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La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de que los países de Latinoamérica «no han avanzado demasiado» en la detección y el tratamiento de la tuberculosis en personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Asimismo, los exámenes opuestos, es decir, los practicados a enfermos de tuberculosis para determinar si son también portadores del VIH están igualmente poco extendidos en esta región.
Durante la presentación de la nueva política sobre colaboración para la detección precoz de estas dos enfermedades, el director del Departamento de Lucha contra la Tuberculosis, Mario Raviglione, aseguró que tanto en Asia como en Latinoamérica las pruebas médicas a personas infectadas por una de estas enfermedades para ver si también son portadores de la otra «no ocurren muy a menudo».
En Latinoamérica y el Caribe «hay muy pocos países que han mejorado», si bien en el caso de El Salvador más del 90 % de los infectados por VIH fueron sometidos a la prueba de tuberculosis y en Brasil el 93 % de los pacientes de tuberculosis recibieron tratamiento antirretroviral.
La nueva política de la OMS tiene como objetivo promover una mayor colaboración entre los programas médicos de tratamiento de enfermos de VIH y de tuberculosis y actualizar la guía de estas actuaciones que ya emitió en el año 2004.
El virus de inmunodeficiencia humana debilita el sistema inmunológico, lo que provoca que las personas afectadas por esta enfermedad sean mucho más propensas a contraer tuberculosis, por lo que es corriente que las personas infectadas por una de ellas también lo estén por la otra.
Según los datos facilitados por Raviglione, la colaboración entre servicios de tratamiento de VIH y tuberculosis «salvó en torno a 910 000 vidas» en todo el mundo, ya que promovió una mayor detección y diagnóstico de las enfermedades en pacientes coinfectados.
En 2005 solo 200 000 personas infectadas por VIH en todo el mundo fueron sometidas a pruebas para determinar si también eran portadoras de tuberculosis, mientras que en 2010 la cifra ascendió a 2,3 millones.
En el caso de los enfermos de tuberculosis que recibieron el test para ver si también eran portadores del VIH, estos pasaron de 470 000 en 2005 a 2,2 millones en 2010.
Tras la puesta en marcha de este protocolo de actuación, más de 100 países están examinando a sus pacientes de tuberculosis para diagnosticar posibles casos de VIH, una tendencia que se incrementó notablemente en África, donde en seis años pasaron de ser 5 a 31 los países que practicaban estos exámenes.
Actualmente un 59 % de la población de África infectada por una de estas enfermedades hace test para ver si también es portadora de la otra, mientras que en Europa Occidental el 85 % de los afectados por una de las enfermedades se somete a estas pruebas.
El director del Departamento de VIH/sida de la OMS, Gottfried Hirnschall, lamentó que todavía queda «mucho por hacer» en la lucha contra la tuberculosis y el VIH, y consideró necesaria una mayor financiación e integración de los servicios que tratan las dos enfermedades.
Finalmente, explicó que la nueva política de la OMS incide en la necesidad de someter a análisis de las dos enfermedades a todos los pacientes con síntomas de VIH y tuberculosis, así como proveer terapia antirretroviral antes de dos semanas tras la detección de la coinfección.
marzo 5/2012 (EFE)
Tomado del Boletín de Prensa Latina: Copyright 2012 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»