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La exposición al estrés en la adolescencia incrementa la vulnerabilidad y el riesgo de sufrir psicopatologías en la edad adulta, como drogodependencia, depresión, ansiedad o ludopatía.
Un reciente estudio ha observado, utilizando modelos animales, que ejercer control sobre la fuente de estrés disminuye su impacto y podría reducir el riesgo de desarrollar posteriormente esos trastornos mentales.
Los investigadores emplearon tres grupos de ratas machos para medir ese impacto. Un grupo recibía durante la adolescencia varias sesiones de estrés que podía controlar (detener o prevenir) realizando una determinada conducta. Un segundo grupo recibía exactamente la misma cantidad de estrés que el primer grupo, pero su conducta no tenía consecuencia alguna (estrés incontrolable), y un tercer grupo actuaba como control y no recibía estrés.
Durante la exposición al estrés, los investigadores cuantificaron su intensidad midiendo la activación endocrina mediante la actividad del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal. En la etapa adulta se realizaron varios experimentos midiendo diversas variables cognitivas y la expresión de los receptores dopaminérgicos tipo 2 en el estriado dorsal.
Los resultados indicaron que la activación del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal inducida por el estrés controlable e incontrolable era igual durante la primera sesión de exposición. Sin embargo, con la experiencia repetida de control, el grupo de estrés controlable mostró una respuesta atenuada. En la etapa adulta, los animales expuestos al estrés incontrolable durante su adolescencia desarrollaron un incremento en la impulsividad motora y una disminución de la flexibilidad cognitiva, efectos que no se evidenciaban en aquellos animales sometidos a estrés controlable. En otros aspectos (atención e impulsividad cognitiva) no se observó un impacto del estrés.
Paralelamente, los efectos conductuales del estrés incontrolable se asociaron con un incremento en el número de receptores dopaminérgicos tipo 2 en el estriado dorsomedial, una estructura implicada en la impulsividad y la inflexibilidad cognitiva. El estudio se publica en Sci Rep 2019.
marzo 24/2019 (neurologia.com)