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Un experimento en el que se ha generado una rata con un páncreas de ratón sugiere un futuro donde los órganos humanos podrían obtenerse de determinados modelos animales.
¿Podrían generarse órganos humanos en otras especies animales para emplearlos en el trasplante? Esta semana conoceremos nuevos datos sobre este sueño científico, que, de cumplirse, solucionaría el problema de la escasez de órganos trasplantables. Sin ir más lejos, en el último número de la revista Nature aparece una prueba de concepto que avala esa generación de órganos interespecies, en concreto, que es posible hacer crecer un páncreas de ratón en una rata y que resulte funcional una vez injertado en el ratón.
Así lo demuestra en este trabajo un grupo de investigadores del Instituto de Biología de Células Madre y Medicina Regenerativa de la Universidad de Stanford. Este grupo ya había puesto en práctica la misma idea pero en sentido contrario: en 2010, hicieron crecer un páncreas de rata en un ratón; sin embargo, el órgano no era suficientemente grande como para poder trasplantarlo en el roedor y evaluar su funcionalidad.
En este último trabajo, con Hiromitsu Nakauchi como primer firmante, estos investigadores han conseguido no solo hacer crecer el páncreas de ratón en una rata, sino además trasplantarlo en el múrido y revertir así la diabetes que sufría.
El procedimiento consistió en inyectar células madre pluripotentes de ratón en embriones de rata que habían sido modificados para que no pudieran generar su propio páncreas: carecían del gen Pdx1, un regulador de la formación de este órgano. Los animales crecieron contiendo líneas celulares derivadas de ambos organismos en todos los tejidos, salvo del páncreas. Una vez que estas células pluripotentes empezaron a diferenciarse en islotes pancreáticos, los investigadores los aislaron. En total, injertaron cien islotes celulares que habían crecido en el páncreas de rata en ratones con diabetes. De esta forma, lograron normalizar y mantener sus niveles glucémicos a lo largo de 370 días. No fue necesario administrar ningún inmunosupresor, salvo durante los cinco primeros días tras el injerto.
A los diez meses del trasplante experimental, los científicos analizaron muestras de los islotes pancreáticos de algunos ratones. «Buscamos la presencia de cualquier tipo de célula de rata, pero vimos que el sistema inmunológico del ratón las había eliminado», explica Nakauchi. «Esto es muy prometedor en el camino hacia el cultivo en animales de órganos humanos para el trasplante, porque sugiere que el sistema inmune del receptor eliminaría cualquier célula animal contaminante tras el injerto».
Los autores de este trabajo reconocen que es una prueba de concepto y falta mucho camino hasta llegar a obtener órganos humanos en otras especies animales de proporciones similares, como las ovejas o los cerdos. Al margen de los avances científicos necesarios, también se plantean cuestiones bioéticas, advierten.
En un comentario al respecto, también en Nature, Qiao Zhou, del Departamento de Biología Regenerativa y Células Madre de la Universidad de Harvard, en Cambridge, apostilla que entre los principales obstáculos técnicos que plantea esta estrategia destacan una baja aportación de células animales a los embriones animales y el rechazo de órganos humanos por el sistema inmunológico del hospedador animal. «Antes de que los órganos humanos puedan crecer en animales, hay muchos retos que superar», admite, «pero la ausencia de suficientes fuentes de órganos para el trasplante hace necesaria esta línea de investigación».
enero 29/2017 (diariomedico.com)