terapia intensivaEl mayor estudio sobre intubación del paciente crítico realizado en España -con más de 40 UCI- avala las ventajas de usar fármacos relajantes musculares y videolaringoscopia.

El uso de relajantes neuromusculares en la intubación del paciente crítico en las unidades de cuidados intensivos (UCI) reduce los eventos adversos importantes, especialmente los trastornos cardiovasculares. Así concluye un estudio, el mayor realizado hasta la fecha en España sobre las prácticas actuales de intubación en los Servicios de Medicina Intensiva; el trabajo, que se publica en Critical Care Medicine, se realizó con la participación de 43 servicios de todo el país.

Además, aporta que el uso de la videolaringoscopia mejora la tasa de éxito del primer intento de intubación, hecho relevante, pues el trabajo también muestra que cada repetición se asocia con una mayor prevalencia de eventos adversos importantes.

El estudio se diseñó antes de la aparición de la covid-19 y continuó durante parte de la pandemia. Los 43 UCI de toda España que participan en este estudio observacional analizaron un total de 1.837 pacientes críticos que ingresaron en la UCI entre abril de 2019 y octubre de 2020, de forma que se refleja cómo con la pandemia de covid-19 cambió el modo rutinario de intubación.

Fin de una controversia

En esencia, expone a Diario Médico el coordinador del estudio, José Garnacho, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), “aumentó el uso de fármacos relajantes musculares debido a las graves situaciones de hipoxemia en que se encontraban los pacientes, así como la utilización del videolaringoscopio. Ambas prácticas se asocian a una disminución de las tasas de eventos adversos graves, de complicaciones mayores y a un mayor éxito de intubación a la primera”. El estudio acaba con una controversia en torno a estas medidas, sobre la que se habían realizado ya estudios previos, pero no de la magnitud de esta investigación.

En el estudio, denominado INTUPROS y que ha contado con el aval del Comité Científico de la SEMICYUC, en los pacientes intubados al primer intento, la ratio de presencia de eventos adversos es del 37%, mientras que registró un 54% en los que fueron intubados al cuarto o más intentos.

“La pandemia contribuyó a mejorar nuestro conocimiento sobre cómo debe efectuarse el procedimiento de la intubación; ahora tenemos más argumentos para saber cuál es la aproximación óptima a la hora de efectuarlo en un paciente”, comenta el intensivista.

Si bien este conocimiento optimiza el manejo de los pacientes, siempre se puede perfeccionar: “Hay margen para seguir trabajando tanto en la realización de la técnica como en la monitorización del procedimiento, o en la incorporación de avances tecnológicos, de forma que se minimicen las complicaciones”, puntualice el vicepresidente de la SEMICYUC, y en especial para atenuar la aparición de la inestabilidad hemodinámica, factor asociado de forma independiente a mayor mortalidad.

Los resultados de este estudio son equiparables a los que obtienen otros similares en países de nuestro entorno: “La tasa de parada cardiaca en el proceso de intubación (1,9%) e incluso la de fallecimiento (1,1%) son muy bajas, inferiores a las que reporta un estudio internacional publicado en 2021 y que incluyó pacientes críticos de 29 países (3,1% y 1,48%, respectivamente)”; resultados que evidencia de la alta calidad de la medicina intensiva en nuestros hospitales.

¿Cómo es el paciente más susceptible de tener efectos adversos?

El 38,59% de los casos analizados sufrieron un evento adverso importante asociado a la intubación. Estos datos han permitido establecer un perfil de este tipo de paciente: varón de 65 años, con sobrepeso y probabilidad de insuficiencia cardiaca y/o enfermedad pulmonar crónica previa al ingreso. En su ingreso en la UCI, se le diagnostica con mayor frecuencia una insuficiencia respiratoria. En el caso de los pacientes que no sufrieron eventos adversos importantes, la edad baja a los 64 años, presentan un índice de masa corporal ligeramente inferior y también menos comorbilidades de todo tipo.

El diagnóstico de insuficiencia respiratoria al ingreso en la UCI es también menor, menos de cuatro de cada diez casos, aumentando también el porcentaje de inducción de coma (19,7% frente al 14,6% de los que sufrieron eventos adversos importantes).

Ver artículo completo: Garnacho Montero J, Gordillo Escobar E, Trenado J, Gordo F, Fisac L, García Prieto E, A Nationwide, Prospective Study of Tracheal Intubation in Critically Ill Adults in Spain: Management, Associated Complications, and Outcomes. Crit Care Med[Internet]. 2024[citado 5 feb 2024]. doi: 10.1097/CCM.0000000000006198.

5 febrero 2024| Fuente: Diario Médico| Tomado de | Noticias| Medicina Intensiva

hipertension arterialLos pacientes en estado crítico con shock circulatorio (cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre y oxígeno al resto del cuerpo, a menudo como resultado de una insuficiencia cardíaca, sepsis o hemorragia) requieren una estrecha vigilancia y tratamiento, especialmente para mantener una presión arterial adecuada para prevenir lesiones en órganos importantes.

Un equipo dirigido por investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH) en colaboración con investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) desarrolló recientemente un método para monitorear a estos pacientes, que puede ayudar a los médicos a controlar su presión arterial y función cardíaca para reducir el riesgo de muerte. y otros resultados negativos para la salud. El método fue probado y validado en un estudio publicado en Nature Medicine.

El trabajo consistió en diseñar un enfoque para medir una propiedad de la circulación llamada presión crítica de cierre, que es la presión sanguínea a la que los vasos sanguíneos pequeños colapsan y el flujo sanguíneo se detiene. La presión de cierre crítica puede proporcionar una indicación del tono de los vasos sanguíneos en respuesta a la enfermedad y la terapia, pero no ha sido posible medir este parámetro de forma rutinaria en la atención clínica.

El desarrollo del nuevo enfoque utilizó datos de forma de onda de alta resolución del control de la presión arterial de 5532 pacientes en la unidad de cuidados intensivos cardíacos en MGH. Los investigadores desarrollaron un análisis basado en parámetros medidos (incluida la presión arterial, la presión del pulso y la frecuencia cardíaca) para definir la presión de cierre crítica.

Luego definieron un valor llamado presión de perfusión tisular, que se calcula como la diferencia entre la presión arterial promedio y la presión crítica de cierre, y descubrieron que predecía el riesgo de muerte de un paciente, la duración de la estadía en el hospital y el nivel máximo de lactato sanguíneo (un indicador de la oxigenación tisular).

«Cuando se trata a pacientes con shock circulatorio, es esencial mantener objetivos de presión arterial adecuados, aunque los objetivos estándar no se personalizan para pacientes individuales. Hemos desarrollado una nueva métrica que puede identificar a las personas con una perfusión tisular inadecuada que corren el riesgo de sufrir resultados adversos. Creemos que este método se puede utilizar para optimizar las decisiones de tratamiento para los pacientes en la unidad de cuidados intensivos», dice el autor principal Aaron Aguirre, MD, Ph.D., cardiólogo asistente y especialista en cuidados críticos en MGH y profesor asistente de Medicina en Harvard. Escuela de Medicina.

El equipo del Dr. Aguirre llevará a cabo estudios adicionales para comprender cómo varía la presión de perfusión de los tejidos con las diferentes terapias. También planean diseñar ensayos clínicos para probar si su nuevo método puede ayudar a guiar la atención clínica y mejorar los resultados de salud en pacientes en estado crítico.

Referencia: Aaron Aguirre et al, Tissue Perfusion Pressure Enables Continuous Hemodynamic Evaluation and Risk Prediction in the Intensive Care Unit, Nature Medicine (2023). DOI: 10.1038/s41591-023-02474-6 www.nature.com/articles/s41591-023-02474-6

 

Medicalxpress

Los resultados de un prometedor tratamiento quirúrgico para los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos, dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory desde 2017, se anunciaron el sábado en una presentación de un ensayo clínico de última hora en la reunión de la Asociación Estadounidense de Cirujanos Neurológicos (AANS) en Los Ángeles.

El ensayo ENRICH (Early MiNimally-invasive Removal of ICH) demostró un resultado quirúrgico positivo en el tratamiento de la hemorragia intracerebral (HIC). ENRICH, un ensayo clínico multicéntrico aleatorizado, comparó el tratamiento médico estándar con la cirugía parafascicular temprana mínimamente invasiva (MIPS), utilizando la tecnología BrainPath y Myriad de NICO Corporation.

Cada año, dos millones de personas sufren ictus hemorrágicos, considerados los más mortales, costosos y debilitantes. El ictus hemorrágico se produce cuando un vaso debilitado se rompe y sangra en el cerebro circundante, lo que provoca la acumulación de sangre tóxica dentro del cerebro. Por desgracia, hasta el 50% de las personas que sufren un ictus hemorrágico mueren en un plazo de 30 días.

Las investigaciones sugieren que la extracción de sangre del cerebro en las 24 horas siguientes al inicio de la hemorragia podría ayudar a reducir el daño cerebral y la muerte. En la actualidad, el tratamiento estándar consiste en administrar medicamentos o monitorizar a los pacientes y ver qué ocurre. Esto puede suponer que la sangre permanezca más tiempo en el cerebro, lo que aumenta el riesgo de complicaciones.

«ENRICH es el primer ensayo clínico aleatorizado que alcanza su objetivo primario y mejora los resultados de estos accidentes cerebrovasculares mortales», afirma el Dr. Gustavo Pradilla, coinvestigador principal de ENRICH, profesor asociado de neurocirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad Emory y jefe de neurocirugía del Grady Memorial Hospital.

«Este ensayo contribuirá a cambiar la forma de tratar el ictus hemorrágico en el futuro», afirma Pradilla, que presentó los resultados en la reunión de la AANS.

El dispositivo BrainPath es una herramienta que ayuda a los cirujanos a llegar al lugar de la hemorragia cerebral desplazándose con cuidado por sus delicados pliegues y fibras. Se desplaza suavemente por el tejido cerebral para crear un camino hasta el lugar de la hemorragia. Una vez allí, el dispositivo Myriad, una herramienta automatizada de succión y resección, puede eliminar el coágulo.

«Los 37 centros participantes hicieron un gran trabajo con el ensayo y asignaron cuidadosamente al azar y gestionaron con pericia a los pacientes inscritos», afirma el coinvestigador principal Dan Barrow, catedrático y presidente de la cátedra Pamela R. Rollins de Neurocirugía de la Universidad Emory. «Queremos dar las gracias a nuestros valientes pacientes y a sus familias por confiarnos sus cuidados y aceptar participar en un ensayo para hacer avanzar el conocimiento científico en beneficio de los demás. Su comportamiento desinteresado es necesario para avanzar en la base científica de la atención médica.»

Abril 26/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Neuroscience, Surgery  Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network. 

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

Se trata de una condición en la que los medicamentos anticrisis no logran controlar las crisis epilépticas en una persona con epilepsia. Afecta a millones de personas en todo el mundo y puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes y sus familias

La epilepsia es una enfermedad neurológica común que afecta a más de 50 millones de personas en el mundo, de las cuales 400.000 se encuentran en España. Esta realidad convierte a la patología en una de las enfermedades neurológicas crónicas más frecuente por detrás del ictus.

Según explica el Dr. Juan Uranga, neurólogo del Centro de Neurología Avanzada (CNA) y vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de la Epilepsia (SEEP), “la epilepsia farmacorresistente corresponde al 30% de los pacientes con epilepsia. Normalmente, el 45% de los pacientes con epilepsia de nuevo diagnóstico consiguen controlar sus crisis con el primer fármaco y un 12% más con el segundo o con la combinación de ambos. Es decir, entorno al 60% de los pacientes logran controlar los episodios”. Pero, ¿qué ocurre con el 40 % restante?

Se conoce como epilepsia farmacorresistente aquellas epilepsias que después de haberse tratado con al menos dos medicamentos anticrisis distintos en monoterapia o en combinación, adecuadamente elegidos y bien tolerados, no consiguen la libertad de crisis sostenida en el tiempo.

Hoy en día, existen múltiples causas que pueden contribuir a la existencia de esta patología, las malformaciones del desarrollo de la corteza cerebral son las más frecuentemente relacionadas con la farmacorresistencia. En algunos casos, la cirugía puede ser una opción para tratar esta enfermedad.

“Actualmente, la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) intenta sensibilizar a la población médica para que, si después de un año de tratamientos el paciente no muestra una mejora, se les remita a unidades específicas de epilepsia farmacorresistente o refractaria”, explica el Dr. Juan Uranga.

Estas unidades son servicios especializados que ofrecen atención integral a los pacientes, incluyendo aquellos con epilepsia farmacorresistente. Estas unidades están compuestas por equipos multidisciplinares de profesionales de la salud, como neurólogos, neurofisiólogos, nuerocirujanos, neurorradiólogos, psiquiatras, neuropsicólogos, enfermeros especializados y trabajadores sociales, entre otros.

Gracias a este equipo de profesionales se ha conseguido ofrecer un enfoque centrado en el paciente, que se adapta a las necesidades individuales de cada uno. Estas unidades trabajan en conjunto para proporcionar una atención completa, desde la evaluación y diagnóstico hasta el tratamiento y el seguimiento continuo de la enfermedad. También brindan educación y asesoramiento a pacientes y a sus familias sobre el manejo de la epilepsia y su impacto en la vida diaria.

“En estas unidades estudiamos los tratamientos de cada paciente para comprobar que sean correctos. En ocasiones, analizamos también si realmente la persona sufre epilepsia refractaria: les monitorizamos con electroencefalograma y observamos lo que hacen durante los episodios o en el momento en el que tienen las anomalías epilépticas para intentar localizar el origen de la crisis y valorar si la zona una vez localizada es resecable sin riesgo para el paciente.

¿Cuándo considerar la derivación a un centro especializado?

En la actualidad, no hay una norma establecida sobre el tiempo límite para el traslado de los pacientes a las unidades de cuidados especializados, aunque no se debe esperar más de un año. Lo ideal sería que los pacientes fuesen remitidos una vez se detecte la falta de respuesta a los tratamientos, ya que “no pueden esperar 20 años para ser remitidos porque se deterioran cognitiva, conductual y socialmente. La propia epilepsia y los fármacos anticrisis van mermando su calidad de vida con un deterioro cognitivo progresivo, en función ejecutiva, en atención o en memoria, entre otros. Tenemos que intentar remitir a esos pacientes pronto por si se puede localizar ese foco que se pueda operar”.

En 2021, la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP), la de Medicina de Urgencias y Emergencias y la de Neurología presentaron el Código Crisis, una herramienta necesaria que recuerda los riesgos que van asociados a esta enfermedad. Concretamente, las personas que sufren epilepsia tienen tres veces más posibilidades de padecer un empeoramiento de la salud en general, el 71% afirma tener una mala calidad de vida y alrededor del 50% presenta ansiedad y/o depresión.

Con este avance, se busca unificar el tratamiento urgente de los pacientes desde el servicio extrahospitalario hasta su ingreso, dada la necesidad de que la atención sea precoz y eficiente. “Creo que este concepto se va a extrapolar a las comunidades y España será pionera en el tratamiento coordinado del paciente desde el minuto cero en el caso del tratamiento de las crisis urgentes, de una forma adecuada y con los especialistas oportunos, para que no se genere un daño que pueda llegar a ser irreversible”, comenta el Dr. Uranga.

¿Cómo impacta la enfermedad en la calidad de vida?

La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más comunes y, sin embargo, todavía sigue siendo una de las más mitificadas. El hecho de que siga siendo un tema tabú dificulta la integración plena de los pacientes, lo que conduce al aislamiento autoimpuesto y al deterioro de las relaciones interpersonales.

Además, a esta realidad se le suman los riesgos que asumen los afectados por la enfermedad, con más comorbilidades asociadas, mayor probabilidad de caídas y lesiones y mayor posibilidad de muerte prematura (SUDEP), traumatismos y alteraciones psicosociales. Además, la epilepsia impacta en la expectativa de vida de los pacientes, haciendo que 1 de cada 1000 pacientes con epilepsia puedan sufrir muerte súbita por su enfermedad.

Según la Asociación Andaluza de Epilepsia (APICE), más del 70 % de las personas con epilepsia pueden desarrollar su trabajo con plena normalidad, pero debido a su enfermedad, sufren grandes dificultades a la hora de buscar empleo. De hecho, la estigmatización que padecen las personas con epilepsia farmacorresistente se refleja de manera fidedigna en el documental “Episodios de una vida”, promovido por Angelini Pharma España con el aval de la Federación Española de Epilepsia (FEDE) y la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP), que resume la carga que implica la enfermedad para estos pacientes y su entorno.

“Los años de calidad de vida perdidos por la epilepsia (DALY) posicionan a esta enfermedad como una de las que más afectan a los pacientes en este aspecto. El impacto que tiene en las personas es muy significativo, pues sobre todo afecta en el desarrollo personal y en la integración laboral”, concluye el Dr. Juan Uranga.

Abril 17/2023 (Diario Médico) – Tomado de la selección de Noticias. . Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.

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