estres31La mente puede afectar la salud cardíaca de una persona

La depresión, la ansiedad y el estrés crónico pueden contribuir a problemas cardíacos, argumentan un par de nuevos estudios

Los investigadores dicen que las personas con estos problemas de salud mental deben ser evaluadas para detectar factores de riesgo cardíaco

(HealthDay News) — El estado mental de una persona puede tener un tremendo impacto en la salud del corazón, reportan dos nuevos estudios.

La depresión y la ansiedad aceleran el desarrollo de factores de riesgo cardíaco como la presión arterial elevada, el colesterol alto o la diabetes tipo 2, encontró un estudio.

Y el segundo estudio encontró que el estrés crónico estaba asociado con el desarrollo de enfermedades cardíacas y arterias obstruidas.

«Existen asociaciones claras entre la salud psicológica y el riesgo de enfermedad cardiovascular. Estos estudios se suman a un cuerpo creciente de datos que tenemos sobre cómo la salud psicológica negativa puede aumentar el riesgo de enfermedades del corazón y el cerebro», dijo el Dr. Glenn Levine en un comunicado de prensa de la American Heart Association (AHA). Levine presidió la redacción del informe científico de la asociación de 2021 sobre la salud psicológica, el bienestar y la conexión mente-corazón-cuerpo.

Se tiene programado presentar ambos estudios en la reunión anual de la asociación del 11 al 13 de noviembre, en Filadelfia y en línea. La investigación presentada en reuniones generalmente se considera preliminar hasta que se publica en una revista revisada por pares.

Para el primer estudio sobre el estado de ánimo y la salud cardíaca, los investigadores analizaron datos de más de 71,000 adultos recopilados de 2010 a 2020.

Encontraron que las personas diagnosticadas con ansiedad o depresión desarrollaron un nuevo factor de riesgo para la salud cardíaca aproximadamente seis meses antes en promedio que las personas sin un trastorno del ánimo.

La depresión y la ansiedad aumentaron el riesgo de un ataque cardíaco, derrame cerebral u otro evento importante en aproximadamente un 35%.

Además, el desarrollo acelerado de factores de riesgo cardíaco explicó aproximadamente el 40% de la conexión entre los trastornos del ánimo y los eventos cardíacos importantes.

Los investigadores también encontraron que aquellos que tenían predisposición genética al estrés tendían a desarrollar su primer factor de riesgo para la salud cardíaca aproximadamente un año y medio antes en promedio que aquellos sin mayor riesgo genético.

«Desarrollar factores de riesgo cardiovascular más de seis meses antes durante un promedio de cinco años es mucho», dijo el autor principal, el Dr. Giovanni Civieri, investigador postdoctoral en el Centro de Investigación de Imágenes Cardiovasculares en el Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard, en el comunicado. “El hecho de que el análisis genético respaldara los hallazgos clínicos fue intrigante y brindó más confianza en nuestros resultados”.

El segundo estudio observó a casi 2,700 adultos sin enfermedad cardíaca existente que participaron en un estudio del corazón de Dallas, quienes fueron seguidos un promedio de 12 años.

Los participantes llenaron un cuestionario detallado sobre fuentes diarias de estrés, y los investigadores integraron sus respuestas en una «puntuación acumulada de estrés» para cada persona.

La puntuación de estrés estuvo significativamente asociada con el desarrollo de enfermedad cardíaca, incluso después de que los investigadores tuvieran en cuenta otros factores de riesgo como la presión arterial, la diabetes, el tabaquismo y el colesterol.

El estrés estuvo asociado con un aumento del 22% en el riesgo de acumulación de placa en las arterias y un aumento del 20% en el riesgo general de enfermedad cardíaca.

Los investigadores dijeron que el estrés parece afectar directamente el bienestar físico y también provoca que las personas tomen decisiones de estilo de vida pobres que aumentan el riesgo para la salud cardíaca.

Investigaciones anteriores han demostrado que las hormonas liberadas por el estrés crónico, como el cortisol, pueden afectar los niveles de azúcar en la sangre, la inflamación y otros riesgos sistémicos para el corazón, señalaron los investigadores.

«De hecho, existe una conexión mente-corazón. Cuidar de tu mente puede impactar tu salud física también», dijo la investigadora del estudio sobre el estrés, la Dra. Ijeoma Eleazu. Ella es cardióloga en formación en el Centro Médico del Suroeste de la Universidad de Texas en Dallas.

«Sería excelente ver a más pacientes hablando con sus médicos sobre sus niveles de estrés y a más médicos evaluando una alta carga de estrés en sus pacientes», dijo Eleazu en el comunicado. «De esa manera, podemos trabajar juntos para combatir resultados adversos».

American Heart Association tiene más información sobre el estrés y la salud cardiaca en American Heart Association, comunicado de prensa, 6 de noviembre de 2023

10 noviembre 2023|Fuente: Health Day| Tomado de Noticias de Salud

infarto del miocardioEn un consenso de expertos publicado en línea el 28 de octubre en la revista canadiense de cardiología Canadian Journal of Cardiology, los autores presentan la clasificación de cuatro etapas del infarto agudo del miocardio (IAM) con base en el daño del tejido miocárdico, culminando en necrosis de los cardiomiocitos y microvasculatura. En otros términos, esto significa que culmina en la muerte de las células del músculo cardiaco y los vasos sanguíneos que lo nutren.

Andreas Kumar, médico cirujano, de la Escuela de Medicina de la Universidad del Norte de Ontario en Sudbury, Canadá, y sus colegas, delinearon la clasificación de la Sociedad Cardiovascular Canadiense del IAM agudo basado en décadas de datos relacionados con el IAM aterotrombótico con terapia de reperfusión, es decir que ocurre por la formación de un coágulo en la placa aterometosa que tapa la arteria, y posteriormente se ofrece al pacientes tratamiento para recuperar el aporte sanguíneo.

Los investigadores identificaron cuatro etapas de daño progresivo del tejido miocárdico: IAM abortado, con necrosis miocárdica nula o mínima; IAM con necrosis significativa de cardiomiocitos, sin lesión microvascular; obstrucción microvascular resultante de la necrosis de cardiomiocitos y disfunción microvascular (sin reflujo); y necrosis de cardiomiocitos y microvasculatura que produce hemorragia por reperfusión. Con el daño progresivo, se observaron peores remodelaciones y un aumento en los resultados clínicos adversos en los exámenes. La lesión microvascular es de particular importancia con el IAM hemorrágico que conduce a la expansión del infarto y el riesgo de complicaciones mecánicas.

«La nueva clasificación ayudará a diferenciar los infartos cardíacos según la etapa del daño tisular y permitirá a los proveedores de atención médica estimar con más precisión el riesgo de un paciente con arritmia, insuficiencia cardíaca y muerte», dijo Kumar en un comunicado. «Se espera que la Clasificación de la Sociedad Cardiovascular Canadiense del Infarto Agudo de Miocardio conduzca finalmente a una mejor atención, mejor recuperación y mejores tasas de supervivencia para los pacientes con ataques cardíacos.»

Referencia

Kumar A, Connelly K, Vora K, Bainey KR, Howarth A, Leipsic J, et al. The Canadian Cardiovascular Society Classification of Acute Atherothrombotic Myocardial Infarction Based on Stages of Tissue Injury Severity: An Expert Consensus Statement. Can J Cardiol[Internet]. 2023[citado 9 nov 2023]; S0828-282X(23)01735-X. doi: 10.1016/j.cjca.2023.09.020.

10 noviembre 2023 | Fuente: HealthDay| Tomado de Noticias de salud

enfermedades cronicasA medida que envejecemos, aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos neurodegenerativos.

Las personas que tienen una edad biológica superior a su edad cronológica real presentan un riesgo significativamente mayor de sufrir ictus y demencia, especialmente demencia vascular, según un estudio del Instituto Karolinska de Suecia publicado en el ´Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry´.

El estudio, dirigido por Sara Hägg, profesora asociada, y Jonathan Mak, estudiante de doctorado del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska, muestra que el mayor riesgo persiste incluso si se tienen en cuenta otros factores de riesgo como la genética, el estilo de vida y la socioeconomía.

A medida que envejecemos, aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos neurodegenerativos. Tradicionalmente, los investigadores se han basado en la edad cronológica -el número de años que lleva viva una persona- como medida aproximada de la edad biológica. «Pero como las personas envejecen a ritmos diferentes, la edad cronológica es una medida bastante imprecisa«, puntualiza Sara Hägg.

Para medir la edad biológica y su relación con las enfermedades, los investigadores utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido. Estudiaron una cohorte de 325.000 personas que tenían entre 40 y 70 años en el momento de la primera medición.

La edad biológica se calculó a partir de 18 biomarcadores, como los lípidos en sangre, la glucemia, la presión arterial, la función pulmonar y el IMC. A continuación, los investigadores estudiaron la relación entre estos biomarcadores y el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como demencia, ictus, ELA y enfermedad de Parkinson en un periodo de nueve años.

En comparación con la edad cronológica real, la edad biológica elevada se relacionó con un riesgo significativamente mayor de demencia, sobre todo vascular, e ictus isquémico (es decir, coágulo de sangre en el cerebro). «Si la edad biológica de una persona es cinco años superior a su edad real, la persona tiene un riesgo un 40% mayor de desarrollar demencia vascular o sufrir un ictus«, afirma Mak.

Al tratarse de un estudio observacional, no pueden establecerse relaciones causales. Sin embargo, los resultados indican que, si se ralentizan los procesos de envejecimiento del organismo en función de los biomarcadores medidos, puede ser posible reducir o retrasar la aparición de enfermedades. «Varios de los valores pueden influirse mediante el estilo de vida y la medicación«, añade Hägg.

Los resultados son especialmente interesantes porque el estudio incluyó a un grupo muy

amplio de personas. Esto permite desglosar el material en fragmentos más pequeños y captar diagnósticos menos comunes, como la ELA.

El riesgo de desarrollar ELA también aumenta con la edad biológica. Sin embargo, no se observó tal aumento del riesgo en el caso de la enfermedad de Parkinson. «Ya sabemos que la enfermedad de Parkinson es un poco única también en otros contextos, por ejemplo, cuando se trata de fumar«, dice Sara Hägg.

Los investigadores ahora investigarán la conexión entre la edad biológica y otras enfermedades como el cáncer.

8 noviembre 2023|Fuente: IM Médico

corazónLa cardiomiopatía arritmogénica es una enfermedad incurable del músculo cardíaco a la que se atribuyen hasta un 20 por ciento de las muertes súbitas documentadas en atletas.

Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha descubierto un posible tratamiento para una enfermedad que causa la muerte de deportistas de élite sin preaviso, la cardiomiopatía arritmogénica, una enfermedad incurable del músculo cardíaco a la que se atribuyen hasta un 20 por ciento de las muertes súbitas documentadas en atletas.

El estudio, dirigido por el doctor Juan A. Bernal, director de la Unidad de Vectores Virales del CNIC, y publicado en la revista ´Nature Communications´, ha descubierto un tratamiento para recuperar la capacidad de contracción del músculo cardíaco en modelos de cardiomiopatía arritmogénica.

Dos componentes patológicos principales caracterizan la cardiomiopatía arritmogénica; por un lado, los problemas de contracción cardíaca, y, por otro, arritmias ventriculares malignas. Como consecuencia, estos pacientes pueden sufrir eventos adversos como sincopes o incluso muerte súbita, frecuentemente asociados a episodios de ejercicio extremo.

Estudiando mutaciones en la proteína Placofilina-2 (PKP2), que provocan esta afección, han descrito por primera vez una función desconocida hasta el momento de la proteína PKP2 que controla la unión funcional de las células musculares del corazón.

Como comenta el investigador responsable de la publicación, Juan A. Bernal, «nuestro trabajo se centra en estudiar el problema muscular del corazón en esta enfermedad. Hacerlo nos ha permitido entender por qué las células musculares del corazón no se contraen adecuadamente y, además, cómo solucionarlo. Entender el funcionamiento de esta patología es esencial para desarrollar nuevos tratamientos inexistentes hasta la fecha».

Hasta el momento se han descrito más de 350 mutaciones en la proteína PKP2, «pero no sabemos cuáles de ellas son patológicas, y si lo son, si serán más o menos agresivas», asegura el investigador del CNIC. Lo que sí sabemos, desde hace unos años, «es que el ejercicio extremo acelera el desarrollo de la enfermedad», como ya demostró el grupo del doctor Bernal hace unos años.

Aunque se está lejos de entender completamente las bases moleculares de esta afección, este trabajo identifica un grupo de mutantes que siempre se asocian con problemas contráctiles graves y que responden al tratamiento farmacológico con un activador de las miosinas reguladoras, el 4-hidroxiacetofenona (4-HAP).

«Los resultados son una prueba de concepto que demuestra que generar un atlas completo de todas las mutaciones de PKP2 y poder categorizar qué pacientes son susceptibles de sufrir un síncope o una muerte súbita, es posible, y que casos como el de Antonio Puerta, podrían ser evitables en el futuro», enfatiza la doctora Nieves García-Quintáns, primera autora de la publicación.

«Nuestro trabajo en busca de tratamientos para esta terrible enfermedad, que se ceba con jóvenes deportistas, no hubiera sido posible sin la aportación público-privada del CNIC, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Fundación Bancaria «la Caixa», o la Cátedra Real Madrid-Universidad Europea. Y si cualquier club quiere ficharnos y continuar colaborando con nosotros en estas investigaciones, escuchamos ofertas», añade Bernal.

Referencia

 García-Quintáns N, Sacristán S, Márquez-López C, Sánchez Ramos C, Martinez de Benito F, Siniscalco D, et al. MYH10 activation rescues contractile defects in arrhythmogenic cardiomyopathy (ACM). Nat Commun[Internet].2023[citado 23 oct 2023]; 6461. https://doi.org/10.1038/s41467-023-41981-5

24 octubre 2023| Fuente: IMMedico| Tomado de Noticia Atención Primaria| Cardiología

enfermedad cardiovascularLos autores recuerdan que investigaciones anteriores también han asociado el uso de hormonas como la testosterona con un mayor riesgo cardiovascular.

La evidencia científica de que los hombres y las mujeres trans enfrentan tasas más altas de enfermedades cardiovasculares continúa en aumento, informó la doctora Dorte Glintborg, del Departamento de Endocrinología en el Hospital Universitario de Odense (Dinamarca), en la reciente reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes.

Enfermedades cardiovasculares en la población trans

Un estudio de Glintborg y sus colegas, recientemente publicado en The European Journal of Endocrinology, demostró que en comparación con las personas cisgénero (conformes con su sexo biológico), los hombres y mujeres transgénero tenían un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Para ello, los científicos utilizaron registros sanitarios daneses para acceder a los resultados cardiovasculares de un grupo de estudio que incluyó a 1 270 hombres transgénero (mujeres al nacer) y 1 401 mujeres transgénero (hombres al nacer), cuyos datos se compararon con una población control de 26 710 personas cisgénero.

Así, los hombres transgénero tenían un riesgo 2,2 veces mayor de sufrir enfermedades cardiovasculares en comparación con los hombres de control y un riesgo 63 % mayor en comparación con las mujeres de control. Por su parte las mujeres transgénero tenían un 93 % más de riesgo de sufrir cualquier enfermedad cardiovascular en comparación con los hombres de control, y un 73 % más de riesgo en comparación con las mujeres de control.

Las posibles causas

Los investigadores concluyeron que la exposición a la terapia hormonal de afirmación de género (GAHT, por sus siglas en inglés) podría contribuir al elevado riesgo cardiovascular en hombres transgénero. En este sentido, recordaron que investigaciones anteriores también han asociado el uso de hormonas como la testosterona con un mayor riesgo cardiovascular.

Sin embargo, en mujeres transgénero, el uso de GAHT (estrógeno en combinación con un bloqueador de testosterona) no pudo explicar el aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Al respecto, los autores consideran que «los estudios futuros podrán aportar más conocimientos sobre los mecanismos de mayor riesgo cardiovascular en hombres y mujeres transgénero».

Glintborg cree que existen algunos beneficios de la terapia hormonal de reafirmación de género en relación con la salud mental que podrían compensar los efectos negativos sobre los marcadores cardiovasculares, debido a su efecto en la disminución del estrés causado por ser parte de este grupo minoritario. Asimismo, señala que los médicos deben discutir con sus pacientes transgénero «la importancia de la actividad física, evitar el aumento de peso y dejar o evitar fumar».

Referencia

Dorte Glintborg, Guy T’Sjoen, Pernille Ravn, Marianne Skovsager Andersen, MANAGEMENT OF ENDOCRINE DISEASE: Optimal feminizing hormone treatment in transgender people, European Journal of Endocrinology[Internet].2021[citado 9 0ct 2023]; 185(2): R49–R63, https://doi.org/10.1530/EJE-21-0059

10 octubre 2023 | Fuente: esrt.press| Tomado de Actualidad

Dieta-vegetariana-durante-el-embarazoLas mujeres embarazadas que tenían una mayor adherencia a una dieta de estilo mediterráneo tuvieron un menor riesgo de preeclampsia, según los resultados de un nuevo estudio.[1]

«Al ser un estudio observacional, obviamente tiene limitaciones que deben tenerse en cuenta, pero estos resultados se basan en otra evidencia de que la dieta mediterránea reduce el riesgo cardiovascular y se extienden esos hallazgos al embarazo, ya que la preeclampsia es un resultado cardiovascular», compartió el autor principal, el Dr. Noel Mueller, Ph. D., profesor asociado de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, en Baltimore, Estados Unidos a Medscape Noticias Médicas.

El estudio se publicó en versión electrónica el 20 de abril en Journal of the American Heart Association.[1]

Los autores señalaron que la preeclampsia, caracterizada por una variedad de síntomas que incluyen hipertensiónproteinuria y disfunción de órganos diana, es un trastorno que ocurre en hasta 5% a 10% de todas las mujeres embarazadas en todo el mundo y es más frecuente en mujeres de raza negra. Es una de las principales causas de morbilidad materna y fetal y aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular a largo plazo, incluida la hipertensión crónica, la enfermedad de las arterias coronarias, el ictus isquémico y la insuficiencia cardiaca.

Los niños nacidos de madres con preeclampsia también tienen un riesgo elevado de tener presión arterial más alta y otros parámetros cardiometabólicos anormales.

Apuntaron que múltiples estudios han demostrado el beneficio de la dieta mediterránea, caracterizada principalmente por un alto consumo de verduras, frutas y grasas no saturadas, en la reducción del riesgo cardiovascular en la población no embarazada. El estudio actual se realizó para investigar si los beneficios también podrían verse en mujeres embarazadas con una reducción del riesgo de preeclampsia.

Para el estudio, que utilizó datos de la Boston Birth Cohort, se obtuvieron datos sociodemográficos y dietéticos maternos de 8.507 mujeres a través de entrevistas y cuestionarios de frecuencia de alimentos dentro de las 24 a 72 horas posteriores al parto. Se calculó una puntuación de dieta de estilo mediterráneo a partir del cuestionario de frecuencia de alimentos. La información clínica adicional, incluidos los diagnósticos médicos de condiciones preexistentes y preeclampsia, se obtuvo de los registros médicos.

De las mujeres de la muestra, 848 desarrollaron preeclampsia, de las cuales 47% eran de raza negra y 28%, hispana.

Después del ajuste multivariable, la mayor adherencia a una dieta de estilo mediterráneo se asoció con menores probabilidades de desarrollar preeclampsia (odds ratio [OR] ajustado comparando el tercil 3 con el tercil 1: 0,78; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,64 a 0,96).

Un análisis de subgrupos de mujeres negras demostró un beneficio similar con un OR ajustado que comparó el tercil 3 con el tercil 1 de 0,74 (IC 95%: 0,76 a 0,96).

En esta cohorte diversa racial y étnicamente, las mujeres que se adhirieron más a una dieta de estilo mediterráneo durante el embarazo tuvieron una reducción de más de 20% en la probabilidad de desarrollar preeclampsia, después de ajustar los posibles factores de confusión. Además, la evidencia del efecto protector de una dieta de estilo mediterráneo contra las probabilidades de desarrollar preeclampsia permaneció presente en un análisis de subgrupos de mujeres de raza negra», concluyeron los investigadores.

Cuando se le preguntó si esto sería suficiente evidencia para recomendar una dieta mediterránea a las mujeres embarazadas, el Dr. Mueller dijo que las organizaciones que emiten pautas dietéticas probablemente requieran la replicación de estos resultados y también posiblemente un estudio aleatorizado en un grupo de población diverso antes de recomendar tal dieta.

«Eso es algo que nos gustaría hacer, pero requerirá tiempo y dinero», agregó.

La autora principal del estudio, la Dra. Anum Minhas, de la Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore, Estados Unidos, comentó que, mientras tanto, recomendaría una dieta mediterránea a sus pacientes embarazadas.

«La dieta mediterránea es una forma muy saludable de comer. No veo ningún inconveniente en seguir una dieta de este tipo durante el embarazo, especialmente para las mujeres de alto riesgo, las que tienen obesidad, hipertensión o diabetes gestacional, y es probable que existan otros beneficios potenciales como reducción del aumento de peso y reducción de la diabetes gestacional», añadió.

El Dr. Mueller dijo que apreciaba este enfoque pragmático. «A veces puede haber dudas sobre hacer recomendaciones a partir de estudios observacionales, pero la alternativa a recomendar esta dieta es no hacer recomendaciones sobre la dieta o recomendar una dieta alternativa», dijo. «La dieta mediterránea o la dieta DASH, que es bastante similar, han mostrado por mucho la mayor evidencia de cardioprotección entre todas las dietas. Se ha demostrado que reducen la presión arterial y los lípidos y mejoran el riesgo cardiovascular, y creo que ahora podemos asumir que eso probablemente se extienda al embarazo. Me siento cómodo con recomendar esta dieta a las mujeres embarazadas».

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Pero añadió: «Habiendo dicho eso, todavía se necesita un estudio aleatorizado en el embarazo. Creemos que funciona, pero hasta que no tengamos un ensayo aleatorizado no lo sabremos con seguridad y no sabremos qué tanto beneficio podemos obtener».

Comentando el estudio para Medscape Noticias Médicas, la Dra. JoAnn Manson, jefa de la división de Medicina Preventiva en el Brigham and Women’s Hospital, en Boston, Estados Unidos, señaló que este tipo de estudio observacional es importante para la generación de hipótesis, pero no puede probar las relaciones de causa y efecto.

«La evidencia es lo suficientemente prometedora», indicó la Dra. Manson, que no participó en este estudio. Pero añadió que, para seguir adelante, se necesitaría un ensayo aleatorizado en mujeres con un riesgo elevado de preeclampsia, comenzando al principio del embarazo, o incluso antes.

«Mientras tanto», anotó, «se podrían aprovechar varias cohortes a gran escala para observar una evaluación de la dieta antes o durante el embarazo y ver si este patrón dietético se asocia prospectivamente con un menor riesgo de preeclampsia».

«Con más datos de apoyo, y en vista de la seguridad de la dieta y los beneficios cardiovasculares generales, podría convertirse en una herramienta importante para prevenir resultados adversos en el embarazo».

El estudio Boston Birth Cohort fue apoyado en parte por subvenciones de March of Dimes, National Institutes of Health y Health Resources and Services Administration of the US Department of Health and Human Services. Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Referencia

Minhas AS, Hong X, Wang G, Keun Rhee D, Liu T, Zhang M, Michos ED, et al. Mediterranean‐Style Diet and Risk of Preeclampsia by Race in the Boston Birth Cohort. JAHA[Internet]. 2022[citado  6 oct 2023];11:e022589. https://doi.org/10.1161/JAHA.121.022589

 

7 octubre 2023| Fuente: Medscape|Tomado de | Noticias y Perspectivas | Medscape Noticias Médicas

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