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La consecución de un nuevo tipo de células madre embrionarias, las clónicas, introduce otra variable en la investigación sobre terapia celular. Los científicos tendrán que determinar ahora qué tipo de célula pluripotente (embrionaria obtenida por fecundación in vitro (FIV), clónica o las reprogramadas iPS) se adapta mejor a la carrera hacia la regeneración terapéutica, para la que, por el momento, sólo han demostrado su utilidad clínica las troncales de tejidos adultos.
Las células obtenidas por el grupo de Shoukhrat Mitalipov, de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, en Beaverton, y presentadas en la revista Cell el pasado miércoles, suponen la culminación de la técnica de transferencia nuclear celular somática, mundialmente famosa por permitir el nacimiento de la oveja Dolly.
La clave de la cafeína
Desde el logro de Ian Wilmut (Instituto Roslin) en 1997, diversos grupos en todo el mundo intentaron reproducir la clonación terapéutica a partir de células humanas. Con el paréntesis del fraude orquestado por el coreano Woo Suk Hwang (Universidad de Seúl), nadie había publicado que la transferencia nuclear humana era posible hasta Mitalipov. Queda así superada una asignatura pendiente, que estos científicos han aprobado gracias al perfeccionamiento de la técnica de la transferencia; en concreto, como exponen en su estudio, incorporaron cafeína al cóctel químico que se aplica durante la enucleación del ovocito y la inserción del fibroblasto, y electroestimulación para activar el desarrollo embrionario. Además, se cuidaron de mantener al óvulo en el estadio de metafase mientras se aplicaba la técnica.
El resultado, tras emplear 128 óvulos (Woo Suk utilizó más de 2000 sin éxito), fueron seis líneas de células madre embrionarias. De ellas, cuatro se diferenciaron en cardiomiocitos in vitro y en una variedad de tipos celulares en teratotumores en ratones vivos.
El trabajo de Mitalipov es técnicamente ejemplar, al decir de la comunidad científica, pero se acompañaba en su presentación de unas declaraciones del científico que sonaban a justificación: «Nuestro hallazgo se dirige a generar células madre como un futuro tratamiento de enfermedades; no buscamos la clonación humana ni creemos que nuestra investigación pueda ser usada por otros para avanzar hacia ella». Mitalipov habla con conocimiento de causa al decir que no cree que sea posible, pues investiga desde 2007 y sin éxito para obtener clones de monos. Pero no son los únicos que dudan sobre la posibilidad de que sus hallazgos terminen generando un ser humano clónico. Otra autoridad en terapia celular, Rudolf Jaenisch (Instituto Whitehead y del Instituto Tecnológico de Massachusetts), afirma que «si se implantaran los embriones [clónicos], lo cual sería ilegal, creo que obtendrías los mismos resultados que con los ratones: la mayoría morirían al nacer y el resto desarrollaría graves problemas a medida que envejecen».
Simpatías
La cuestión ahora es determinar, una vez demostrado que se puede hacer, qué ventajas aportarían estas nuevas células madre embrionarias clónicas respecto a las células de pluripotencialidad inducida (iPS), aparecidas gracias a la reprogramación celular de la mano de Shinya Yamanaka (Universidad de Kioto). Las iPS se han ganado las simpatías de la comunidad científica, como demuestra que les hayan otorgado a sus artífices el último Nobel de Medicina.
El cirujano Damián García-Olmo (Hospital de La Paz, en Madrid), pionero en la aplicación de terapia con troncales, considera que «el experimento de Yamanaka ha supuesto un cambio de paradigma que hace perder el interés por una técnica tan altamente sofisticada y compleja como la transferencia nuclear. Desde un punto de vista práctico, las iPS han eclipsado a las embrionarias».
Precisamente, el grupo de Mitalipov va a iniciar un estudio para comparar células embrionarias clónicas e iPS obtenidas del mismo donante. En declaraciones a la revista The Scientist, George Daley, del Instituto de Células Madre de Harvard, también espera que se demuestren las ventajas que podrían ofrecer las células embrionarias clónicas con respecto a las iPS, «más fáciles de reproducir y en apariencia con mayores aplicaciones «.
ADN mitocondrial
Mitalipov, de momento, destaca una posible ventaja de sus criaturas: contienen ADN mitocondrial (ADNmt) del óvulo; así que a diferencia de las iPS, la transferencia nuclear también corrige eventuales mutaciones en el ADNmt, lo que haría a las células embrionarias clónicas útiles para tratar alteraciones mitocondriales.
De momento, las investigaciones básicas que ayuden a comprender el funcionamiento de estas células son las que tienen más sentido, pues como apunta el científico José Manuel García-Verdugo (Centro de Investigación Príncipe Felipe, de Valencia), «todavía hay muchas dudas que disipar sobre los riesgos antes de sus aplicaciones clínicas; a día de hoy, yo no aconsejaría implantar ni las iPS ni las embrionarias».
Cronología
1981. Células madre embrionarias de ratón.
El grupo de Gail R. Martin identifica células madre del embrión de un ratón. Martin acuña el término «células stem embrionarias».
1996. Nace la oveja ‘Dolly’.
Ian Wilmut, del Instituto Roslin (Reino Unido), pone en práctica la técnica de transferencia nuclear celular somática y clona al primer mamífero, una oveja; a partir de ahí, se han clonado diversas especes mamíferas, incluidos ratones, gatos, perros y un mono rheus (Tetra).
1998. Identifican las células madre humanas.
James Thomson deriva la primera línea de células madre embrionarias en la Universidad de Wisconsin-Madison. Se abre la puerta a la aplicación terapéutica de las troncales embrionarias.
2006. Las células iPS cambian el paradigma.
Shinya Yamanaka, en la Universidad de Kioto (Japón), consigue reprogramar células de la piel para que vuelvan a su estado de pluripotencialidad. Han nacido las células iPS. Un año después, lo logra con fibroblastos humanos.
2013. Ahora sí: la transferencia ‘fabrica’ células humnanas
Shoukhrat Mitalpivo (Universidad Ciencias y Salud de Oregón) obtiene líneas celulares embrionarias humanas a partir de células de la piel mediante transferencia nuclear.
mayo 17/2013 (Diario Médico)