sep
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El ejercicio físico puede ayudar a superar la disfunción eréctil en pacientes con cáncer de próstata
La disfunción sexual es un efecto secundario común, angustiante y persistente del tratamiento del cáncer de próstata, con efectos tanto físicos como psicológicos para los pacientes afectados.
La pérdida de la función eréctil genera un estrés importante en la vida de muchos hombres que reciben tratamiento por cáncer de próstata cada año. Al respecto, una nueva investigación dirigida por la Universidad Edith Cowan (ECU) y avalada por la Fundación Australiana contra el Cáncer de Próstata ha constatado que el ejercicio podría ayudar a superar la disfunción eréctil entre los hombres afectados por este tipo de tratamientos.
«La disfunción sexual es un efecto secundario común, angustiante y persistente del tratamiento del cáncer de próstata, con efectos tanto físicos como psicológicos. Nuestro estudio muestra que estos pacientes pueden beneficiarse inmediatamente de intervenciones de ejercicio supervisadas para mejorar su salud sexual», afirmó el profesor Daniel Galvao, director del Instituto de Investigación de Medicina del Ejercicio (EMRI) de ECU y principal responsable del estudio.
Estudios EMRI anteriores demostraron que el ejercicio puede ayudar a producir proteínas que combaten el cáncer llamadas mioquinas, que actúan para suprimir el crecimiento tumoral incluso en pacientes con cáncer de próstata terminal en etapa avanzada . «Ésta es sólo la última evidencia que demuestra que el ejercicio debe considerarse una parte integral del tratamiento del cáncer de próstata», afirmó el referido experto.
Beneficios del ejercicio
Para llevar a cabo el estudio se dividió a más de 100 pacientes con cáncer de próstata en tres grupos. Uno realizó ejercicios aeróbicos y de resistencia supervisados, mientras que otro hizo el mismo programa de ejercicios, pero también se sometió a terapia psicosexual. Mientras, el tercer grupo recibió tratamiento estándar sin ningún componente de ejercicio o terapia.
La terapia psicosexual no produjo mejoras en la función eréctil ni en la satisfacción sexual; sin embargo, los pacientes que hicieron ejercicio informaron una gran mejora en ambas. Aquellos que hicieron ejercicio vieron un aumento de la función eréctil en 5,1 puntos, en comparación con 1,0 puntos para el grupo de atención habitual, mientras que la satisfacción sexual aumentó en 2,2 puntos con ejercicio y 0,2 puntos con atención habitual.
El ejercicio también evitó un aumento de la masa grasa y mejoró los resultados de la función física, así como la fuerza de los músculos de la parte superior e inferior del cuerpo en comparación con la atención habitual.
«Este estudio demuestra el poder del ejercicio para ayudar a restaurar la función sexual y al mismo tiempo mejorar la salud general, basándose en investigaciones anteriores que han descubierto que el ejercicio también puede ayudar a reducir los riesgos de recurrencia en hombres con cáncer de próstata», señaló, por su parte, Anne Savage, directora ejecutiva de la Fundación de Cáncer de Próstata de Australia.
Finalmente, los investigadores consideran que se necesita más investigación para averiguar cómo el ejercicio puede afectar la salud sexual de los pacientes con cáncer de próstata y otros síntomas y efectos secundarios de la enfermedad y su tratamiento.
05/09/2023 Urología Atención Primaria
sep
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Identificar predictores y posibles mecanismos suponen un paso clave para comprender la confusión mental que muchos pacientes padecen como consecuencia de la infección por COVID-19.
Personas con Covid persistente muestran signos de «niebla mental», es decir, lapsos recurrentes de memoria y concentración que dificultan su manejo en la vida cotidiana. Relacionado con ello, un estudio de la Universidad de Oxford (Reino Unido) ha hallado niveles elevados de dos proteínas en el momento de la COVID-19 en pacientes que posteriormente han experimentado este tipo de problemas cognitivos. Ello proporciona una pista importante sobre una de las causas de sus síntomas, como pueden ser los coágulos de sangre.
Los investigadores analizaron resultados de análisis de sangre de 1 837 personas que habían sido hospitalizadas con COVID-19 para encontrar posibles proteínas (biomarcadores) asociadas con problemas cognitivos posteriores, con síntomas que incluían graves y problemas persistentes con el pensamiento, la concentración y la memoria.
Los participantes involucrados en esta investigación pertenecían al estudio PHOSP-COVID (Post-hospitalisation COVID-19), dirigido por la Universidad de Leicester (Reino Unido). Su memoria se evaluó a los seis y 12 meses después de la hospitalización mediante una prueba formal y preguntándoles su propia visión subjetiva sobre su memoria.
Geoffrey Hodgson, participante en un ensayo PHOSP-COVID, afirmó, al respecto, que «la confusión mental ha sido un síntoma de Covid persistente con el que realmente he luchado. Encontré que las cosas que solía hacer fácilmente eran mucho más difíciles».
Los hallazgos, publicados en ´Nature Medicine´, apuntan a que los coágulos dejan firmas de proteínas reveladoras en la sangre, lo que sugiere que analizarlos podría ayudar a predecir, diagnosticar y posiblemente incluso tratar el COVID prolongado.
En dicho estudio se identificaron dos perfiles separados de biomarcadores. El primero fue un nivel alto de una proteína llamada fibrinógeno, y el segundo, un nivel elevado de un fragmento de proteína llamado dímero D. «Tanto el fibrinógeno como el dímero D participan en la coagulación sanguínea, por lo que los resultados respaldan la hipótesis de que los coágulos sanguíneos son una causa de problemas cognitivos posteriores a la COVID», expuso uno de los investigadores, el Dr. Max Taquet, autor principal del estudio y psiquiatra.
El fibrinógeno puede actuar directamente sobre el cerebro y sus vasos sanguíneos, mientras que el dímero D a menudo refleja coágulos de sangre en los pulmones y los problemas en el cerebro pueden deberse a la falta de oxígeno. En línea con esta posibilidad, las personas que tenían niveles altos de dímero D no sólo tenían un mayor riesgo de confusión mental, sino también un mayor riesgo de problemas respiratorios.
«Identificar predictores y posibles mecanismos es un paso clave para comprender la confusión mental posterior a la Covid-19. Este estudio proporciona algunas pistas importantes», concluyó el profesor Paul Harrison, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford.
Referencia
Taquet, M., Skorniewska, Z., Hampshire, A. et al. Acute blood biomarker profiles predict cognitive deficits 6 and 12 months after COVID-19 hospitalization. Nat Med (2023). https://doi.org/10.1038/s41591-023-02525-y
https://www.nature.com/articles/s41591-023-02525-y
04/09/2023(IMMedico) © 2023 Copyright: Publimas Digital
sep
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó hoy sobre el aumento de casos de sarampión y rubéola en la población infantil de Yemen, país devastado por una guerra iniciada en 2014.
En un comunicado difundido en Yemen, se dice que al cierre de agosto el número de casos sospechosos de ambas enfermedades alcanzó la cifra de 34 mil 300.
También hay información limitada sobre el impacto del brote en las mujeres embarazadas, subrayó.
Lo ideal sería que la campaña de vacunación en respuesta al brote estuviera dirigida al menos a todos los niños menores de diez años para que fuera integral y eficaz, sin embargo, el actual déficit de financiación limitó nuestra respuesta, admitió Arturo Pesigan, representante de la OMS en esta nación.
La crisis se produce en un contexto de declive económico y bajos ingresos, así como el desplazamiento y condiciones de vida superpobladas en los campamentos de refugiados, resaltó la organización.
Hace dos semanas el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió que más de 21,6 millones de personas, incluidos 11 millones de menores de edad, necesitan protección y asistencia humanitaria en Yemen.
Necesitamos de forma urgente 475,2 millones de dólares para responder a la crisis humanitaria en Yemen y satisfacer necesidades críticas en salud, nutrición, protección infantil y educación en 2023, señaló.
Recientemente, Adele Khodr, representante regional de Unicef, denunció que casi 11 mil niños murieron o resultaron heridos debido a la guerra que desangra a este país.
Mientras, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios cifró en 500 mil el número de menores que sufre desnutrición aguda.
Según la ONG Save The Children, más de 2,4 millones de infantes en Yemen no van a la escuela.
El Comité de la Cruz Roja Internacional estima que más de 20 millones de yemenitas, de una población de 31 millones, carecen de acceso a atención médica básica y 16,2 millones están amenazados por la falta de alimentos.
La guerra comenzó en 2014, cuando los rebeldes hutíes se levantaron en armas y ocuparon grandes extensiones del país, incluida su capital, Saná.
Al año siguiente una coalición árabe, encabeza por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo del entonces presidente Abd Rabbu Mansour Hadi.
01/09/2023 (Prensa Latina) Tomado- Noticias © 2016-2021 Agencia Informativa Latinoamericana S.A.
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La mayoría de los pacientes cursaron la fiebre dengue de manera leve; solo uno de los descritos por el artículo requirió ingreso a la unidad de terapia intensiva pediátrica.
El exantema, los vómitos y la irritabilidad, además de la fiebre, constituyen las manifestaciones habituales de la fiebre dengue en lactantes. La investigación destaca que no ocurrieron fallecimientos.
El ensayo Características de la Fiebre Dengue en niños menores de 6 meses… que publica la revista Pediatría (Asunción) evalúa las características clínicas y epidemiológicas de los lactantes menores de 6 meses con diagnóstico de fiebre dengue.
La Nación / Hospital Acosta Ñu inaugura importantes mejoras con G. 34 mil millones de inversión.
Las autoras informan que la institución recibe aproximadamente 110 000 pacientes al año.
Descripción de la enfermedad
El dengue aparece en picos epidémicos cada 3 o 4 años debido a los nuevos serotipos que reinstalan la infección. Después de la pandemia recobró a su prevalencia anterior con más de 2 millones y medio de casos reportados en América, con un millón de fallecidos y una cifra de graves que superó los cuatro mil.
La enfermedad causada por un arbovirus, el virus del dengue, presenta cuatro serotipos DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. Es transmitido por la picadura del mosquito hembra Aedes aegypti.
El dengue puede cursar con formas subclínicas o leves, o presentarse con formas graves hasta llegar al shock o falla multiorgánica.
Si bien la presentación asintomática puede darse en un 50 a 80% de los casos, en el algoritmo de manejo se distinguen formas clínicas del dengue:
la clásica, o fiebre dengue, sin signos de alarma, caracterizada por fiebre brusca, escalofríos, mialgias, artralgias, anorexia, cefalea y dolor retro orbitario;
dengue con signos de alarma como dolor abdominal intenso y sostenido, vómitos persistentes, ascitis, derrames serosos, sangrado de mucosas, letargo, irritabilidad, hepatomegalia, hipotensión postural, hematocrito aumentado y
dengue grave que implica shock o dificultad respiratoria, sangrado y daño orgánico grave.
La gran mayoría de los casos de dengue se registran en niños menores de 15 años. Las diferencias clínicas de su manisfestación en niños y en adultos indican que en los primeros se presenta con más vómitos y rash cutáneo, mientras en los adultos predominan artralgias, dolor retro orbital y mialgias.
Los datos de laboratorio encuentran más casos de trombocitopenia, hemoconcentración y elevada ALT (alanina aminotransferasa).
Experiencias descritas
Las características del dengue también fueron cambiando en las últimas décadas, tanto en la forma de presentación, como en la severidad y el riesgo vital.
De acuerdo a un informe nicaragüense publicado en 2005, un mayor porcentaje de dengue grave se vio en lactantes de 4 a 9 meses.
Un estudio de Brasil fechado en 2018 reportó que en los mayores de 5 años el dolor abdominal y la hepatoesplenomegalia fueron factores asociados a la severidad del dengue. Otro trabajo -en este caso de Paraguay- con un grupo pequeño de lactantes, mostró que presentaban menos leucopenia que los demás grupos etarios sin observarse incrementos de la gravedad.
Diseño y población del estudio
Ensayo observacional, descriptivo, de corte transversal, retrospectivo comprendido entre enero de 2017 y diciembre del 2021.
De los 48 869 pacientes menores de 6 meses que consultaron el servicio de urgencias del Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu, el estudio incluyó 172 lactantes con diagnóstico de fiebre dengue, equivalentes al 0,35 % de la población consultante total.
Las autoras consideran como posible que la baja cantidad esté relacionada con la situación epidemiológica de la infección, ya que tanto en las epidemias periódicas de dengue, como en los periodos de endemia, la afectación de mujeres embarazadas en ocasiones conduce a la infección del feto, por transmisión vertical o al neonato. En este último caso, los anticuerpos maternos pueden tener efectos protectores para el lactante durante un periodo de 6 a 12 meses.
Consecuencias de la investigación
Un escaso porcentaje de la población estudiada presentó signos de alarma, siendo los más frecuentes, vómitos e irritabilidad. Según el artículo, estos hallazgos difieren de manera notable con los registrados por el estudio del 2013 a 60 pacientes del mismo hospital que encontró signos de alarma en el 56,6 % de los lactantes. La diferencia, aclaran, podría deberse al escaso número de participantes del anterior estudio, es decir a un error aleatorio.
Con relación a los métodos auxiliares de diagnóstico, la mayoría de los pacientes presentaron una prueba positiva, ya sea NS1 o serología, datos similares a una investigación de 156 pacientes realizada en la Argentina, en que el 52,5 % fue diagnosticado por virología.
Estos reactivos para antígeno viral NS1 pueden arrojar resultados rápidos, con baja sensibilidad, pero con elevado valor predictivo positivo. Por tanto, un resultado negativo, no descarta la enfermedad, sin embargo, si es positivo, prácticamente la confirma, en atención a la elevada prevalencia del dengue en el país.
En lactantes con 5 meses de edad media, los síntomas predominantes de la fiebre dengue, además de la fiebre misma, fueron exantema, vómitos e irritabilidad. El estudio no observó marcada leucopenia ni plaquetopenia. La mayoría curso levemente la enfermedad y solo un paciente requirió ingreso a la unidad de terapia intensiva pediátrica. No se registraron fallecidos.
Referencia
Casartelli Vall D, Godoy Sánchez L, Mesquita Ramírez M. Características de la Fiebre Dengue en niños menores de 6 meses, un estudio retrospectivo. Pediatría (Asunción), 50(1), 20 – 26. https://doi.org/10.31698/ped.50012023005
https://www.revistaspp.org/index.php/pediatria/article/view/743
01/09/2023(Siic Salud) Tomado- Noticias biomédicas Pediatría
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4
La Universidad de Aarhus (Dinamarca) ha publicado dos nuevos estudios que arrojan luz sobre los efectos secundarios de la vacunación de la Covid-19, destacando en uno de ellos que el 30 por ciento de las mujeres que menstruaban notificaron cambios en su ciclo menstrual después de haber sido vacunadas contra Covid-19.
Ambos estudios se basan en la cohorte danesa BiCoVac, que permite realizar estudios basados en un amplio grupo de la población danesa.
En cuanto al estudio sobre alteraciones en la regla, su muestra incluyó a 13.648 mujeres menstruantes de entre 16 y 65 años que completaron todas las encuestas, recibieron su primera dosis de vacuna Covid-19 durante el periodo de recogida de datos y completaron las preguntas relacionadas con su ciclo menstrual.
Los investigadores examinaron qué factores podrían influir en esos cambios y descubrieron que las causas más comunes de las alteraciones menstruales, como el estrés, la edad y el tabaquismo, guardaban relación con los cambios de ciclo notificados tras la vacunación contra Covid-19.
«También descubrimos que las mujeres que habían estado preocupadas por la vacuna Covid-19, que habían tenido una infección grave por Covid-19 o que declararon haber experimentado varias reacciones a la vacuna tenían más probabilidades de notificar cambios menstruales tras la vacunación», afirma Christina Bisgaard Jensen, primera autora del estudio, que acaba de publicarse en la revista científica ´Human Reproduction´.
«Los cambios en el ciclo menstrual no son infrecuentes, y no podemos descartar que, en algunas personas, los cambios menstruales notificados se produjeran de forma aleatoria en relación temporal con la vacunación», afirma Christina Bisgaard Jensen, quien explica además que el estudio no puede utilizarse para identificar una correlación directa entre la vacunación con Covid-19 y los cambios menstruales notificados. «Se necesitan más estudios para establecer relaciones causales y la importancia clínica de los cambios menstruales autoinformados», afirma.
Según el segundo estudio, los efectos secundarios como malestar general, fiebre y cansancio se encuentran entre los más frecuentes en Dinamarca. Así, los efectos adversos notificados con más asiduidad tras el primer pequeño pinchazo en el hombro son enrojecimiento y dolor en el lugar de la inyección, que experimentan el 20 por ciento de las personas. Tras el segundo y el tercer pinchazo, la fatiga es el efecto secundario más notificado, por el 22 y el 14 por ciento de las personas, respectivamente.
El estudio se ha publicado en la revista ´Vaccine´. Los efectos secundarios más graves, como la parálisis facial y las reacciones alérgicas, no son tan frecuentes.
«Las mujeres, las personas de entre 25 y 35 años y las personas que habían tenido Covid antes de vacunarse declararon experimentar efectos secundarios con más frecuencia que los hombres, las personas mayores y las personas que no habían recibido Covid-19 previamente», afirma Kristoffer Torp Hansen, primer autor del estudio y ayudante de investigación del Departamento de Salud Pública.
Los resultados también muestran que los efectos secundarios agudos difieren según la vacuna administrada. Las personas vacunadas con la vacuna de AstraZeneca declararon más efectos secundarios después de la primera dosis que las vacunadas con las otras inyecciones.
Las personas que recibieron la vacuna de Moderna notificaron más efectos secundarios después de la segunda y tercera dosis en comparación con las personas que recibieron la vacuna de Pfizer-BioNTech.
30/08/2023( IMMédico) Tomado- Obstetricia y Ginecología
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Un estudio publicado en JAMA Pediatrics asocia el uso de pantallas a un mayor riesgo de retraso en las habilidades comunicativas y la capacidad para resolver conflictos.
La Organización Mundial de la Salud, al igual que distintas sociedades pediátricas, recomienda no exponer a los bebés a pantallas durante su primer año de vida y limitar el consumo de televisión, tablets, móviles u otros dispositivos electrónicos a los niños de entre dos y cuatro años a un máximo de una hora al día.
Distintos estudios han asociado la sobreexposición a las pantallas con problemas del desarrollo; una evidencia a la que se suman ahora los resultados de una investigación liderada por Taku Obara, investigador de la Universidad Tohoku de Sendai (Japón), que ha realizado un seguimiento a 7 097 familias. Los detalles del trabajo se encuentran en el último número de JAMA Pediatrics. https://jamanetwork.com/journals/jamapediatrics
Según sus datos, cuanto mayor sea la exposición de los bebés de un año a las pantallas, mayor será también su riesgo de sufrir problemas de retraso en la comunicación y en la resolución de problemas a las edades de 2 y 4 años.
A través de cuestionarios a las familias, los autores de la investigación comprobaron que, en la población estudiada, 3 440 niños (48,5 %) estaban delante de una pantalla menos de una hora al día; 2 095 (29,5 %) lo hacían entra una y dos horas a lo largo de la jornada; 1 272 (17, 9 %) pasaban entre dos y cuatro horas frente a una pantalla cada día y, finalmente, 290 (4,1 %) niños estaban cuatro o más horas al día frente al televisor, el ordenador, la tablet o el móvil. De los 7 097 niños estudiados, 3 674 eran varones (el 51,8 % de la muestra analizada) y 3 423 eran niñas (48.2 %).
Al estudiar, a medida que los pequeños crecían, distintos aspectos relacionados con el desarrollo, los investigadores comprobaron que existía una asociación entre el tiempo de exposición a pantallas a la edad de un año con un mayor riesgo de retraso en las habilidades comunicativas y la capacidad para resolver conflictos a las edades de dos y cuatro años.
Este riesgo era mayor cuanto mayor había sido también la exposición a las pantallas, subrayan los investigadores, quienes aclaran que «en particular, más de cuatro horas de tiempo de exposición a las pantallas al día se asoció con retraso en la comunicación y en la resolución de problemas a los dos y a los cuatro años de edad».
«Los resultados de nuestro estudio apoyan los de investigaciones previas, que también han mostrado una asociación entre el tiempo de exposición a las pantallas con consecuencias en el desarrollo», señalan los investigadores en la revista científica.
En la última actualización de sus guías, la Academia Americana de Pediatría recomienda que antes de los 18 meses, la exposición de los bebés a pantallas sea nula, a excepción de videollamadas y siempre acompañados de un adulto.
La inmovilización provocada por el exceso de pantallas favorece la e-trombosis entre jóvenes
Primer centro público en España para tratar las adicciones a las nuevas tecnologías
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Para los niños de edades comprendidas entre los dos y los cinco años, el consejo es que el tiempo de pantallas durante la semana no supere la hora diaria. Según sus recomendaciones, nunca deben usarse pantallas durante las comidas, ni como ‘niñera’ o para calmar una rabieta. También es aconsejable que no haya dispositivos electrónicos con pantalla en las habitaciones de los niños y, en cualquier caso, que no se expongan a estos aparatos entre 30 minutos y una hora antes de dormir.
Recientemente, un estudio elaborado por Qustodio señaló que durante el verano los menores pasan un 30 % más de tiempo en las pantallas.
Referencia
Ippei Takahashi, Taku Obara, Mami Ishikuro, Keiko Murakami, Fumihiko Ueno, Aoi Noda, Tomomi Onuma, Genki Shinoda, Tomoko Nishimura, Kenji J. Tsuchiya, Shinichi Kuriyama. Screen Time at Age 1 Year and Communication and Problem-Solving Developmental Delay at 2 and 4 Years. JAMA Pediatr, 2023. doi:10.1001/jamapediatrics.2023.3057. doi:10.1001/jamapediatrics.2023.3057 https://jamanetwork.com/journals/jamapediatrics/fullarticle/2808593?resultClick=1
Diario Médico – Tomado -Medicina Pediatría
