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Un estudio constata que las personas a las que se receta semaglutida, comercializada como Ozempic y Wegovy -fármacos para la diabetes y la pérdida de peso-, tienen un mayor riesgo de desarrollar una forma de ceguera poco frecuente.
Detrás estaría una enfermedad del nervio óptico conocida como neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica (Noiana), potencialmente cegadora. El trabajo está dirigido por Joseph Rizzo, del hospital Mass Eye and Ear y catedrático de la Facultad de Medicina de Harvard; y los resultados se publican en la revista JAMA Ophthalmology.
En concreto, el estudio observacional -no causal- halló que las personas con diabetes de tipo 2 a las que su médico había recetado semaglutida tenían cuatro veces más probabilidades de que se les diagnosticara Noiana; las personas con sobrepeso u obesidad tenían más de siete veces.
«El uso de estos fármacos se ha disparado en todos los países industrializados y han proporcionado beneficios muy significativos en muchos aspectos, pero las futuras conversaciones entre un paciente y su médico deben incluir la Noiana como un riesgo potencial», afirma Rizzo, más si los pacientes tienen otros problemas conocidos del nervio óptico, como glaucoma.
No obstante, es importante tener en cuenta que el aumento del riesgo está relacionado con un trastorno relativamente infrecuente, advierte el investigador en un comunicado del Mass Eye and Ear, hospital universitario de la Facultad de Medicina de Harvard.
La Noiana es relativamente infrecuente y se da hasta en 10 de cada 100 000 personas de la población general; es la segunda causa de ceguera del nervio óptico (sólo superada por el glaucoma).
El estudio se inició a finales del verano de 2023. Los neurooftalmólogos del Mass Eye and Ear observaron que tres pacientes de su consulta habían sido diagnosticados de pérdida de visión por esta enfermedad relativamente infrecuente en tan solo una semana; los médicos observaron que los tres estaban tomando semaglutida.
Esto llevó al equipo a realizar un análisis retrospectivo de su población de pacientes para ver si podían identificar una relación.
Los investigadores analizaron los registros de 16 827 pacientes tratados durante seis años y los dividieron en aquellos que fueron diagnosticados con diabetes o sobrepeso/obesidad.
Los investigadores compararon a los que se había recetado semaglutida con los que tomaban otros fármacos para la diabetes o la pérdida de peso. A continuación, analizaron la tasa de diagnósticos de Noiana en los dos grupos, lo que reveló el aumento del riesgo.
En lo que respecta a las personas con diabetes de tipo 2 (194 tratados con semaglutida frente a 516 con otro tipo de medicamentos), se diagnosticaron 17 casos de Noiana en los pacientes que tomaban semaglutida, frente a 6 en el otro grupo. En tres años la incidencia acumulada fue de 8,9 % y 1,8 %, respectivamente.
En las personas con sobrepeso y obesidad (361 con semaglutida y 618 con otro tratamiento), se constaron 20 eventos de Noiana frente a 3. En tres años la incidencia acumulada fue de 6,7 % y 0,8 %, respectivamente.
Limitaciones del estudio
El Mass Eye and Ear atiende a un número inusualmente elevado de personas con enfermedades oculares raras, la población del estudio es mayoritariamente blanca y el número de casos de Noiana observados durante el período de seis años del estudio es relativamente pequeño.
Los investigadores tampoco pudieron determinar si los pacientes tomaron realmente semaglutida o dejaron de hacerlo en algún momento, ni cómo podría haber influido esto en su riesgo.
Es importante destacar que el estudio no prueba la causalidad y los investigadores no saben por qué o cómo existe esta asociación, y por qué se registró una diferencia en los grupos de diabéticos y de personas con sobrepeso.
«Nuestros hallazgos deben considerarse significativos pero provisionales, ya que se necesitan estudios futuros para examinar estas cuestiones en una población mucho más amplia y diversa», subraya Rizzo.
03 julio 2024|Fuente: EFE|Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jul
5
Un estudio realizado por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos mostró que quienes consumen alimentos ultraprocesados son 10 por ciento más propensos a sufrir una muerte prematura, esencialmente por enfermedades cardiacas o diabetes.
Refrescos y carnes altamente procesadas como los perros calientes, salchichas y embutidos están más fuertemente asociados con el riesgo de mortalidad, señaló en un comunicado Erikka Loftfield, investigadora del centro.
Comer una dieta baja en estos alimentos ya se recomienda para la prevención de enfermedades y la promoción de la salud, añadió.
Según los expertos, los productos ultraprocesados están hechos principalmente de sustancias extraídas de alimentos integrales como grasas saturadas, almidones y azúcares añadidos.
También contienen una amplia variedad de aditivos para hacerlos más sabrosos, atractivos y estables, incluidos colorantes, emulsionantes, sabores y estabilizantes.
Entre ellos se encuentran los productos horneados envasados, los cereales azucarados, los listos para comer o para calentar y los embutidos.
Tras analizar datos recopilados en la década del 90 del pasado siglo de más de 540 000 personas entre 50 y 71 años, concluyeron que los alimentos ultraprocesados aumentaron específicamente el riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardíacas o diabetes, pero no cáncer.
«Los resultados de nuestro estudio respaldan un cuerpo más amplio de literatura, que incluye estudios observacionales y experimentales, que indican que la ingesta de alimentos ultraprocesados tiene un impacto adverso en la salud y la longevidad», dijo Loftfield.
Sin embargo, todavía hay mucho que no sabemos, incluyendo qué aspectos de los alimentos ultraprocesados plantean riesgos potenciales para la salud, apuntó la especialista.
03 julio 2024|Fuente: Prensa Latina|Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Monash, en Australia, sugirió que la exposición a la luz artificial después de la medianoche puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, trascendió hoy.
La investigación se llevó a cabo entre casi 85 000 personas, de entre 40 y 69 años, que llevaron dispositivos en sus muñecas, día y noche durante una semana, para hacer un seguimiento de su exposición a diferentes niveles de luz.
Como parte del experimento del Biobanco del Reino Unido, se hizo un seguimiento de la salud de la cohorte durante nueve años.
Los voluntarios que más tarde desarrollaron diabetes tipo 2 tenían más probabilidades de haber estado expuestos a la luz entre las 12:30 a.m. y las 6:00 a.m., durante el período de estudio de una semana.
Los resultados revelan una relación dependiente de la dosis entre la luz más brillante en mitad de la noche y el riesgo de un trastorno metabólico, lo que refuerza la asociación, de acuerdo con el artículo publicado en The Lancet Regional Health – Europe.
Las investigaciones sugieren que la exposición a la luz artificial durante la noche, ya sea la luz amarilla de la lámpara de lectura o la luz azul del teléfono inteligente o la televisión, puede dificultar el sueño.
Pero incluso cuando los expertos tuvieron en cuenta los patrones y la duración del sueño en el estudio actual, los resultados se mantuvieron, lo que sugiere que hay otro mecanismo en juego.
Otros posibles factores contribuyentes, como el sexo de una persona, su riesgo genético de diabetes, su dieta, la actividad física, la exposición a la luz diurna, el tabaquismo o el consumo de alcohol, tampoco tuvieron ningún impacto en los resultados.
Recomendar a la gente que evite la luz nocturna es una recomendación sencilla y rentable que puede aliviar la carga de salud global de la diabetes tipo 2, concluyeron los autores del estudio.
Evidencias emergentes en animales y humanos sugieren que la exposición a la luz artificial puede alterar los ritmos circadianos, lo que lleva a una menor tolerancia a la glucosa, secreción alterada de insulina y aumento de peso, todo lo cual está vinculado a un mayor riesgo de trastornos metabólicos como la diabetes tipo 2.
02 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
jun
29
La creciente popularidad y disponibilidad de alternativas vegetales a fuentes clave de yodo, como la leche, los productos lácteos y el pescado, está contribuyendo a que la ingesta de yodo sea insuficiente y cada vez menor en los países de la región europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un informe publicado este viernes por la OMS Europa y la Red Mundial del Yodo (IGN).
La leche y los productos lácteos son fuentes importantes de yodo en muchos países de Europa occidental y central, especialmente para los niños. Muchos piensos y suplementos para animales están enriquecidos con yodo para mejorar la salud de los animales de granja y la producción de leche. Sin embargo, el consumo de productos lácteos está disminuyendo entre los adolescentes y los adultos, lo que aumenta el riesgo de que sufran deficiencia de yodo.
La ingesta de yodo es especialmente importante para el desarrollo cerebral del feto antes y durante el embarazo. «El cambio hacia alternativas lácteas de origen vegetal, en particular entre las mujeres, que ya tienen un mayor riesgo de deficiencia de yodo y enfermedades tiroideas que los hombres, es preocupante para su nutrición en yodo, especialmente en los países que dependen de la leche como fuente de yodo, ya que la mayoría de las alternativas lácteas no lo contienen», ha señalado el director regional de la OMS para Europa, Hans Henri P. Kluge, quien ha destacado que el informe ha sido «crucial» para poner de relieve un problema que «está resurgiendo en los países de la región».
La yodación de la sal sigue siendo la principal estrategia para garantizar una ingesta adecuada de yodo en el continente, pero también se ve afectada por los cambios en la dieta y el estilo de vida. En este sentido, los alimentos producidos o cocinados fuera del hogar, como el pan, las carnes procesadas o las comidas listas para comer, son hoy en día las principales fuentes de sal en la dieta occidental, representando entre el 70 y el 80 % del total de consumo.
Sin embargo, estudios de mercado recientes han revelado que solo el 9 % de la sal de los productos alimenticios procesados en Alemania y el 34 % en Suiza estaba yodada. En 24 países con yodación voluntaria o sin yodación, los alimentos de consumo habitual suelen producirse con sal no yodada.
Por ello, tanto la OMS Europa como la Red Mundial de Yodo han pedido que se fortifique urgentemente con yodo la sal y las alternativas lácteas de origen vegetal. El dirigente de la Iniciativa Especial sobre Enfermedades No Transmisibles (ENT) e Innovación, Gauden Galea, ha añadido a este respecto que los países «necesitan estrategias políticas más flexibles para proteger a las personas de la deficiencia de yodo», como pueden ser políticas obligatorias para el uso de sal yodada de calidad alimentaria en los alimentos procesados y la integración de medidas de reducción de sal y de yodación de la sal.
Estas recomendaciones reflejan la campaña ‘Race to The Finish‘ de la OMS Europa, que promueve prácticas basadas en evidencia que ayudan a los países a cumplir sus compromisos de salud global, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. También apoyan las políticas de la OMS para reducir la ingesta de sodio y prevenir la deficiencia de yodo, aconsejando utilizar menos sal, pero siempre yodada.
Por otra parte, el director ejecutivo del IGN, Werner Schultink, ha destacado que «falta conocimiento» sobre las consecuencias que tiene la deficiencia de yodo entre la población general, autoridades sanitarias, profesionales sanitarios y productores de alimentos. Como consecuencia, «los avances pueden estar estancados o incluso en declive en algunos países».
Más allá del signo visible del bocio, que es un bulto o hinchazón en la parte frontal del cuello causado por una tiroides inflamada, la deficiencia de yodo también aumenta la frecuencia de trastornos tiroideos prevenibles, como nódulos tiroideos, bocio multinodular e hipertiroidismo, particularmente en adultos y personas mayores. El hipertiroidismo no tratado aumenta el riesgo de arritmia cardíaca, insuficiencia cardíaca, osteoporosis, resultados adversos del embarazo y deterioro cognitivo en las personas mayores.
28 junio 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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13
La obesidad es hoy la forma de malnutrición más común en la mayoría de los países y actualmente, uno de cada cinco menores de edad del planeta tiene exceso de peso, confirmó una indagación publicada en la revista Jama Pediatrics.
El estudio que salió a la luz la víspera señala que el impacto de este fenómeno en la población infantojuvenil tiende al alza y la cifra de casos registrada entre 2012 y 2023 es un 60 % mayor que la reportada en la primera década del presente siglo.
Por otro lado, según las estimaciones de la Federación Mundial de la Obesidad, para 2025 habrá ya 310 millones de personas de cinco a 19 años con esta enfermedad; y en 2030 serán 350 millones.
Entre las causas más frecuentes, los expertos a cargo de la indagación, señalaron que están procesos como saltarse el desayuno, la exposición excesiva a las pantallas o el tabaquismo durante el embarazo, los cuales elevan la probabilidad de desarrollar obesidad en la infancia.
La investigación, a cargo de científicos de la Universidad de Sichuan en China, concluyó que la prevalencia global de obesidad en niños y adolescentes es del 8,5 %, aunque hay una gran variabilidad entre regiones.
En Vanuatu, una isla de Oceanía, la prevalencia es del 0,4 % y en Puerto Rico, del 28,4; mientras en España es del 9,28.
Además, los países de altos ingresos tienen cifras más altas de obesidad y sobrepeso, pero también entre ellos se identificaron grandes diferencias: en Estados Unidos, la prevalencia es del 18,6 % y en Japón, roza el 4 %.
La obesidad, advierte el estudio, también constituye la puerta a un mundo de enfermedades crónicas a medio y largo plazo como prediabetes, asma, hipertensión o hígado graso.
«Nuestra investigación reveló una alta prevalencia de comorbilidades en niños y adolescentes con obesidad y la prevalencia agrupada más alta se encontró en la depresión, que aproximadamente uno de cada tres niños con obesidad podría experimentar, seguida de la hipertensión, con una prevalencia agrupada del 28 por ciento», puntualizaron.
11 junio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jun
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Agencias de Naciones Unidas advirtieron hoy que la situación nutricional de niños y madres se deteriora significativamente en Sudán, país devastado por la guerra que corre el riesgo de perder una generación, comprometiendo el futuro.
Un análisis realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud destacó que las hostilidades en curso en esa nación africana están empeorando las causas de la desnutrición infantil.
La guerra que dura un año también está afectando gravemente la entrega de suministros humanitarios, dejando a innumerables mujeres y niños sin acceso a alimentos y apoyo nutricional vitales.
En Darfur Central se estima que la desnutrición aguda es del 15,6 % entre los menores de cinco años, mientras que en el campamento de ZamZam es cercana al 30 %.
La situación se ha deteriorado en los últimos meses y no hay señales de que vaya a disminuir debido a la persistencia del conflicto y a las graves dificultades para el acceso humanitario.
Según los expertos, la desnutrición aguda pone en peligro la vida, y los niños desnutridos tienen hasta 11 veces más probabilidades de morir.
Los niveles de desnutrición son particularmente preocupantes entre las madres embarazadas y lactantes, alertaron los especialistas.
Un examen realizado el mes pasado por Médicos Sin Fronteras en el campamento de ZamZam, en el norte de Darfur, encontró que más del 33 % de las mujeres embarazadas y lactantes están desnutridas, lo que indica que probablemente estén sacrificando sus propias necesidades para alimentar a sus hijos.
Esta situación plantea un riesgo increíble no sólo para la salud de las madres, sino también para la próxima generación de niños de Sudán, apuntaron.
30 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia