El fármaco antifúngico ciclopirox ha demostrado mejorar los síntomas de la porfiria eritropoyética congénita en el modelo murino de la enfermedad. Así lo revela un estudio realizado por investigadores del CIC bioGUNE y de la empresa biotecnológica Atlas Molecular Pharma, cuyas conclusiones se publican en Science Translational Medicine.
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La porfiria eritropoyética congénita es una enfermedad rara que afecta a menos de una persona por millón de habitantes. Esta enfermedad se produce por una deficiencia en la actividad de la enzima uroporfirinógeno III sintasa (UROIIIS), que actúa en la ruta de síntesis del grupo hemo, lo que provoca una reducción de la vida útil de los glóbulos rojos (anemia) y una extrema fotosensibilidad, formación de ampollas y aumento de las infecciones bacterianas en la piel. Los síntomas pueden aparecer durante la infancia o, en los casos menos graves, en la edad adulta. Los tratamientos existentes solo alivian la sintomatología sin que exista ningún tipo de terapia curativa efectiva
Con ayuda de una innovadora plataforma de cribado de moléculas para el descubrimiento y validación de chaperonas farmacológicas diseñada por la biotecnológica, analizaron varios miles de fármacos y pequeñas moléculas escogidos por su capacidad para interactuar con la enzima UROIIIS. Así, estos investigadores han descubierto que el fármaco ciclopirox podría reposicionarse como tratamiento de la porfiria eritropoyética congénita. Al ser una molécula ya existente para el tratamiento de otras enfermedades, el compuesto está aprobado por las agencias reguladoras de medicamentos, lo que facilitará el complejo proceso de su desarrollo para la porfiria.
El hallazgo es fruto de la labor desarrollada durante la última década en el laboratorio de Estabilidad de Proteínas y Enfermedades Congénitas de CIC bioGUNE por el equipo de Oscar Millet. El laboratorio está enfocado en entender cómo algunos cambios en la estructura de determinadas proteínas produce su inestabilización, y en última instancia desencadena un proceso patológico. “Entender el mecanismo molecular de la enfermedad ha permitido diseñar una terapia basada en chaperonas farmacológicas, que son moléculas que se unen a la proteína defectuosa, corrigiendo su problema de estabilidad y revertiendo sus efectos patogénicos”, explica Millet.
El éxito de este reposicionamiento radica en la sinergia entre un equipo investigador altamente cualificado y las infraestructuras de primer nivel existentes en CIC bioGUNE. Merece la pena destacar las inversiones realizadas en el animalario, que ha albergado los experimentos con modelos animales de porfiria eritropoyética congénita bajo la supervisión de Joaquín Castilla y en la plataforma de pesonancia magnética nuclear, que ha permitido obtener información inequívoca acerca del mecanismo de acción del fármaco.
El estudio es un paso más hacia el inicio de ensayos clínicos con pacientes en un futuro cercano. Supone la acreditación formal de que esta molécula tiene la actividad farmacológica adecuada tanto In vitro como In vivo, habiéndose demostrado eficacia en modelos murinos de la enfermedad.
septiembre 25/2018 (diariomedico.com)