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Ozempic, un medicamento para la diabetes tipo 2 que se ha utilizado cada vez más para ayudar en la pérdida de peso, ahora estará etiquetado como posible causante de obstrucción intestinal.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU (FDA, por sus siglas en inglés) recientemente actualizó la etiqueta del medicamento producido por Novo Nordisk, sin citar directamente a Ozempic como la causa de esta condición.
«Debido a que estas reacciones se informan voluntariamente en una población de tamaño incierto, no siempre es posible estimar confiablemente su frecuencia o establecer una relación causal con la exposición al medicamento», se lee en la etiqueta.
El efecto secundario, conocido médicamente como «íleo», también figura en las etiquetas del medicamento para la pérdida de peso Wegovy, también producido por Novo Nordisk, y en el medicamento para la diabetes Mounjaro, fabricado por Eli Lilly, informó CBS News.
Tanto Ozempic como Wegovy son conocidos genéricamente como semaglutida. De más de 8,500 informes de trastornos gastrointestinales después de usar medicamentos con semaglutida hasta el 30 de junio, el íleo se menciona en 33 casos, incluidas dos muertes, informó CBS News.
Las compañías farmacéuticas que fabrican estos medicamentos están siendo demandadas por afirmaciones de que los fármacos pueden causar un problema de salud similar conocido como gastroparesia o parálisis estomacal, informó CBS News.
Referencia
Drug Safety-related Labeling Changes (SrLC). Ozempic[Internet]. [citado 29 sep 2023].
30 septiembre 2023 | Fuente: HealthDay News | Tomado de |Nutrición |Salud Pública | Diabetes
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La aterosclerosis, una enfermedad crónica caracterizada por la acumulación de placas de grasa y colesterol en las paredes de las arterias, es una de las principales causas de enfermedad cardiovascular. Pero su impacto no se reduce solamente al que tiene en la salud cardiovascular, sino que también está implicada en alteraciones cerebrales típicas de la enfermedad de Alzheimer. Esta es la principal conclusión de un estudio longitudinal internacional liderado por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiacas (CNIC) y publicado recientemente en la revista The Lancet Health Longevity. En él se observó mediante técnicas de imagen de tomografía de emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) que las personas con edades alrededor de 50 años y con un riesgo cardiovascular elevado de forma sostenida durante cinco años experimentan una mayor disminución del metabolismo cerebral.
Este hallazgo es especialmente relevante porque, si bien es ampliamente conocido que las enfermedades cardiovasculares y la demencia coexisten habitualmente en etapas avanzadas, hay pocos estudios longitudinales en personas de mediana edad, que hayan evaluado la interacción entre la aterosclerosis y sus factores de riesgo sobre la salud del cerebro
La importancia de controlar los factores de riesgo cardiovasculares
Controlar la hipertensión, el tabaquismo, el colesterol o el sedentarismo se revela cada vez más como fundamental para mejorar nuestra salud, ya que, además de disminuir la probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular, también beneficia a la salud cerebral.
Esta relación entre aterosclerosis y empeoramiento de la salud cerebral se encontró gracias un estudio longitudinal con una subcohorte de 370 participantes con aterosclerosis subclínica (edad media 49,8 años; 84 % hombres y 16 % mujeres) en el estudio PESA-CNIC-SANTANDER.
Los escáneres PET iniciales en cada uno de estos voluntarios se llevaron a cabo el 6 de marzo de 2013 y el 21 de enero de 2015, mientras que los escáneres de seguimiento fueron realizados entre el 24 de noviembre de 2017 y el 7 de agosto de 2019 con el objetivo de observar la evolución del metabolismo de la glucosa en el cerebro, considerado un indicador de salud cerebral.
Este estudio mediante técnicas de neuroimagen demostró que el declive metabólico cerebral es tres veces mayor en las personas con un elevado riesgo cardiovascular comparado con el de aquellas que se mantienen en bajo riesgo, lo cual es muy relevante porque “a pesar de que todos sabemos la importancia de cuidarse y controlar los factores de riesgo cardiovascular para evitar un infarto, el hecho de que están relacionados con un deterioro de la salud cerebral puede hacer que haya una mayor conciencia de la necesidad de adquirir hábitos saludables en las fases más jóvenes de la vida”, indicó el Dr. Valentín Fuster, Director General del CNIC y uno de los investigadores principales del estudio en nota de prensa..
Conclusiones
Estos resultados plantean nuevas perspectivas sobre cómo prevenir el desarrollo de demencias, para las que no existe tratamiento en muchos pacientes, a través de intervenir sobre un trastorno modificable, como es el caso de las enfermedades cardiovasculares.
Por ello, “los hallazgos de este estudio indican que el cribado de la carótida tiene un gran potencial para identificar a las personas vulnerables a sufrir alteraciones cerebrales y deterioro cognitivo en el futuro, por lo que este trabajo podría tener importantes implicaciones para la práctica clínica ya que apoya la implementación de estrategias de prevención cardiovascular primaria en etapas tempranas de la vida como enfoque valioso para una longevidad cerebral saludable”, declaró a Univadis España la investigadora del CNIC Catarina Tristão-Pereira, primera firmante del artículo.
Sin embargo, “para poder implementar esta estrategia de prevención de enfermedades cerebrales a través de la prevención cardiovascular de una manera eficaz hace falta crear equipos de expertos en los dos campos que sean capaces de diseñar hojas de ruta conjuntas para disminuir el riesgo de padecer ambas dolencias”, declaró a modo de conclusión a Univadis España el cardiólogo de la Universidad de Valencia el Dr. Fabián Sanchís.
Referencia
Tristão-Pereira C, Fuster V, Oliva B, Moreno-Arciniegas A, García Lunar I, Perez Herreras C, et al. Longitudinal interplay between subclinical atherosclerosis, cardiovascular risk factors, and cerebral glucose metabolism in midlife: results from the PESA prospective cohort study. Lancet Healthy Longev. 2023;4(9): e487-e498. doi: 10.1016/S2666-7568(23)00134-4. PMID: 37659430; PMCID: PMC10469266
Fuente: Univadis España Tomado de Noticias
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Londres, 7 sep (Prensa Latina) Las últimas tres décadas (1990-2019) muestran un sorprendente aumento del 79,1 por ciento en los nuevos casos de cáncer entre los menores de 50 años de todo el mundo, según una investigación divulgada hoy. Mientras, el número de fallecimientos progresó en 27,7 por ciento, destacó el estudio que publicó la revista British Medical Journal of Oncology. El cáncer de mama representó el mayor número de estos casos y muertes asociadas y en total se registraron casi dos millones de nuevos casos, seguido por los de tráquea, pulmón, estómago e intestino, y los aumentos más pronunciados se dieron entre personas con cáncer de riñón u ovario.
El informe, coordinado por la Universidad de Zhejiang, China, y con participación de Estados Unidos, el Reino Unido y Suecia, se basa en datos del Estudio de la Carga Mundial de Morbilidad 2019.
Las personas en el grupo de edades de los 40 años son las de mayor riesgo y los principales factores de riesgo entre los menores de 50 años son las dietas ricas en carne roja y sal y pobres en fruta y leche, así como el consumo de alcohol y el tabaquismo.
También contribuyen a este problema de salud la inactividad física, el sobrepeso y la hiperglucemia, además de los factores genéticos.
Referencia
Zhao J, Xu L, Sun J, Song M, Wang L, Yuan S, et al. Global trends in incidence, death, burden and risk factors of early-onset cancer from 1990 to 2019. BMJ Oncology. 2023; 2(1). BMJ Oncology Jul 2023, 2 (1) e000049; DOI: 10.1136/bmjonc-2023-000049
https://bmjoncology.bmj.com/content/2/1/e000049
07/09/2023(Prensa Latina)
Fuente: Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
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Los pacientes con esclerosis sistémica que padecían tanto enfermedad pulmonar intersticial como hipertensión pulmonar tuvieron una menor sobrevida que aquellos sin ambas afecciones, según los datos de más de 3 000 individuos.
Las complicaciones pulmonares son actualmente las causas más comunes de muerte en adultos con esclerosis sistémica, pero aún no se ha esclarecido el impacto de las características de los pacientes y los factores de riesgo, como la enfermedad pulmonar intersticial y la hipertensión pulmonar, en los resultados finales de la esclerosis sistémica, señalaron en su artículo la Dra. Pia Moinzadeh, del University Hospital Cologne, en Colonia, en Alemania, y sus colaboradores.
Aunque se ha estudiado el papel de la enfermedad pulmonar intersticial y la hipertensión pulmonar en diferentes subtipos de esclerosis sistémica, se necesitan estudios más amplios sobre los efectos de la enfermedad pulmonar intersticial y la combinación de esta y la hipertensión pulmonar en los resultados, ya que las tasas de sobrevida pueden cambiar con el tiempo con los nuevos criterios de clasificación, las herramientas de diagnóstico y los tratamientos mejorados, explicaron.
En el estudio, publicado en Chest, los investigadores revisaron los datos de 3 257 adultos mayores de 18 años con esclerosis sistémica durante un seguimiento medio de 3,45 años. Los participantes formaban parte de la Red Alemana de Esclerosis Sistémica (DNSS) que incluía 25 centros clínicos de Alemania. Los pacientes se dividieron en subconjuntos de esclerosis sistémica: 54,2 % con esclerosis sistémica cutánea limitada (EScl), 31,4 % con esclerosis sistémica cutánea difusa (EScd) y 14,4 % con síndromes superpuestos de esclerosis sistémica.
La prevalencia inicial de la enfermedad pulmonar intersticial fue de 34,5%, incluidos 200 pacientes con enfermedad pulmonar intersticial-hipertensión pulmonar y 923 con enfermedad pulmonar intersticial pero sin hipertensión pulmonar. La prevalencia inicial de hipertensión pulmonar sin enfermedad pulmonar intersticial fue de 4,5%. La enfermedad pulmonar intersticial se definió como asociada a esclerosis sistémica cuando se excluyeron otras causas. La hipertensión pulmonar se definió como un aumento de la presión arterial media de un mínimo de 25 mm Hg en reposo, y también se definió por una presión sistólica del ventrículo derecho estimada superior a 35 mm Hg según la ecocardiografía.
Al final del periodo de estudio, 47,6 % de los pacientes con esclerosis sistémica tenía enfermedad pulmonar intersticial, 15,2 % enfermedad pulmonar intersticial-hipertensión pulmonar y 6,5 % hipertensión arterial pulmonar. De los pacientes con esclerosis sistémica con enfermedad pulmonar intersticial, 57,3 % tenía esclerosis sistémica cutánea difusa. La prevalencia de hipertensión arterial pulmonar no fue significativamente diferente entre los subtipos de esclerosis sistémica.
Los pacientes con esclerosis sistémica cutánea difusa tenían más probabilidades de presentar después enfermedad pulmonar intersticial-hipertensión pulmonar (52,2 %) y enfermedad pulmonar intersticial sin hipertensión pulmonar (52,1 %); los pacientes con esclerosis sistémica cutánea limitada tenían más probabilidades de tener hipertensión arterial pulmonar (64,9 %) o ninguna afectación pulmonar (64,1 %).
«Para todos los subconjuntos se observó un aumento significativo de la frecuencia de esclerosis sistémica-enfermedad pulmonar intersticial durante el seguimiento», observaron los investigadores.
La sobrevida global a 5 años fue peor para los pacientes con enfermedad pulmonar intersticial e hipertensión pulmonar (79,1 %). La sobrevida global a 5 años para los pacientes con hipertensión arterial pulmonar fue de 85,0 %.
La sobrevida global a 5 años fue significativamente mejor para los pacientes con enfermedad pulmonar intersticial sin hipertensión pulmonar (92,8 %) y los que no tenían afectación pulmonar (96,4 %), en comparación con los pacientes con enfermedad pulmonar intersticial e hipertensión pulmonar (p < 0,001).
En un análisis multivariante, el riesgo de muerte fue más de cinco veces superior para los pacientes con enfermedad pulmonar intersticial-hipertensión pulmonar, en comparación con el grupo de referencia de pacientes sin afectación pulmonar (hazard ratio [HR]: 5,3). Los factores asociados con un menor riesgo de muerte incluían el sexo femenino (HR: 0,3), un mayor índice de masa corporal (HR: 0,9) y una mayor capacidad de difusión pulmonar para el monóxido de carbono (HR: 0,98).
Los hallazgos se vieron limitados por varios factores, como los datos incompletos de los pacientes inscritos al principio del registro, la falta de datos radiológicos completos y la incapacidad para determinar si la asociación entre la afectación pulmonar y la sobrevida estaba relacionada con la enfermedad pulmonar intersticial o con la enfermedad vascular pulmonar, listaron los investigadores.
Sin embargo, los resultados indican que la combinación de enfermedad pulmonar intersticial e hipertensión pulmonar es el principal factor predictivo de muerte en pacientes con esclerosis sistémica y enfermedad pulmonar intersticial, aunque la sobrevida global de los pacientes con esclerosis sistémica con y sin afectación pulmonar ha mejorado en las últimas décadas gracias a la optimización de los tratamientos, la atención multidisciplinaria y un mayor cuidado de la enfermedad en todo el mundo, concluyeron.
Referencia
Moinzadeh P, Bonella F, Oberste M, Weliwitage J, Blank N, Riemekasten G, et al. Impact of systemic sclerosis-associated interstitial lung disease with and without pulmonary hypertension on survival – a large cohort study of the German network for systemic sclerosis. Chest. 13 Ago 2023: S0012-3692(23)05274-1. doi: 10.1016/j.chest.2023.08.013. PMID: 37582424.
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0012369223052741?via%3Dihub
06/09/2023 Fuente: Medscape en Español Copyright © 1994-2023 by WebMD LLC.
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Investigadores de la Universidad de East Anglia (UK) han desarrollado una nueva forma de identificar a los pacientes con riesgo de sufrir fibrilación auricular, según publican en el European Journal of Preventive Cardiology. Aunque no es mortal, aumenta hasta cinco veces el riesgo de sufrir un accidente isquémico transitorio (AIT) o un ictus. El nuevo estudio revela cuatro factores específicos que pueden predecir qué pacientes padecerán fibrilación auricular: edad avanzada, presión arterial diastólica elevada y problemas de coordinación y funcionamiento de la cavidad superior izquierda del corazón.
El equipo de investigación recopiló datos de 323 pacientes de todo el este de Inglaterra, tratados en el Cambridge University Hospitals NHS Foundation Trust, que habían sufrido un ictus embólico de origen indeterminado. Se analizaron los historiales médicos y los datos de la monitorización prolongada del ritmo cardiaco y se estudiaron sus ecocardiogramas. Seguidamente, se determinaron cuántos de estos pacientes presentaban fibrilación auricular hasta tres años después de su ictus, y pasaron a realizar una evaluación exhaustiva para identificar si existen parámetros específicos relacionados con la identificación de la fibrilación auricular. Identificaron cuatro parámetros relacionados con el desarrollo de fibrilación auricular, que estaban presentes de forma sistemática en los pacientes que presentaban esta arritmia y, a continuación, desarrollaron un modelo que puede utilizarse para predecir quién presentará fibrilación auricular en los próximos tres años y, por tanto, corre un mayor riesgo de sufrir otro ictus en el futuro.
Aseguran que se trata de una herramienta muy sencilla que cualquier médico puede utilizar en la práctica clínica y potencialmente puede ayudar a proporcionar un tratamiento más específico y eficaz de estos pacientes, con el objetivo último de destacar a las personas con mayor riesgo de esta arritmia que pueden beneficiarse de una monitorización prolongada del ritmo cardiaco y de una anticoagulación más temprana para prevenir un futuro ictus.
Referencia: Panagiota Anna Chousou and others. Atrial fibrillation in embolic stroke of undetermined source: role of advanced imaging of left atrial function. European Journal of Preventive Cardiology, 2023;, zwad228, https://doi.org/10.1093/eurjpc/zwad228
Fuente: (Neurología.com)
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Las mujeres que se desempeñan como estilistas, cosmetólogas, en la confección de prendas y en la construcción, entre otras actividades, corren riesgo potencial de contraer cáncer de ovario por exposición acumulativa a diversas sustancias tóxicas
El estudio destaca la relevancia potencial de la exposición prolongada a sustancias específicas como el talco, amoníaco, gases propulsores, combustible y blanqueadores.
La publicación de la revista Occupational & Environmental Medicine * advierte que ciertos puestos de trabajo desempeñados por mujeres pueden estar relacionados con una mayor predisposición a contraer cáncer de ovario.
Los hallazgos del ensayo impulsaron comentarios que denuncian la baja identificación de los factores de riesgo de cáncer de ovario, mientras persiste la probabilidad de aumento de los factores ambientales que los provocan, incluidos los relacionados con los lugares de trabajo.
Asimismo, los pocos estudios sobre el tema alcanzaron fiabilidad limitaba en sus resultados al prescindir de los factores potencialmente influyentes, los historiales laborales previos o incluir un número pequeño de participantes mujeres.
Con la intención de mitigar estos problemas, los autores recurrieron a legajos laborales obtenidos en un estudio que recogía historia y presente de casos y controles basados en la población.
La iniciativa permitió enfocar el análisis en dos aspectos del entorno laboral: el empleo en funciones o industrias específicas y la exposición a riesgos laborales concretos. La adopción del criterio pretendió abordar las limitaciones y obtener una comprensión cabal de las probables asociaciones.
El estudio anterior Prevención del cáncer de ovario en Quebec (Prevention of Ovarian Cancer in Quebec – PROVAQ) reunió mujeres con edades de 18 a 79 años, seleccionadas de siete hospitales de Montreal entre 2010 a 2016 y diagnosticadas con cáncer de ovario.
En total, 491 mujeres que cumplían con los criterios del estudio fueron emparejadas por edad y lugar de residencia junto a otras 897 sin cáncer de ovario.
La presente investigación recolectó información de todas las participantes acorde a sus antecedentes sociodemográficos, historia clínica, medicación prescrita, antecedentes reproductivos, peso y altura; incluyó además factores relacionados con sus estilos de vida y los detalles laborales registrados durante la vida.
En comparación con el grupo de control, un porcentaje elevado de mujeres con cáncer de ovario presentaron factores considerados de riesgo potencial para el desarrollo de la enfermedad: menor nivel educativo, menor duración del uso de anticonceptivos orales y ninguna o menor cantidad de hijos.
Las participantes informaron cada empleo propio con una duración mínima de 6 meses. Los datos comprendían: puesto desempeñado, fechas de inicio y cese, horario de trabajo (con la inclusión de cambios de turno) y tareas principales ejecutadas durante el período laboral.
Se clasificó, entonces, la duración acumulada del trabajo o industria como ninguna, menos de 10 años y 10 años o más.
Más del 50% de las participantes habían trabajado al menos en tres empleos siendo el primero anterior a los 20 años de edad. La mayoría tuvo una duración de la vida laboral de 15 años o más, y su trabajo con mayor antigüedad fue de al menos 10 años.
Se utilizó la Matriz de nivel de exposición laboral canadiense (Canadian job-exposure matrix – CANJEM) para determinar la exposición de las participantes a agentes específicos. A continuación, el estudio examinó el vínculo entre la exposición a cada uno de los 29 agentes predominantes y el riesgo de cáncer de ovario.
Tras tener en cuenta los factores potencialmente influyentes, los cálculos indicaron que varias funciones laborales podrían estar relacionadas con un mayor riesgo de padecer la enfermedad.
En particular, las personas que habían trabajado 10 años o más en profesiones tales como peluquería, barbería, estética y afines, presentaban un riesgo tres veces mayor de desarrollar cáncer de ovario. Del mismo modo, quienes s desempeñaron en áreas de contabilidad durante 10 años o más presentaban el doble de riesgo, mientras las que trabajaban en el sector de la construcción casi triplicaban el riesgo.
Por su parte, el empleo duradero en la industria de la confección se relacionó con un 85% de aumento del riesgo. Además, trabajar en el sector de ventas o comercio minorista se asoció respectivamente con 45% al 59% de mayor riesgo de padecer la enfermedad.
El aumento significativo del riesgo superior al 40% correspondió a los casos de exposición acumulada alta (8 años o más) a 18 agentes específicos, entre los que se incluían:
polvos de talco, amoniaco, peróxido de hidrógeno, polvo de cabello, fibras sintéticas y de poliéster, tintes y pigmentos orgánicos, celulosa, formaldehído y gases propulsores, así como sustancias químicas presentes de forma natural en los combustibles y blanqueadores.
Las mujeres que trabajan en ocupaciones relacionadas con la peluquería están expuestas a cientos de productos químicos en altas concentraciones, incluidos tintes para el cabello, champús, acondicionadores, productos de estilismo y cosméticos. El empleo en ocupaciones relacionadas con la peluquería y la exposición a 12 agentes predominantes en estas ocupaciones fueron asociadas por el estudio con mayores riesgos de cáncer de ovario.
Las tareas de peluquería, esteticismo y trabajos afines resultaron las expuestas con mayor frecuencia e intensidad a 13 agentes diferentes, entre los que destacaron el amoníaco, el peróxido de hidrógeno, tintes y pigmentos orgánicos, y blanqueadores. Estas actividades ocupan el segundo lugar entre las más comprometidas a polvos de talco.
Los autores aclaran que no está definido si las asociaciones fueron impulsadas por un único agente, una combinación de ellos u otros factores relacionados al área de trabajo.
El número de mujeres empleadas en trabajos específicos como papeleras, imprentas, producción textil, tintorerías y fábricas, al ser relativamente pequeño, también limitó el número de quienes estaban expuestas a ciertos agentes clasificados como potenciales factores de riesgo (por ejemplo, asbestos y pesticidas).
Al considerar los autores que algunas asociaciones estadísticamente significativas del estudio podrían atribuirse al azar, destacan la necesidad de realizar nuevos estudios que reproduzcan los resultados con el fin de establecer la validez y fiabilidad de su trabajo.
A pesar de las limitaciones y la posibilidad de hallazgos fortuitos, el artículo afirma que los resultados indican una evidencia sugestiva de asociación causal entre el empleo en profesiones determinadas con exposiciones laborales específicas y el aumento del riesgo de padecer cáncer de ovario.
Estudios de cáncer ocupacional sin o casi sin mujeres
Las doctoras Melissa C Friesen y Laura E. Beane Freeman, epidemiólogas ocupacionales y ambientales del Instituto Nacional del Cáncer (US National Cancer Institute -NCI) de EE.UU., al comentar el artículo en el mismo ejemplar de la revista, destacan su utilidad para reconocer el bajo nivel de participación de las mujeres en los estudios sobre cáncer ocupacional. Las profesionales subrayan, además, la necesidad de mejorar la investigación y los mecanismos que evalúan los riesgos profesionales de las mujeres con el objetivo de enriquecer la comprensión del tema. Las integrantes del NCI advierten además que al excluirse a las mujeres de los estudios relacionados con el cáncer ocupacional, se pierde la oportunidad de identificar los factores de riesgo específicamente vinculados a los diversos tipos de cáncer que afectan a las mujeres. La evaluación de las diferencias de riesgo en función del sexo y el examen de las exposiciones prevalentes en profesiones con preponderancia femenina.
Fuente: Noticias biomédicas(siicsalud.com)
Referencia:
Leung Lisa, Jérôme Lavoué, Jack Siemiatycki, Pascal Guénel, Anita Koushik. Occupational environment and ovarian cancer risk. Occupational & Environmental Medicine. 2023; 80(9). https://oem.bmj.com/content/oemed/early/2023/06/01/oemed-2022-108557.full.pdf
https://oem.bmj.com/content/80/9/489