La nueva técnica reduce el dolor y evita complicaciones como la pérdida de fuerza y atrofia del músculo pectoral

Una nueva técnica, que consiste en realizar la reconstrucción mamaria por encima del músculo pectoral con ayuda de una malla, reduce el dolor, acelera la recuperación de las enfermas y disminuye el riesgo de complicaciones -como la atrofia muscular-, además de que permite preservar el contorno natural del cuerpo, según ha explicado Jaume Masià, jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital de San Pablo, en Barcelona, con motivo de la XIV Reunión sobre cáncer de mama Barcelona Breast Meeting 2015, que congrega a los principales expertos del mundo en este campo.

Hasta hace poco más de un año, el paradigma de la reconstrucción mamaria consistía en insertar las prótesis de mama por debajo del músculo, ya que se pensaba que de esta forma quedaba mejor colocada. Esta técnica es muy dolorosa para la paciente y se asocia a riesgo de atrofia muscular con el paso del tiempo.

El grupo de Masià ha realizado hasta ahora 18 intervenciones con la nueva técnica y los resultados de esta primera serie ponen de manifiesto que las pacientes se recuperan más rápidamente y requieren menos analgésicos, además de que a más de un año de seguimiento presentan la musculatura preservada y unos resultados estéticos mejores.

Uno de los principales temas que se están abordando este año en la citada reunión científica es el aumento en la demanda de las mastectomías profilácticas por parte de las mujeres con factores de riesgo. Según los últimos datos, en Europa se ha notado un aumento de entre el 30 y el 35 % en el número de consultas por parte de mujeres que se plantean realizarse la intervención al tener casos familiares de este tipo de tumor.

Esto, que en el sector se ha denominado  el efecto Jolie -ya que coincide con la repercusión mediática de la intervención de este tipo que se realizó la actriz Angelina Jolie-, se ha traducido en un incremento de hasta un 28  % de las mastectomías profilácticas.

Según los datos que constan en la literatura científica, la amputación de las mamas en las mujeres que tienen uno o varios casos familiares y que presentan una alteración determinada en el gen BRCA2 reduce hasta en un 94 % las posibilidades de desarrollar la enfermedad. El otro 6 % se debe al tejido residual disperso que es muy difícil de extirpar y que puede dar lugar a la formación de un tumor.

Además, se ha destacado la importancia de realizar la reconstrucción inmediata tras la mastectomía, que ha pasado del 10 al 60 % del total de los casos en los últimos años y la tendencia es al alza.

Por otra parte, se presentan también en el congreso los resultados de una nueva técnica de fluorescencia por verde de indocianina que permite ver la vascularización cutánea de la mama tras su resección, lo que reduce de forma importante el riesgo de complicaciones por necrosis de la piel.

Marzo 11 / 2015 (Diario Médico)

 

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