de la Adolescencia (SEMA) Inés Hidalgo.

Así, dice que el sueño del adolescente se caracteriza por un retraso biológico en el inicio y en la finalización de la secreción nocturna de melatonina (ritmo circadiano): «En estos, además, el acúmulo de la presión de sueño a lo largo del día se produce de una manera más lenta. Por ello, el nivel de somnolencia a última hora del día es menor y, con ello, se retrasa el inicio del sueño».

Otros factores que dificultan que el adolescente cubra sus necesidades biológicas de sueño son, tal y como apunta: la irregularidad de los horarios los fines de semana (acostarse más tarde y alargar el sueño por las mañanas los fines de semana); junto con el uso a última hora del día de la tecnología (supresión de la secreción de melatonina por la luz de los dispositivos).

«También los horarios escolares tienen una gran influencia en el sueño del adolescente. Se ha visto que cada 10 minutos de retraso en el horario de inicio escolar se corresponde a un incremento de la posibilidad de dormir más, y a una disminución de la sensación de cansancio durante el horario escolar», argumenta.

En el sueño del adolescente también influyen otros aspectos como trabajar tras el instituto, la socialización, la participación en deportes, las actividades extraescolares, junto con la falta de control paterno y el saltarse las reglas para dormir bien (higiene del sueño), manifiesta esta doctora de atención primaria.

CUÁNTAS HORAS DEBE DORMIR UN ADOLESCENTE

Con ello, recuerda que la duración ideal del sueño es la que nos permite realizar una actividad diaria con normalidad; insiste en que cada persona tiene unas necesidades específicas; de manera que la duración del sueño varía en función de la edad, del estado de salud de la persona, pero también del estado emocional, e incluso de la geografía de la persona.

«Las necesidades diareias de sueño de los adolescentes según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos (NFS, por sus siglas en inglés) oscilan desde las 11 horas (percentil 97) a las 7 horas (percentil 3); siendo el valor del percentil 50 de 7 a 9 horas diarias», precisa.

También cree Hidalgo que hay que considerar el ‘cronotipo de sueño’, que es la predisposición natural que cada persona tiene de experimentar picos de energía o momentos de descanso según la hora del día; siendo distinto en cada persona.

«Dormir un número adecuado de horas, de forma regular, se asocia lógicamente con mejores resultados en salud: mejor atención, conducta, aprendizaje, memoria, regulación de las emociones, calidad de vida, salud física y mental. Mientras, un déficit crónico de sueño puede provocar muchos problemas: accidentes de tráfico y de todo tipo, somnolencia diurna patológica, hiperactividad, inatención, fracaso escolar, alteración del comportamiento, depresión, alteraciones en la esfera endocrina como obesidad, o diabetes, así como hipertensión, aumento del riesgo cardiovascular y alteraciones inmunológicas entre otras», detalla esta experta.

COMO SABER SI HAY UN PROBLEMA DEL SUEÑO

Con ello, preguntamos a esta pediatra y miembro de la Sociedad Española de la Medicina de la Adolescencia cómo pueden saber los padres si sus hijos cuentan o no con un problema de sueño, recordando que estos se consideran cuando se dan «patrones insatisfactorios para los padres, el chico o el pediatra y pueden estar relacionados con el bienestar del paciente o de la familia»; mientras que un trastorno en sí del sueño se define como «una alteración real, no una variación, de una función fisiológica que controla el sueño y opera durante el mismo».

De forma práctica, esta doctora clasifica los problemas del sueño, por ejemplo, en pacientes a los que les cuesta dormirse (insomnio por higiene del sueño inadecuada, insomnio conductual, síndrome de retraso de fase (SRF), o síndrome de piernas inquietas (SPI).

Dice que, entre otros, también puede haber un problema con el sueño del adolescente si el paciente se duerme durante el día, y esto podría darse por una privación crónica del sueño por diferentes causas (dormir pocas horas, uso de estimulantes, uso de drogas, fármacos, nuevas tecnologías de información y comunicación y enfermedad psiquiátrica entre otras); aunque también se incluyen la narcolepsia, o la hipersomnia idiopática, entre otros.

«Para saber si hay un problema del sueño, el profesional realizará una adecuada historia clínica, una exploración física completa, y la agenda de sueño. Posteriormente, puede ayudarse de diferentes cuestionarios y de pruebas diagnósticas según el caso», concreta la doctora Hidalgo.

A su vez, recuerda que en los adolescentes es habitual que haya periodos en los que necesiten más horas de sueño: «Si, como hemos comentado los fines de semana los adolescentes duermen más para recuperar el déficit de sueño que van acumulando a lo largo de la semana por las circunstancias comentadas (pantallas, o horarios, por ejemplo), e incluso las salidas del fin de semana. Igualmente, esto se diferencia con una adecuada historia clínica, con una exploración física completa y con la agenda de sueño. Posteriormente, el profesional puede ayudarse de diferentes cuestionarios, y de pruebas diagnósticas».

EL CASO DE LA HIPERSOMNIA

Le preguntamos concretamente a esta pediatra por los casos de hipersomnia en el adolescente, fruto de ese déficit crónico de sueño, o Somnolencia Diurna Excesiva (SDE), y que se refiere a periodos de tiempo prolongados sin dormir, y por el que el adolescente se va durmiendo en el colegio, por ejemplo, o es hiperactivo e incapaz de sentarse en clase. Y es que el problema que hay hoy día con la hipersomnia en adolescentes es que ésta no suele descubrirse hasta que no se manifiesta en el rendimiento escolar del menor, y en que su vida diaria se ve alterada, por lo que su diagnóstico precoz es clave.

«En un estudio en 2008 de Pin y cols. realizado en 750 adolescentes entre 13-14 años, se observó que el 52,8 % presentaba SDE, cifra como vemos muy elevada. En la SDE intervienen muchos factores: problemas psiquiátricos o médicos, uso de medicamentos como metilfenidato, antihistamínicos, déficit de sueño, sueño fragmentado por luz, ruido, dolor, las nuevas tecnologías, una mala higiene del sueño y trastornos primarios del sueño (SRF, SPI)», relata la miembro de SEMA.

CÓMO SOSPECHAR DE HIPERSOMNIA

Con todo ello, preguntamos a esta pediatra por los principales signos de hipersomnia o déficit crónico de sueño, que tal y como apunta se manifiesta por: despertar matutino difícil; dormir el fin de semana dos horas más de lo habitual; somnolencia en horario escolar o siestas durante el día; alteraciones del ánimo, o del comportamiento durante el día, que mejoran cuando el paciente duerme más tiempo.

«Un déficit crónico de sueño se acompaña de alteraciones cognitivas, del aprendizaje, alteraciones emocionales con irritabilidad, psicológicas y físicas, afectando de forma muy importante a la calidad de vida del paciente y a su entorno. La expresión clínica de la SDE puede variar según la edad, así en los niños pequeños puede haber una necesidad de siestas o de hiperactividad paradójica, déficit de atención con problemas de aprendizaje y desarrollo; mientras que en adolescentes la clínica es similar al adulto con somnolencia, déficit cognitivo e irritabilidad, así como afectación del rendimiento escolar», agrega.

PUEDEN AFECTAR AL DESARROLLO DEL PACIENTE

Con todo ello, esta experta señala que los trastornos del sueño constituyen un problema de salud pública ya que, si no se tratan adecuadamente, afectarán al desarrollo del paciente, aparte de que pueden evolucionar a la edad adulta, a la vez que indica que su presencia puede exacerbar otros problemas que el paciente tenga de base.

Los problemas del sueño en la adolescencia pueden condicionar la salud en etapas posteriores, de manera que un tercio de los adolescentes que presentan problemas del sueño a los 16 años los tienen aún a los 23 años; mientras que un 10 %, a los 42 años. «Así pues, mejorar el sueño del adolescente es mejorar el sueño y la calidad de vida no sólo en la adolescencia, sino en las etapas posteriores de la vidad», avanza esta experta.

No obstante, considera que, en general los trastornos del sueño están infravalorados tanto por los pacientes, como por sus familias, y a veces por los propios profesionales. «Debemos tener en cuenta que estos problemas pueden prevenirse y tratarse. La reducción del déficit de sueño es posible mediante la educación y la difusión del conocimiento», insiste la miembro de SEMA.

En este sentido, recuerda que el estudio SHASTU (Sleep Habits in Students Performance, financiado por la UE dentro del programa Erasmus plus) refleja que el porcentaje de alumnos que superan la línea de corte de una mala calidad de sueño pasaba del 22,5 % al 12,3 % tras establecer durante dos años unos correctos hábitos e higiene del sueño dentro del programa formativo de los centros educativos.

CONSEJOS PARA QUE UN ADOLESCENTE DUERMA MEJOR

En última instancia, las medidas importantes para la higiene del sueño en el adolescente son, tal y como enumera:

-Mantener un horario regular al acostarse y despertarse, incluso el fin de semana.

-Crear un ambiente adecuado para dormir en cuanto a luz, temperatura, y ruido.

-Respetar el ciclo luz-oscuridad, la exposición a luz intensa por la mañana ayuda a adelantar la fase de sueño; debemos evitar el uso de gafas de sol en esas primeras horas; del mismo modo, el sueño debe conciliarse en un ambiente oscuro, pues la luz interfiere negativamente en la síntesis de melatonina.

-Ir al centro docente andando, o en bicicleta, por ejemplo.

-Evitar las siestas; pero si las precisa que sean cortas, de unos 10 minutos, al menos, seis horas antes de la hora previa de acostarse.

-No se aconseja el uso de tecnología una hora antes de acostarse y su dormitorio debe estar libre de tecnología.

-El ejercicio físico moderado intenso deberá practicarse, a ser posible, por la mañana o al inicio de la tarde, evitando hacerlo en las dos horas previas al sueño.

-Evitar cenar después de las 9 o las 9 y 30 de la noche.

-Evitar el consumo de alimentos/bebidas excitantes (chocolates, refrescos) y otras sustancias con efectos nocivos para la salud (tabaco, alcohol, drogas).

-Se debe usar la cama solo para dormir, y levantarse de ella si no puede conciliar el sueño (control de estímulo), restringiendo el tiempo en la cama al tiempo real de sueño (restricción de sueño).

-Uso de técnicas de relajación y estrategias cognitivo-conductuales para reducir la ansiedad.

-Los padres deberán ser entrenados en el reconocimiento del déficit de sueño: irritabilidad, difícil despertar, recuperación durante el fin de semana; además, deberán favorecer el ambiente propicio al sueño al final de la tarde y dar ejemplo con unas adecuadas medidas de higiene del sueño.

19 abril 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de |Noticia

abril 22, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Calidad del sueño, Pediatría, Psicología | Etiquetas: , , , |

Imagen: Archivo.Un estudio genético con más de 1,2 millones de personas ha permitido localizar 95 loci (regiones genómicas) asociadas al riesgo de sufrir trastorno del estrés postraumático (TEPT), una información que ayudará a averiguar por qué sólo cerca del 6 % de los que padecen un trauma desarrollan después este trastorno.

Entre las 95 loci descubiertas por el estudio, se incluyen 80 que no se habían identificado previamente. El estudio, realizado por el Consorcio de Genómica Psiquiátrica (PGC-PTSD) junto con Cohen Veterans Bioscience, también ha identificado 43 genes que parecen tener un papel en la causa del TEPT.

Los resultados del estudio, el mayor y más diverso realizado hasta la fecha, se han publicado este jueves en la revista Nature Genetics. La investigación, que confirma que la heredabilidad es una característica fundamental del TEPT, ofrece nuevas dianas para futuras investigaciones que podrían conducir a nuevas estrategias de prevención y tratamiento.

‘Esto es un hito para la genética del TEPT’, subraya Karestan Koenen, autor principal del estudio, miembro del Instituto Broad del MIT y Harvard, e investigador del Centro Stanley de Investigación Psiquiátrica del Broad.

Estudios genéticos previos, incluidos algunos de este equipo, habían revelado que el TEPT tiene un componente genético y que muchos genes distintos contribuyen a este trastorno pero los científicos no sabían distinguir los loci que eran específicos del riesgo de TEPT de los que también estaban vinculados a afecciones como la depresión y las enfermedades cardiovasculares.

Además, los conjuntos de datos genéticos también se han centrado históricamente en las personas de ascendencia europea, a pesar de que existe una carga desproporcionadamente alta de trauma y TEPT entre las personas de ascendencia africana, nativa americana y latinoamericana en los Estados Unidos y en todo el mundo.

En el nuevo estudio, los investigadores del PGC recopilaron datos de 88 estudios diferentes de asociación de genoma completo, que utilizan datos genéticos de grandes grupos de personas para buscar asociaciones entre regiones del genoma y la probabilidad de desarrollar una enfermedad o rasgo. En total, el conjunto de datos contenía información sobre el riesgo de padecer TEPT de más de 1,2 millones de
individuos de ascendencia europea (entre ellos, unos 140 000 con TEPT), unos 50 000 con ascendencia africana (entre ellos, unos 12 000 con TEPT) y unos 7 000 con ascendencia nativa americana (unos 2 000 con TEPT).

El metaanálisis de los datos reveló 95 loci fuertemente asociados con el TEPT -incluidos 80 que no se habían identificado previamente- y 43 genes que parecían desempeñar un papel en la causa del TEPT.

Los investigadores descubrieron que el TEPT compartía muchas características genéticas con la depresión, así como varios loci específicos del TEPT. Y aunque en estudios anteriores se había observado una mayor prevalencia del TEPT en mujeres que en hombres, los investigadores no encontraron pruebas de ello en sus datos.

El equipo examinó el cromosoma X, algo que no habían hecho estudios anteriores, y hallaron cinco loci relacionados con el TEPT pero creen que estos cambios en el cromosoma X tendrían efectos similares en hombres y mujeres. Para investigar más a fondo cómo afecta la genética del TEPT al cerebro, el equipo estudió los datos de expresión génica y descubrió que el cerebelo, la región del cerebro que controla el movimiento y el equilibrio, puede estar implicado en el trastorno, además de regiones que los científicos habían relacionado anteriormente con el TEPT, como el córtex y la amígdala.

En concreto, el equipo descubrió que las interneuronas, que conectan las neuronas motoras y sensoriales, estaban implicadas en el riesgo de TEPT pero habrá que hacer nuevos estudios para determinar cómo afectan los genes clave de estos tejidos y células a los síntomas y comportamientos del TEPT.

‘Por primera vez, nos estamos aproximando a una arquitectura genética del TEPT, que valida los conocimientos previos sobre parte de la biología crítica que subyace a los trastornos relacionados con el trauma y, al mismo tiempo, apunta hacia nuevas dianas y mecanismos emocionantes y novedosos’, afirma Kerry Ressler, colíder del grupo de trabajo PGC dedicado al TEPT. ‘Estos datos son un primer paso importante en los planteamientos de próxima generación de intervenciones novedosas para el TEPT’, subraya.

18 abril 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

abril 19, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Enferm. Psiquiát. y Psicológicas, enfermedades genéticas, Psicología, Psiquiatría | Etiquetas: , , |

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