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Un equipo de investigadores dirigido por el mexicano Abimael Cruz Migoni identificó la toxina causante de la melioidosis, enfermedad letal endémica en algunas partes de Asia, en un avance que abre la puerta a la elaboración de nuevos tratamientos.
El doctor Cruz Migoni y sus colegas analizaron la estructura de una proteína de función desconocida sintetizada por la bacteria Burkholderia pseudomallei.
El análisis de la proteína, denominada BPSL1549, reveló similitudes estructurales con el factor necrotizante citotóxico 1 producido por la bacteria Escherichia coli.
Los investigadores determinaron a continuación que la BPSL1549 es en sí misma una poderosa toxina que inhibe la síntesis protéica en las células, lo que a su vez deriva en muerte celular.
De acuerdo con el doctor Cruz Migoni, el hallazgo, publicado en la revista Science (doi:10.1126/science.1211915), representa un gran aporte en la comprensión y posible tratamiento de una enfermedad que causa la muerte a miles de personas en Asia y el norte de Australia.
La melioidosis constituye, junto con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la tuberculosis, una de principales causas de muerte en algunas zonas de Asia, particularmente el sureste de ese continente, donde alcanza una letalidad de hasta 40%.
Los científicos descubrieron que la BPSL1549 inyectada en ratones los mata en 14 días y aplicada a cultivos de células humanas del sistema inmune las destruye en 72 horas. En contraparte, cuando el gen que codifica para esta proteína es removido de la bacteria, su capacidad de producir la enfermedad se reduce 100 veces.
La melioidosis no genera síntomas específicos y es fácil confundirla con cuadros de neumonía o tuberculosis, por lo que a veces se le denomina «el gran imitador». Por ese motivo en muchas ocasiones las personas infectadas no son tratadas adecuadamente en su etapa inicial, con el agravante de que puede ser letal en solo 48 horas.
Actualmente esta enfermedad es resistente a la mayoría de los antibióticos comerciales y no se cuenta con una vacuna para prevenirla.
El padecimiento se puede adquirir por inhalación, contagio o ingestión de la bacteria, la cual se encuentra presente en agua o suelo. El grupo de mayor riesgo lo constituyen los trabajadores agrícolas, debido a que se encuentran constantemente en contacto con suelo contaminado con Burkholderia pseudomallei.
Recientemente, reportes militares de Estados Unidos indican que alrededor de 250 mil veteranos de la guerra de Vietnam podrían haber contraído melioidosis. Al parecer los soldados entraron en contacto con la bacteria al inhalar partículas del suelo contaminado, principalmente durante el despegue de helicópteros.
Lo sorprendente es que 30 o 40 años después están desarrollando la enfermedad, por lo que a esa bacteria se le conoce también como «la bomba de tiempo Vietnamita». Por ello, el gobierno estadounidense teme que pueda utilizarse como agente bioterrorista, ya que es muy fácil que viva por décadas, por ejemplo, en agua destilada.
Aunque el sureste asiático y el norte de Australia son las principales regiones de incidencia, recientemente se ha informado de casos en Sudamérica y algunos países de América Central.
En Europa, los casos reportados corresponden principalmente a turistas que han contraído la enfermedad en Tailandia, Malasia o Australia, principalmente después del tsunami del 2004.
El investigador mexicano asegura que este avance científico permitirá aplicaciones adicionales, porque la toxina puede ser utilizada en el tratamiento de otras enfermedades, como el cáncer, mediante el desarrollo de terapias dirigidas a evitar la proliferación de células cancerosas debido a que la toxina actúa bloqueando la síntesis de proteínas.
diciembre 5/2011 (Notimex)
Tomado del Boletín de Prensa Latina, Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Abimael Cruz-Migoni, Guillaume M. Hautbergue, Peter J. Artymiuk, Patrick J. Baker, Monika Bokori-Brown, Chung-Te Chang, et. al. A Burkholderia pseudomallei Toxin Inhibits Helicase Activity of Translation Factor eIF4A. Science, noviembre 11/2011: vol. 334 (6057), pág. 737.