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El estudio mediante resonancia magnética (RM) de la rugosidad cerebral puede contribuir a caracterizar y detectar los primeros estadios de los temblores esenciales.
La rugosidad de la corteza cerebral, un cambio estructural caracterizable mediante (RM), puede ser útil en la detección precoz del temblor esencial, según se desprende de un estudio que acaba de publicarse en Scientific Reports. El autor principal del trabajo, José Ignacio Serrano, investigador en el Centro de Automática y Robótica (CAR) del CSIC y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), explica que en lugar de estudiar la volumetría cerebral mediante el análisis de vóxeles, «calculamos la desviación típica del grosor de la corteza en áreas anatómicas, y eso nos ha dado una medida que hemos denominado rugosidad (roughness) cortical».
En el estudio, llevado a cabo en colaboración con el Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid, también ha participado Elan D. Louis, de la Facultad de Medicina de Yale. En 18 pacientes y otros tantos sujetos que sirvieron de controles encontraron que cuando el deterioro es preclínico o está en una fase muy inicial, no se aprecian cambios en el grosor medio del área cortical, pero sí se detectan en la desviación típica.
Otra contribución de este trabajo ha sido que, con ayuda de técnicas de minería de datos, han extraído una serie de patrones que, además de en el diagnóstico, podrían servir en el tratamiento: «Hemos visto que en los pacientes con temblor esencial aparecía más rugosidad en las áreas fusiforme corporal y del supraestriado, ambas implicadas en las acciones motoras guiadas. De ahí se deriva la posibilidad, que habrá que seguir investigando, de que estas áreas puedan ser objetivos de estimulación cerebral no invasiva, y así incidir en los síntomas».
mayo 25/2017 (diariomedico.com)