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El estudio, realizado con cerca de 300 niños de primaria, demuestra que los dos principios de organización rítmica de la escritura, dilatación e isocronismo, ya están presentes en las primeras producciones escritas de los niños.
Esta es la principal conclusión que ha descubierto un equipo internacional de investigadores liderado por la Universidad de Milán-Bicocca y con la participación de la UPF, el Instituto Neurológico Casimiro Mondino y la Universidad de Southampton. El artículo se ha publicado este mes de julio en la revista Scientific Reports.
Aunque muchos estudios han investigado la geometría y la cinemática de la escritura a mano, se sabe muy poco sobre cómo se desarrollan, a lo largo de los años, dos principios que rigen su organización rítmica: la dilatación y el isocronismo. Este estudio, realizado con cerca de 300 niños de primaria, demuestra que estos dos principios de organización rítmica de la escritura ya están presentes en las primeras producciones escritas de los niños.
Durante la investigación, los 298 niños participantes han escrito diez veces la palabra “burle” (travesuras): de forma natural, más grande, más pequeña, más rápida y más lenta, en letras mayúsculas y en minúsculas. Los niños han escrito la palabra en una tableta digital utilizando un lápiz electrónico. Estas herramientas han permitido registrar las coordenadas de la pista y calcular la geometría y la cinemática del movimiento de la escritura.
Pero, ¿qué son la dilatación y el isocronismo? La dilatación afirma que la relación entre las duraciones de los actos motores individuales que componen un movimiento de escritura permanecen sin cambios aunque el modo en el que se escriba la palabra sea diferente (más grande, más pequeño, más rápido o más lento).
Tomando el ejemplo de la lengua oral: si se pronuncia la palabra “ta-vo-lo” de una forma espontánea y, luego, más lentamente, la duración relativa de las sílabas individuales no varía. Del mismo modo, si se escribe “burle” espontáneamente o más lentamente, la duración para escribir cada letra no varía.
El isocronismo se refiere, en cambio, a la relación proporcional entre la velocidad de ejecución del movimiento y la longitud de su trayectoria. En otras palabras, al hecho de que cuando escribimos tendemos a mantener una duración constante. El ejemplo típico es el de la firma, se escribe siempre a la misma velocidad, independientemente de su tamaño.
El estudio demuestra que los niños siguen estos dos principios desde el primer año de primaria. Por tanto, la adhesión prematura a los principios de dilatación e isocronismo sugiere que una representación interna del ritmo de la escritura ya está presente antes de la edad a la que la escritura se realiza de forma automática. Elena Pagliarini, investigadora del Centro de Cognición y Cerebro (CBC) de la UPF y primera autora del estudio asegura que “aunque la escritura es una adquisición cultural, parece estar condicionada por limitaciones más generales, relacionadas con el calendario de los movimientos«.
El hecho de que no haya necesidad de un largo período de aprendizaje en términos de dilatación e isocronismo tiene varias consecuencias en los estudios relacionados con la dislexia y la digrafía. En un estudio previo
(https://doi.org/10.1016/j.humov.2015.04.012)
realizado por los mismos autores se había demostrado que los niños con dislexia y digrafía no son capaces de satisfacer los dos principios de organización rítmica de la escritura. Esto sugiere que sus dificultades en el uso de la escritura no están relacionadas con el hecho de tener menos tiempo para la «formación» que otros niños.
Referencia Bibliográfica:
E. Pagliarini, L. Scocchia, M. Vernice, M. Zoppello, U. Balottin, S. Bouamama, M.T. Guasti e N. Stucchi, Children’s first handwriting productions show a rhythmic structure, Scientific Reports; DOI: 10.1038/s41598-017-05105-6).