DemenciaCada duplicación de los niveles de triglicéridos se asocia con un riesgo 18% menor de desarrollar demencia personas de mayor edad, pero no es probatoria de prevención.

Poblaciones de mayor edad que presentan niveles más elevados de triglicéridos podrían tener un menor riesgo de demencia y un proceso de deterioro cognitivo más lento en el tiempo en comparación con las personas de más edad que tienen niveles más bajos, según los datos de una nueva investigación que acaba de publicarse en Neurology. Sin embargo, aunque el estudio ha encontrado un vínculo, no prueba que niveles más altos de triglicéridos prevengan la demencia.

Los triglicéridos, ácidos grasos que suponen el tipo de grasa más común en sangre, constituyen hasta el 95 % de las grasas de la dieta, que son la principal fuente de energía del cerebro.

Predictor útil en este subgrupo

Según el principal autor del trabajo, Zhen Zhou, profesor de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia, los niveles más altos de triglicéridos pueden reflejar una mejor salud general y comportamientos de estilo de vida que protegerían contra la demencia. Los datos de sus hallazgos sugieren que «los niveles de triglicéridos pueden servir como un predictor útil del riesgo de demencia y deterioro cognitivo en poblaciones de mayor edad».

Con datos de asistencia médica se identificaron 18 294 personas con una edad promedio de 75 años que no tenían un diagnóstico previo de enfermedad de Alzheimer o demencia. Los participantes fueron seguidos durante un promedio de seis años, tiempo durante el que 823 personas desarrollaron demencia.

Se analizaron anualmente las mediciones de colesterol total, triglicéridos, colesterol de lipoproteínas de baja densidad (c-LDL) y colesterol de lipoproteínas de alta densidad (c-HDL).

Asimismo, los investigadores dividieron a los participantes en cuatro grupos según los niveles de triglicéridos en ayunas. Del grupo total, el promedio de triglicéridos fue de 106 miligramos por decilitro (mg/dL). Para los adultos, un nivel normal o saludable de triglicéridos es inferior a 150 mg/dL.

Después de ajustar las variables que podrían afectar el riesgo de demencia, incluida la educación y los tratamientos con hipolipemiantes, los profesionales encontraron que cada duplicación de los niveles de triglicéridos se asociaba con un riesgo 18 % menor de desarrollar demencia.

El grupo de triglicéridos más bajos tenía niveles de menos de 62 mg/dL. El segundo grupo tenía niveles de 63 a 106 mg/dL. En comparación con el grupo más bajo, el segundo grupo tenía un 15% menos de probabilidades de desarrollar demencia. El tercer grupo tenía niveles de 107 a 186 mg/dL. En comparación con el grupo más bajo, tenían un 24 % menos de probabilidades de desarrollar demencia. El cuarto grupo tenía niveles de 187 mg/dL o más. En comparación con el grupo más bajo, tenían un 36 % menos de probabilidades de desarrollar demencia.

De las 1.416 personas del grupo con triglicéridos más bajos, 82 personas (el 6 %), desarrollaron demencia y de las 7.449 del segundo grupo, 358 personas (el 5 %), la desarrollaron. De las 7 312 que componían el tercer grupo, 310 (el 4 %), evolucionaron a demencia. Por último, desarrolló demencia el 3 %, 73 personas, del cuarto grupo compuesto por 2 117 personas.

Tener triglicéridos elevados entre ingestas aumenta el deterioro cardiovascular

El riesgo de los triglicéridos es más elevado en mujeres

La actividad del tejido adiposo marrón controla el metabolismo de las lipoproteínas ricas en triglicéridos

Los investigadores también validaron sus resultados en otro conjunto de datos compuesto por 68 200 personas mayores del Reino Unido. Entre ellas, 2 778 personas desarrollaron demencia en un tiempo promedio de 12 años, observándose  un resultado consistente que muestra una reducción del 17 % en el riesgo de demencia con cada duplicación de los niveles de triglicéridos.

El trabajo también ha detectado que los niveles más altos de triglicéridos se asociaban con una más lenta disminución en la cognición compuesta; un resultado combinado de pruebas de función global, velocidad psicomotora, lenguaje y función ejecutiva y memoria a lo largo del tiempo.

Una limitación del estudio, apoyado por el Real Colegio Australiano de Médicos Generales y la Fundación de Investigación HCF, fue que solo se observó a personas de 65 años o más que inicialmente no tenían problemas cognitivos, por lo que «los hallazgos no son generalizables a otras poblaciones», considera Zhou, que especifica que  necesitan estudios futuros para investigar si «componentes específicos de los triglicéridos pueden promover una mejor función cognitiva, con la esperanza de desarrollar nuevas estrategias preventivas».

Referencia

Zhou Z, Ryan J, Tonkin AM, Zoungas S, Lacaze P, Wolfe R, et al. Association Between Triglycerides and Risk of Dementia in Community-Dwelling Older Adults: A Prospective Cohort Study. Neurology[Internet]. 2023[citado 29 oct 2023]. 10.1212/WNL.0000000000207923; DOI: 10.1212/WNL.0000000000207923

30 octubre 2023 | Fuente: Diario Médico| Tomado de Neurología

octubre 30, 2023 | gleidishurtado | Filed under: alzheimer, Demencia, Enfermedad de Alzheimer | Etiquetas: , , , |

dieta-mediterraneaLas mujeres que en la mediana edad (40-60 años) siguen dietas saludables son menos propensas a presentar pérdida de memoria y otros deterioros cognitivos en la vejez, según un estudio basado en el seguimiento médico de más de 5.000 mujeres durante 30 años, y que hoy publica la revista científica Alzheimer’s & Dementia.

La investigación, dirigida por científicos de las facultades de medicina de la Universidad de Nueva York y de Columbia, concluye que la modificación del estilo de vida de las mujeres en la mediana edad -con dietas en las que abunden alimentos vegetales ricos en potasio, calcio y magnesio, y haya una mínima cantidad de grasas saturadas, sodio y azúcar- repercute en una mejora de la función cognitiva a partir de los 60 años.

Los científicos han analizado los datos de 5 116 mujeres de las más de 14 000 inscritas en el Estudio de Salud de la Mujer de la Universidad de Nueva York, uno de los más antiguos de este tipo que examina el impacto del estilo de vida y otros factores en el desarrollo de los cánceres más comunes entre las mujeres, así como otras enfermedades crónicas. En su análisis, tomaron como referencia los datos que las participantes dieron sobre su alimentación en cuestionarios llevados a cabo entre 1985 y 1991, cuando se inscribieron en el estudio y tenían, de media, 49 años. La salud de las participantes fue seguida durante más de 30 años (edad media de 79 años), con especial atención a cualquier deterioro cognitivo sufrido cuando se iban haciendo mayores.

Entre otros, realizaron un cuestionario con seis preguntas médicas estándar que son indicativas de un posterior deterioro cognitivo leve, que desemboca en demencia; y que abordan las dificultades para recordar acontecimientos recientes o listas de la compra, comprender instrucciones orales, conversaciones en grupo, o moverse por calles conocidas. En el resultado se vio un detalle significativo: las mujeres que llevaron una dieta más sana de jóvenes, eran un 17 % menos propensas a manifestar deterioro cognitivo de mayores. ‘Tras más de 30 años de seguimiento, hemos visto que cuanto mayor es la prevalencia de una dieta saludable en la mediana edad, menor es la probabilidad de que las mujeres presenten problemas cognitivos mucho más adelante’, señala el autor principal, Yu Chen, investigador y profesor de la Universidad de Nueva York en un comunicado difundido por la revista.

‘Nuestros datos sugieren que es importante llevar una dieta sana siempre, pero especialmente crítico a partir de los cuarenta años para prevenir el deterioro cognitivo en la vejez’, ha añadido el investigador. Aunque habría que realizar más estudios en distintos grupos raciales y étnicos para determinar si los resultados del estudio son generalizables a toda la población, hay investigaciones previstas que ya han demostrado que la hipertensión causada por malos hábitos de alimentación, sobre todo en la mediana edad, supone un factor de riesgo importante en el deterioro cognitivo y demencia en la vejez.

Referencia:

Song Y, Wu F, Sharma S, Clendenen TV, Aldana SI, Afanasyera Y, et al. Mid-life adherence to the Dietary Approaches to Stop Hypertension (DASH) diet and late-life subjective cognitive complaints in women. Alzheimer’s Dement[Internet]. 2023[citado 21 oct 2023]; 1-13.  doi: 10.1002/alz.13468.

Fuente: Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

obesidadUn estudio del Institut d’Investigació Biomèdica de Girona Dr. Josep Trueta (IDIBGI) ha descubierto que existe una relación entre el tejido graso y la función cognitiva cerebral. El artículo, publicado en Science Advances, identifica varios genes que regulan la cognición cerebral en función de cómo se expresan en el tejido graso, una asociación desconocida hasta ahora.

El estudio se ha centrado en una decena de genes que se expresan de forma diferencial según la función cognitiva, en la que se incluyen capacidades como la memoria y el aprendizaje. Los autores consideran que sus resultados podrían abrir la puerta, en un futuro, a encontrar nuevas vías terapéuticas que permitan mejorar la función cognitiva cerebral modificando la expresión del gen en el tejido graso.

Para investigarlo, el equipo ha llevado a cabo pruebas en unas 80 personas, conjuntamente con estudios en ratones y moscas, confirmando que existía una asociación similar entre los mismos genes en el tejido adiposo y la cognición en los tres modelos. Así, se comprobó que la mala expresión dirigida de genes candidatos ortólogos en el cuerpo graso de la mosca drosophila alteró significativamente la memoria y el aprendizaje de las moscas, que la regulación a la baja del gen SLC18A2, asociado al ciclo de liberación de neurotransmisores, mejoró las capacidades cognitivas en la drosophila y en ratones, y que la regulación al alza de RIMS1 en el cuerpo graso de drosophila mejoró las capacidades cognitivas.

Referencia

Oliveras-Cañellas N, Castells Nobau A, Vega Correa L de la, Latorre Luque J, Motger Albertí A, Arnoriaga Rodriguez M, et al. Adipose tissue coregulates cognitive function. Sci Adv [Internet].2023[citado 5 oct 2023]; 9(32). DOI:10.1126/sciadv.adg4017

6 octubre 2023 |Fuente: Neurología.com| Tomado de Noticia

octubre 6, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Neurociencia básica, Neurología, Neuropediatría | Etiquetas: , , , |

Un grupo de investigadores de Costa Rica, Colombia, México y España sintetizó la evidencia existente acerca de los papeles del ejercicio y la microbiota intestinal en la neurodegeneración y encontró lo siguiente:[1]

  • La microbiota intestinal afecta los cambios metabólicos en enfermedades neurológicas, mientras que el ejercicio beneficia la salud cerebral y la función cognitiva, posiblemente retrasando trastornos neurológicos graves.

ejercicio degeneratico1¿Por qué es importante este estudio?

A pesar de la asignación de recursos significativos para estudiar la influencia de la relación entre el ejercicio y la microbiota intestinal en enfermedades neurológicas, aún persiste incertidumbre en cuanto a la conexión específica entre la microbiota intestinal y el ejercicio en el contexto de la salud cerebral. El propósito de este estudio fue aclarar esta interacción y promover un enfoque integral en la atención médica.

Metodología

Se realizó una revisión narrativa que abarcó el periodo de 2013 a 2023.

Resultados principales

  • El ejercicio físico reduce la inflamación y mejora la respuesta inmune. Al hacer ejercicio se producen exerquinas, que mejoran la salud cardiovascular, el metabolismo, la respuesta inmunológica y el bienestar neurológico. Además, se aumenta la producción de interleucinas antiinflamatorias (p. ej, interleucina-10) y se reduce la producción de interleucinas proinflamatorias (p. ej., interleucina-6), disminuyendo así la inflamación en el cuerpo y mejorando la respuesta inmunológica.
  • El ejercicio físico modula la microbiota intestinal a través del lactato, influyendo en la diversidad y composición bacteriana. La actividad física regular aumenta firmicutes y actinobacteria, junto con bacterias productoras de butirato y enzimas antioxidantes, mientras reduce las bacterias proinflamatorias promoviendo la salud intestinal. Estos beneficios se extienden a personas con enfermedades crónicas, disminuyendo la inflamación sistémica y los síntomas de la enfermedad.

El ejercicio puede aumentar la expresión de transportadores de lactato en el músculo y el intestino mejorando la absorción de productos metabólicos beneficiosos, como los ácidos grasos de cadena corta producidos por las bacterias intestinales.

El ejercicio físico como neuromodulador: el entrenamiento de resistencia aumenta las endorfinas y endocannabinoides, reduciendo ansiedad, trastornos del sueño y depresión, mientras que eleva los niveles de serotonina y dopamina, mejorando la cognición y retrasando respuestas neurodegenerativas. El ejercicio cardiovascular mejora las habilidades cognitivas y neurológicas en adultos sanos y con limitaciones cognitivas.

  • El papel de la microbiota en el deterioro cognitivo: se ha encontrado una correlación entre la desregulación de la microbiota intestinal y diversos trastornos neurodegenerativos, como enfermedad de Parkinsonenfermedad de Alzheimer y esclerosis múltiple.
  • El ejercicio físico tiene lugar en los síntomas motores, el equilibrio y la calidad de vida en pacientes con enfermedad de Parkinson. A la par, en Alzheimer resulta benéfico en deterioro neurocognitivo leve y el ejercicio cardiovascular puede r
  • educir prevalencia, morbilidad y mortalidad y disminuir la velocidad de deterioro cognitivo. A largo plazo los programas de ejercicio pueden prevenir los factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer, mejorar el flujo sanguíneo, aumentar el volumen del hipocampo y mejorar la neurogénesis. En la esclerosis múltiple se han utilizado diversas modalidades de ejercicio (p. ej., cardiovascular, de fuerza y de intervalos) y se ha demostrado que pueden ayudar a mitigar el deterioro en la movilidad al caminar y reducir la progresión de la enfermedad. Además el ejercicio físico puede prevenir el deterioro cognitivo, que predice la discapacidad física posterior en esclerosis múltiple. El papel del ejercicio en el tratamiento de la esclerosis lateral amiotrófica es controversial, pero cuando se implementa tempranamente en la enfermedad puede ayudar a mejorar la función motora y aumentar la independencia.
  • Limitaciones

El estudio presenta ciertas limitaciones en términos de exhaustividad y la selección de artículos al no seguir la metodología de una revisión sistemática.

Conclusiones

Se destaca la importancia de incluir estrategias multimodales que incluyan ejercicio, dieta, higiene del sueño y terapia psicológica como parte integral de las estrategias de tratamiento y gestión de enfermedades degenerativas.

Asimismo, los hallazgos resaltan la necesidad de investigaciones futuras en este campo. Además, los profesionales de la salud pueden considerar prescribir programas de ejercicio personalizados para sus pacientes, teniendo en cuenta sus necesidades y capacidades individuales.

Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

 Referencia

 Rojas-Valverde D, Bonilla DA, Gómez-Miranda LM, Calleja-Núñez JJ, Arias N, Martínez Guardado I. Examining the Interaction between Exercise, Gut Microbiota, and Neurodegeneration: Future Research Directions. Biomedicines. 2023;11(8):2267. Dio: 10.3390/biomedicines11082267. PMID: 37626763.

https://www.mdpi.com/2227-9059/11/8/2267

11/09/2023

Fuente:( Medscape,com) Tomado de  Noticias y Perspectivas     Copyright © 1994-2023 by WebMD 

Un inquietante hallazgo relacionó la mala higiene dental con la disminución del volumen cerebral y el deterioro cognitivo.

higiene bucalA pesar de limitaciones, el estudio aporta pruebas convincentes de que mantener una buena higiene bucal podría protegernos de enfermedades cerebrales.

Son variadas las razones por las que siempre se nos ha instado a mantener una rutina constante de higiene dental. Ejemplos de esto son la eliminación del aliento matutino desagradable o la prevención de la pérdida de dientes con el paso de los años. Sin embargo, resulta sorprendente considerar que existen motivos aún más serios para mantener una higiene bucal rigurosa. Y es que un reciente estudio ha llegado a la conclusión de que no solamente se trata de cuidar nuestras encías, sino que también el estado de nuestro cerebro podría estar en juego debido a una mala higiene dental.

Así, investigadores japoneses detrás de este estudio, publicado en la revista Neurology, afiliada a la Academia Americana de Neurología, han establecido una correlación entre las enfermedades de las encías y la pérdida de dientes con una disminución en el volumen del hipocampo, una región cerebral fundamental para la memoria y que tiende a deteriorarse en personas que padecen Alzheimer.

Perder dientes sería más beneficioso

Sorprendentemente, los resultados plantean la posibilidad de que, en determinados casos, podría ser más beneficioso perder dientes afectados por enfermedades que amenazan la salud de las encías, con el fin de proteger tanto la integridad de las encías como la del cerebro.

Aun así, los investigadores subrayan que el estudio no establece una conexión directa entre las enfermedades periodontales o la pérdida de dientes y el desarrollo del Alzheimer, sino que ha identificado una asociación entre ellos.

Los científicos encontraron que los cambios en el hipocampo izquierdo del cerebro estaban relacionados con el número de dientes y la extensión de las enfermedades periodontales. Los científicos encontraron que los cambios en el hipocampo izquierdo del cerebro estaban relacionados con el número de dientes y la extensión de las enfermedades periodontales.

«Estos resultados ponen de relieve la importancia de preservar la salud de los dientes y no solo conservarlos», afirma el dentista geriátrico Satoshi Yamaguchi, de la Universidad de Tohoku, en Sendai, Japón.

«La pérdida de dientes y la enfermedad de las encías, que es una inflamación del tejido que rodea los dientes que puede causar la contracción de las encías y el aflojamiento de los dientes, son muy comunes, por lo que la evaluación de un posible vínculo con la demencia es increíblemente importante», agregó Yamaguchi.

De acuerdo con declaraciones de Yamaguchi a Newsweek, estudios anteriores han demostrado que la inflamación periférica crónica puede aumentar el riesgo de demencia y progresar la atrofia del hipocampo, es decir, lo que se traduce en un encogimiento del cerebro. Además, agrega el investigador, se ha planteado la posibilidad de que los microorganismos involucrados en las enfermedades periodontales puedan acceder al cerebro y dañar el tejido nervioso.

El estudio se realizó en una región específica de Japón y contó con la participación de 172 individuos, con un promedio de edad de 67 años y sin problemas de memoria al inicio del estudio. Los participantes fueron sometidos a exámenes dentales, pruebas de memoria y escáneres cerebrales tanto al inicio del estudio como cuatro años después.

Los investigadores evaluaron el número de dientes de cada participante y la presencia de enfermedades de las encías mediante mediciones de la profundidad de sondaje periodontal.

Cambios en el hipocampo izquierdo del cerebro

En resumen, un menor número de dientes y una mayor enfermedad periodontal se asociaron con un encogimiento más rápido del hipocampo izquierdo. Esta relación se manifestó tanto en casos de enfermedad periodontal leve como grave, lo que sugiere que controlar y tratar estas afecciones podría tener un impacto positivo en la salud cerebral.

«Los hallazgos sugieren que conservar los dientes con enfermedad grave de las encías está asociado con la atrofia cerebral. Es crucial controlar la progresión de la enfermedad de las encías mediante visitas periódicas al dentista, y puede ser necesario extraer los dientes con enfermedad grave de las encías y sustituirlos por prótesis adecuadas», aseguró Yamaguchi.

Fuente: DW

Referencia: Satoshi Yamaguchi, Takahisa Murakami, Michihiro Satoh, Takamasa Komiyama, Takashi Ohi, Yoshitada Miyoshi, Kosei Endo, Takako Hiratsuka, Azusa Hara, Yukako Tatsumi, Tomoko Totsune, Kei Asayama, Masahiro Kikuya, Kyoko Nomura, Atsushi Hozawa, Hirohito Metoki, Yutaka Imai, Makoto Watanabe, Takayoshi Ohkubo, Yoshinori Hattori. Associations of Dental Health With the Progression of Hippocampal Atrophy in Community-Dwelling Individuals: The Ohasama Study. Neurology Jul 2023, 10.1212/WNL.0000000000207579; DOI: 10.1212/WNL.0000000000207579

https://n.neurology.org/content/early/2023/07/05/WNL.0000000000207579

 

mujer-con-depresion-postparto

Los adultos con depresión tienen más del doble de riesgo de desarrollar demencia y esto persiste independientemente de cuándo se diagnostique la depresión en la vida, según muestra un estudio grande basado en la población.[1]

El hecho de que la asociación entre la depresión y la demencia persistiera incluso entre las personas a las que se les diagnosticó depresión por primera vez a una edad temprana o mediana proporciona «fuerte evidencia de que la depresión no solo es un síntoma temprano de la demencia, sino que también aumenta su riesgo», dijo a Medscape Noticias Médicas la investigadora del estudio, Dra. Holly Elser, Ph. D., epidemióloga y médica residente de la University of Pennsylvania, en Filadelfia, Estados Unidos.

El estudio fue publicado en versión electrónica el 24 de julio en JAMA Neurology.[1]

Duplica el riesgo

Varios estudios previos que han examinado la relación entre la depresión y la demencia a lo largo de la vida han demostrado consistentemente que la depresión más adelante en la vida está asociada con la demencia subsiguiente.

«En general, se piensa que la depresión en la vejez es un síntoma temprano de demencia o una reacción al deterioro cognitivo subclínico», explicó la Dra. Elser.

Los investigadores querían examinar si la asociación entre la depresión y la demencia persiste incluso cuando la depresión se diagnostica antes en la vida, lo que podría sugerir que aumenta el riesgo de demencia.

«Hasta donde yo sé, el nuestro es el estudio más grande sobre este tema hasta la fecha, pues aprovecha los datos recopilados de forma rutinaria y prospectiva de más de 1,4 millones de ciudadanos daneses seguidos desde 1977 hasta 2018″, señaló la Dra. Elser.

La cohorte contó con 246.499 personas diagnosticadas con depresión y 1.190.302 personas sin depresión.

En ambos grupos, la mediana de edad rondaba los 50 años y 65% eran mujeres. Aproximadamente dos tercios (68%) de los diagnosticados con depresión recibieron su diagnóstico antes de los 60 años.

En los modelos de regresión de riesgos proporcionales de Cox, el riesgo general de demencia se duplicó con creces en las personas diagnosticadas con depresión (hazard ratio [HR]: 2,41). El riesgo de demencia con depresión fue más pronunciado para los hombres (HR: 2,98) que para las mujeres (HR: 2,21).

Esta asociación persistió incluso cuando el tiempo transcurrido desde el diagnóstico de depresión fue de 20 a 39 años (HR: 1,79) y si la depresión se diagnosticó en la vida temprana (18 a 44 años: HR, 3,08), en la edad media (45 a 59 años: HR, 2,95), o en la tercera edad (≥60 años: HR, 2,31).

Fuente: Elser H, Horváth-Puhó E, Gradus JL, Smith ML, y cols. JAMA Neurol. 24 Jul 2023:e232309. doi: 10.1001/jamaneurol.2023.2309. PMID: 37486689; PMCID. Fuente

 

 

8 de agosto de 2023.  Medscape

agosto 9, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Demencia, Problemas de Salud | Etiquetas: , , , , , |

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