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Desplomada en el suelo sobre un montículo de tierra, Divine Wisoba arrancó las malas hierbas de la tumba de su hija. La bebé de un mes murió de viruela símica en el este de la República Democrática del Congo en agosto, pero Wisoba, de 21 años, estaba demasiado traumatizada para asistir al funeral.
En su primera visita al cementerio, lloró por la niña que perdió y se preocupó por el resto de su familia. «Cuando ella nació, fue como si Dios hubiera respondido a nuestras oraciones: queríamos una niña», dijo Wisoba sobre la pequeña Maombi Katengey. «Pero nuestra mayor alegría se transformó en devastación».
Su hija es una de las más de 6 000 personas que habrían contraído la enfermedad en la provincia de Kivu del Sur, el epicentro del más reciente brote mundial de mpox o viruela símica, calificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como emergencia sanitaria mundial. Una nueva cepa del virus se está propagando, principalmente a través del contacto piel con piel, incluido, entre otros, las relaciones sexuales. La falta de fondos, vacunas e información dificulta detener la propagación, según expertos en enfermedades.
La viruela símica, que causa síntomas en su mayoría leves como fiebre y dolores corporales, pero puede desencadenar casos graves con ampollas prominentes en cara, manos, pecho y genitales, se propagó prácticamente sin ser detectada durante años en África, hasta que un brote en 2022 llegó a más de 70 países. A nivel mundial, los hombres homosexuales y bisexuales constituyeron la gran mayoría de los casos en ese brote. Pero los funcionarios señalan que el mpox ha afectado desproporcionadamente a los niños en África durante mucho tiempo, y dicen que los casos ahora están aumentando considerablemente entre niños, embarazadas y otros grupos vulnerables, siendo muchos los tipos de contacto cercano responsables de la propagación.
Los funcionarios de salud se han centrado en Kamituga, una remota pero bulliciosa ciudad minera de oro de unas 300 000 personas que atrae a mineros, trabajadores sexuales y comerciantes que están en constante movimiento. Los casos de otras partes del este del Congo pueden rastrearse hasta aquí, dicen las autoridades, y el primero se originó en la escena de los clubes nocturnos.
Desde que comenzó este brote, hace un año, casi 1 000 personas en Kamituga han resultado infectadas. Ocho han muerto, la mitad de ellos niños.
Desafíos sobre el terreno
El mes pasado, la OMS dijo que los brotes de mpox podrían detenerse en los próximos seis meses, con el liderazgo y la cooperación de los gobiernos.
Pero en Kamituga, la gente dice que se enfrenta a una realidad totalmente diferente.
Hay un promedio diario de cinco casos nuevos en el hospital general, que regularmente está al límite de su capacidad. En general, en Kivu del Sur, los nuevos casos sospechosos semanales se han disparado de unos 12 en enero a 600 en agosto, según funcionarios de salud de la provincia.
Incluso esa cifra probablemente sea una subestimación, afirman, debido a la falta de acceso a las zonas rurales, la incapacidad de muchos residentes de buscar atención y la naturaleza transitoria de Kamituga.
Los lugareños dicen que simplemente no tienen suficiente información sobre el mpox.
Antes de que su hija enfermara, dijo Wisoba, ella misma estaba infectada pero no lo sabía.
Alrededor de sus genitales surgieron lesiones dolorosas que le dificultaban caminar. Pensó que tenía una infección de transmisión sexual común y buscó medicamentos en una farmacia. Días después, acudió al hospital con su recién nacida y le diagnosticaron mpox. Ella se recuperó, pero su bebé desarrolló lesiones en el pie.
Casi una semana después, Maombi murió en el mismo hospital donde su madre fue atendida.
Wisoba dijo que no sabía nada sobre la viruela símica hasta que la contrajo. Quiere que el gobierno invierta más en enseñar a la gente medidas de protección.
Los funcionarios locales no pueden llegar a áreas a más de unos pocos kilómetros de Kamituga para rastrear casos sospechosos o informar a los residentes. Transmiten mensajes por radio pero dicen que no llegan lo suficientemente lejos.
Kasindi Mwenyelwata va de puerta en puerta describiendo cómo detectar la viruela símica: buscando síntomas como fiebre, dolores o lesiones. Pero el líder comunitario de 42 años dijo que la falta de dinero significa que no tiene los materiales adecuados, como carteles que muestren imágenes de pacientes, que considera más poderosos que las palabras.
ALIMA, uno de los pocos grupos de ayuda que trabajan en la viruela símica en Kamituga, carece de fondos para establecer programas o clínicas que puedan llegar a unas 150 000 personas, y su presupuesto se agotará a finales de año, según el coordinador del programa, el doctor Dally Muamba.
Si el apoyo sigue disminuyendo y la viruela símica se propaga, dijo, «habrá un impacto en la economía, la gente dejará de venir a la zona a medida que la epidemia pase factura… Y a medida que la enfermedad se extienda, ¿pasará lo mismo con los recursos?».
El vacío de vacunas
Los expertos en salud están de acuerdo: lo que más se necesita son vacunas, incluso si son para adultos, bajo aprobación de emergencia en el Congo.
Ninguna ha llegado a Kamituga, aunque es una ciudad prioritaria en Kivu del Sur, dijeron las autoridades. No está claro cuándo ni cómo lo harán. La carretera principal que lleva a la ciudad no está pavimentada y es apenas transitable en coche durante la actual temporada de lluvias.
Una vez que lleguen aquí, no está claro si la oferta satisfará la demanda de quienes corren mayor riesgo y son los primeros en la fila: personal de salud, trabajadoras sexuales, mineros y mototaxis.
El gobierno del Congo ha presupuestado más de 190 millones de dólares para su respuesta inicial contra la viruela símica, que incluye la compra de 3 millones de dosis de vacuna, según un borrador del plan nacional contra la enfermedad, que circuló ampliamente entre expertos en salud y grupos de ayuda este mes y al que tuvo acceso The Associated Press. Pero hasta ahora, sólo han llegado al Congo 250 000 dosis y el gobierno ha donado sólo 10 millones de dólares, según el Ministerio de Finanzas.
La mayoría de las personas con casos leves se recuperan en menos de dos semanas. Pero las lesiones pueden infectarse y los niños o las personas con un sistema inmunológico débil son más propensos a sufrir casos graves.
Los médicos pueden asegurarse de que las lesiones estén limpias y administrar analgésicos o antibióticos para infecciones secundarias como la sepsis.
Pero aquellos que se recuperan pueden volver a contraer el virus.
Una nueva variante, falta de comprensión
Los expertos dicen que la falta de recursos y conocimiento sobre la nueva cepa dificultan aconsejar a las personas sobre cómo protegerse. La AP vio un informe interno que circuló entre grupos y agencias de ayuda donde se califica de baja la confianza en la información disponible sobre el mpox en el este del Congo y los países vecinos.
Si bien se sabe que la variante se transmite más fácilmente a través de las relaciones sexuales, se desconoce cuánto tiempo permanece el virus en el sistema. Los médicos aconsejan a los pacientes recuperados que se abstengan de tener relaciones sexuales durante tres meses, pero reconocen que la cifra es en gran medida arbitraria.
«Los estudios no han aclarado si todavía eres contagioso o no… si puedes o no tener relaciones sexuales con tu esposa», dijo el doctor Steven Bilembo, del hospital general de Kamituga.
Los médicos dicen que están viendo casos que simplemente no comprenden, como el de mujeres embarazadas que pierden bebés. De las 32 embarazadas infectadas desde enero, casi la mitad perdió al bebé por aborto espontáneo o muerte fetal, según muestran las estadísticas hospitalarias.
Alice Neema es una de ellas. Desde la sala de aislamiento del hospital, le dijo a la AP que notó lesiones alrededor de sus genitales y fiebre, pero que no tenía suficiente dinero para viajar los 50 kilómetros (30 millas) en motocicleta en busca de ayuda. Perdió al bebé después de su diagnóstico.
A medida que llega información, los lugareños dicen que el miedo se propaga junto con la nueva cepa.
Diego Nyago llevó a su hijo de dos años, Emile, para la circuncisión cuando desarrolló fiebre y lesiones.
Era mpox, y hoy Nyago está agradecido de que los médicos notaron sus síntomas.
«No creía que los niños pudieran contraer esta enfermedad», dijo mientras los médicos vertían suavemente agua sobre el niño para bajarle la temperatura. «Algunos niños mueren rápidamente porque sus familias no están informadas».
«Los que mueren son los que se quedan en casa».
19 septiembre 2024|Fuente: AP |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Más de un centenar de plaguicidas, químicos que «afectan directamente» a la salud de las personas, a quienes trabajan en invernaderos y a la biodiversidad, pueden ser tóxicos, persistentes y acumulativos y contaminaron los alimentos que se consumieron en 2022 en España.
Así se recoge en el estudio ‘Directo a tus hormonas. Residuos de plaguicidas en los alimentos españoles’ presentado este miércoles por Ecologistas en Acción (EA), que analiza los datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan).
Según el documento, que recoge los últimos datos correspondientes al año 2022, del centenar de plaguicidas con los que se contaminaron los alimentos, 59 (incluido el DDT) eran disruptores endocrinos, es decir afectan directamente al sistema hormonal y se relacionan con graves enfermedades, y 32 eran sustancias no autorizadas por la Unión Europea.
Además, 17 fueron plaguicidas «candidatos» a ser sustituidos por los «efectos cancerígenos», tóxicos para la reproducción, de disrupción endocrina o por tener características de persistencia, bioacumulación y toxicidad.
Según la portavoz de EA, Kistiñe García, «las explotaciones agrarias deben respetar los derechos humanos de sus trabajadoras, proporcionarle formación y los equipos de protección individual (EPIS obligatorios), y mantener prácticas de aplicación de fitosanitarios que se atengan a la ley».
García ha asegurado que el Ministerio de Agricultura «está perdiendo una gran oportunidad para convertir a España en el productor de alimentos más saludables».
Según EA, aunque los datos de Aesan son «poco representativos», porque solo se tomaron 3,61 muestras por cada 100 000 habitantes, lo que coloca a España a la cola en este tipo de recogida de pruebas, permiten ver que el 36 % de las muestras tenían restos de una o más sustancias químicas, porcentaje que aumenta al 43 % en el caso de frutas y verduras.
La comunidad científica ha alertado sobre el «efecto combinado» que produce el elevado uso de plaguicidas y que expone a la población y al medio natural a «pequeñas pero múltiples cantidades de sustancias».
El «cóctel de sustancias» es evidente en el 22 % de las muestras recogidas, que presentaban contaminación múltiple con varios plaguicidas.
Al menos 97 plaguicidas tóxicos se utilizaron en cultivos españoles, lo que pone «en riesgo» a las personas que se dedican al campo, a las que viven en zonas cercanas y al medio natural, advierte el estudio, que añade que los tomates españoles contenían residuos de «31 sustancias diferentes».
La ONG recuerda que la contaminación que padecen los trabajadores en los invernaderos se ha plasmado en el cortometraje ‘La voz del invernadero’, realizado por el fotoperiodista Santi Donaire y producido por Ecologistas en Acción, en el que se habla de una «verdad incómoda», porque son trabajadores que padecen enfermedades pulmonares o Parkinson, entre otras.
Según datos de Eurostat, la oficina de estadísticas de la Unión Europea, en 2022 España estuvo a la cabeza de la lista de venta de pesticidas, seguido por Francia, Italia y Alemania.
18 septiembre 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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El 90 % de las enfermedades crónicas están relacionadas con el medioambiente y su detección aumenta en las dos primeras décadas de la vida, por lo que un centenar de científicos y médicos han suscrito la ‘Declaración Futuro Sin Tóxicos’ que este martes han llevado al Congreso de los Diputados y al Ministerio de Sanidad.
«Diariamente estamos en contacto con productos que, aunque estén en el mercado, no son seguros. Son productos derivados del petróleo, de uso cotidiano y de una toxicidad lenta, pero persistente», este es el mensaje que recoge la declaración que pide al Gobierno medidas urgentes para proteger la salud pública y acelerar la revisión de la normativa existente.
En rueda de prensa, el presidente de la Asociación Española Científica de Pediatría, Juan Antonio Ortega, ha asegurado que las enfermedades crónicas están creciendo en la etapa infantil y adolescente como es el caso del cáncer pediátrico con un aumento del 1 % anual en los países de la Unión Europea, y todo ello vinculado a la toxicidad del entorno.
Trastornos endocrinos, neurodegenerativos y del neurodesarrollo, enfermedad respiratoria, cáncer, obesidad, diabetes y enfermedad renal crónica son algunas de las patologías crónicas vinculadas al ambiente, y que son, precisamente, las que colapsan los centros de salud y se llevan el 70 % del gasto sanitario.
Ortega también ha ahondado en la necesidad de evitar la exposición a químicos hormonalmente activos durante el embarazo y los primeros años de vida.
«Ahora recogemos lo que hemos sembrado, las enfermedades respiratorias no paran de crecer y se disparan las cardíacas a los 30-40 años por exposiciones tempranas. Hemos llegado a normalizar los broncodilatadores en los niños», ha enfatizado.
Por esto, Ortega ha insistido en que se trata de abordar desafíos nuevos para los que la normativa actual ya no sirve.
En la rueda de prensa, el representante de la Sociedad Española de Endocrinología Nicolás Olea ha comentado que «un bote de orina lo dice todo». Según este experto, el 83 % de los niños valencianos tienen presente en su orina restos de un pesticida prohibido en 2021, que se utilizó en esa área.
Olea también ha afirmado que metales pesados como el cadmio y el mercurio están presentes en la leche materna, por lo que ha llamado a poner el foco en las embarazadas y los niños.
Los firmantes de la ‘Declaración Futuro Sin Tóxicos’ quieren que se regulen las sustancias teniendo en cuenta el «efecto cóctel» y su posible acumulación en el organismo y la exposición continuada.
Según la Fundación Rezero, que aúna este proyecto, la aplicación de la nueva normativa por la salud pública deberá estar basada en el conocimiento científico y aplicar el principio de precaución con los criterios de salud más exigentes, que tengan en cuenta a niños y embarazadas.
Los firmantes han pedido al Congreso y a la Dirección General de Salud Pública que tengan la «honestidad» de incrementar las medidas y evaluar el riesgo de la exposición, especialmente a la población más sensible.
Y que se exija a la industria absoluta transparencia en la composición de los productos que ponen en el mercado, a partir del etiquetado de los productos y con mecanismos como el pasaporte digital.
17 septiembre 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Un primer análisis global difundido este lunes por la revista The Lancet estima que a lo largo de los próximos 25 años -de aquí al año 2050- se habrán producido más de 39 millones de muertes derivadas de infecciones por resistencia a los antibióticos.
Se trata de un estudio en profundidad sobre los impactos en la sanidad global de la resistencia antimicrobiana (RAM) a lo largo del tiempo, que revela tendencias registradas entre 1990 hasta 2021 y estima el impacto potencial entre ahora y el año 2050 para 204 países y territorios.
El análisis revela que más de un millón de personas fallecieron de RAM a nivel global cada año entre 1990 y 2021 y que, durante ese periodo, las muertes por RAM entre niños menores de 5 años decayeron en un 50 % mientras que, en cambio, las producidas entre personas de más de 70 años aumentaron en más de un 80 %.
El estudio indica que predicciones futuras apuntan a que las muertes por este motivo aumentarán en las próximas décadas, incrementándose en casi un 70 % para 2050 frente a 2022, impactando más en personas mayores.
También se desprende de esto que un mejor acceso al cuidado sanitario y los antibióticos podrían salvar un total de 92 millones de vidas entre 2025 y 2050.
Estos hallazgos subrayan la necesidad de adoptar medidas decisivas como una mejor atención sanitaria, más prevención y medidas de control y nuevos antibióticos para proteger a las personas de la amenaza del RAM.
En concreto, el estudio estima que 1,91 millones de personas podrían potencialmente fallecer como resultado directo de la resistencia a los antimicrobianos en 2050, casi un 70 % más frente a 2022. Durante el mismo periodo, el número de muertes en las que las bacterias RAM desempeñan un papel aumentará en casi un 75 %, pasando de 4,71 millones a 8,22 millones al año.
Estas tendencias continuarán, conforme a los datos, en las próximas décadas poniendo de manifiesto la vital necesidad de efectuar intervenciones como prevención de infecciones, vacunas o minimizar el uso inadecuado de los antibióticos.
El autor del análisis, Mohsen Naghavi, líder del equipo de investigación de RAM en el Instituto de Métricas de Salud (IHME) de la Universidad de Washington (EE.UU.), afirma que «las medicinas antimicrobianas son unas de las piedras angulares de la sanidad moderna e incrementar la resistencia a ellas es una causa principal de preocupación».
«Estos hallazgos ponen de relieve que las RAM han sido una significativa amenaza a la sanidad global durante décadas y que esta amenaza está aumentando», destaca el experto.
El estudio también señala que observar cómo las tendencias en las muertes por RMA han cambiado a lo largo del tiempo y cómo variarán probablemente en el futuro es «vital para tomar decisiones informadas para ayudar a salvar vidas».
Las infecciones por resistencia a los antibióticos ocurren cuando las bacterias u otros patógenos cambian de manera que evolucionan hasta dejar de responder a estos fármacos.
17 septiembre 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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La duración de los tratamientos con antibióticos se podría reducir en la mayoría de infecciones respiratorias, adoptándolos a las necesidades de los pacientes, según un trabajo liderado por el investigador Carl Llor, del Instituto de Investigación en Atención Primaria (IDIAP) JGol.
El IDIAP JGol ha informado este lunes en un comunicado de las conclusiones del trabajo de Llor, que es una revisión de estudios sobre este tema publicados anteriormente.
Carl Llor, primer firmante del trabajo y líder del Grupo de Investigación en Infecciones en Atención Primaria del IDIAP JGol, ha destacado que cada persona metaboliza los medicamentos de manera diferente, lo que hace que el tratamiento antibiótico estándar no sea adecuado para todas.
Factores como la edad, las comorbilidades (presencia de una o más enfermedades), otras enfermedades debilitantes o el estado del sistema inmunitario del individuo influyen en la duración del tratamiento para cada persona, según el investigador.
En algunos casos, bastaría con prescribir antibiótico una semana o incluso tres días de tratamiento para ser efectivos, ha precisado.
En los hospitales se pueden usar biomarcadores para determinar la duración óptima del tratamiento con antibióticos, pero estos recursos a menudo no están disponibles en la atención primaria.
En este trabajo, que ha sido publicado en la revista eClinicalMedicine, del grupo The Lancet, se explica que se podría reducir la duración del tratamiento antibiótico cuando mejoran los síntomas sin perder efectividad.
«Aún así, antes de recomendar esta práctica en el ámbito clínico, sería necesario realizar un ensayo clínico aleatorizado que permitiera comparar la individualización de la duración del tratamiento antibiótico con las necesidades de cada paciente», se afirma en el comunicado.
Está previsto que el IDIAP JGol lleve a cabo próximamente este estudio clínico, en una fecha que, por ahora, no se ha concretado.
Llor ha destacado que «sustituir la práctica tradicional de tratamientos de duración fija por un enfoque individualizado y centrado en el paciente podría mejorar la atención, reducir la exposición de los pacientes a los antibióticos, disminuir los efectos secundarios y ayudar a reducir la resistencia antimicrobiana, algo que ahora tendremos que valorar en un ensayo clínico».
El IDIAP JGol ha recordado que los antibióticos han sido fundamentales para salvar vidas y prevenir infecciones, pero que su efectividad está en riesgo a causa del aumento de la resistencia a los antimicrobianos, provocado por el abuso de estos medicamentos.
Aproximadamente el 80 % de los antibióticos se prescriben en la Atención Primaria, una gran mayoría de los cuales tratan infecciones del tracto respiratorio, que son muy frecuentes.
En los últimos años, las autoridades sanitarias han insistido en la necesidad de reducir el uso excesivo de los antibióticos, pero solo ha disminuido un 4 % la media de exposición de la población a los antibióticos, se asegura en la nota.
16 septiembre 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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18
La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) ha alertado de la existencia de una «catastrófica crisis de desnutrición» en el noroeste de Nigeria y ha subrayado que una cuarta parte de los niños menores de cinco años sufre desnutrición en dos áreas del estado de Zamfara.
Así, ha indicado que un análisis llevado a cabo en junio por la ONG y el Ministerio de Sanidad nigeriano a 97 149 niños residentes en 21 localidades de Shinkafi y Zurmi revela que el 27 % de ellos sufría desnutrición aguda, mientras que un cinco por ciento sufría desnutrición aguda grave. Además, el 22 % están moderadamente desnutridos.
Las cifras superan ampliamente el umbral de «nivel crítico» fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en relación a la prevalencia de la desnutrición, por lo que MSF ha reclamado un aumento de los esfuerzos internacionales para hacer frente a la crisis en la zona, no incluida en el Plan de Respuesta Humanitaria de Naciones Unidas para Nigeria.
«Los resultados del cribado de Shinkafi y Zurmi son alarmantes, y revelan una catastrófica crisis de desnutrición en todo el noroeste de Nigeria», ha afirmado el representante de MSF en Nigeria, Abdullahi Mohammad, que ha agregado que «la respuesta a este desastre abrumador es totalmente insuficiente».
«Con unas tasas de desnutrición que se disparan por encima de niveles críticos y sin tratamiento inmediato disponible para la desnutrición aguda moderada fuera de las instalaciones de MSF, estamos dejando que más niños caigan en condiciones potencialmente mortales», ha manifestado. «Es crucial que nos aseguremos de que todos los niños reciben la atención médica que necesitan desesperadamente», ha subrayado.
MSF ha resaltado que en la actualidad gestiona cuatro centros de hospitalización y 17 ambulatorios en Shinkafi, Zurmi, Gummi y Talata Mafara, todos ellos en Zamfara, donde han tratado a más de 7 000 niños entre enero y julio, un 34 % más que el mismo periodo del año pasado. En el caso de Shinkafi y Zurmi, el aumento es un 50 % superior al de 2023.
En esta línea, ha especificado que sus equipos atienden además a un elevado número de niños con enfermedades prevenibles mediante la vacunación, incluido el sarampión, con al menos 5 700 casos detectados en Zamfara en lo que va de año. A ello se suman enfermedades como la malaria y la diarrea acuosa aguda, que suponen una amenaza para los niños.
«Cuando traje a mi hijo al hospital por primera vez, no sabía si sobreviviría», relata Hafsat Lawal, una madre cuyo hijo recibe tratamiento contra la desnutrición en un centro de MSF en Zamfara. «En casa, debido a la inseguridad, no tenemos comida. Los precios de los alimentos han subido más del doble. Si tuviéramos dinero, habríamos comprado algunos cereales, pero no podemos», ha argumentado.
La ONG ha afirmado también que los niveles de violencia en Zamfara provocan además que la población tenga miedo a desplazarse debido a los riesgos para llegar a los centros de salud. Las autoridades sanitarias estiman que en 2023 sólo había acceso a 200 de los 700 centros sanitarios en el estado, lo que se suma a que las comunidades del noroeste llevan tiempo excluidas de la respuesta humanitaria, según MSF.
Por ello, ha hecho hincapié en la necesidad de que las autoridades, las ONG y los donantes amplíen su respuesta en la zona, incluida una ampliación de las instalaciones sanitarias para atender a los niños desnutridos y el suministro «constante y suficiente» de alimentos terapéuticos esenciales para evitar que más niños sean víctimas de esta crisis.
16 septiembre 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia