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Los diferentes genotipos del virus de hepatitis C (VHC) presentan diferencias en las resistencias a los nuevos antivirales de acción directa.
El VHC tiene 7 genotipos conocidos. Cada uno de ellos tiene una frecuencia en la población general que depende del área geográfica, ya que no en todos los países se ha extendido el mismo virus.
Hasta hace poco, casi todos los fármacos contra el virus de la hepatitis C (VHC) estaban dirigidos contra el genotipo 1 (el más frecuente en España), pero ahora se están ampliando las posibilidades de tratamiento al existir más disponibilidad de fármacos que también actúan contra los distintos genotipos -durante 2016 y 2017 se pueden sumar hasta media docena más a los ya disponibles-.
Aunque los fármacos antivirales de acción directa (AAD) disponibles son muy efectivos, los datos indican que algunos funcionan mejor con unos genotipos concretos del virus. En este contexto, un estudio realizado por investigadores del Área de Genómica y Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio) y de la Universidad de Valencia (miembros asimismo del Centro de Investigación Biomédica en Epidemiología y Salud Pública -CIBERESP- del Instituto de Salud Carlos III), han encontrado evidencias de que los distintos genotipos del virus presentan diferencias respecto a las resistencias que pueden generar a los diferentes fármacos. Los resultados del estudio, publicado en Antimicrobial Agents and Chemotherapy, pueden ser relevantes para determinar en el futuro qué combinaciones de fármacos serían las óptimas para tratar la infección por cada genotipo del VHC.
Para realizar el estudio, se han extraído las secuencias genéticas de los virus depositadas hasta 2013 en las bases de datos públicas internacionales, abarcando los seis genotipos más importantes. Ello ha permitido analizar 103 mutaciones en hasta 2901 virus aislados de pacientes en todo el mundo, identificando qué mutaciones de resistencia pueden estar presentes para comprobar si algunos fármacos podrían funcionar mejor para un genotipo de virus que para otro.
Según ha señalado a DM Xavier López-Labrador, Investigador Senior del Sistema Nacional de Salud y director del trabajo en el Área de Genómica y Salud de Fisabio-Salud Pública: «Hemos analizado la frecuencia de las variantes asociadas a resistencias, su barrera genética (número mínimo de mutaciones necesarias para que un virus genere resistencia a un antiviral en concreto) y su historia evolutiva en los seis genotipos mas prevalentes del VHC».
Los resultados obtenidos «demuestran diferencias significativas entre los diferentes genotipos del virus en cuanto a la susceptibilidad natural que podrían presentar a algunos fármacos», resaltando que, con ello, «se puede crear un perfil de susceptibilidad de cada genotipo del virus para extrapolar que fármacos serían más recomendables en cada caso». A modo de ejemplo, ha señalado, ya se ha comprobado que los llamados inhibidores no nucleosídicos podrían tener una eficacia reducida para algunos genotipos del virus distintos al genotipo 1, unos resultados en línea con las recomendaciones actuales sobre que este tipo de fármacos deben administrarse siempre en combinación con otro tipo de antivirales más potentes y efectivos. Otro ejemplo es el tratamiento de pacientes infectados por el genotipo 3 del VHC, en los que los AAD han mostrado una eficacia clínica menor, especialmente en pacientes con cirrosis. «En las secuencias analizadas del genotipo 3 encontramos mutaciones de resistencia con más frecuencia que en las del 1″, ha apuntado López-Labrador, responsable del Laboratorio de Virología del Área de Genómica y Salud de Fisabio-Salud Pública.
Relevancia y futuro
Este trabajo pone de manifiesto «la existencia de mutaciones de resistencia en virus de pacientes nunca tratados», ha recalcado Fernando González-Candelas, catedrático de Genética de la Universidad de Valencia y participante en el estudio. Por otra parte, los análisis evolutivos han revelado que algunas mutaciones de resistencia «podrían transmitirse entre individuos de riesgo, incluso en ausencia de tratamiento», ha señalado Juan Ángel Patiño-Galindo, investigador pre-doctoral y primer autor del trabajo.
En conjunto, ha apuntado López-Labrador, «nuestros resultados sugieren que para pacientes infectados por VHC de genotipos no 1, la secuenciación genética del virus puede tener utilidad clínica para personalizar qué fármacos sean más efectivos en cada caso». Por otra parte, habrá que prestar especial vigilancia para minimizar las posibilidades de transmisión de virus con resistencias, «sobre todo en colectivos vulnerables, con prácticas de riesgo y en los pocos casos de fracaso de la terapia con AAD». En vista de los resultados de este proyecto, en el cual también ha participado Karina Salvatierra, de la Universidad de Misiones (Argentina), de cara al futuro «será muy interesante analizar la secuencia genética de los virus de diversos genotipos en nuestra área geográfica, para comprobar si nuestros resultados pueden ser transferibles a la práctica clínica para la mejora del tratamiento personalizado de los pacientes», ha finalizado López-Labrador.
agosto 8/2016 (Diario Médico)
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