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Dos científicas de la Universidad de Georgetown y la Universidad de George Mason, Estados Unidos, han analizado la importancia de la transmisión asintomática en la pandemia de la COVID-19. Ambas expertas han analizado los datos, hasta ahora disponibles, de los contagios producidos por personas que no presentaban síntomas o por pre sintomáticos, pacientes de coronavirus que no habían comenzado a desarrollar síntomas.
En su análisis, publicado en Science, afirman que uno de los primeros errores que hubo en la primera ola de la COVID-19, fue la “dependencia a las pruebas basadas en síntomas”, una situación que también se complicó por la comprensión limitada que había de todos los síntomas que podían asociarse con el COVID-19.
En su publicación, Angela L. Rasmussen y Saskia V. Popescu hacen referencia a diversos estudios científicos que afirman que los pacientes asintomáticos tienen el 42 por ciento menos de probabilidades de transmitir el virus que los sintomáticos, y que solo el 12,6 por ciento de los casos se ha debido a una transmisión asintomática.
Además, en este análisis sobre los contagios en casos de personas sin síntomas comparan el brote que se produjo en 2003 del SARS-CoV (conocido como la epidemia del síndrome respiratorio agudo grave), que fue contenido gracias al aislamiento de casos, al rastreo de contactos y a la cuarentena. “Esto fue eficaz porque los pacientes contagiosos podían identificarse fácilmente mediante la detección de temperatura y síntomas”, explican las autoras. Una situación que no se ha dado en la actual pandemia por la transmisión asintomática.
Reducción de la transmisión por la inmunización
Además, hacen hincapié en que no está claro el momento exacto en el que un paciente de la OVID-19 deja de ser contagioso, pero “probablemente ocurre dentro de los 10 días de la infección en la mayoría de los casos, siempre que los síntomas empiecen a remitir”.
Como conclusión, las científicas señalan que el momento y el tipo de respuesta del huésped ante la infección «determinan la importancia de la posible transmisión asintomática».
Por ese motivo afirman que es «fundamental maximizar los esfuerzos para reducir el riesgo de transmisión en la comunidad», dado que muchas personas contagiosas no experimentan síntomas y no existen «pruebas de vigilancia sólidas para infecciones asintomáticas o presintomáticas«; y apuntan que no está claro cómo afectará la vacunación al número de casos asintomáticos, «aunque los datos preliminares sugieren que la inmunización masiva reducirá la infección en general, reduciendo así la transmisión».
abril 12/2021 (Redacción Médica)