nov
6
Las manifestaciones urológicas y complicaciones de la hiperplasia prostática benigna podrían agravarse en asociación con infecciones de Covid-19 (incluídas las asintomáticas), con la provocación de una mayor incidencia de retención urinaria, hematuria y necesidad de tratamiento combinado.
El artículo SARS-CoV-2 infection correlates… publicado por la revista Journal of Internal Medicine, explora la correlación entre la infección por coronavirus y la evolución de los síntomas de la vía urinaria inferior asociados con la hiperplasia prostática benigna. Aborda la brecha de investigación actual con datos del mundo real a gran escala.
Alcances de la Covid-19
El virus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) puede afectar numerosos sistemas extrarrespiratorios.
La fisiopatología subyacente implica el ingreso del virus a las células mediante la participación de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) como receptor de entrada cuando también se expresa la proteasa de superficie TMPRSS2.
Diversos trabajos informaron que, entre muchos sistemas orgánicos, las células epiteliales de la próstata expresan ACE2 y TMPRSS2, por lo que la vía urinaria inferior de los hombres sería uno de los objetivos del SARS-CoV-2. Otras vías fisiopatológicas de la afección prostática serían la expresión de TMPRSS2 dependiente de los andrógenos, la cascada de la inflamación y la alteración de la regulación metabólica asociada con el coronavirus.
Detalles del estudio
Los autores realizaron un estudio retrospectivo de cohortes para comparar las incidencias de síntomas urológicos y de complicaciones en pacientes con resultados positivos para SARS-CoV-2 en la reacción en cadena de polimerasa (PCR) y en un grupo de control de pacientes comparables no infectados.
Sobre una población total de 176 006 pacientes que recibían monoterapia con bloqueadores de adrenorreceptores alfa 1 para el tratamiento de síntomas del tracto urinario inferior, se analizaron 17 986 (8 993 con PCR positiva para SARS-CoV2 y la misma cantidad con resultados negativos que integraron el grupo de control).
La investigación determinó las tasas de incidencia de retención urinaria, hematuria, infección del tracto urinario y bacteriuria, así como de la necesidad de agregar un inhibidor de 5-alfa reductasa para el tratamiento combinado de los síntomas del tracto urinario inferior. Incluyó también análisis de subgrupos por edad y gravedad de la infección por coronavirus.
Diferencias entre los grupos
Entre ambos grupos las diferencias fueron considerables en la incidencia de las principales variables analizadas, con tasas de retención urinaria, hematuria, infección del tracto urinario y bacteriurias significativamente más altas en los pacientes infectados por SARS-CoV-2. La incidencia también fue mayor al agregar el tratamiento combinado con inhibidores de 5-alfa reductasa.
Los análisis de subgrupos estratificados por edades revelaron que la mayor incidencia de complicaciones de la hiperplasia prostática benigna podía observarse en todos los grupos etarios, excepto en los pacientes más jóvenes.
La retención urinaria y la bacteriuria demostraron diferencias estadísticamente notables en todos los pacientes mayores de 50 años infectados por coronavirus, mientras las infecciones urinarias y la necesidad de tratamiento combinado fueron más relevantes en los mayores de 60 años. Sin embargo, no hubo registros de diferencias entre los grupos cuando fueron analizados por categorías de gravedad de la infección.
Hallazgos de la investigación
Según los autores, este fue el estudio de cohortes más extenso que reveló una mayor incidencia de síntomas relacionados con la hiperplasia prostática benigna en hombres infectados por coronavirus.
Esta asociación se explicaría por la expresión de las enzimas que desencadenan el cuadro inflamatorio del SARS-CoV-2, así como por la alteración de la regulación metabólica desencadenada por el virus, con aumento del estrés oxidativo.
Los resultados mostraron una fuerte correlación positiva que sugiere la existencia de manifestaciones urológicas significativas de la infección viral que representarían una carga considerable de síntomas y complicaciones.
Un hallazgo notable fue la incidencia muy superior de complicaciones de la hiperplasia prostática benigna en los grupos de hombres adultos mayores.
La infección por COVID-19 afecta con mayor gravedad a los pacientes con edades avanzadas, señalan los autores. Tal vez debido a la historia natural de la afección prostática, con progresión longitudinal etaria a medida que aumentan el tamaño de la próstata y el agravamiento de los síntomas, los pacientes mayores fueron más susceptibles a las complicaciones urológicas de la infección por el virus.
Según los investigadores, incluso los pacientes con infecciones leves o asintomáticas pueden presentar compromiso urológico y experimentar las complicaciones de la hiperplasia prostática benigna. Aclaran además que la menor incidencia de infecciones urinarias y bacteriuria detectada en pacientes con infecciones leves por coronavirus podría relacionarse en quienes presentan los cuadros más graves con mayor compromiso inmunológico y aumento de los procedimientos de cateterismo urinario.
Al finalizar, el artículo remarca que los médicos deben conocer las manifestaciones urológicas de la infección por SARS-CoV-2 y la mayor incidencia de complicaciones de la vía urinaria inferior en los hombres, porque los síntomas pueden aparecer independientemente de la gravedad de la infección por COVID-19, con incidencias similares de retención urinaria y hematuria, incluso en las infecciones asintomáticas.
Referencia
Liu AQ, Chiu PKF, Yee SC-H, Ng C-F, Teoh JY-C. SARS-CoV-2 infection correlates with male benign prostatic hyperplasia deterioration. J Intern Med. 2023; 00: 1–9. DOI https://doi.org/10.1111/joim.13719
6 noviembre 2023 | Fuente: SIICSALUD| Tomado de Noticias biomédicas
sep
13
El Chagas, causado por el parásito, está considerada como la enfermedad tropical menos conocida y estudiada, que provoca unas 14 000 muertes al año. Solo en Latinoamérica, afecta a 6 millones de personas en 21 países, con aproximadamente 30 000 nuevos casos cada año.
Si bien la mayoría de los pacientes infectados permanecen asintomáticos, entre el 20 y el 40 % desarrollarán una enfermedad cardíaca crónica años o décadas después de la infección, y alrededor del 5 %, una enfermedad digestiva. Tratar a los pacientes con esta patología es un desafío dado que su progresión es impredecible.
Sin embargo, una nueva investigación de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans (EEUU) puede arrojar luz sobre cómo la diversidad de cepas de parásitos puede afectar la progresión y la gravedad de la enfermedad de Chagas. En el estudio, publicado en ´Microbiology Spectrum´, los investigadores de Tulane establecieron un vínculo entre la progresión de la enfermedad y la diversidad de cepas de parásitos.
Patogénesis de la cepa
El seguimiento de la dinámica y patogénesis de la cepa de Trypanosoma cruzi durante 2 a 3 años en macacos rhesus infectados de forma natural muestra que el aumento de la diversidad de parásitos en los huéspedes es perjudicial para su multiplicación y la progresión de la miocardiopatía chagásica.
Los investigadores encontraron que aquellos infectados con mezclas de múltiples cepas podían controlar mejor el parásito y detener la progresión de la enfermedad, mientras que aquellos con una forma progresiva de la la enfermedad tenía menos cepas.
«Desde la década de 1980, los investigadores han propuesto que diferentes cepas podrían estar asociadas con diferentes resultados de enfermedades debido a la diversidad genética del parásito, pero décadas de investigación no lograron descubrir asociaciones claras», según el autor principal del estudio, Eric Dumonteil, profesor asociado de medicina tropical en la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane. «Al encontrar una asociación clara, estos resultados proporcionan un nuevo marco para el desarrollo de tratamientos y vacunas más eficaces».
«Actualmente, se están realizando estudios para comprender mejor las interacciones de varias cepas de parásitos durante la infección», concluyó el prof. Dumonteil.
Referencia
Dumonteil E, Desale H, Tu W, Hernandez-Cuevas N, Shroyer M, Goff K, et al. Intra-host Trypanosoma cruzi strain dynamics shape disease progression: the missing link in Chagas disease pathogenesis. Microbiology Spectrum. DOI: https://doi.org/10.1128/spectrum.04236-22
https://journals.asm.org/doi/10.1128/spectrum.04236-22
Fuente: (IMMedico) Tomado- Equipo Hospitalario © 2023 Copyright: Publimas Digital
sep
13
La infección por ciertos microorganismos puede derivar en fascitis necrotizante. Los intensivistas, que tratan los casos más graves, dan las claves de esa infrecuente patología.
El mito de los monstruos devoradores de carne humana, ya sea en forma de piraña, tiburón o zombi, ejerce la fascinación de los cuentos. No es de extrañar que se tome esa imagen para hablar, sin ningún rigor científico, de bacterias «carnívoras» o “comecarne” ante algunos casos notorios de infecciones muy graves que acaban dañando los tejidos subyacentes a la piel y la fascia. Y de forma recurrente, surgen noticias de alguien afectado por estos misteriosos patógenos. Acaba de suceder con la modelo norteamericana Jennifer Barlow, que ha sufrido la amputación de una pierna tras infectarse una herida mientras nadaba en el océano.
Pero la realidad es más prosaica y en cualquier caso menos alarmante. Desde el Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas y Sepsis (Gteis), coordinado por David Andaluz, en la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), recuerdan que las bacterias carnívoras como tales no existen. Sí hay en cambio ciertos microorganismos de diferentes géneros que pueden llegar a producir, en los casos más graves y de forma muy infrecuente, una fascitis necrotizante.
El patógeno causante de la infección de Barlow, Vibrio vulnificus, no es precisamente el más habitual detrás de los casos de fascitis en España. Borja Suberviola, vicecoordinador del Gteis e intensivista del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander, apunta a DM que en nuestro entorno son más habituales las bacterias del género Streptococcus, en concreto S. pyogenes, y, menos frecuentemente, Staphylococcus. De hecho, S. pyogenes también tuvo hace unos años su minuto de fama en los medios tildado de bacteria “comecarne”.
La fascitis por S. pyogenes es “una patología que solemos vemos a nivel hospitalario y, sobre todo, en cuidados intensivos”, indica Borja Suberviola. “Lo más habitual es que se produzca en personas con factores de riesgo, como diabetes, inmunodepresión o problemas de vascularización; patologías que empeoran la cicatrización de las heridas y dificultan la acción de los antibióticos, de forma que los patógenos encuentran un campo abonado donde crecer, reproducirse y dañar el tejido”.
Dilación en la consulta por una herida
Junto a las personas con comorbilidades, las infecciones de piel y partes blandas también pueden resultar complejas en personas jóvenes sin patología subyacente, si bien “es muy raro”, recalca el intensivista. Suele darse la circunstancia de que una persona diabética consulta antes por una herida, mientras que alguien joven y sin enfermedad de base le da menos importancia, argumenta, y cuando llega al diagnóstico la infección ya sea algo más que local.
Por banal que pueda parecer, una herida o traumatismo local debe considerarse como una “puerta de entrada” para los gérmenes. En ciertos casos, las bacterias “proliferan produciendo toxinas y enzimas que favorecen la extensión de la infección en profundidad, generando necrosis de los tejidos subyacentes y de la fascia, además de la formación de coágulos de los microvasos”, exponen los expertos de la Gteis. “Eso favorece el daño orgánico, no solo a nivel local, sino también a distancia (riñón, hígado, pulmones, entre otros órganos). En esta situación, hablaríamos de una sepsis con evolución a fracaso multiorgánico, que es lo que podría llegar a producir la muerte del paciente”.
Dentro de un equilibrio, pues es evidente que no todas las heridas requieren acudir a un centro sanitario, Borja Suberviola apunta que “una herida que tenga mal aspecto; que no evoluciona bien con un cuidado básico en casa, ya sea por su aspecto feo, porque supura o porque está enrojecida puede ser motivo de consulta. Sobre todo, lo que debe hacernos consultar sin lugar a dudas es el dolor en la zona, la fiebre y los signos de afectación en el herido”.
Con un diagnóstico adecuado, una limpieza que en fases iniciales no tiene que ser necesariamente quirúrgica y un tratamiento antibiótico, el porcentaje de enfermos que evolucionen mal ha de ser muy limitado, tranquilizan los expertos de la Semicyuc.
Así impacta el tiempo hasta el diagnóstico microbiológico en el pronóstico de las bacteriemias
Los casos anuales de difteria en Europa se cuadruplicaron en 2022
Explosión de ITS: La gonorrea se multiplicó por seis entre 2011 y 2021 y no deja de crecer
La amputación solo es necesaria en casos extremos, pues el tratamiento inicial consiste en cirugía (apertura, limpieza y desbridamiento amplio de la zona afectada) y antibióticos. “Como intensivistas, nos llegan los casos más graves. En esos casos extremos, y muy raros, la fascitis necrotizante tiene una mortalidad de entre el 15 y el 30 %”, apunta Borja Suberviola.
No obstante, matiza que en los últimos años, el pronóstico ha mejorado mucho “sobre todo por el mejor conocimiento de la enfermedad y la optimización de su manejo, en concreto, en las técnicas de soporte vital en los cuidados intensivos, con las que podemos mantener a los enfermos hasta que se consigue controlar la infección”.
Una anécdota en las playas del Cantábrico
En España, cuesta encontrar casos documentados de infecciones graves por Vibrio vulnificus. Ese bacilo suele preferir aguas más templadas. No obstante, en 2007 se publicaron tres síndromes clínicos asociados a la infección en bañistas de la costa del Cantábrico. Específicamente, uno de ellos fue un choque séptico sencudario a celulitis en el brazo después de la infección de una herida por Vibrio vulnificus. El paciente evolucionó bien tras recibir el tratamiento.
En cambio, en Estados Unidos donde la presencia del patógeno es más habitual en algunas de sus playas, el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) declaró el pasado viernes una alerta nacional sobre estas infecciones.
La notificación dirigida a los profesionales sanitarios y, en especial, a los especialistas en salud pública y laboratorios les conminaba a considerar la infección por V. vulnificus como posible causa de las heridas infectadas que hubieran estado expuestas a aguas costeras, sobre todo, las del Golfo de México o la costa este de Estados Unidos.
Iniciar el tratamiento cuanto antes
Entre las recomendaciones del organismo americano para el manejo clínico, se indica el inicio cuanto antes del tratamiento antibiótico, así como de la intervención quirúrgica, si procede. “No hay que esperar a consultar con un especialista en enfermedades infecciosas o a la confirmación de laboratorio de la infección por V. vulnificus para iniciar el tratamiento”, reza el comunicado.
El tratamiento antibiótico recomendado se basa en doxiciclina (100 mg por vía oral o intravenosa dos veces diarias en 7-14 días) y una cefalosporina de tercera generación (como ceftazidima, a 1-2 mg intravenosos o intramusculares cada ocho horas). Como esquema alternativo, la CDC propone una cefalosporina de tercera generación con una fluoroquinolona (por ejemplo, ciprofloxacina, 500 mg orales dos veces al día) o una fluoroquinolona sola.
En el caso de los niños pueden tratarse con una combinación de cefalosporina de tercera generación y doxiclina o ciprofloxacino o un régimen alternativo con trimetoprima-sulfametoxazol y un aminoglucósido.
Referencia
Centers for Disease Control and Prevention. Severe Vibrio vulnificus Infections in the United States Associated with Warming Coastal Waters. Disease Control and Prevention (CDC). September 01, 2023. https://emergency.cdc.gov/han/2023/han00497.asp
08/09/2023
Fuente:( Diario Médico) Tomado- Medicina Intensiva © Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U. Todos los derechos reservados.
sep
8
(CNN) — El covid-19 no se tomó vacaciones este verano boreal. Los niveles del virus en EE.UU. llevan semanas aumentando, pero es difícil saber con exactitud hasta qué punto se está propagando.
Los datos federales sugieren que los aumentos actuales se han mantenido muy por debajo de picos anteriores y repuntes notables. Pero a juzgar por el boca a boca entre familiares, amigos y compañeros de trabajo, puede parecer que todo el mundo conoce a alguien que está enfermo de covid-19 en estos momentos.
«Desgraciadamente, tenemos a varias personas infectadas con covid», dijo a CNN una organización sin fines de lucro dedicada a la salud cuando se le pidieron comentarios para este artículo.
Es posible que las tasas de enfermedad grave se mantengan en niveles relativamente bajos, pero los expertos coinciden en que probablemente haya más infecciones de las que pueden captar los actuales sistemas de vigilancia.
«Hay más transmisión de la que indican los datos de vigilancia», afirmó Janet Hamilton, directora ejecutiva del Consejo de Epidemiólogos Estatales y Territoriales. «Y deberíamos prestarle atención, porque estamos empezando a registrar un aumento».
Entre 2020 y 2022, el Instituto de Métricas y Evaluación Sanitarias de la Universidad de Washington (IHME, por sus siglas en inglés) elaboró estimaciones periódicas de las tasas de casos de covid-19 y proyecciones de tendencias. Pero el instituto de investigación interrumpió esa modelización en diciembre.
Según Ali Mokdad, profesor de Ciencias de la Métrica Sanitaria y director de Estrategia de Salud de la Población de la Universidad de Washington, todas las medidas que se tenían en cuenta en el modelo habían dejado de notificarse o habían cambiado de algún modo.
«El sistema de vigilancia ya no era adecuado para captar los cambios en el covid-19″, explicó. «Nos pareció que el margen de error era demasiado grande para hacer una predicción que pudiéramos defender».
Mokdad se negó a cuantificar una estimación del recuento actual de casos, pero afirmó que últimamente está recibiendo muchas llamadas y preguntas sobre el covid-19, algo similar a lo que experimentó a finales del año pasado. A mediados de diciembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés) informaban de unos 500 000 casos semanales. Y las estimaciones del IHME de esa época sugieren que EE.UU. se encontraba en una de las peores oleadas de la pandemia, solo superada por la oleada de la variante ómicron del coronavirus.
Dos medidas imperfectas de la transmisión
El seguimiento de las tendencias del covid-19 siempre ha tenido sus dificultades. Pero el auge de las pruebas caseras rápidas (y la disminución general del interés público en las pruebas) ha eliminado casi por completo la capacidad de comprender el recuento actual de casos en todo el país. Los CDC dejaron oficialmente de informar sobre el recuento total de casos de covid-19 hace meses, señalando que los datos se habían vuelto menos representativos de las infecciones reales o de los niveles de transmisión con el paso del tiempo.
Cuando los recuentos de casos empezaron a ser menos fiables, algunos expertos apuntaron primero a las métricas de hospitalización como un sustituto razonable para medir la transmisión. Los hospitales realizaban pruebas periódicas a todos los pacientes, tanto si acudían por síntomas relacionados con covid como por cualquier otro motivo, y están obligados a notificar los casos positivos. La idea era que las tasas de casos en un hospital podían servir como indicador de las tasas de casos en la comunidad en general.
Según los datos de los CDC, en la semana que finalizó el 19 de agosto se produjeron unos 15 000 nuevos ingresos hospitalarios por covid-19, menos de la mitad que el año pasado por estas fechas y menos que durante el 80 % de la pandemia.
Pero los hospitales han modificado sus prácticas de análisis, equilibrando los requisitos y recomendaciones federales cambiantes con las evaluaciones de riesgo locales, lo que dificulta la comparación de datos de diferentes momentos.
«Cuando los suministros para las pruebas estuvieron disponibles por primera vez, pasamos a realizar las pruebas a todo el mundo, incluidos los trabajadores sanitarios de forma rutinaria, incluyendo a cualquiera que entrara por la puerta por cualquier motivo», dijo Nancy Foster, vicepresidenta de Calidad y Seguridad del Paciente de la Asociación Estadounidense de Hospitales. «Todos y cada uno se hacían la prueba».
Aunque los hospitales siguen estando obligados a informar de cualquier caso positivo, han reducido las pruebas para estar más en línea con las directrices sobre otras enfermedades infecciosas. La atención se centra en quienes presentan síntomas, han estado expuestos o podrían estar cerca de otros pacientes de alto riesgo.
«En este momento, los ingresos hospitalarios indican mucho más la gravedad que la transmisión generalizada», afirmó Hamilton.
El brazo en el que se administre la vacuna de refuerzo contra el covid-19 puede marcar la diferencia, según un estudio
Muchas de las medidas de vigilancia del covid-19 y otras medidas de salud pública dependen de que la gente busque pruebas clínicas o tratamiento médico, y esos comportamientos han cambiado en los últimos años. La vigilancia de las aguas residuales ofrece un enfoque más coherente mediante el seguimiento de la cantidad de virus eliminado en los sistemas de alcantarillado.
Pero interpretar esos datos puede ser complicado, y con el covid, los niveles de aguas residuales no pueden traducirse directamente en recuentos de casos.
La cantidad de virus que libera una persona infectada depende de muchos factores, como la presencia de anticuerpos de una vacuna o de una infección previa y la gravedad de la infección actual.
Los datos de Biobot Analytics, una empresa de biotecnología que se asoció con los CDC, muestran que las concentraciones de coronavirus en las aguas residuales son similares a las que había al comienzo de la primera oleada invernal en 2020.
Pero ahora que la gran mayoría de las personas en EE.UU. tiene cierta inmunidad al covid-19 a través de la vacunación, la infección o ambos, esas mismas concentraciones virales podrían traducirse en un mayor número de individuos infectados con infecciones más leves, pero aún contagiosas.
La tendencia al alza es clara
Aunque el número exacto de nuevas infecciones no está claro, dicen los expertos, las tendencias al alza de los datos disponibles son suficientes para hacer sonar la alarma.
«Los datos de vigilancia abarcan un continuo. Queremos disponer de varios tipos de datos que nos digan cosas diferentes. Cuando todos apuntan en la misma dirección, quizá sea el momento de preocuparse aún más», afirma Hamilton.
Y ahora mismo, muchas medidas clave indican un aumento.
Los ingresos hospitalarios semanales casi se han duplicado en el último mes, con un aumento del 19 % en la última semana, según los datos de los CDC. Y una muestra de laboratorios que participan en un programa federal de vigilancia señala que las tasas de positividad de las pruebas se han triplicado en los últimos dos meses.
Hay algunos signos esperanzadores: los datos de Biobot muestran que los niveles de aguas residuales pueden estar empezando a aplanarse, y las tasas de hospitalización relativamente bajas sugieren que puede haber un menor riesgo de enfermedad grave para muchos.
Pero a pesar de los claros signos de un aumento en el verano boreal, Estados Unidos ha estado viviendo en un «mundo de fantasía» donde la gente pretende que el covid-19 «no es relevante», dijo la Dra. Deborah Birx, coordinadora del Grupo de Trabajo de Respuesta al Coronavirus de la Casa Blanca durante la administración de Trump, al podcast «Start Here», de ABC.
«Queríamos tratarlo como la influenza porque eso era más fácil, pero nunca va a ser como la influenza», dijo Birx, explicando que el covid-19 viene en oleadas más frecuentes, enferma más a las personas, mata a más personas y puede tener complicaciones a más largo plazo, como el covid prolongado. «Así que acordemos todos que no es influenza. Nunca lo será. Seguirla y vigilarla como hacemos con la influenza nunca será adecuado en este país».
Precauciones como el uso de las mascarillas y estar al día con las vacunas son especialmente importantes a medida que este aumento de covid-19 se traslada a la temporada más amplia de virus respiratorios, dicen los expertos.
«Con cada temporada de enfermedades respiratorias, ya sea covid, gripe o VRS, estos aumentos pueden afectar a distintas personas de maneras diferentes, y siempre hay consecuencias graves asociadas a la temporada de enfermedades respiratorias», afirma Hamilton.
«Ahora es el momento de practicar un buen protocolo respiratorio. Ahora es el momento de que nos recordemos a nosotros mismos que debemos pensar en nuestro propio estado de salud individual y en el de las personas a nuestro alrededor».
Referencia
CDC. Respiratory Viruses. Update on SARS CoV-2 Variant BA.2.86.
https://www.cdc.gov/respiratory-viruses/whats-new/covid-19-variant-update-2023-08-30.html
Fuente: (CNN en español)- Tomado Salud Coronavirus
sep
5
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó hoy sobre el aumento de casos de sarampión y rubéola en la población infantil de Yemen, país devastado por una guerra iniciada en 2014.
En un comunicado difundido en Yemen, se dice que al cierre de agosto el número de casos sospechosos de ambas enfermedades alcanzó la cifra de 34 mil 300.
También hay información limitada sobre el impacto del brote en las mujeres embarazadas, subrayó.
Lo ideal sería que la campaña de vacunación en respuesta al brote estuviera dirigida al menos a todos los niños menores de diez años para que fuera integral y eficaz, sin embargo, el actual déficit de financiación limitó nuestra respuesta, admitió Arturo Pesigan, representante de la OMS en esta nación.
La crisis se produce en un contexto de declive económico y bajos ingresos, así como el desplazamiento y condiciones de vida superpobladas en los campamentos de refugiados, resaltó la organización.
Hace dos semanas el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió que más de 21,6 millones de personas, incluidos 11 millones de menores de edad, necesitan protección y asistencia humanitaria en Yemen.
Necesitamos de forma urgente 475,2 millones de dólares para responder a la crisis humanitaria en Yemen y satisfacer necesidades críticas en salud, nutrición, protección infantil y educación en 2023, señaló.
Recientemente, Adele Khodr, representante regional de Unicef, denunció que casi 11 mil niños murieron o resultaron heridos debido a la guerra que desangra a este país.
Mientras, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios cifró en 500 mil el número de menores que sufre desnutrición aguda.
Según la ONG Save The Children, más de 2,4 millones de infantes en Yemen no van a la escuela.
El Comité de la Cruz Roja Internacional estima que más de 20 millones de yemenitas, de una población de 31 millones, carecen de acceso a atención médica básica y 16,2 millones están amenazados por la falta de alimentos.
La guerra comenzó en 2014, cuando los rebeldes hutíes se levantaron en armas y ocuparon grandes extensiones del país, incluida su capital, Saná.
Al año siguiente una coalición árabe, encabeza por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo del entonces presidente Abd Rabbu Mansour Hadi.
01/09/2023 (Prensa Latina) Tomado- Noticias © 2016-2021 Agencia Informativa Latinoamericana S.A.
sep
4
Investigadores franceses advirtieron sobre el uso excesivo de fármacos supresores de la acidez en lactantes tras descubrir que están asociados a un aumento del riesgo de infecciones graves a una edad posterior.
La atención prestada al uso de inhibidores de la bomba de protones durante la lactancia se debe a que está aumentando el uso de estos fármacos en niños pequeños en Francia, Nueva Zelanda, Escandinavia y Estados Unidos. Gran parte de este uso no es para tratar casos confirmados de reflujo gastroesofágico, sino más bien para calmar el nerviosismo de los padres de bebés con molestias, según los investigadores, que han estudiado los patrones nacionales de prescripción. Además de la preocupación por las infecciones, el uso inadecuado o prolongado de los supresores de la acidez también se asocia a un aumento del riesgo de afecciones como la lesión renal aguda intrahospitalaria y las enfermedades inflamatorias intestinales en los niños.
Los inhibidores de la bomba de protones como omeprazol son eficaces para reducir el ácido gástrico en lactantes con enfermedad por reflujo gastroesofágico, pero los investigadores advierten contra el uso de los fármacos para controlar la regurgitación y el babeo normales que se habrían resuelto por sí solos de todos modos.
«En este estudio, el uso de inhibidores de la bomba de protones en niños pequeños se relacionó con un mayor riesgo de infecciones graves, en general y para diversos sitios y patógenos. En esta población, los inhibidores de la bomba de protones no deberían utilizarse sin una indicación clara», informaron en JAMA Pediatrics la epidemióloga Marion Lassalle, doctora en farmacia, Ph. D., de EPI-PHARE en Saint-Denis, Francia, quien dirigió el estudio, y sus colaboradores.
A partir de los datos de un registro nacional de nacimientos, Lassalle y sus colaboradores compararon las tasas de infección en más de 1,2 millones de lactantes que recibieron un inhibidor de la bomba de protones a una edad promedio de 88 días con las tasas de infección en los niños que recibieron otro tipo de supresor de la acidez (un antagonista de los receptores de histamina o un antiácido) a una edad promedio de 82 días. Más de 600.000 niños formaron parte de cada grupo.
Algo más de la mitad de los participantes eran de sexo masculino y se realizó un seguimiento de los niños hasta una edad máxima de 9 años. Para los que utilizaron un inhibidor de la bomba de protones en lugar de otro supresor de la acidez hubo una tasa global más alta de infecciones graves que requirieron hospitalización (hazard ratio ajustado [HRa]: 1,34; IC de 95 %: 1,32 a 1,36). Hubo mayores tasas de infecciones en el tubo digestivo; oído, nariz y garganta; riñones o vías urinarias; vías respiratorias bajas, y sistema nervioso.
Las infecciones graves aparecieron por primera vez 9,7 meses (intervalo: 3,9 a 21,3) después de que un niño dejara de utilizar un inhibidor de la bomba de protones, un lapso que el grupo de Lassalle determinó basándose en que había un retraso de al menos 90 días en surtir una receta de inhibidores de la bomba de protones.
Posibles factores de confusión
«El estudio muestra asociación, no causalidad», afirmó la Dra. Rina Sanghavi, gastroenteróloga pediátrica del UT Southwestern Medical Center de Dallas, Estados Unidos. La Dra. Sanghavi observó que los niños que siguieron tomando inhibidores de la bomba de protones estaban por lo general más enfermos en su primer año de vida, como demuestran las mayores tasas de enfermedades respiratorias y de uso de corticoesteroides. Esto podría significar que las infecciones que acabaron padeciendo tenían muchas causas y no necesariamente el inhibidor de la bomba de protones.
Del mismo modo, la Dra. Sophia Patel, gastroenteróloga pediátrica de la Cleveland Clinic de Ohio, señaló el intervalo promedio de casi diez meses entre la interrupción de un inhibidor de la bomba de protones y la aparición de una primera infección grave. Ese intervalo es tan largo que es posible que la infección se haya debido a otra cosa, apuntó la Dra. Patel .
A pesar de las limitaciones del estudio, las doctoras Sanghavi y Patel afirmaron que los hallazgos son un buen recordatorio para que los médicos utilicen los inhibidores de la bomba de protones solo cuando sea necesario y limiten su uso una vez iniciado. La base general de evidencia para limitar el uso de inhibidores de la bomba de protones es sólida, señalaron ambas médicas, aunque este estudio no demuestre una causalidad directa entre el uso de inhibidores de la bomba de protones y las tasas de infección.
«Preguntese: ‘¿Necesita este niño un inhibidor de la bomba de protones?'», recomendó dijo la Dra. Sanghavi. Si es así, dijo, ella suele recetarlo durante un periodo de 2 semanas a un máximo de 2 meses y nunca autoriza surtidos automáticos. Con este enfoque, los padres y el niño volverán a la clínica con frecuencia, lo que en la mayoría de los casos permite una reducción más rápida del fármaco.
Lassalle, Ph. D., y las doctoras Sanghavi, y Patel han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
Referencia
Lassalle M, Zureik M, Dray-Spira R. Proton Pump Inhibitor Use and Risk of Serious Infections in Young Children. JAMA Pediatr. 2023; e232900. doi: 10.1001/jamapediatrics.2023.2900. PMID: 37578761. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37578761/
01/09/2023 (Medscape en Español) Tomado- Noticias y Perspectivas Copyright © 1994-2023 by WebMD LLC.