Metformina-En-El-Embarazo-696x696HAMBURGO, DEU. Iniciar el tratamiento con metformina en el momento del diagnóstico de diabetes gestacional se asoció con un mejor control glucémico y una reducción del aumento de peso gestacional, según los resultados de un ensayo aleatorizado controlado con placebo.[1]

En general, el desenlace primario del ensayo, una combinación de la indicación de insulina o un nivel de glucosa en ayunas ≥5,1 mmol/l (92 mg/dl) en las semanas 32 o 38 de gestación, no difirió entre las mujeres con diabetes gestacional asignadas al azar a placebo o metformina. Sin embargo, aquellas que tomaban metformina tenían significativamente menos probabilidades de necesitar insulina y tenían niveles de glucosa en sangre en ayunas significativamente más bajos en las semanas 32 y 38.

«Con un desenlace compuesto es más difícil encontrar un resultado positivo… Entonces, aunque el objetivo primario compuesto no fue positivo, los componentes del desenlace primario, que son clínicamente significativos, fueron positivos», dijo a Medscape Noticias Médicas la autora principal del estudio, Dra. Fidelma Dunne, Ph. D., endocrinóloga y profesora.

No hubo diferencias en la morbilidad materna o neonatal, pero hubo un aumento no significativo en ser pequeño para la edad gestacional, un hallazgo que se ha observado en algunos, pero no en todos los estudios previos sobre el uso de metformina en la diabetes gestacional.

La Dra. Dunne presentó los hallazgos el 3 de octubre en el Congreso Anual de la European Association for the Study of Diabetes (EASD) de 2023, y se publicaron simultáneamente en Journal of the American Medical Association.[1]

Las recomendaciones actuales del National Institute for Health and Care Excellence del Reino Unido indican que la metformina es una terapia de primera línea adecuada para la diabetes gestacional. Sin embargo, ni la American Diabetes Association ni la Society of Maternal-Fetal Medicine lo creen así, particularmente en el caso de embarazos con hipertensión o preeclampsia o en personas que corren riesgo de sufrir restricción del crecimiento intrauterino.

«La diabetes gestacional está alcanzando proporciones epidémicas y, por supuesto, la gran mayoría de estas mujeres se encuentran en países de ingresos bajos y medios donde la insulina podría no estar disponible, o el almacenamiento podría no permitir su uso eficaz. Si tenemos un fármaco que para la mayoría de las mujeres es seguro y eficaz, eso en verdad puede ayudar a muchas mujeres en esas regiones», afirmó la Dra. Dunne.

Además, anotó, «las mujeres con diabetes gestacional están midiendo su nivel de azúcar con pinchazos en el dedo de cuatro a siete veces al día y les pedimos que se administren insulina de una a cuatro veces al día. Entonces, si se puede aliviar algo de ese dolor relacionado con el tratamiento de su condición es un beneficio también para ellas».

Cuando se solicitaron sus comentarios, la Dra. Katrien Benhalima, Ph. D., del University Hospital Gasthuisberg, en Leuven, Bélgica, dijo a Medscape Noticias Médicas: «Creo que es un estudio interesante porque investigaron algo novedoso, iniciar inmediatamente metformina o placebo. Normalmente lo que hacemos es que una vez que recibimos el diagnóstico, las tratamos con medidas de estilo de vida y, si eso es insuficiente, comenzamos con el tratamiento médico. Así que este es un enfoque novedoso».

ambién estuvo de acuerdo con la Dra. Dunne en que la falta de significancia para el desenlace primario «no es por una cuestión de poder, sino porque es un resultado compuesto. Si se analizan los resultados individuales, como se puede esperar, las mujeres que tomaron metformina tuvieron menos necesidad de tratamiento con insulina».

Pero la Dra. Benhalima agregó que el estudio aún deja abierta la cuestión del tamaño pequeño para la edad gestacional. «No fue significativo, pero todavía es algo que nos preocupa en el sentido de que sentimos que necesitamos más datos, especialmente a largo plazo para la salud de los lactantes… Realmente necesitas seguirlos durante diez años o más para ver un efecto».

Por ahora, la Dra. Benhalima externó que no usaría metformina como tratamiento de primera línea para la diabetes gestacional. «Normalmente, si los cambios en el estilo de vida no son suficientes, comenzaremos con la insulina… Otra cuestión es ¿por qué ofrecer a todo el mundo tratamiento médico cuando los resultados del embarazo se pueden lograr solo con el estilo de vida?».

Por otra parte, añadió, «por supuesto, la metformina es más fácil que una inyección. La satisfacción con el tratamiento mejora y el costo es menor».

El desenlace primario no fue diferente, pero los hallazgos del estudio apuntan hacia el beneficio de la metformina

El ensayo doble enmascarado controlado con placebo se realizó en dos sitios de Irlanda, con 510 personas (535 embarazos con diabetes gestacional) inscritas entre junio de 2017 y septiembre de 2022. Además de la atención habitual, fueron asignadas aleatoriamente 1:1 a cualquiera de los dos grupos de placebo o metformina (máximo 2.500 mg) en el momento del diagnóstico de diabetes gestacional y continuaron hasta el parto.

El desenlace primario, una combinación de inicio de insulina o una glucosa en ayunas ≥5,1 mmol/L en las semanas 32 o 38 de gestación no difirió significativamente entre los dos grupos, con un risk ratio (RR) de 0,89 (p = 0,13).

La indicación de la insulina se produjo en 38,4% de los grupos de metformina y en 51,1% de los de placebo (RR: 0,75, p = 0,004). La cantidad de insulina requerida en la última evaluación antes del parto no difirió entre los dos grupos (p = 0,17).

La glucosa media en ayunas fue significativamente menor con metformina frente a placebo en la semana gestacional 32 (4,9 frente a 5,0 mmol/L; p = 0,03) y en la semana gestacional 38 (4,5 frente a 4,7 mmol/L; p < 0,001).

En promedio, los del grupo de metformina ganaron menos peso entre la aleatorización y el parto (0,8 kg frente a 2,0 kg; p = 0,003).

La semana de gestación en el momento del parto no difirió entre los grupos, ambos con 39,1 semanas, ni tampoco los partos prematuros antes de las 37 semanas de gestación (9,2% metformina frente a 6,5% placebo; p = 0,33) ni ninguna otra complicación relacionada con el embarazo.

Más participantes en el grupo de metformina respondieron que elegirían el fármaco en comparación con el placebo (76,2% frente a 67,1%, p = 0,04).

El peso medio al nacer fue menor en el grupo de metformina en comparación con el de placebo, 3.393 g frente a 3.506 g (p = 0,005), con menos pesos >4.000 g (7,6% frente a 14,8%; p = 0,02) o tallas grandes para la edad gestacional, es decir, por encima del percentil 90 (6,5% frente a 14,9%; p = 0,003).

Las proporciones de descendientes pequeños para la edad gestacional (menos del percentil 10) fueron de 5,7% en el grupo de metformina frente a 2,7% con placebo (p = 0,13).

No hubo otras diferencias significativas en las variables neonatales.

La Dra. Dunne comentó a Medscape Noticias Médicas que su grupo recibió recientemente financiación para el seguimiento a largo plazo de los hijos pequeños para la edad gestacional. «Como han señalado otros artículos, si hay algún indicio de crecimiento pequeño para la edad gestacional, es realmente importante dar seguimiento. Así que ahora estamos comenzando nuestro seguimiento longitudinal de la madre y los lactantes para ver si el reducido número que eran pequeños para la edad gestacional sí tendrán un aumento en el índice de masa corporal y el peso en su niñez y adolescencia».

El ensayo fue financiado por Health Review Board (HRB) de Irlanda, coordinado por HRB-Clinical Research Facility Galway y patrocinado por la University of Galway, Irlanda. Merck Healthcare KGaA, Darmstadt, Alemania (que opera como Merck Serono en Estados Unidos) proporcionó metformina y un placebo equivalente, y Ascensia proporcionó tiras de control de glucosa en sangre.

Este contenido fue publicado originalmente en Medscape.

Dunne F, Newman C, Alvarez-Iglesias A, Ferguson J, Smyth A, Brownw M, et al. Early Metformin in Gestational Diabetes: A Randomized Clinical Trial. JAMA[Internet]. 2023[citado 6 oct 2023]. doi: 10.1001/jama.2023.19869. PMID: 37786390.      https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37786390/

7 octubre 2023| Fuente: Medscape|Tomado de | Noticias y Perspectivas | Medscape Noticias Médicas

octubre 7, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Endocrinología, Obstetricia y ginecología | Etiquetas: , , , |

taquismo-pasivo-embarazoLas mujeres que fuman durante el embarazo tienen 2,6 veces más probabilidades de dar a luz prematuramente que las no fumadoras, más del doble de la estimación anterior, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). El estudio, cuyos detalles se publican este jueves en la revista International Journal of Epidemiology, también revela que fumar aumenta cuatro veces las probabilidades de que el bebé sea pequeño para su edad gestacional, con el consiguiente riesgo de complicaciones potencialmente graves, como dificultades respiratorias e infecciones.

Por el contrario, el equipo no halló pruebas de que consumir cafeína estuviera relacionado con resultados adversos. Actualmente se recomienda a las mujeres que dejen de fumar y limiten el consumo de cafeína durante el embarazo para evitar complicaciones al bebé. Y es que fumar durante el embarazo se asocia a un mayor riesgo de retraso del crecimiento fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer, aunque también se ha relacionado con un menor riesgo de preeclampsia (hipertensión). También se ha demostrado que un consumo elevado de cafeína, presente en multitud de productos (café, té, chocolate, bebidas energéticas, refrescos y medicamentos) se asocia a un menor peso al nacer y, posiblemente, a un retraso del crecimiento fetal.

Tabaco y cafeína en sangre

Para saber cómo afectan estos productos al organismo, se analizan los niveles de metabolitos en sangre, es decir, los subproductos químicos que se generan cuando el organismo procesa sustancias como el tabaco y la cafeína.

En este estudio, los investigadores de Cambridge y del Hospital Rosie, reclutaron a más de 4 200 mujeres que acudieron al hospital entre 2008 y 2012 analizaron las muestras de sangre a un subconjunto de estas mujeres cuatro veces durante sus embarazos. Para evaluar la exposición al humo del tabaco, midieron los niveles del metabolito cotinina, que puede detectarse en la sangre, la orina y la saliva. Sólo dos de cada tres mujeres con niveles detectables de cotinina en cada muestra de sangre eran fumadoras autodeclaradas, lo que demuestra que esta medida es una forma más objetiva de evaluar la conducta de fumar.

En el análisis del tabaquismo se incluyó a 914 mujeres, el 78,6 % no expuestas al tabaquismo en el embarazo, el 11,7 % expuestas en cierta medida y el 9,7 % expuestas de forma constante. En comparación con las mujeres que no habían estado expuestas al tabaco durante el embarazo, las que sí lo habían estado tenían 2,6 veces más probabilidades de sufrir un parto prematuro espontáneo -más del doble de la estimación anterior de 1,27 realizada a partir de un metaanálisis de estudios- y 4,1 veces más probabilidades de sufrir un retraso del crecimiento fetal.

Se descubrió que los bebés de madres fumadoras pesaban una media de 387 gramos menos que los hijos de no fumadoras, es decir, más de un 10 % menos que el peso de un recién nacido medio, lo que aumenta el riesgo de que el bebé tenga un peso bajo al nacer (2,5 kg o menos) y, a su vez, está vinculado a un mayor riesgo de problemas de desarrollo y a una peor salud en la adultez. Sin embargo, a diferencia de estudios anteriores, el equipo no encontró pruebas de que fumar redujera el riesgo de preeclampsia.

‘Sabemos desde hace tiempo que fumar durante el embarazo no es bueno para el bebé, pero nuestro estudio demuestra que es potencialmente mucho peor de lo que se pensaba. Pone al bebé en riesgo de sufrir complicaciones potencialmente graves por crecer demasiado despacio en el útero o por nacer demasiado pronto’, explica el jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Cambridge, Gordon Smith.

Para evaluar la ingesta de cafeína, los investigadores buscaron el metabolito paraxantina en 915 mujeres, de las que, el 12,8 % tenían niveles bajos de paraxantina a lo largo del embarazo (lo que sugiere una ingesta baja de cafeína), el 74,0% niveles moderados y el 13,2 % tenían niveles altos. Hubo pocas pruebas de una asociación entre la ingesta de cafeína y cualquiera de los resultados adversos.

Referencia

Selvaratnam RJ, Sovio U, Cook E, Gaccioli  F, Charnock-Jones DS, SSmith G. Objective measures of smoking and caffeine intake and the risk of adverse pregnancy outcomes. Int J Epidemiol[internet].2023[citado 28 sep 2023]; dyad123.  https://doi.org/10.1093/ije/dyad123

29 septiembre 2023

Fuente: (EFE) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Las mujeres con problemas de salud mental tuvieron 50% más de probabilidades de dar a luz a un bebé prematuro, según un nuevo estudio que analizó 2 millones de embarazos en el Reino Unido.[1] Read more

Los valores extremos del índice de masa corporal (IMC) materno al inicio de la gestación son factores determinantes para un desenlace obstétrico-perinatal adverso.

indice de masa corporalEl estado nutricional materno tanto antes como durante la gestación juega un papel crucial en el desarrollo de la gestación. La excesiva o deficitaria nutrición materna puede provocar alteraciones epigenéticas en los genes que codifican enzimas asociadas al metabolismo lipídico; estas consecuencias acarrearían implicaciones de importancia en la futura salud materna y neonatal.

El estudio observacional Valores extremos del IMC materno: factores… que publica la revista española Clínica e Investigación en Ginecología y Obstetricia * se propuso como objetivo dar a conocer la influencia del peso materno al inicio de la gestación en la aparición de complicaciones durante el embarazo, la asistencia obstétrica y los resultados perinatales.

La investigación incluyó 1.407 pacientes con gestaciones únicas y partos de fetos>24 semanas entre el diciembre de 2017 y julio de 2019. La muestra fue estratificada según la clasificación de IMC de la OMS para analizarse variables sobre enfermedad pregestacional, gestacional, asistencia obstétrica y resultados maternos-perinatales y se compararon entre los grupos estudiados.

La prevalencia de obesidad en mujeres en edad reproductiva y embarazadas varía ampliamente según la definición utilizada, el año y las características de la población estudiada.

En España, la prevalencia de sobrepeso y obesidad es del 30 y el 16,7 %, respectivamente, siendo una de las más altas de Europa.

Un estudio del 2011 realizado en el Servicio de Obstetricia y Ginecología, perteneciente al Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, España (el mismo de los autores y autoras del presente trabajo), pone de manifiesto que el 25 % de las pacientes iniciaban su embarazo con sobrepeso y el 17,1 % con algún grado de obesidad.

El bajo peso materno es una condición menos estudiada, aunque también identificada como factor de riesgo para desarrollar complicaciones durante la gestación; se ha asociado al aumento en un 20 % del riesgo de parto prematuro, así como a un riesgo aumentado de neonatos de bajo peso.

La prevalencia mundial aproximada es del 10 %, pero varía por regiones; en países desarrollados como España, suele ser menor del 3 % y, según os autoras/es, aumenta en países en vías de desarrollo hasta alcanzar cifras del 30 %.

La prevalencia de obesidad en la edad reproductiva ha aumentado de forma global; cada población tiene unas características únicas influidas por la cultura y los hábitos de vida que podrían justificar las distintas tasas reportadas.

En Europa, los países con menores casos de obesidad son Polonia (7,1 %), Eslovenia (9,0 %) y Francia (9,9 %). La prevalencia de Estados Unidos alcanza el 26 %.

El artículo informa que la prevalencia del 17,1 % correspondiente a la investigación supera ligeramente la media española de 16,7% siendo actualmente de 20,8% según los registros asistenciales del año 2019 consultados por los autores/as.

Antecedentes de la problemática

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia hace propias las recomendaciones sobre ganancia ponderal en la gestación según el IMC pregestacional respaldadas por la Sociedad Americana de Obstetricia y Ginecología [de EE.UU.]:

si la paciente inicia el embarazo con un IMC<18,5 kg/m2 (bajo peso), la ganancia ponderal recomendada es entre 12,5 y 18kg; si el IMC fuera de 18,5-24,9kg/m2 (normopeso), entre 11,5 y 15 kg y en caso de IMC de 25-29,9 (sobrepeso), entre 7 y 11,5 kg y para IMC≥30 (obesidad), la ganancia ponderal recomendada es entre 5-9 kg.

Las pacientes con sobrepeso y obesidad del estudio tuvieron menor ganancia ponderal que las gestantes con normopeso, pero superaron la media recomendada por las sociedades científicas mencionadas. Por otra parte, la ganancia ponderal media en las gestantes con bajo peso fue ligeramente menor a las recomendaciones establecidas.

Publicaciones anteriores describieron mayor prevalencia de diabetes gestacional, preeclampsia, hipertensión arterial crónica, inducción del parto, cesárea, macrosomía fetal e ingresos en la UCIN en las pacientes que presentaron un IMC inicial en rango de obesidad.

Una revisión sistemática estableció que por cada incremento de 1 kg/m2 aumentaba la prevalencia de diabetes gestacional en un 0,92 %; en otro estudio el riesgo de preeclampsia se duplicó por cada 5-7 kg/m2 de aumento del IMC.

Según el artículo, la obesidad se asocia con una mayor tasa de hipertensión arterial crónica, preeclampsia y diabetes gestacional, además, su incidencia aumenta conforme lo hace el IMC. De igual manera, las pacientes con obesidad presentaron mayor incidencia de asma. Pese a que esta asociación es infrecuente encontrarla en publicaciones, sí ha sido descripto que las pacientes obesas presentan durante la gestación mayor riesgo de exacerbación de sus síntomas asmáticos.

La incidencia de parto prematuro encontrada en el estudio en general fue baja (5,9 %, n=83), a pesar de que las pacientes con obesidad presentaban gestaciones con mayor incidencia de enfermedad.

El grupo en rango de bajo peso presenta 2 veces mayor riesgo de cesárea que el grupo con IMC normal, sin observarse diferencias en la tasa de partos inducidos.

Los resultados conocidos hasta la actualidad describen que incluso en pacientes con anorexia nerviosa o bulimia no se objetiva un aumento de riesgo de parto mediante cesárea. Las autoras/es de este trabajo aclaran que sus resultados difieren de los obtenidos con anterioridad.

La prevalencia de mujeres en edad fértil con IMC en rangos extremos es un problema importante de salud pública, sobre todo aquellas con obesidad severa. Es de suma importancia que las instituciones sanitarias y las sociedades científicas reconozcan el nivel creciente de dicho problema y sus efectos sobre los resultados maternos y perinatales, así como los costes relacionados con la atención médica.

Está demostrado que un adecuado consejo nutricional tanto antes como durante el embarazo ayuda a mejorar los resultados maternos y perinatales, influyendo tanto a corto como a largo plazo en la salud de la madre y su descendencia.

Por lo tanto, invertir en intervenciones específicas para prevenir tanto la desnutrición materna como la obesidad puede ayudar a mejorar los resultados obstétricos y perinatales, conducta que evitaría recurrir a procedimientos más complejos y costosos derivados de una situación que en la gran mayoría de los casos puede preverse.

Los autores/as consideran que es responsabilidad médica realizar un manejo y consejo multidisciplinar preconcepcional para normalizar el peso materno antes de conseguir una gestación.

Del mismo modo, en la medida que las pacientes durante la gestación se encuentran más motivadas y receptivas, podría considerarse como la etapa oportuna para encarar una educación adecuada sobre nutrición y ejercicio físico, con la intención de influir a corto como a largo plazo tanto en los hábitos de vida, como en la salud y el bienestar del binomio madre-hijo.

Referencia:

J.S. Álvarez Cuenod, V. Sánchez Sánchez, J.M. González Martín, Y. Emergui Zrihen, V. Suarez Guillén, A. Ribary Domingo, T. Kreutzer Pia, A.I. Martín Martínez . Valores extremos del IMC materno: factores determinantes de peores resultados obstétricos y perinatales. Clínica e Investigación en Ginecología y Obstetricia. Vol. 49, Núm. 3; páginas 1-82. DOI: 10.1016/j.gine.2022.100754

El análisis de más de 50.000 participantes en programas de cribado sugiere que el cáncer de mama puede estar frecuentemente sobrediagnosticado a partir de cierta edad.
Las directrices clínicas que aconsejan el cribado en mujeres de edad avanzada varían porque no está claro el equilibrio entre beneficio y perjuicio en esta población. En algunos estudios se sugiere que el beneficio del cribado puede limitarse a los 75 años, pero los datos no son concluyentes.

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Las potenciales bondades del cribado en cuanto a reducción de mortalidad ha de ponderarse con eventuales falsos positivos (que conllevan pruebas invasivas y ansiedad) y el sobrediagnóstico, definido como la detección de un cáncer que no habría causado síntomas en la vida de una persona.

Sobre esas premisas, un estudio llevado a cabo en la Facultad de Medicina de Yale ha cuantificado, mediante un análisis retrospectivo de 54.635 mujeres de 70 años en adelante, el riesgo de sobrediagnóstico en el cribado de cáncer de mama.

Los resultados, que se detallan en Annals of Internal Medicine, sugieren que el sobrediagnóstico es frecuente en ese grupo poblacional y va aumentando conforme lo hace la edad. Entre las mujeres de 70 a 74 años, calculan que hasta un 31% de los casos detectados por el cribado fueron sobrediagnosticados. En las mujeres de 74 a 84 años, se sobrediagnosticó hasta el 47% de los casos. La cifra llegó hasta el 54% en las féminas de 85 años o más.
Complicaciones y gasto innecesario

Los autores señalan que no observaron reducciones estadísticamente significativas en la mortalidad específica por cáncer de mama asociada al cribado.

Junto al estudio la revista publica un editorial de investigadores de la Universidad Johns Hopkins que añaden que otros perjuicios del sobrediagnóstico son las posibles complicaciones por el sobretratamiento, la ansiedad innecesaria, las dificultades económicas y el consumo innecesario de recursos limitados.

Los autores sostienen en el editorial que la respuesta al problema del sobrediagnóstico es un mayor estudio de la genómica y una mejor comprensión de la biopsia y el aspecto patológico del cáncer.

Bellvitge estudia la ablación por radiofrecuencia en cáncer de mama inicial
Una nueva opción terapéutica evita las recaídas en las mujeres con el cáncer de mama más común
Trastuzumab-deruxtecan aprovecha la sobreexpresión de HER2 en distintos tumores y detiene su crecimiento

La investigación se ha realizado en el contexto estadounidense, cuyas recomendaciones no son las mismas que las que siguen los programas de cribado de los países de la Unión Europea.

El programa de cribado de cáncer de mama Medicare sigue las recomendaciones americanas basadas en la realización de mamografías anuales a partir de los 40 años, sin embargo, los programas de cribado de los países de la Unión Europea siguen las recomendaciones y sugerencias de un comité científico sobre cáncer de mama de la Comisión Europea (GDG-Ecibc).
Recomendaciones europeas

Como recuerda Olga Monteagudo Piqueras, jefa del Servicio de Promoción y Educación para la Salud en la Consejería de Salud de la Región de Murcia, el grupo de expertos europeo, «para minimizar el sobrediagnóstico, desaconseja de forma sistemática la mamografía anual en mujeres asintomáticas con riesgo moderado entre la población beneficiaria de los programas de cribado que sitúa entre los 45-74 años. Concretamente, en el tramo de 45 a 49 años sugieren mamografía bienal o trienal; en el tramo de 50-69 años la recomiendan bienal y en el tramo de 70-74 años la sugieren trienal. Estas recomendaciones y sugerencias, basadas en la evidencia científica, son de referencia para el Plan Europeo contra el cáncer 2021-2025”. Esta población, la de mujeres entre 70 y 74 años es de especial relevancia, por cuanto ya hay comunidades autónomas que empiezan a incluirlas en los programas de screnning.

La especialista indica, en declaraciones recogidas por SMC, que “desde un punto de vista de salud pública, en el momento actual y con el conocimiento científico disponible, el beneficio del programa del cribado de cáncer de mama entre los 45-74 años, aplicado según las recomendaciones y sugerencias del GDG-Ecibc supera los riesgos del sobrediagnóstico en los países de nuestro entorno».

8 agosto 2023 (Diario Médico)

Una investigación muestra evidencias de que las neurotrofinas y sus receptores pueden servir para desarrollar tratamientos analgésicos para el dolor por endometriosis.
La endometriosis se caracteriza por la presencia de tejido endometrial fuera del útero, normalmente depositado en ovarios, en las trompas de Falopio y en el tejido que recubre la pelvis. Se estima que afecta a entre el 5 y el 10% de las mujeres en edad fértil, en quienes puede causar dolor intenso e infertilidad.

endometriosis

Si bien hay diversos fármacos indicados para el dolor asociado a la endometriosis, no siempre son suficientes. Un grupo de investigadores encabezado por Robert Taylor, del Departamento de Ginecología y Obstetricia y de Patología de la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos, ha estudiado una potencial vía de desarrollo de nuevos medicamentos.

“La endometriosis es común y compleja, y probablemente se desarrolla por múltiples mecanismos etiológicos. Por tanto, se necesitan múltiples dianas terapéuticas. En las últimas cinco décadas la estrategia se ha centrado en aproximaciones quirúrgicas y endocrinológicas. Fármacos nuevos, dirigidos a bloquear la neuroinflamación pueden ser futuras y prometedoras intervenciones en el dolor asociado a endometriosis”, expone Robert Taylor.

Hace más de 80 años que los médicos conocen la presencia de fibras nerviosas en el útero humano, pero su vinculación con el dolor en la endometriosis es más reciente.
Neuronas en tejido endometrial

En este trabajo se han buscado biomarcadores neurales en biopsias de tejido endometrial obtenidas de ocho mujeres sometidas a histerectomía (cuatro pacientes con endometriosis; cuatro sin endometriosis).

La inmunohistoquímica confirmó la presencia de neuronas en el tejido endometrial humano, y las células estromales endometriales aisladas expresaron neurotrofinas y sus receptores. Se analizaron muestras de líquido peritoneal de 14 participantes con endometriosis y 26 participantes sin endometriosis.
Interleucina 1β

Así, los investigadores del estudio, que se acaba de publicar en The American Journal of Pathology, postulan una nueva diana terapéutica que se encuentra regulada por la vía de señalización de la interleucina 1β (IL-1β) a través de la cinasa c-Jun N-terminal (JNK).

En la investigación muestran que gran parte de los mediadores dominantes de la inflamación, el crecimiento nervioso y la sensación de dolor se comunican sobre todo a través de una vía de señalización selectiva de la vía JNK.

Nuevo estándar terapéutico de primera línea en endometrio avanzado o recurrente
Desarrollan un atlas celular detallado de la endometriosis
Un nuevo modelo de IA ayuda a predecir riesgo de recaída en endometrio de bajo grado temprano

Se trata de una vía, como se explica en el trabajo, implicada en la regulación de las neurotrofinas, un tipo de proteínas específicas del sistema nervioso central y periférico.

La consecuencia más significativa que se desprende del hallazgo es la posibilidad de desarrollar fármacos dirigidos a esa vía como una nueva estrategia para frenar el dolor pélvico asociado a la endometriosis.
Nuevos tratamientos dirigidos

«Nuestra investigación y la de otros investigadores sientan las bases para identificar nuevos fármacos que bloqueen los estímulos dolorosos que emanan de la pelvis al cerebro, abriendo oportunidades para mejorar los síntomas y la calidad de vida de las mujeres que no están bien atendidas por los limitados tratamientos disponibles en la actualidad. Los fármacos del futuro dirigidos específicamente contra JNK, pero que no interfieren en la producción de hormonas ováricas, podrían sustituir a los actuales agentes disruptores hormonales, muchos de los cuales presentan perfiles de efectos secundarios adversos”, afirma el autor principal.

8 agosto 2023 (Diario Médico)

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