nov
23
La cefalea es un síntoma frecuente en la fase aguda de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) y también uno de los efectos adversos más comunes tras la vacunación. En ambos casos, la fisiopatología de la cefalea parece estar relacionada con la respuesta inmunitaria del huésped y podría presentar similitudes. Ese ha sido el objetivo de un estudio, publicado en Revista de Neurología y desarrollado por un grupo de investigadores españoles y británicos (Hospital Clínico Universitario de Valladolid, Brain Research Imaging Centre (CUBRIC) y Universidad Rey Juan Carlos), comparando el fenotipo clínico y la frecuencia de los síntomas asociados y de inicio en pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 y con la vacuna de la COVID-19.
Se realizó un estudio de casos y controles incluyendo pacientes con infección confirmada por COVID-19 y receptores de la vacuna de la COVID-19 que experimentaron un nuevo inicio de cefalea. Se administró un cuestionario estandarizado que incluyó variables demográficas, antecedentes previos de cefaleas, síntomas asociados y variables relacionadas con la cefalea. Ambos grupos se emparejaron por edad, sexo y antecedentes previos de cefaleas y se realizó un análisis de regresión multivariante. El estudio refleja que un total de 238 pacientes cumplieron con los criterios de elegibilidad. Los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 presentaron una mayor frecuencia de artralgia, diarrea, disnea, dolor torácico, expectoración, anosmia, mialgia, odinofagia, rinorrea, tos y disgeusia. Además, los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 experimentaron una duración diaria más prolongada de la cefalea y la describieron como la peor que habían experimentado. Los pacientes con cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 experimentaron con más frecuencia dolor en la región parietal, fonofobia y empeoramiento de la cefalea por movimientos de la cabeza o de los ojos.
Los autores concluyen que la cefalea causada por la infección por el SARS-CoV-2 y la relacionada con la vacunación de la COVID-19 presentan más similitudes que diferencias, lo que respalda una fisiopatología compartida y la activación de la respuesta inmunitaria innata. Las principales diferencias estuvieron relacionadas con los síntomas asociados.
Ver más información:
González Celestino A, González Osorio Y, García Iglesias A, Echavarría Íñiguez A, Sierra Mencía A, Recio García J, et al. Diferencias y similitudes entre la cefalea relacionada con la COVID-19 y la cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19. Un estudio de casos y controles. Rev Neurol [Internet]. 2023[citado 22 nov 2023]; 77:229-239. PMID: 37962534DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7710.2023063
23 noviembre 2023 | Fuente: Neurología.com |Tomado de | Noticia Salud
nov
13
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston (EEUU), el primero en evaluar prospectivamente la relación entre la vacunación contra el Covid-19 antes de la concepción en parejas y el aborto espontáneo, ha descubierto que no existe riesgo de aborto espontáneo entre las parejas vacunadas que intentaban tener hijos.
Múltiples estudios han demostrado que las vacunas contra la COVID-19 no provocan infertilidad ni complicaciones en el embarazo, como el aborto espontáneo, pero muchas personas todavía desconfían de los efectos adversos de la vacuna en el embarazo.
Publicado en la revista ‘Human Reproduction’, el estudio no encontró un mayor riesgo de aborto espontáneo temprano o tardío como resultado de que alguna persona de la pareja o las dos recibieran la vacuna COVID-19 antes de concebir.
El estudio es el primero en evaluar el riesgo de aborto espontáneo temprano (menos de ocho semanas de gestación) después de la vacunación contra la COVID-19 antes de la concepción, así como el primero en evaluar la vacunación masculina y el aborto espontáneo.
Los investigadores esperan que estos resultados proporcionen información útil para las personas que planean quedar embarazadas, así como para sus proveedores de atención médica. «Estos hallazgos deberían replicarse en otras poblaciones, pero son tranquilizadores para las parejas que están planeando un embarazo», afirma la autora principal Jennifer Yland, estudiante de doctorado en epidemiología en BUSPH en el momento del estudio.
Para el estudio, Yland y sus colegas analizaron datos de encuestas sobre la vacunación contra el COVID-19 y el aborto espontáneo entre mujeres y hombres participantes en el Estudio de Embarazo en Línea (PRESTO), un estudio en curso financiado por los Institutos Nacionales de Salud que inscribe a mujeres que intentan concebir y las sigue desde antes de la concepción hasta seis meses después del parto.
Las participantes en este nuevo análisis incluyeron 1 815 mujeres en los EEUU y Canadá que fueron seguidas en el estudio desde diciembre de 2020 hasta noviembre de 2022, incluidas 1 570 parejas con datos sobre la vacunación de sus parejas masculinas. Las participantes femeninas elegibles tenían entre 21 y 45 años y estaban tratando de concebir sin el uso de un tratamiento de fertilidad en el momento de la inscripción.
Fueron observadas desde su primera prueba de embarazo positiva hasta un aborto espontáneo u otro evento (como un aborto inducido, un embarazo ectópico) o 20 semanas de gestación, lo que ocurra primero.
Entre las mujeres participantes, el 75 por ciento había recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19 cuando quedaron embarazadas. Casi una cuarta parte de los embarazos resultaron en abortos espontáneos, y el 75 por ciento de estos abortos espontáneos ocurrieron antes de las 8 semanas de gestación, pero no hubo un mayor riesgo.
El riesgo de aborto espontáneo fue del 26,6 por ciento entre las participantes femeninas no vacunadas, del 23,9 por ciento entre las participantes femeninas que habían recibido una dosis de la vacuna antes de la concepción, del 24,5 por ciento entre las que completaron una serie primaria completa antes de la concepción, del 22,1 por ciento entre las que completaron la serie de vacunas tres meses antes de la concepción, y el 20,1 por ciento entre aquellos que recibieron solo una dosis de una vacuna de dos dosis antes de la concepción.
«La tasa de aborto espontáneo entre las personas vacunadas no solo fue comparable con la de las participantes de PRESTO que concibieron antes de la pandemia, sino que nuestros datos indicaron un riesgo ligeramente menor de aborto espontáneo entre las personas vacunadas en comparación con las no vacunadas», señala Yland.
Referencia
Yland JJ, Wesselink AK, Regan AK, Hatch EE, Rothman KJ, Savitz DA, et al. prospective cohort study of preconception COVID-19 vaccination and miscarriage. Human Reprod[Internet].2023[citado 11 nov 2023]. https://doi.org/10.1093/humrep/dead211
13 noviembre 2023 | Fuente: redacción médica | Tomado de Noticias Sanidad
nov
6
La notable interacción entre los anticuerpos dirigidos contra las glicoproteínas RBD y de la espícula (S) del SARS-CoV-2 y la proteína E del virus dengue serotipo 2 (DENV) podría potenciar y agravar el cuadro clínico del dengue.
El trabajo publicado en Europe PMC destaca el hallazgo de una reacción de potenciación de la infección por dengue para el desarrollo de las estrategias de inmunización contra el SARS-CoV-2, en especial en regiones donde el dengue es endémico.
Particularidades del dengue
La infección primaria por el virus dengue confiere inmunidad permanente contra la infección secundaria homotípica, pero parcial ante una provocación heterotípica. Esta última se correlaciona con síntomas severos como consecuencia de una mayor viremia por el mecanismo denominado potenciación dependiente de anticuerpos (PDA), que se produce cuando anticuerpos en concentraciones subneutralizantes de una infección previa se unen al virión del DENV en casos de reinfecciones con un serotipo diferente y promueven el ingreso del virus a células que posean el receptor Fc.
La enfermedad por dengue registra una elevada prevalencia en zonas tropicales y subtropicales del mundo.
El estudio de Translational Health Science and Technology Institute (Faridabad, Haryana, India) evalúa el impacto de los anticuerpos anti-SARS-CoV-2 sobre la infección por DENV-2 provocado por el aumento reciente de los casos de dengue y los informes de reactividad cruzada potencial con anticuerpos anti-SARS-CoV-2.
Los autores recogieron muestras de plasma humano de la etapa de convalecencia recogidas durante las diferentes olas de la pandemia de COVID-19.
Con la intención de evaluar su capacidad para producir una PDA en cultivos celulares en caso de infección por DENV-2, utilizaron células de líneas mieloides humanas K562 y U937, junto con un panel de anticuerpos desarrollados contra SARS-Cov-2.
Para identificar los anticuerpos que indujeran más reacciones cruzadas al formar complejos con la proteína E de DENV-2, los investigadores realizaron análisis cualitativos y cuantitativos con diversos programas de acoplamiento con el fin de elegir los que desencadenaran la mejor respuesta.
Analizaron además la cinética de la unión de dos anticuerpos anti-SARS-CoV-2 con la envoltura del virus dengue y la proteína S del coronavirus y analizaron la reactividad cruzada mediante ensayos de inmunofluorescencia en células infectadas con DENV2 teñidas con anticuerpos y sueros animales dirigidos contra SARS-Cov-2.
El artículo explica que los anticuerpos anti-SARS-CoV-2 desarrollados en respuesta a una infección natural en seres humanos o por inmunización experimental en animales reaccionaron en forma cruzada con DENV-2 y tuvieron la capacidad de potenciar la infección por este virus en células K562 y U937.
Una prueba de reacción en cadena de polimerasa cuantitativa que detectaba ARN genómico de DENV demostró que 7 de 10 muestras de plasma humano de convaleciente de COVID-19 produjeron mayores tasas de replicación viral en las células K562 que las correspondientes a control.
Estos datos se correlacionaron con un aumento de las células positivas para DENV observadas en la citometría de flujo.
Resultados del trabajo
Uno de los anticuerpos contra el SARS-CoV-2, el CR3022, mostró una reactividad cruzada estadísticamente significativa (con mayor intensidad media de fluorescencia) que otros anticuerpos examinados en las imágenes de microscopia confocal, caracterizada por usar un punto de escaneo o puntos de luz que iluminan la muestra.
De manera similar, los estudios de simulación computarizada e in vitro indicaron una fuerte interacción entre los anticuerpos anti-SARS-CoV-2 y la proteína E del DENV-2.
La investigación da cuenta de una reactividad cruzada entre plasma de convaleciente y anticuerpos anti-SARS-CoV-2 y el DENV2 y asimismo observaron una afinidad de unión muy potente de los anticuerpos dirigidos contra las proteínas RBD y S del coronavirus con dímeros de proteína E estabilizados de DENV-2.
Los autores atribuyen la interacción a dos mecanismos posibles:
1) una vía extrínseca, que implicaría una mayor entrada del virus en las células de la huésped mediada por el receptor Fc, lo que conduciría a un aumento de la cantidad de células infectadas y
2) otra intrínseca, con una supresión de la respuesta inmunitaria antiviral del huésped y aumentos de la replicación y producción de virus por las células infectadas.
El aumento del porcentaje de células infectadas por DENV-2 también detectado indicaría una mayor internalización del virus y, posiblemente, la presencia de al menos una vía extrínseca para la PDA.
Diversas investigaciones sugieren que las coinfecciones con dengue y SARS-CoV-2 que con mayor frecuencia presentan síntomas típicos de dengue y mayores tasas de mortalidad, posiblemente se deban a una potenciación de la infección por DENV por los anticuerpos contra el coronavirus.
Algunos estudios también plantearon la necesidad de investigar si los anticuerpos inducidos en respuesta a las diversas vacunas contra el SARS-CoV-2 podrían potenciar infecciones por DENV.
Puesto que los virus del dengue y de la COVID-19 circulan simultáneamente en varios países, los autores opinan que es necesario profundizar las investigaciones y tal vez, considerar nuevas estrategias de inmunización que tengan en cuenta la estacionalidad del dengue cuando se analizan las políticas de aplicación de vacunas contra SARS-CoV-2, en particular en aquellos países donde el dengue es endémico.
Referencia
Jakhar K, Sonar S, Singh G, Sarkar T, Tiwari M, Kaur J, et al. SARS-CoV-2 antibodies cross-react and enhance dengue infection. bioRxiv[Internet]. 2023[citado 4 nov 2023]. DOI: 10.1101/2023.10.09.557914.
6 noviembre 2023 | Fuente: SIICSALUD| Tomado de Noticias biomédicas
nov
6
Las manifestaciones urológicas y complicaciones de la hiperplasia prostática benigna podrían agravarse en asociación con infecciones de Covid-19 (incluídas las asintomáticas), con la provocación de una mayor incidencia de retención urinaria, hematuria y necesidad de tratamiento combinado.
El artículo SARS-CoV-2 infection correlates… publicado por la revista Journal of Internal Medicine, explora la correlación entre la infección por coronavirus y la evolución de los síntomas de la vía urinaria inferior asociados con la hiperplasia prostática benigna. Aborda la brecha de investigación actual con datos del mundo real a gran escala.
Alcances de la Covid-19
El virus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) puede afectar numerosos sistemas extrarrespiratorios.
La fisiopatología subyacente implica el ingreso del virus a las células mediante la participación de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) como receptor de entrada cuando también se expresa la proteasa de superficie TMPRSS2.
Diversos trabajos informaron que, entre muchos sistemas orgánicos, las células epiteliales de la próstata expresan ACE2 y TMPRSS2, por lo que la vía urinaria inferior de los hombres sería uno de los objetivos del SARS-CoV-2. Otras vías fisiopatológicas de la afección prostática serían la expresión de TMPRSS2 dependiente de los andrógenos, la cascada de la inflamación y la alteración de la regulación metabólica asociada con el coronavirus.
Detalles del estudio
Los autores realizaron un estudio retrospectivo de cohortes para comparar las incidencias de síntomas urológicos y de complicaciones en pacientes con resultados positivos para SARS-CoV-2 en la reacción en cadena de polimerasa (PCR) y en un grupo de control de pacientes comparables no infectados.
Sobre una población total de 176 006 pacientes que recibían monoterapia con bloqueadores de adrenorreceptores alfa 1 para el tratamiento de síntomas del tracto urinario inferior, se analizaron 17 986 (8 993 con PCR positiva para SARS-CoV2 y la misma cantidad con resultados negativos que integraron el grupo de control).
La investigación determinó las tasas de incidencia de retención urinaria, hematuria, infección del tracto urinario y bacteriuria, así como de la necesidad de agregar un inhibidor de 5-alfa reductasa para el tratamiento combinado de los síntomas del tracto urinario inferior. Incluyó también análisis de subgrupos por edad y gravedad de la infección por coronavirus.
Diferencias entre los grupos
Entre ambos grupos las diferencias fueron considerables en la incidencia de las principales variables analizadas, con tasas de retención urinaria, hematuria, infección del tracto urinario y bacteriurias significativamente más altas en los pacientes infectados por SARS-CoV-2. La incidencia también fue mayor al agregar el tratamiento combinado con inhibidores de 5-alfa reductasa.
Los análisis de subgrupos estratificados por edades revelaron que la mayor incidencia de complicaciones de la hiperplasia prostática benigna podía observarse en todos los grupos etarios, excepto en los pacientes más jóvenes.
La retención urinaria y la bacteriuria demostraron diferencias estadísticamente notables en todos los pacientes mayores de 50 años infectados por coronavirus, mientras las infecciones urinarias y la necesidad de tratamiento combinado fueron más relevantes en los mayores de 60 años. Sin embargo, no hubo registros de diferencias entre los grupos cuando fueron analizados por categorías de gravedad de la infección.
Hallazgos de la investigación
Según los autores, este fue el estudio de cohortes más extenso que reveló una mayor incidencia de síntomas relacionados con la hiperplasia prostática benigna en hombres infectados por coronavirus.
Esta asociación se explicaría por la expresión de las enzimas que desencadenan el cuadro inflamatorio del SARS-CoV-2, así como por la alteración de la regulación metabólica desencadenada por el virus, con aumento del estrés oxidativo.
Los resultados mostraron una fuerte correlación positiva que sugiere la existencia de manifestaciones urológicas significativas de la infección viral que representarían una carga considerable de síntomas y complicaciones.
Un hallazgo notable fue la incidencia muy superior de complicaciones de la hiperplasia prostática benigna en los grupos de hombres adultos mayores.
La infección por COVID-19 afecta con mayor gravedad a los pacientes con edades avanzadas, señalan los autores. Tal vez debido a la historia natural de la afección prostática, con progresión longitudinal etaria a medida que aumentan el tamaño de la próstata y el agravamiento de los síntomas, los pacientes mayores fueron más susceptibles a las complicaciones urológicas de la infección por el virus.
Según los investigadores, incluso los pacientes con infecciones leves o asintomáticas pueden presentar compromiso urológico y experimentar las complicaciones de la hiperplasia prostática benigna. Aclaran además que la menor incidencia de infecciones urinarias y bacteriuria detectada en pacientes con infecciones leves por coronavirus podría relacionarse en quienes presentan los cuadros más graves con mayor compromiso inmunológico y aumento de los procedimientos de cateterismo urinario.
Al finalizar, el artículo remarca que los médicos deben conocer las manifestaciones urológicas de la infección por SARS-CoV-2 y la mayor incidencia de complicaciones de la vía urinaria inferior en los hombres, porque los síntomas pueden aparecer independientemente de la gravedad de la infección por COVID-19, con incidencias similares de retención urinaria y hematuria, incluso en las infecciones asintomáticas.
Referencia
Liu AQ, Chiu PKF, Yee SC-H, Ng C-F, Teoh JY-C. SARS-CoV-2 infection correlates with male benign prostatic hyperplasia deterioration. J Intern Med. 2023; 00: 1–9. DOI https://doi.org/10.1111/joim.13719
6 noviembre 2023 | Fuente: SIICSALUD| Tomado de Noticias biomédicas
nov
1
La prolongada es un deterioro común post-Covid 19.
Los efectos a largo plazo de la COVID-19 sobre la función cognitiva se han convertido en un área de creciente preocupación. Este artículo proporciona una descripción general de las características, factores de riesgo, posibles mecanismos y estrategias de manejo de la disfunción cognitiva en la condición post-COVID-19 (PCC).
La disfunción cognitiva prolongada es uno de los deterioros más comunes en la condición post-COVID-19 (PCC), afecta entre el 17% y el 28% de los individuos más de 12 semanas después de la infección y persiste en algunos casos durante varios años.
Las disfunciones cognitivas pueden manifestarse como una amplia gama de síntomas que incluyen deterioro de la memoria, déficit de atención, disfunción ejecutiva y velocidad de procesamiento reducida.
Los factores de riesgo para desarrollar PCC, con o sin deterioro cognitivo, incluyen la edad avanzada, las condiciones médicas preexistentes y la gravedad de la enfermedad aguda. Los mecanismos subyacentes aún no están claros, pero los contribuyentes propuestos incluyen neuroinflamación, hipoxia, daño vascular y reactivación del virus latente, sin excluir la posibilidad de una invasión viral directa del sistema nervioso central, lo que ilustra una patología viral compleja.
Síntomas cognitivos
Las funciones de atención permiten la capacidad de procesar información de nuestro entorno y se consideran de naturaleza jerárquica. La atención focalizada y la atención sostenida se consideran funciones de atención fundamentales. Los niveles más altos de atención dependen de funciones ejecutivas y abarcan atención alterna, selectiva y dividida. A pesar de su nombre, la memoria de trabajo también se considera una función de la atención y desempeña un papel importante en la codificación de la memoria y la recuperación de información almacenada en la memoria a largo plazo.
Dado que las funciones de atención sirven como procesos y subsistemas cognitivos fundamentales para otras funciones cognitivas, son cruciales para gestionar nuestra vida cotidiana. Las funciones de atención deterioradas, incluso en los casos de deficiencias leves, afectan directamente el rendimiento tanto en las tareas cotidianas como en la vida laboral.
Las funciones de atención se asocian frecuentemente con la velocidad de procesamiento. Desde una perspectiva neuroanatómica, el tálamo desempeña un papel crucial como centro de redes que respaldan procesos relacionados con la atención, el procesamiento de información, la memoria y las funciones ejecutivas. Sin embargo, en los estudios realizados hasta el momento sobre la COVID-19 no se ha determinado cuál de las funciones de atención se ve más afectada en el PCC, ni en qué medida otras disfunciones cognitivas son independientes o están vinculadas a funciones de atención disminuidas.
Las deficiencias en la atención, la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas a menudo tienen efectos secundarios en las pruebas que evalúan la codificación y recuperación de la memoria. En consecuencia, la memoria episódica puede verse afectada indirectamente por el tipo de daño neurológico causado por enfermedades virales, principalmente a través de reducciones en la atención y la velocidad de procesamiento necesarias para la codificación. En el contexto del PCC, aún no está completamente establecido si los resultados observados en las pruebas de memoria se deben a dificultades primarias en el almacenamiento de la memoria o si son efectos secundarios resultantes de un deterioro de la atención y/o de la memoria de trabajo.
Fatiga
La fatiga es un síntoma destacado tanto en el COVID-19 agudo como en el PCC. Las tasas de prevalencia de fatiga post-COVID oscilan entre el 32 % y el 46 % en diferentes estudios y en el metanálisis de seguimientos de 1 año entre el 18 % y el 39 %. Sin embargo, la fatiga es un síntoma multifactorial y vagamente definido presente en diversas afecciones, incluidos trastornos neurológicos, dolor crónico y depresión. También se ha informado de fatiga posinfecciosa después de otras epidemias virales.
En la mayoría de los estudios, la fatiga se informa subjetivamente mediante escalas de autoevaluación diseñadas para capturar un nivel bajo de energía que no es proporcional al nivel de actividad del individuo y que no se alivia con el descanso o el sueño normales. Actualmente, no existe una escala de fatiga validada específicamente para la fatiga post-COVID.
Como COVID-19 es una afección nueva, no es evidente si la fatiga experimentada en el PCC es equivalente y comparte los mismos mecanismos subyacentes que la fatiga en las afecciones neurológicas. En condiciones neurológicas, la disminución de la atención, la disminución de la velocidad de procesamiento y la fatigabilidad se han relacionado con la experiencia de fatiga, pero también han mostrado correlaciones significativas con la depresión y los trastornos del sueño.
Abordaje
Como la variación individual de los deterioros cognitivos es grande, se requiere un examen neuropsicológico y un enfoque multidimensional centrado en la persona. Según la Organización Mundial de la Salud, la evidencia limitada sobre los deterioros cognitivos relacionados con la COVID-19 requiere la implementación de intervenciones de rehabilitación a partir de prácticas establecidas para condiciones similares.
Se recomienda psicoeducación y entrenamiento en habilidades compensatorias. Podrían ser útiles los productos de asistencia y las modificaciones ambientales adaptadas a las necesidades individuales.
En disfunciones específicas de la atención y la memoria de trabajo, el entrenamiento cognitivo (cuidadosamente controlado en cuanto a su intensidad) podría ser eficaz para las personas que no sufren malestar post-esfuerzo.
Es crucial realizar más investigaciones para intervenciones basadas en evidencia específicas para los deterioros cognitivos relacionados con la COVID-19.
Conclusiones
La disfunción cognitiva prolongada es un deterioro común que afecta a las personas con PCC. Los factores de riesgo del PCC en general incluyen el sexo femenino, la edad, las condiciones médicas preexistentes y la gravedad de la enfermedad aguda.
Los mecanismos propuestos que contribuyen al PCC y los deterioros cognitivos incluyen neuroinflamación, hipoxia, daño vascular, reactivación viral latente e invasión viral directa del sistema nervioso central.
El manejo de la disfunción cognitiva en el PCC requiere un enfoque multidimensional que incluya un examen neuropsicológico y rehabilitación individualizada. Aunque la evidencia específica sobre los deterioros cognitivos relacionados con la COVID-19 es limitada, se pueden implementar intervenciones basadas en prácticas establecidas para otras afecciones neurológicas. La OMS recomienda educación, entrenamiento de habilidades, ejercicios cognitivos, productos de asistencia y modificaciones ambientales.
Se recomienda un entrenamiento funcional con un cuidadoso control de la intensidad para las personas que no padecen PEM. Es esencial realizar más investigaciones para intervenciones basadas en evidencia específicas para los deterioros cognitivos relacionados con la COVID-19.
Referencia
Möller M, Borg K, Janson C, Lerm M, Normark J, Niward K, et al. Cognitive dysfunction in post-COVID-19 condition: Mechanisms, management, and rehabilitation. J Intern Med [Internet]. 2023[citado 31 oct 2023]; ;294(5):563-581. doi: 10.1111/joim.13720.
1 noviembre 2023| Fuente: IntraMed |Tomado de Noticias biomédicas
oct
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Wu Zunyou, un epidemiólogo que ayudó a impulsar las medidas contra el COVID-19 en China que aislaron ciudades y confinaron a millones de personas en sus hogares, falleció el viernes. Tenía 60 años.
Wu, que había padecido problemas de salud, desapareció de la vista del público durante meses el año pasado mientras sufría cáncer.
En su anuncio, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de China (CDC, por sus siglas en inglés) no ofreció la causa de la muerte de Wu, pero apuntó que “las medidas de auxilio” no funcionaron.
Wu, que obtuvo su maestría y doctorado en la Universidad de California Los Ángeles, había dedicado buena parte de su carrera inicial a la prevención del VIH/sida en China.
Wu era el epidemiólogo jefe de los CDC chinos y uno de los responsables del protocolo de cero contagios de COVID-19 del país que supuso la suspensión de los viajes al extranjero, impuso confinamientos draconianos y provocó inusuales protestas a finales de 2022.
Tuvo un papel protagónico en el desarrollo de las medidas contra la epidemia de VIH entre los consumidores de drogas intravenosas, según su biografía en el sitio web de UCLA. En 2005 se le otorgó el Premio Internacional Rolleston en reconocimiento de ese trabajo. En 2008 se le otorgó la Medalla de Oro de UNAIDS por su trayectoria.
Pero a medida que China combatía el coronavirus, Wu recibió críticas por dar apoyo público a las medidas de control incluso cuando las debilidades de la estrategia se volvieron más evidentes.
“La dinámica de cero-COVID es apropiada para la realidad de China y es la mejor opción para la situación actual de COVID de nuestro país”, dijo en abril en 2022, durante el cierre de Shanghai.
La estrategia le permitió a China ganar tiempo en los primeros tiempos de la pandemia, pero para 2022, a medida que el virus se volvió cada vez más contagioso, mostró señales de debilidad.
Horas antes de la muerte de Wu, se anunció el fallecimiento del expremier Li Kegiang, el número dos en el gobierno del país durante la pandemia.
30 octubre 2023 | Fuente: Times | Tomado de Anuncio Internacional