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La radioterapia con procarbacina, lomustina y vincristina (PCV) mejora la supervivencia global en pacientes con oligodendroglioma anaplásico con codeleción 1p19q, pero no está disponible en América Latina, por lo que la conducta más común de los médicos especialistas en ese ámbito es la sustitución del protocolo PCV por la temozolomida, aunque no existen estudios con la metodología necesaria para validar dicha estrategia.
Un grupo de investigadores mexicanos ha realizado un análisis retrospectivo comparando dos protocolos diferentes, radioterapia más temozolomida o PCV, en pacientes con oligodendroglioma anaplásico con codeleción 1p19q.
Los objetivos primarios fueron la supervivencia global y la supervivencia libre de progresión, y el objetivo secundario, la respuesta radiológica. Para ello se incluyó a 48 pacientes, 26 de ellos varones (54,1 %), con una edad media de 43 años (rango: 19-66 años). Veintiún pacientes recibieron PCV, y 27, temozolomida. La supervivencia libre de progresión y la supervivencia global en el grupo con PCV fueron de 7,2 y 10,6 años, y en el grupo de temozolomida, de 6,1 y 9,2 años, respectivamente, unos resultados estadísticamente significativos. Hubo respuesta radiológica en el 80,9 % en el brazo de PCV y el 70,2 % en el brazo de temozolomida. El análisis multivariado de Cox mostró como único parámetro significativo el uso del protocolo PCV. El grado de toxicidad 3-4 estuvo presente en el 42,8 % en el brazo de PCV y en el 11,1% en el brazo de temozolomida.
Según los autores, este estudio retrospectivo muestra una eficacia superior del protocolo PCV que de la temozolomida. La diferencia obliga a la comunidad latinoamericana a hacer un esfuerzo colectivo para poder tener acceso a los medicamentos para su uso como primera línea de tratamiento. El estudio se publica en Rev Neurol 2018.
noviembre 18/2018 (neurologia.com)