sep
22
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, ha demostrado que a medida que aumentaba la gravedad de la dermatitis atópica (DA) aumentaba el riesgo de desarrollar enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
Estos hallazgos aclaran la ambigüedad de investigaciones anteriores, que han abordado esta situación en colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn en niños. Los conocimientos que ofrece este estudio, publicado recientemente en ‘JAMA Dermatology’, podrían conducir a nuevos tratamientos tanto para la EII como para la EA.
Los adultos con dermatitis atópica tienen un riesgo 34 por ciento mayor de desarrollar enfermedad inflamatoria intestinal de nueva aparición en comparación con las personas que no tienen esta afección de la piel, y los niños tienen un riesgo 44 por ciento mayor.
La EII abarca las enfermedades colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn, que son trastornos que implican inflamación crónica del tracto digestivo. Si bien la EII se localiza en el intestino y la DA afecta la piel, ambas enfermedades son impulsadas por el sistema inmunológico y se clasifican por una inflamación grave. ‘Es imperativo que los médicos comprendan la dermatitis atópica y la trayectoria de nuestros pacientes con ella para brindar el mejor estándar de atención’, ha señalado el investigador principal del estudio, el doctor Joel M. Gelfand.
‘Hoy en día existen tratamientos nuevos y mejores para la DA, y probablemente seguirán existiendo más. Pero los médicos deben comprender cómo esos tratamientos podrían afectar otras enfermedades autoinmunes. Para los pacientes con DA y otra enfermedad autoinmune, algunos medicamentos actualmente disponibles pueden exacerbar los síntomas de su otra enfermedad o pueden ayudar a tratar dos enfermedades inmunes al mismo tiempo’, señala.
Si bien este no es el primer estudio que explora la DA y la EII, el tamaño de la muestra de esta investigación, la composición de la población investigada -adultos y niños- y su separación entre la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, es un avance frente a investigaciones anteriores. El estudio incluyó a más de 1 millón de niños (participantes desde menores de 1 año hasta 18 años) y adultos con DA.
Al observar la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn por separado, la DA no se relacionó con una mayor colitis ulcerosa en los niños, a menos que los niños tuvieran dermatitis atópica grave. Sin embargo, los niños con dermatitis atópica tenían entre un 54 y un 97 por ciento más de riesgo relativo de padecer la enfermedad de Crohn, y entre los niños con dermatitis atópica grave, su riesgo era aproximadamente cinco veces mayor.
Los resultados entre los adultos fueron más sencillos. Los adultos con EA tenían un riesgo relativo 32 por ciento mayor de colitis ulcerosa y un riesgo relativo 36 por ciento mayor de enfermedad de Crohn.
Gelfand señala que el riesgo adicional absoluto de desarrollar EII en personas con dermatitis atópica sigue siendo bastante pequeño, pero la asociación es significativa para comprender mejor los resultados de salud en la EA. Además, dado que millones de personas padecen dermatitis atópica, aunque los investigadores no analizaron la causa fundamental de la EII relacionada con la DA, tienen hipótesis sólidas sobre los vínculos.
‘La DA y la EII pueden causar cambios en el microbioma, inflamación crónica y disfunción en la barrera cutánea e intestinal, respectivamente’, señala Gelfand, quien también es director del Centro de Ciencias Clínicas en Dermatología de Penn. ‘También hay citocinas específicas, ciertos tipos de proteínas, que desempeñan un papel en la actividad del sistema inmunológico y que parecen estar relacionadas con la DA y la EII. Por ejemplo, creemos que la disfunción de los tipos de células T comunes tanto a la DA como a la EII podría ser la culpable. Es necesario explorarlos más a fondo para descubrir qué está sucediendo a nivel microscópico y qué proteínas o estructuras podrían usarse para tratar una o ambas afecciones’, añade.
Referencia
Chiesa Fuxench ZC, Wan J, Wang S, Syed MN, Shin DB, Abuabara K, et al. Risk of Inflammatory Bowel Disease in Patients With Atopic Dermatitis. JAMA Dermatol. 2023. doi:10.1001/jamadermatol.2023.2875
https://jamanetwork.com/journals/jamadermatology/article-abstract/2808972?resultClick=1
Fuente: (Europa Press) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
sep
19
Una bacteria intestinal que contiene ácido sulfúrico puede proteger al organismo de la salmonella, entre otros patógenos, revela un estudio publicado este lunes en la revista científica Nature Communications.
La investigación, liderada por el microbiólogo austríaco Alexander Loy del centro de Microbiología de la Universidad de Viena, demuestra que esta bacteria, a la que llamó ‘devorador de taurina del ratón’ por su alta absorción de taurina (presente en muchas bebidas energéticas), tiene pequeñas cantidades de sulfuro de hidrógeno que son esenciales en el intestino para muchos procesos fisiológicos.
La utilidad principal de esta bacteria es la protección del intestino contra enfermedades como la salmonella, causada principalmente por la ingesta de huevos o carne en mal estado, pero también contra gérmenes hospitalarios, cada vez más extendidos.
‘En los gérmenes hospitalarios, el sulfuro de hidrógeno bloquea el sitio de unión para el oxígeno en el centro activo de las enzimas de la cadena respiratoria’, explicó Loy a la agencia austríaca APA.
No obstante, el ácido sulfúrico, un gas que provoca flatulencias de muy mal olor y es el principal culpable del mal aliento, es peligroso en grandes cantidades, pues llevan a los humanos a perder la capacidad de olerlo y se vuelve venenoso.
Se encuentra, además de en nuestro sistema digestivo en muy pequeñas cantidades, entre los gases de volcanes, en manantiales de azufre, pantanos, aguas estancadas y en el petróleo crudo.
Referencia
Ye H, Borusak S, Eberl CE, Krasenbrink J, Weiss AS, Can chen S, et al. Ecophysiology and interactions of a taurine-respiring bacterium in the mouse gut. Nat Communications. 2023; 5533. https://doi.org/10.1038/s41467-023-41008-z
https://www.nature.com/articles/s41467-023-41008-z
Fuente: (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
sep
13
El Chagas, causado por el parásito, está considerada como la enfermedad tropical menos conocida y estudiada, que provoca unas 14 000 muertes al año. Solo en Latinoamérica, afecta a 6 millones de personas en 21 países, con aproximadamente 30 000 nuevos casos cada año.
Si bien la mayoría de los pacientes infectados permanecen asintomáticos, entre el 20 y el 40 % desarrollarán una enfermedad cardíaca crónica años o décadas después de la infección, y alrededor del 5 %, una enfermedad digestiva. Tratar a los pacientes con esta patología es un desafío dado que su progresión es impredecible.
Sin embargo, una nueva investigación de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans (EEUU) puede arrojar luz sobre cómo la diversidad de cepas de parásitos puede afectar la progresión y la gravedad de la enfermedad de Chagas. En el estudio, publicado en ´Microbiology Spectrum´, los investigadores de Tulane establecieron un vínculo entre la progresión de la enfermedad y la diversidad de cepas de parásitos.
Patogénesis de la cepa
El seguimiento de la dinámica y patogénesis de la cepa de Trypanosoma cruzi durante 2 a 3 años en macacos rhesus infectados de forma natural muestra que el aumento de la diversidad de parásitos en los huéspedes es perjudicial para su multiplicación y la progresión de la miocardiopatía chagásica.
Los investigadores encontraron que aquellos infectados con mezclas de múltiples cepas podían controlar mejor el parásito y detener la progresión de la enfermedad, mientras que aquellos con una forma progresiva de la la enfermedad tenía menos cepas.
«Desde la década de 1980, los investigadores han propuesto que diferentes cepas podrían estar asociadas con diferentes resultados de enfermedades debido a la diversidad genética del parásito, pero décadas de investigación no lograron descubrir asociaciones claras», según el autor principal del estudio, Eric Dumonteil, profesor asociado de medicina tropical en la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane. «Al encontrar una asociación clara, estos resultados proporcionan un nuevo marco para el desarrollo de tratamientos y vacunas más eficaces».
«Actualmente, se están realizando estudios para comprender mejor las interacciones de varias cepas de parásitos durante la infección», concluyó el prof. Dumonteil.
Referencia
Dumonteil E, Desale H, Tu W, Hernandez-Cuevas N, Shroyer M, Goff K, et al. Intra-host Trypanosoma cruzi strain dynamics shape disease progression: the missing link in Chagas disease pathogenesis. Microbiology Spectrum. DOI: https://doi.org/10.1128/spectrum.04236-22
https://journals.asm.org/doi/10.1128/spectrum.04236-22
Fuente: (IMMedico) Tomado- Equipo Hospitalario © 2023 Copyright: Publimas Digital
ago
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La evaluación y el tratamiento de los eructos, la hinchazón abdominal y la distensión: revisión de experto
Descripción
Los eructos, la hinchazón y la distensión abdominal son síntomas gastrointestinales muy prevalentes y representan algunas de las razones más comunes de las visitas de los pacientes a las prácticas ambulatorias de gastroenterología. Estos síntomas a menudo son debilitantes, afectan la calidad de vida de los pacientes y contribuyen al ausentismo laboral.
Los eructos y la distensión abdominal difieren en su fisiopatología, diagnóstico y tratamiento, y existe evidencia limitada disponible para sus diversos tratamientos. Por lo tanto, el propósito de esta Actualización de práctica clínica de la Asociación Estadounidense de Gastroenterología (AGA, por sus siglas en inglés) es proporcionar consejos de mejores prácticas basados tanto en ensayos controlados como en datos de observación para médicos que abarquen características clínicas, diagnósticos y consideraciones de manejo que incluyen dieta, comportamiento dirigido por el intestino y terapias farmacológicas.
Métodos
Esta revisión de expertos fue encargada y aprobada por el Comité de Actualizaciones de Prácticas Clínicas del Instituto AGA y la Junta de Gobierno de AGA para brindar orientación oportuna sobre un tema de gran importancia clínica para los miembros de AGA, y se sometió a una revisión interna por parte del Comité de Actualizaciones de Prácticas. Estas declaraciones de consejos de mejores prácticas se extrajeron de una revisión de la literatura publicada basada en ensayos clínicos, los estudios observacionales más sólidos y la opinión de expertos. Debido a que no se realizaron revisiones sistemáticas, estas declaraciones de consejos de mejores prácticas no llevan calificaciones formales con respecto a la calidad de la evidencia o la solidez de las consideraciones presentadas.
Esta actualización de práctica clínica de la Asociación Estadounidense de Gastroenterología y las declaraciones de consejos de mejores prácticas describen la definición, las características clínicas y el tratamiento para los 3 síntomas comunes de eructos, hinchazón abdominal y distensión abdominal. Cuando estos síntomas son lo suficientemente frecuentes o graves como para afectar las actividades diarias, se clasifican como trastornos de la interacción cerebro-intestino (DGBI, por sus siglas en inglés).
El consejo clínico que se presenta en este documento se basa en la evidencia cuando los datos estaban disponibles, pero cuando los datos disponibles eran insuficientes, la evidencia de nivel 5 se proporciona sobre la base de la opinión de expertos y se basa empíricamente en los datos de observación y el consenso de expertos de los autores.
¿Por qué es importante esta pregunta en la práctica clínica?
Estos síntomas son altamente prevalentes y posiblemente afectan la calidad de vida (CV) del paciente, la productividad laboral y las visitas a los servicios de emergencia y ambulatorios. Hay información limitada disponible para que los gastroenterólogos encuentren consejos de expertos sobre el diagnóstico y el manejo de estos síntomas de trastornos de la interacción cerebro-intestino (DGBI), ya que carecemos de pruebas sólidas porque gran parte de los datos existentes son unicéntricos y, en ocasiones, controvertidos.
¿Cuánto se sabe sobre este tema?
Pocos estudios abordan la fisiopatología o los factores de riesgo de los eructos y la hinchazón, y sus opciones de tratamiento siguen siendo subóptimas. Además, estos trastornos se superponen con otros DGBI comunes, y sus mecanismos involucran procesos tanto centrales como periféricos. En esta revisión de expertos, separamos los eructos de la hinchazón y la distensión, dadas sus diferentes ubicaciones, fisiopatología y vías de diagnóstico y tratamiento.
Hinchazón y distensión abdominal
Definición
La hinchazón abdominal (bloating) es una sensación subjetiva en cualquier región abdominal experimentada por los pacientes como plenitud, hinchazón, gas atrapado o gaseosidad, o tirantez, y se describe como «inflamada» en algunas culturas.
Por el contrario, la distensión abdominal es un aumento visible de la circunferencia abdominal, a menudo descrito como «como un globo» o «como estar embarazada».
Estas condiciones tienen fisiopatologías interrelacionadas y, por lo general, las estrategias de tratamiento coexistentes son difíciles de separar. Los criterios de Roma IV definen la hinchazón y distensión funcional como trastornos de la interacción cerebro-intestino (DGBI) con síntomas recurrentes de plenitud o presión abdominal o un aumento visible de la circunferencia abdominal con síntomas al menos 1 día por semana y activos durante 3 meses, con inicio de 6 meses, y sin predominio de dolor y alteración de los hábitos intestinales.
Roma IV tiene una categoría de hinchazón y distensión abdominal que está separada de otros DGBI, reconociendo que esto puede ser un trastorno primario en algunos pacientes. Un gran estudio basado en la población mundial encontró una prevalencia de hinchazón y distensión funcional de hasta el 3,5 % (4,6 % en mujeres y 2,4 % en hombres).Sin embargo, la hinchazón y la distensión son mucho más frecuentes (>50 %) cuando se asocian con otros DGBI, incluido el síndrome del intestino irritable (IBS), el estreñimiento y la dispepsia funcional.
may
23
Investigadores del Instituto Leibniz para la Investigación de Productos Naturales y Biología de Infecciones (Leibniz-HKI) y sus socios colaboradores de Dinamarca y Hungría han descubierto que las bacterias presentes en el intestino proporcionan información sobre las cantidades de hongos del género Candida potencialmente causantes de enfermedades.
Entre estas bacterias intestinales se encuentran las bacterias del ácido láctico que son conocidas por su efecto protector frente a las infecciones fúngicas.
El microbioma intestinal humano es una comunidad extremadamente compleja en la que diferentes microorganismos se controlan entre sí. Sin embargo, si se produce un desequilibrio debido a los antibióticos u otras influencias ambientales, las especies individuales pueden propagarse y provocar una infección. Los hongos del género Candida, por ejemplo, están presentes en los intestinos de muchas personas sanas. Por lo general, son inofensivos, pero también pueden causar infecciones sistémicas peligrosas.
Para el estudio, publicado en ´Nature Communications´, los investigadores examinaron muestras de heces de 75 pacientes con cáncer y encontraron que ciertas especies bacterianas siempre aparecen en mayor número cuando la cantidad de hongos del género Candida también es alta.
«Con estos datos, desarrollamos un modelo informático que fue capaz de predecir la cantidad de Candida en otro grupo de pacientes con una precisión de alrededor del 80 por ciento en función de las especies y cantidades bacterianas», explica el autor principal del estudio, Bastian Seelbinder. Estas bacterias incluían principalmente especies tolerantes al oxígeno.
Lo que sorprendió a los investigadores no fue solo el éxito de la predicción de la cantidad de hongos en función de las especies bacterianas presentes, sino también qué bacterias se correlacionaron con grandes cantidades de hongos. «Encontramos un mayor número de especies bacterianas que producen ácido láctico, incluidas las especies de Lactobacillus», afirma Seelbinder.
Las bacterias del ácido láctico, particularmente del género ´Lactobacillus´, favorecen la proliferación de Candida pero al mismo tiempo hacen que el hongo sea menos virulento. Esto podría deberse al hecho de que las especies de Candida pueden cambiar su metabolismo para poder utilizar el lactato producido por las bacterias del ácido láctico.
Esta característica les da una ventaja competitiva sobre otros hongos como ´Saccharomyces cerevisiae´, como descubrieron los investigadores en experimentos adicionales. Sin embargo, el cambio metabólico aparentemente también hace que Candida permanezca en su forma de levadura esférica generalmente inofensiva en lugar de formar hifas fúngicas que podrían invadir la mucosa intestinal.
Este estudio se ha realizado en muestras de heces de pacientes con cáncer porque «tienen un riesgo particular de contraer infecciones fúngicas», según explican los autores. Asimismo, señalan que para estudios adicionales se podrían incluir muestras de sujetos sanos para desarrollar estrategias a largo plazo para pacientes en riesgo en función de su microbioma.
Mayo 23/2023 (IMmédico) – Tomado de Gastroenterología – Digestivo, Neumología, Oncología Copyright 2023: Publimas Digital
may
23
La disfagia (dificultad de grado variable para tragar alimentos sólidos y líquidos) es el síntoma más común en los pacientes con esofagitis eosinofílica a partir de los 12 años, y su frecuencia aumenta en la edad adulta, alcanzando al 84 por ciento en los pacientes diagnosticados a partir de los 60 años.
Así se refleja en un estudio en el que han participado 35 investigadores de cuatro países pertenecientes al ´European Consortium for Eosinophilic Disesases ot the Gastrointestinal Tract (EUREOS)´, coordinados por su presidente, Alfredo J. Lucendo, jefe de Sección de Aparato Digestivo del Hospital de Tomelloso (Ciudad Real).
La investigación ha analizado datos de 1.300 pacientes para comparar las características de la enfermedad en niños y adultos y se ha presentado con motivo del día europeo de la enfermedad, que tiene lugar este lunes.
La esofagitis eosinofílica es una enfermedad crónica mediada por el sistema inmune, que provoca una inflamación del esófago tras su exposición a diferentes componentes de la dieta o, en menor medida, del ambiente. Así, representa la principal causa de disfagia e impactación de alimentos en niños y en adultos jóvenes.
Sus síntomas son complejos y varían ampliamente con la edad de los pacientes, de manera que, en los niños más pequeños, causa principalmente náuseas y vómitos, dolor torácico o abdominal, alimentación lenta, aversión a la comida y, en ocasiones, pérdida de peso. En contraste, la disfagia, la impactación de alimentos en esófago (atragantamientos) y la acidez esofágica son síntomas significativamente más comunes entre los adultos.
El doctor Alfredo J. Lucendo explica que la disfagia, como principal manifestación clínica de esta enfermedad, «es una sensación subjetiva manifestada como dificultad o molestia al tragar y, en el caso de la esofagitis eosinofílica, puede originarse por una reducción del calibre del esófago, o por diversos trastornos motores».
A su juicio, aún se necesita «mucha concienciación» a los médicos de todos los niveles asistenciales y las autoridades sanitarias sobre la importancia de la disfagia y la necesidad de reconocer esta enfermedad como la principal causa de disfagia en niños y adultos hasta los 50 años.
Por ello, Lucendo ha reclamado mayor inversión en investigación para la esofagitis eosinofílica. «No es aceptable que, tras 30 años desde la descripción de la enfermedad, solo contemos con un fármaco aprobado para tratarla, y restringido a algunos pacientes adultos que reúnen ciertas características un tanto arbitrarias definidas por el Ministerio de Sanidad», ha apuntado.
Varios años para tener un diagnóstico
El estudio describe que el tiempo de retraso diagnóstico de la esofagitis eosinofílica en adultos es el doble que en menores y adolescentes.
Concretamente, mientras el tiempo de diagnóstico de los pacientes pediátricos está alrededor de 30 meses (2,5 años), en los adultos este retraso puede llegar a los 62 meses (5 años).
No obstante, también se especifica en el estudio que esta demora se ha reducido en la mayoría de los centros de Europa a la mitad durante la última década, según los datos aportados por la red de investigadores de EUREOS.
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Pacientes de Esofagitis Eosinofílica (Aedeseo), Miriam Espinosa, manifiesta que «para el paciente con EOE, el momento de la comida se convierte en una situación asociada al miedo, incertidumbre, dolor y finalmente sufrimiento, al tener dificultad o no poder comer muchos alimentos».
«La persona se siente, muchas veces, limitada y aislada, ya que las actividades sociales y familiares suelen estar centradas en la comida. La oscuridad que supone todo lo relacionado con la comida puede ser abrumadora, llevando, muchas veces, a una sensación de tristeza y depresión», ha advertido.
Mayo 23/2023 (IMmédico) – Tomado de Atención primaria, Gastroenterología – Digestivo Copyright 2023: Publimas Digital