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«Es improbable que el consumo de glifosato a través de la dieta sea cancerígeno para el hombre», sostuvieron la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Alimentación y Agricultura (FAO), al término de una reunión del Panel de Expertos sobre Residuos de Pesticidas en los Alimentos y el Ambiente.
«La gran mayoría de las pruebas científicas -destaca el Panel- indica que el suministro de glifosato y productos derivados en dosis de hasta 2000 miligramos por kilo de peso, por vía oral (la más relevante para la exposición mediante la dieta) no está asociada a efectos genotóxicos en la gran mayoría de los estudios realizados sobre mamíferos».
El glisofato uno de los herbicidas más utilizados en el mundo y a lo largo del último año había estado en el centro de un choque entre científicos.
De esta manera tanto la OMS como la FAO destacaron de hecho que no se trata de una sustancia peligrosa.
Para muchas organizaciones ambientalistas, el glisofato contenido en el RoundUP -un producto de Monsanto- está asociado a aumentos de tumores y malformaciones en los recién nacidos.
«Algunos informes han evidenciado una asociación positiva entre la exposición al glifosato y el riesgo del linfoma no Hodgkin», afirmó el documento difundido por el Panel. Sin embargo, añadió el texto, el único estudio de gran calidad y llevado a cabo por un prestigioso grupo de expertos determinó que «no hay evidencia de un nexo para ningún nivel de exposición».
Entre los críticos del glifosato figura también la IARC, agencia de la OMS para las investigaciones sobre el cáncer, que hace un año incluyó a la sustancia en el grupo 2A, que contiene a sustancias «probablemente cancerógenas», el mismo de las carnes rojas.
La evaluación de esa agencia, precisó la OMS, es diferente del parecer expresado recientemente.
«La identificación del peligro, en particular la clasificación por parte de la IARC de las sustancias en base a su cancerogenicidad, es el primer paso de la evaluación de riesgos», indicó la OMS.
Contra la evaluación de la IARC se ha pronunciado a su vez la EFSA, autoridad europea en el campo alimentario, organismo según el cual el herbicida es seguro.
La Comisión Ejecutiva europea se pronunciará sobre el controvertido tema dentro de unos días.
Incluso los productos peligrosos que aún están permitidos en las naciones industrializadas «pueden causar graves problemas en el mundo en desarrollo, donde las circunstancias en las que se utilizan pueden ser muy diferentes», agregó el análisis.
En particular, «los pequeños agricultores en los países en desarrollo no suelen tener, ni utilizar, el equipo de protección necesario y acostumbran a usar pulverizadores de mochila que conllevan un alto riesgo de exposición», advirtió el informe de la FAO y la OMS.
A juicio de las fuentes, «limitar la utilización de estos productos muy peligrosos suele ser difícil, por lo que acaban siendo empleados de forma generalizada por personas no cualificadas».
Pero hay alternativas: pueden ser sustituidos por otros insumos menos lesivos o, mejor aún, por enfoques de manejo integrado de plagas, recomendaron.
Las directrices planteadas por la FAO y la OMS tienen el propósito de ayudar a los países a identificar y gestionar los plaguicidas a partir de inventarios, evaluación de los riesgos y las necesidades reales a fin de mitigar los potenciales daños.
Ambas instituciones instaron a los gobiernos a utilizar las nuevas directrices y el conjunto de herramientas aportado por la FAO con vistas a adoptar las medidas necesarias que permitan reducir los riesgos de los usuarios, los consumidores y el medio ambiente.
mayo 18/2016 (ANSA)