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Es difícil calcular su prevalencia, pero se cree que hasta un 15 % de los pacientes de covid-19 puede desarrollar covid persistente.
En octubre de 2021 no se consensuó una definición internacional aceptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la condición del covid persistente, lo que ha dificultado la interpretación y comparación entre estudios de cohortes y limitado, por tanto, el conocimiento sobre ella. La heterogeneidad de sus síntomas y la amplia variación entre individuos, afectando a múltiples órganos, también ha supuesto una importante barrera.
“Nuestros estudios se centran ahora en que en realidad pueden existir varias enfermedades diferentes y es probable que no todos los síntomas estén causados por la misma alteración”, explica Marta Massanella, investigadora de IrsiCaixa y una de las coordinadoras de la jornada “Condición post-COVID-19: un largo camino hacia la recuperación”, el primer congreso centrado en esta enfermedad, celebrado en Barcelona. Marta Massanella.
Massanella, que es también una de las responsables de la Unidad de COVID Persistente del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol (HUGTIP) de Badalona, señala que por ese motivo ahora se está intentando agrupar a los pacientes de covid persistente en diferentes perfiles. “Hay algunos pacientes muy claros, que tienen algunos síntomas en cuanto a fatiga y quizás un poco de disnea, luego hay otros pacientes que tienen problemas a nivel neurocognitivo. Y luego hay dos o tres grupos más que tienen muchos síntomas juntos, una lista casi interminable. Los estamos clasificando según los síntomas que sufren para poder hacer comparaciones entre los resultados de su estado inmunológico y los datos de sus pruebas clínicas, entre otros parámetros”.
Alteración del sistema inmunitario
Y es que en la actualidad la principal hipótesis sobre el origen de esta enfermedad es precisamente la alteración del sistema inmunitario. “Estamos mirando marcadores de autoinmunidad, es decir, situaciones en las que el sistema inmunitario ataca el propio cuerpo causando daños en algunos tejidos. También estamos evaluando marcadores que nos indiquen si los pacientes padecen una inflamación excesiva que les esté provocando los síntomas”, detalla Marta Massanella.
Pero esta no es la única vía que se está explorando para encontrar las causas de la covid persistente. Los últimos resultados de un estudio realizado por la Fundación Lucha contra las Infecciones indican que gran parte de los síntomas, incluyendo alteraciones en la frecuencia cardiaca, mareos o problemas gastrointestinales, pueden ser causados por una anomalía en el nervio vago. “Este enerva muchas partes de nuestro cuerpo, por lo que su afectación puede causar muchos de los síntomas asociados con esta patología. Es uno de los estudios que se han presentado en la jornada y resulta interesante, pero hay que seguir investigando”, añade la experta.
Condición usual en procesos virales
Aunque el SARS-CoV-2 es un virus muy reciente, pertenece a la familia de los coronavirus con los que se ha podido investigar algo más. La afectación post-viral no es un fenómeno extraño y ya se tenía conocimiento de que podía producirse. La diferencia con otros virus es que se ha infectado muchísima gente de covid-19 y esto ha producido que esta afectación haya sido más visible. “También es cierto que el SARS-CoV-2 tiene algunas diferencias con otros coronavirus que pueden ayudar a explicar algunos de los síntomas post-virales que se están observando”, añade Massanella.
Actualmente, se considera que la prevalencia del covid persistente es del 15 % en los pacientes que han sufrido la enfermedad, aunque esta cifra no está exenta de cierta polémica también. “En los primeros pacientes de covid-19 no hay una constancia de una PCR (reacción en cadena de polimerasa), que demuestre que fue así, debido a la situación en la primera ola, por lo que todavía es difícil calcular exactamente la prevalencia y habría que hacer todavía más estudios”.
Tampoco está claro si las nuevas variantes tienen un nivel de afectación de covid persistente menor. Es posible que las vacunas hayan causado un efecto protector y también que las variantes sean menos proclives a generar esta infección post-viral, pero es algo que todavía no se ha podido dilucidar. “Además, debemos tener en cuenta que todavía acabamos de pasar por la ola de ómicron y es muy pronto todavía para saber cuántos de estos pacientes que han sido infectados desarrollarán una covid persistente”, incide la experta, añadiendo que todavía hay mucho camino por recorrer y que son necesarios muchos más ensayos clínicos que sirvan tanto para discernir las causas de la enfermedad como para desarrollar tratamientos que sean eficaces.
Diferenciar de las secuelas
Otra dificultad añadida para el manejo de la covid persistente es que no tienen nada que ver esta enfermedad con las secuelas que puede producir una enfermedad grave. Aquellos que han pasado por una unidad de cuidados intensivos (UCI), pueden sufrir un daño tisular que acabe ocasionando secuelas que necesiten un largo tiempo de recuperación, pero esto no es una covid persistente. “Esta enfermedad se produce en aquellos que han pasado por una fase aguda leve o moderada y en los que los síntomas persisten en el tiempo. Hemos visto hasta ahora que es más frecuente en personas jóvenes y que también es más frecuente en las mujeres, aunque parece que este perfil puede estar cambiando”, explica Massanella.
Y aunque en algunos casos no existen biomarcadores que ayuden en su diagnóstico, esto no quiere decir que la enfermedad no sea real. En la actualidad se pueden hacer pruebas que ayuden a identificar problemas neurocognitivos, como la pérdida de memoria o la niebla mental, que demuestran que si hay una afectación. “Y aunque es cierto que esta enfermedad no es mortal, sí que puede llegar a ser muy incapacitante.
Estamos ante un problema de salud pública y es necesario crear unidades que traten esta enfermedad.
Las personas que la padecen hoy en día pueden pasar por muchos especialistas y realizarse muchas pruebas, a veces innecesarias, que ocasionan un importante gasto público. Por eso las unidades multidisciplinares son importantes para la organización y evitar un problema de sanidad”, concluye la experta.