may
7
Doce personas con síntomas neurológicos persistentes tras la infección por SARS-CoV-2 fueron estudiadas intensamente en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y se descubrió que presentaban diferencias en sus perfiles de células inmunitarias y disfunción autonómica. Estos datos servirán de base para futuros estudios que ayuden a explicar la persistencia de los síntomas neurológicos en Long COVID. Los resultados, publicados en Neurology: Neuroimmunology & Neuroinflammation, pueden conducir a mejores diagnósticos y nuevos tratamientos.
Las personas con secuelas post-agudas de COVID-19 (PASC), que incluye la COVID persistente, presentan una amplia gama de síntomas, como fatiga, dificultad respiratoria, fiebre, dolores de cabeza, trastornos del sueño y «niebla cerebral» o deterioro cognitivo. Estos síntomas pueden durar meses o más tras la infección inicial por SRAS-CoV-2. La fatiga y la «niebla cerebral» son algunos de los síntomas más comunes y debilitantes, y es probable que se deban a una disfunción del sistema nervioso.
Los investigadores utilizaron un enfoque denominado fenotipado profundo para examinar de cerca las características clínicas y biológicas de la COVID prolongada en 12 personas que presentaban síntomas neurológicos duraderos e incapacitantes tras la COVID-19. La mayoría de los participantes presentaron síntomas leves durante la infección aguda. En el Centro Clínico de los NIH, los participantes se sometieron a pruebas exhaustivas, que incluían un examen clínico, cuestionarios, imágenes cerebrales avanzadas, análisis de sangre y líquido cefalorraquídeo y pruebas de la función autonómica.
Los resultados mostraron que las personas con COVID prolongada tenían niveles más bajos de linfocitos T CD4+ y CD8+ -células inmunitarias implicadas en la coordinación de la respuesta del sistema inmunitario a los virus- en comparación con los controles sanos. Los investigadores también encontraron aumentos en el número de linfocitos B y otros tipos de células inmunitarias, lo que sugiere que la desregulación inmunitaria puede desempeñar un papel en la mediación de la COVID prolongada.
En consonancia con estudios recientes, las personas con COVID largo también tenían problemas con su sistema nervioso autónomo, que controla las funciones inconscientes del cuerpo como la respiración, el ritmo cardíaco y la presión arterial. Las pruebas autonómicas mostraron anomalías en el control del tono vascular, la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea con un cambio de postura. Se necesitan más investigaciones para determinar si estos cambios están relacionados con la fatiga, las dificultades cognitivas y otros síntomas persistentes.
En conjunto, los hallazgos se suman a la creciente evidencia de que los cambios inmunológicos y del sistema nervioso autónomo generalizados pueden contribuir a la COVID prolongada. Los resultados pueden ayudar a los investigadores a caracterizar mejor la enfermedad y explorar posibles estrategias terapéuticas, como la inmunoterapia.
Mayo 7/2023 (EurekaAlert!) – Tomado de News Releases Copyright 2023 by the American Association for the Advancement of Science (AAAS)
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