Imagen: Prensa Latina

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El incremento en la tasa de suicidios entre los ancianos es un fenómeno grave en este país europeo, según evidencia un reciente informe de la Asociación Italiana de Psicogeriatría (AIP).

Un reporte publicado este martes en el sitio digital del medio informativo especializado Vita, indica que, en ese análisis, el cual será presentado durante el XXIV Congreso de la AIP que sesionará del 11 al 13 de abril en la ciudad de Florencia, se señalan entre las razones de ese problema la soledad y la llamada discriminación por edad.

Los especialistas afirman en el estudio que la tasa de soledad de los ancianos en Italia duplica la media en los países europeos y, además de sus consecuencias sociales, tiene repercusiones clínicas, al aumentar la depresión, los trastornos del sueño, así como la demencia y las enfermedades cardiovasculares.

Un 14,0 % de los adultos mayores en este país no tienen a quién pedir ayuda mientras suman 12,0 % las personas ancianas sin nadie a quien hablar de sus problemas personales, frente a una media europea del 6,1 %, de acuerdo con datos de la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat).

La AIP es una sociedad científica en el área de la salud que tiene como objetivo promover programas de formación en el campo de la psiconeurogeriatría a través de conferencias, congresos, publicaciones y redes sociales.

La misma promueve y desarrolla actividades de investigación y estudio en colaboración con organismos científicos, económicos, políticos y sociales, tanto públicos como privados, a nivel nacional e internacional.

Entre sus principales objetivos se encuentra ofrecer a las personas mayores la oportunidad de envejecer manteniendo sus capacidades físicas y mentales.

En el próximo congreso de la AIP se evaluarán políticas y proyectos para enfrentar los crecientes problemas de los adultos mayores en Italia que sufren, cada vez más, de enfermedades neuropsiquiátricas como depresión, ansiedad, dificultades de adaptación y trastornos cognitivos, agrega la fuente.

09 abril 2024|Fuente: Prensa Latina|

abril 9, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: ancianos, Geriatría, Psiquiatría, suicidio | Etiquetas: , , |
Imagen: Cruz Roja de España

Imagen: Cruz Roja de España

La Cruz Roja de España ha alertado del impacto del cambio climático en las personas vulnerables que han provocado un incremento del 67% de las atenciones a consecuencia de las olas de frío y calor. Según la organización, el cambio climático ha generado un aumento significativo en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, que tienen impacto directo en la salud de las personas tanto a corto como a largo plazo.

A propósito de la celebración del Día Mundial de la Salud, han asegurado que las personas en situación de vulnerabilidad económica o social son «particularmente susceptibles a sus efectos adversos», ya sea por el mayor riesgo que enfrentan al no disponer de recursos para mantener la vivienda a una temperatura adecuada (bien por calor extremo o frío), por la mayor prevalencia de enfermedades crónicas y su falta de adherencia terapéutica, o por el aislamiento social (que también redunda en su salud mental). Así, la organización humanitaria ha registrado en el último año un aumento de número de personas atendidas desde el área de salud en relación con esta problemática: si en 2022 eran cerca de 43 000 las personas que necesitaron de la ayuda de la Cruz Roja para combatir las olas de calor, este último año, con 1,3 grados por encima de la media, más de 24 días de altas temperaturas y récords históricos en 23 estaciones de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) durante el día y 10 durante la noche, han provocado el incremento de contacto y seguimiento de hasta 71 702 personas.

En respuesta a esta situación en 2023, se han implementado diversas acciones tanto a nivel individual como grupal. Estas incluyen llamadas telefónicas de información y seguimiento (con especial atención a personas mayores en situación de soledad no deseada), orientación sobre promoción y sensibilización acerca de los riesgos y consejos útiles, así como acompañamiento a recursos sanitarios y la organización de sesiones y talleres de formación y prevención.

Si bien no hubo más que un episodio de tres días que pudiera considerarse ola de frío, en 2023 hubo varios episodios con temperaturas por debajo de las habitualespara la época del año, tras el paso de las borrascas Gerard, Fien y Juliette, que también se dejaron notar en la salud de las personas: Cruz Roja tuvo que atender a más del doble que el año anterior, pasando de 21 676 a 43 672.

Según esta ONG, las temperaturas extremas pueden llevar a situaciones de soledad y aislamiento que puede repercutir negativamente en la salud de las personas por problemas de mala adherencia terapéutica, pudiendo provocar un peor control de la enfermedad, dificultar el desarrollo de actividad física, asumir patrones menos saludables de la alimentación, empeorar el ciclo de sueño, y deteriorar claramente su salud emocional.

El impacto de las temperaturas extremas en la población vulnerable puede generar empeoramiento en su estado de salud. Por eso desde Cruz Roja, de forma proactiva, se contacta con estas personas en los periodos de olas de calor y frío, intentando detectar precozmente los problemas que puedan aparecer. Esta población se ve muy afectada por el impacto de los determinantes sociales de la salud (las características de su vivienda, la economía, la soledad no deseada), y en ese contacto se valoran necesidades a las que se enfrenta la persona, antes de que se genere un problema mayor, intentando dar la mejor respuesta posible que se pueda en cada situación.

Muchas veces es suficiente con realizar un contacto telefónico, que aumente la tranquilidad de la persona sabiendo que no está sola, y que hay un equipo de Cruz Roja pendiente de ella; en otras, se precisa ayudarles a recoger la medicación crónica en su farmacia, acompañarles al centro de salud, darles recomendaciones preventivas para mitigar el efecto de las temperaturas extremas o realizar visitas domiciliarias.

IMPACTO CLIMÁTICO EN LA SALUD DE LAS PERSONAS

En el caso de las altas temperaturas, éstas pueden causar deshidratación, golpes de calor y agotamiento, especialmente en mayores, niños o personas con enfermedades
crónicas, sobre todo las cardiovasculares, respiratorias y renales, que pueden experimentar un empeoramiento de sus condiciones de salud debido al estrés térmico. Todo ello, además provoca el aislamiento de la persona para evitar el calor o frío exterior, y aumentan tanto el estrés como la ansiedad por mantenerse fresco o abrigados y seguros, incidiendo en la salud mental.

La ONG ha recordado que los efectos a largo plazo por fenómenos extremos de calor y frío pasan por desplazamientos de la población (las llamadas migraciones climáticas), el impacto en la seguridad alimentaria (por el daño que causa en los cultivos y el ganado) y ejercen presión sobre los sistemas de energía, agua y salud (precios más elevados en los suministros, escasez, etc.). En los casos más críticos, las dificultades económicas asociadas al uso de sistemas de calefacción o enfriamiento pueden llevar a las personas en situación de vulnerabilidad a tener que elegir entre gastar en necesidades básicas, como alimentos y medicamentos, o en mantener un ambiente seguro y saludable en el hogar.

En el Día Mundial de la Salud, Cruz Roja aboga por la mitigación del cambio climático y la adopción de medidas de adaptación como «elementos esenciales para proteger la salud pública y reducir los impactos adversos de estos eventos extremos».

05 abril 2024|Fuente: Europa Press| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

pareja de ancianosUn grupo de expertos de la Sección de Oncogeriatría de la SEOM, del Grupo Cooperativo Español para el Tratamiento de Tumores Digestivos, (TTD) y del Grupo Español Multidisciplinar de Cáncer Digestivo (GEMCAD) han revisado la evidencia científica disponible en pacientes mayores con cáncer colorrectal para emitir recomendaciones en su manejo.

Valoración geriátrica

Los expertos abogan por la realización de una valoración geriátrica en el manejo inicial de estos pacientes antes de iniciar tratamiento. Esta herramienta permite, a partir de escalas y cuestionarios, una evaluación multidimensional del estado de salud de los pacientes mayores. El objetivo es identificar el estado funcional de un individuo, su estado anímico, su situación social y económica, su estado nutricional, la presencia de politratamiento, la movilidad, la cognición y la presencia de síndromes geriátricos, entre otros aspectos.

La valoración geriátrica ayuda a clasificar a los pacientes según su estado basal para poder predecir así el riesgo de toxicidad y sobrevida y ayuda a individualizar el tratamiento.

Las directrices internacionales, como las de la European Society for Medical Oncology (ESMO), recomiendan establecer el estado del paciente durante la toma de decisiones. Se pueden definir 3 subgrupos de pacientes: aptos, vulnerables o prefrágiles y frágiles.

Tratamiento de la enfermedad localizada

Generalmente a los pacientes mayores con cáncer colorrectal se les practica cirugía electiva con menor frecuencia, siendo más habitual un tratamiento paliativo.

Los expertos recomiendan resección oncológica estándar, preferiblemente mediante vía laparoscópica, en los pacientes de edad avanzada con cáncer colorrectal localizado e indicación quirúrgica y buen estado funcional. En los casos con prefragilidad, se recomienda la rehabilitación multimodal perioperatoria para reducir la morbilidad.

Quimioterapia adyuvante

El uso de quimioterapia adyuvante debe considerarse en función del beneficio potencial, el riesgo de recurrencia, la esperanza de vida y las comorbilidades del paciente.

Se recomienda que los pacientes de edad avanzada con cáncer colorrectal en estadio III resecado o estadio II con mal pronóstico y buen estado funcional reciban quimioterapia adyuvante con fluoropirimidinas durante 6 meses o capecitabina y oxaliplatino (XELOX) durante 3 meses.

Enfermedad avanzada

En pacientes con enfermedad avanzada y metástasis, se debe evaluar y discutir la situación de cada paciente en comité multidisciplinar de expertos para establecer la mejor opción terapéutica individualizada. Además, es importante definir si la enfermedad metastásica es resecable, potencialmente resecable tras el tratamiento de inducción o irresecable.

En la enfermedad metastásica debe considerarse el tratamiento radical con cirugía o radiofrecuencia o radioterapia corporal estereotáctica.

Los pacientes aptos deberían recibir el mismo tratamiento quimioterápico que los pacientes jóvenes. En los vulnerables y prefrágiles el beneficio de administrar fluoropirimidinas en lugar de un tratamiento paliativo ha quedado claramente demostrado en las últimas décadas. Sin embargo, en los pacientes frágiles se recomienda tratamiento paliativo sin quimioterapia.

Intervenciones geriátricas

Los expertos destacan varios aspectos a tener en cuenta en el paciente adulto mayor tras la valoración geriátrica:

  • Estado nutricional.
  • Estado físico: se recomienda la realización de ejercicio físico.
  • Prehabilitación y rehabilitación posterior.
  • Salud mental.
  • Atención a los cuidadores.

Como conclusión los autores recalcan la necesidad de incluir a población adulta mayor en los ensayos clínicos, así como la valoración geriátrica y planes de tratamiento específicos.

Ver artículo completo: Soler-González G, Sastre-Valera J, Viana-Alonso A, Aparicio-Urtasun J, y cols. Update on the management of elderly patients with colorectal cancer. Clin Transl Oncol[Internet]. 2024[citado 11 feb 2024];26(1):69-84. doi: 10.1007/s12094-023-03243-0. Epub 27 Jul 2023. Erratum in: Clin Transl Oncol. 19 Nov 2023;: PMID: 37498507; PMCID: PMC10761480.

7 de febrero 2024| Fuente: Medscape | Tomado de | Noticias y Perspectivas

pareja de ancianosEn los pacientes mayores de 80 años con síndromes coronarios agudos sin elevación del segmento ST (SCA-SEST, la estrategia terapéutica invasiva obtuvo mejores resultados en la evolución clínica en comparación con un abordaje conservador; asimismo, la supervivencia fue considerablemente mejor.

El artículo publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology destaca la escasez de información sobre el manejo de esta patología en mayores de 80 años, pese a que la enfermedad cardiovascular es una causa importante de morbilidad, mortalidad y de compromiso de la calidad de vida en personas de edad avanzada.

A medida que se incrementa la cantidad de pacientes octogenarios, con una expectativa de vida superior a 10 años se espera que siga aumentando la prevalencia absoluta de las enfermedades cardiovasculares.

Las guías de manejo recomiendan la optimización clínica seguida de procedimientos de revascularización con intervenciones coronarias percutáneas o mediante injertos puente (bypass) en pacientes con síndromes coronarios agudos sin elevación del segmento ST. Sin embargo, estas recomendaciones no son específicas para ninguna edad en particular.

Según los autores, entre los médicos a menudo surgen dudas sobre el manejo de los pacientes de edad avanzada debido a las incertidumbres del beneficio del tratamiento en comparación a sus riesgos si se consideran las comorbilidades, la polifarmacia, la fragilidad física y la declinación cognitiva.

Objetivos y participantes

La escasa la información disponible sobre los resultados clínicos a largo plazo obtenidos con distintas intervenciones en mayores de 80 años, motivó a los autores a investigar si la evolución de estos pacientes estabilizados tras un episodio de SCA-SEST era mejor con una estrategia terapéutica invasiva o con una más conservadora. La referencia se centró en los desenlaces de infarto de miocardio, necesidad de revascularización urgente, accidente cerebrovascular y muerte.

Los investigadores dividieron de manera aleatoria, en dos grupos de tratamiento a 457 pacientes con SCA-SEST mayores de 80 años, clínicamente estables, sin afecciones concomitantes graves que limitaran su expectativa de vida o trastornos mentales significativos que afectaran su capacidad para cumplir las indicaciones.

El abordaje invasivo incluía angiografía coronaria temprana con evaluación inmediata para la revascularización mediante intervenciones coronarias percutáneas (ICP) o injertos puente y tratamiento clínico óptimo (TCO).

El grupo asignado a la estrategia no invasiva sólo recibió TCO. En caso de nuevos infartos, angina refractaria a pesar del TCO, arritmias ventriculares malignas o síntomas crecientes de insuficiencia cardíaca, los pacientes se derivaban para una angiografía coronaria urgente y ulterior decisión sobre la estrategia de revascularización más adecuada.

El criterio de valoración primario fue un parámetro compuesto por infarto de miocardio, necesidad de revascularización urgente, accidente cerebrovascular y muerte.

Sobre el total de 457 pacientes, 229 pertenecían al grupo de tratamiento invasivo y 228, al del conservador. Las medias de edad fueron de 84.7 y 84.9 años, respectivamente.

En el seguimiento a largo plazo, la estrategia invasiva fue mejor que la conservadora en la disminución del criterio de valoración primario, con aumento temprano y persistente de la supervivencia sin eventos y menores tasas de nuevos infartos.

Si bien la mortalidad total o la causa de muerte no difirieron entre ambas estrategias, la incidencia acumulativa de muerte por causas cardiovasculares, considerando el riesgo continuo de muerte por otras causas, demostró una disminución de las muertes por razones cardiovasculares en los primeros 6 años, sin significación estadística.

El artículo destaca como dato de interés clínico que el grupo de pacientes de alto riesgo con diabetes e insuficiencia renal tratados con la estrategia invasiva demostraron un beneficio mayor que el resto de los participantes comparables en las tasas supervivencia sin eventos en los diferentes momentos de medición analizados.

En el seguimiento a largo plazo, la estrategia invasiva fue mejor que la conservadora. Los pacientes del grupo que recibió la primera ganaron en promedio 276/337 días de supervivencia sin eventos a los 5/10 años.

La disminución del criterio de valoración utilizado se logró a expensas de la reducción de la cantidad de infartos de miocardio y de los procedimientos de revascularización.

El beneficio se observó poco tiempo después de la aleatorización y persistió durante todo el período de seguimiento a largo plazo.

En opinión de los investigadores, ambos componentes del criterio de valoración compuesto reflejan eventos clínicos significativos que requieren hospitalización, con el aumento concomitante del riesgo de eventos adversos y discapacidad asociada a la hospitalización.

Otras opiniones

En la población noruega en general se demostraron los efectos perjudiciales a largo plazo de los SCA-SEST sobre la supervivencia, independientemente de la estrategia de tratamiento.

Aunque los autores consideren que no es posible comparar los resultados de su estudio con otras investigaciones, el artículo menciona que anteriormente distintos países habían mencionado mejores resultados en la disminución de la mortalidad, de nuevas hospitalizaciones por causas cardiovasculares y de accidentes cerebrovasculares tras 1 año de seguimiento en pacientes octogenarios con niveles elevados de troponina al ingreso tratados con procedimientos de revascularización coronaria.

Diversos estudios en poblaciones mayores de 80 años sugirieron tendencias similares.

Los autores señalan que, además, al calcular el tiempo medio de supervivencia utilizando sólo el infarto de miocardio y la muerte por todas las causas como componentes del criterio de valoración con estos parámetros restringidos, continuaron observando a favor de la estrategia invasiva una ganancia significativa del tiempo de supervivencia sin complicaciones.

Si bien la condición de abierto podría considerarse una limitación del estudio por los riesgos de sesgo de desempeño y detección, los autores opinan que la estrategia invasiva en pacientes de edad avanzada con SCA-SEST es superior a un abordaje conservador.

El efecto se comprobó por la disminución de los infartos de miocardio y de la necesidad de revascularizaciones de urgencia, lo que dio lugar a un aumento de la supervivencia sin eventos.

La estrategia invasiva fue más beneficiosa en todos los subgrupos de pacientes considerados, incluso en los octogenarios de más alto riesgo con insuficiencia renal, diabetes mellitus o ambas.

A pesar de los resultados del estudio realizado, los autores concluyen que cualquier terapia en la población de edad muy avanzada también se debe adaptar individualmente debido a la comorbilidad grave que a menudo está presente; por otra parte, recomiendan incluir la calidad de vida entre los parámetros a evaluar.

Ver más información:  Berg ES, Tegn NK, Abdelnoor M, Røysland K, Ryalen P, Aaberge L, et al. Long-Term Outcomes of Invasive vs Conservative Strategies for Older Patients With Non–ST-Segment Elevation Acute Coronary Syndromes. J Am Coll Cardiol[Internet].2023[citado 6 dic 2023];82(21):2021-2030. https://doi.org/10.1016/j.jacc.2023.09.809

7 diciembre 2023| Fuente: SIIC Salud| Tomado de |Noticias biomédicas

caminarUn aumento moderado de las caminatas disminuyó en forma significativa la presión arterial en adultos mayores sedentarios hipertensos.

Alrededor del 80 % de los adultos mayores de 65 años en EE.UU. son hipertensos.  La modificación del estilo de vida a menudo es la primera línea de tratamiento para el manejo de la hipertensión; pero, a pesar de los beneficios conocidos del aumento de la actividad física, son frecuentes las barreras para realizar una actividad regular estructurada.

Elizabeth Lefferts, del Departamento de Kinesiología de la Universidad Estatal de Iowa y sus colaboradores, llevaron a cabo el estudio publicado en el Journal of Cardiovascular Development and Disease para evaluar el impacto de una intervención sencilla sobre el estilo de vida de las personas mayores sedentarias y determinar si podían mantener la intensificación de sus caminatas a lo largo del tiempo.

La actividad física más frecuente en las personas mayores es la caminata porque es accesible, de bajo costo y fácil de implementar. Sin embargo, no se ha definido con exactitud la cantidad de pasos que se deben caminar para obtener un beneficio claro para la salud. Algunos proponen caminar 10 000 pasos por día como objetivo general para la salud pública, pero es difícil de alcanzar en las personas mayores, quienes en promedio caminan unos 4 200 pasos diarios.

Las pautas actuales en Estados Unidos recomiendan que los adultos en general deben realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada a vigorosa para obtener beneficios sustanciales para su salud. Las autoras plantean que en adultos mayores sedentarios alcanzar una cantidad absoluta de pasos diarios podría ser menos crítico para mejorar su salud que el aumento de la cantidad de tiempo que dedican a caminar en comparación con los niveles basales.

Métodos y población estudiada

Para evaluar su hipótesis, estudiaron a un grupo de adultos mayores de 65 años con hipertensión o en tratamiento con agentes antihipertensivos en dosis estables, con sobrepeso u obesos y con un nivel de actividad física menor de 8000 pasos diarios. Cabe señalar que la investigación se realizó en plena pandemia de COVID-19, por lo que todas las entrevistas y evaluaciones se hicieron a distancia.

La investigación, de una sola rama, completó evaluaciones en la entrevista basal, a las 10 semanas y a las 20 semanas durante el período de intervención. Después de la selección se entregó a cada participante una tableta para interactuar con un entrenador asignado para realizar las evaluaciones y responder las dudas, un podómetro, un tensiómetro, una balanza, cuestionarios para realizar autoevaluaciones y folletos impresos con instrucciones. Los participantes registraron su presión arterial y frecuencia cardíaca, en lo posible a la misma hora cada día durante ambas fases del estudio. También midieron y registraron sus pesos y completaron cuestionarios sobre los alimentos ingeridos, los determinantes cognitivos sociales de la actividad física para investigar su percepción del riesgo, expectativas de resultados, motivaciones e intenciones antes de comenzar la intervención. Se promediaron las respuestas a cada cuestionario para crear una puntuación global de motivación y acción.

La intervención consistió en dos fases: durante la primera, activa (semanas 1-10) se brindó asistencia para el cambio de conducta con el fin de ayudar a alcanzar los objetivos de los pasos y durante la segunda, de automantenimiento (semanas 11-20) se proporcionó una asistencia mínima. Los participantes no debían alcanzar un recuento de pasos diarios según un requisito estricto de tiempo o intensidad de la marcha, sino que debían acumular pasos durante el día de cualquier manera acorde con su estilo de vida. Se les solicitó que el aumento de la cantidad de pasos fuera gradual para disminuir el riesgo de lesiones. Se obtuvieron promedios de la actividad realizada durante todos los días, con 10 horas de uso del podómetro electrónico, como mínimo.

Resultados

El 91 % de los participantes completó todas las evaluaciones y utilizaron el podómetro durante más de 10 horas el 97 % de los días durante el período de intervención. En ese lapso, la cantidad de pasos fue significativamente mayor que en la evaluación basal. Al cabo de 20 semanas habían mejorado tanto la presión sistólica (137 ± 10 a 130 ± 11 mm Hg) como la diastólica (81 ± 6 a 77 ± 6 mm Hg). Durante el período de estudio, no se registraron cambios en el uso de medicación antihipertensiva ni en la dieta.

Discusión y conclusiones

En esta intervención en adultos mayores sedentarios, el aumento de la cantidad de pasos diarios a 3 000 aproximadamente disminuyó en forma significativa la presión arterial sistólica y diastólica a las 20 semanas en 7 y 4 mm Hg, respectivamente. El aumento de los pasos diarios se mantuvo incluso durante el período de contacto mínimo con el personal durante la fase de automantenimiento, con un descenso adicional de otros 2 mm Hg en los registros de presión.

Las autoras afirman que la medición de los pasos diarios es una métrica fácil de interpretar y comprender, por lo que es un objetivo ideal para promover la actividad física en esta población. Investigaciones sugirieron que disminuciones similares a las magnitudes informadas corresponden a una reducción del riesgo relativo de mortalidad por todas las causas del 11 %, y del 16 % en el caso de la mortalidad cardiovascular, del 18 % del riesgo de cardiopatía y del 36% del riesgo de accidente cerebrovascular.

Los resultados podrían tener importantes repercusiones entre los profesionales que intentan desarrollar una estrategia simple, efectiva y de aplicación generalizada para disminuir la presión arterial.

Lefferts EC, Saavedra JM, Song BK, Brellenthin AG, Pescatello LS, Lee D.  Increasing Lifestyle Walking by 3000 Steps per Day Reduces Blood Pressure in Sedentary Older Adults with Hypertension: Results from an e-Health Pilot Study. J Cardiovasc Dev Dis[Internet]. 2023[citado 7 oct 2023]; 10(8): 317. https://doi.org/10.3390/jcdd10080317

9 octubre 2023 |Fuente: siicsalud| Tomado de Noticias biomédicas 

antihipertensivosInvestigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney (Australia) han publicado un estudio en JAMA que apunta que el tratamiento antihipertensivo continuado a lo largo de la vida es una parte importante de la prevención de la demencia. Este metaanálisis, que incluye datos de 34.000 adultos mayores en 17 estudios, ha descubierto que el uso de antihipertensivos se asocia con un menor riesgo de demencia en comparación con los individuos con hipertensión no tratada a lo largo de todas las edades en las últimas etapas de la vida. Los individuos con hipertensión tratada no presentaron un mayor riesgo de demencia en comparación con los controles sanos.

La hipertensión en la mediana edad se asocia con un aumento del riesgo de demencia por todas las causas de aproximadamente un 60 % y un aumento del riesgo de demencia de Alzheimer de aproximadamente un 25 %. Sin embargo, en la tercera edad, esta asociación no se ha observado de forma consistente, y la mayoría de los estudios no han encontrado ninguna asociación o han encontrado que una mayor presión arterial sistólica (PAS) o diastólica (PAD) se asociaba con un menor riesgo de demencia.

El análisis incluyó 17 estudios con 34 519 adultos mayores residentes en la comunidad (20 160 mujeres) con una edad media de 72,5 años y un seguimiento medio de 4,3 años. En el análisis principal, parcialmente ajustado, que incluyó 14 estudios, los individuos con hipertensión no tratada tenían un 42 % más de riesgo de demencia en comparación con los controles sanos y un 26 % más de riesgo en comparación con los individuos con hipertensión tratada.

Los autores concluyen que la hipertensión es un factor de riesgo asociado con la demencia en la vejez. El uso de antihipertensivos se asoció con una disminución del riesgo de demencia en personas con hipertensión al final de la vida; por lo tanto, la reducción del riesgo de demencia puede ser uno de los múltiples objetivos del tratamiento antihipertensivo al final de la vida.

Referencia

Lennon MJ, Pan Lam BC, Lipnicki DM, Crawford JD, Peter R, Schutte AE, et al. Use of Antihypertensives, Blood Pressure, and Estimated Risk of Dementia in Late Life: An Individual Participant Data Meta-Analysis. JAMA Netw Open [Internet].2023[citado 28 sep 2023];6(9): e2333353. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2023.33353.

29 septiembre 2023   Fuente: Neurología.com    Tomado de Noticias

septiembre 29, 2023 | gleidishurtado | Filed under: alzheimer, Demencia, Geriatría, Neurodegeneración | Etiquetas: , , |

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