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Al celebrar hoy el Día Mundial de toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez, la ONU destacó la necesidad de proteger y asistir a las personas mayores ante crisis y emergencias.
Con el lema «Las personas mayores en el punto de mira de las emergencias», este 2024 la efeméride —decretada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2006— pretende también destacar la importancia de la educación y la formación del personal de emergencias, los cuidadores y el público en general.
Según los expertos, las emergencias como catástrofes naturales, pandemias o conflictos afectan de manera desproporcionada a las personas mayores, exacerbando aún más su vulnerabilidad.
Por ello es crucial tener en cuenta sus necesidades en la planificación y respuesta ante emergencias, ya que suelen tener problemas de movilidad, enfermedades crónicas o aislamiento social.
Tales factores pueden dificultar su capacidad para acceder a la ayuda, evacuar de forma segura o recibir a tiempo atención médica oportuna y servicios de asistencia.
A ello se suma que el estrés y el caos de las emergencias pueden aumentar el riesgo de malos tratos a las personas mayores, ya sean físicos, emocionales, económicos o por negligencia.
Entre los años 2019 y 2030 se prevé que el número de personas de 60 años o más aumente en un 38 %, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial.
Este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos.
Por otra parte, el maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en todos los países y, por lo general, no se notifica suficientemente.
Apenas en unos pocos países desarrollados existen tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un uno y un 10 %.
Aun cuando se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible, por lo que los expertos apuntan que este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad y que tenga en cuenta los contextos culturales.
15 junio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Las mujeres que en la mediana edad (40-60 años) siguen dietas saludables son menos propensas a presentar pérdida de memoria y otros deterioros cognitivos en la vejez, según un estudio basado en el seguimiento médico de más de 5.000 mujeres durante 30 años, y que hoy publica la revista científica Alzheimer’s & Dementia.
La investigación, dirigida por científicos de las facultades de medicina de la Universidad de Nueva York y de Columbia, concluye que la modificación del estilo de vida de las mujeres en la mediana edad -con dietas en las que abunden alimentos vegetales ricos en potasio, calcio y magnesio, y haya una mínima cantidad de grasas saturadas, sodio y azúcar- repercute en una mejora de la función cognitiva a partir de los 60 años.
Los científicos han analizado los datos de 5 116 mujeres de las más de 14 000 inscritas en el Estudio de Salud de la Mujer de la Universidad de Nueva York, uno de los más antiguos de este tipo que examina el impacto del estilo de vida y otros factores en el desarrollo de los cánceres más comunes entre las mujeres, así como otras enfermedades crónicas. En su análisis, tomaron como referencia los datos que las participantes dieron sobre su alimentación en cuestionarios llevados a cabo entre 1985 y 1991, cuando se inscribieron en el estudio y tenían, de media, 49 años. La salud de las participantes fue seguida durante más de 30 años (edad media de 79 años), con especial atención a cualquier deterioro cognitivo sufrido cuando se iban haciendo mayores.
Entre otros, realizaron un cuestionario con seis preguntas médicas estándar que son indicativas de un posterior deterioro cognitivo leve, que desemboca en demencia; y que abordan las dificultades para recordar acontecimientos recientes o listas de la compra, comprender instrucciones orales, conversaciones en grupo, o moverse por calles conocidas. En el resultado se vio un detalle significativo: las mujeres que llevaron una dieta más sana de jóvenes, eran un 17 % menos propensas a manifestar deterioro cognitivo de mayores. ‘Tras más de 30 años de seguimiento, hemos visto que cuanto mayor es la prevalencia de una dieta saludable en la mediana edad, menor es la probabilidad de que las mujeres presenten problemas cognitivos mucho más adelante’, señala el autor principal, Yu Chen, investigador y profesor de la Universidad de Nueva York en un comunicado difundido por la revista.
‘Nuestros datos sugieren que es importante llevar una dieta sana siempre, pero especialmente crítico a partir de los cuarenta años para prevenir el deterioro cognitivo en la vejez’, ha añadido el investigador. Aunque habría que realizar más estudios en distintos grupos raciales y étnicos para determinar si los resultados del estudio son generalizables a toda la población, hay investigaciones previstas que ya han demostrado que la hipertensión causada por malos hábitos de alimentación, sobre todo en la mediana edad, supone un factor de riesgo importante en el deterioro cognitivo y demencia en la vejez.
Referencia:
Song Y, Wu F, Sharma S, Clendenen TV, Aldana SI, Afanasyera Y, et al. Mid-life adherence to the Dietary Approaches to Stop Hypertension (DASH) diet and late-life subjective cognitive complaints in women. Alzheimer’s Dement[Internet]. 2023[citado 21 oct 2023]; 1-13. doi: 10.1002/alz.13468.
Fuente: Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
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Un estudio observacional longitudinal examina la relación entre la temperatura nocturna del dormitorio y la calidad del sueño en una muestra de personas mayores que viven en la comunidad.
Una nueva investigación de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) revela que el sueño puede ser más eficiente y reparador para los adultos mayores cuando la temperatura ambiente nocturna del dormitorio oscila entre 20 y 25 °C, según publican sus autores en la revista ´Science of The Total Environment´.
Los investigadores observaron una tendencia general que indica que un descenso del 5-10 % en la eficiencia del sueño a medida que la temperatura ambiente nocturna aumenta de 25 a 30 °C. Además, revela diferencias sustanciales entre individuos en cuanto a la temperatura óptima del dormitorio.
«Estos resultados ponen de relieve la posibilidad de mejorar la calidad del sueño de las personas mayores optimizando el ambiente térmico del hogar y subrayando la importancia de ajustar la temperatura de forma personalizada en función de las necesidades y circunstancias individuales», afirma el investigador principal, Amir Baniassadi, del Instituto Hinda y Arthur Marcus de Investigación sobre el Envejecimiento de Hebrew SeniorLife y de la Facultad de Medicina de Harvard.
«Además, el estudio subraya el impacto potencial del cambio climático en la calidad del sueño de los adultos mayores, en particular los de nivel socioeconómico más bajo, y apoya el aumento de su capacidad de adaptación a medida que aumentan las temperaturas nocturnas en las ciudades de todo el país», añade Baniassadi.
Este estudio observacional longitudinal examina la relación entre la temperatura nocturna del dormitorio y la calidad del sueño en una muestra de personas mayores que viven en la comunidad.
Utilizando monitores de sueño portátiles y sensores ambientales, los investigadores controlaron la duración del sueño, la eficiencia y la inquietud durante un período prolongado en los hogares de los participantes, al tiempo que controlaban los posibles factores de confusión y las covariables.
El estudio recopiló casi 11.000 noches-persona de sueño y datos ambientales de 50 adultos mayores. Las asociaciones fueron principalmente no lineales, y se observaron variaciones sustanciales entre sujetos.
Las personas mayores suelen tener un sueño inadecuado, agitado e interrumpido, lo que a su vez influye en muchos resultados relacionados con su salud y bienestar, como la función cognitiva y física, el estado de ánimo y el afecto, la irritabilidad y la reacción al estrés, la productividad, el control de la diabetes y el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
De hecho, dormir mal es desproporcionadamente más frecuente entre los adultos mayores. Mientras tanto, la investigación sobre sus causas se ha centrado sobre todo en factores fisiológicos y conductuales, a pesar de las pruebas que sugieren que el entorno en el que duerme la persona puede ser igual de influyente.
Como resultado, mientras que se han desarrollado numerosas intervenciones médicas y conductuales para mejorar los resultados relacionados con el sueño, el potencial de las intervenciones ambientales se ha pasado por alto en gran medida.
En este contexto, la relación entre la temperatura ambiente del hogar y el sueño en los adultos mayores puede ser un objetivo potencial para mejorar el sueño, lo que motivó a los investigadores a realizar este estudio. Los autores planean continuar esta línea de trabajo centrándose en el impacto potencial del cambio climático sobre el sueño en adultos mayores con bajos ingresos y desarrollando intervenciones para optimizar su entorno.
28 de agosto 2023, IMMÉDICO
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Los adultos con depresión tienen más del doble de riesgo de desarrollar demencia y esto persiste independientemente de cuándo se diagnostique la depresión en la vida, según muestra un estudio grande basado en la población.[1]
El hecho de que la asociación entre la depresión y la demencia persistiera incluso entre las personas a las que se les diagnosticó depresión por primera vez a una edad temprana o mediana proporciona «fuerte evidencia de que la depresión no solo es un síntoma temprano de la demencia, sino que también aumenta su riesgo», dijo a Medscape Noticias Médicas la investigadora del estudio, Dra. Holly Elser, Ph. D., epidemióloga y médica residente de la University of Pennsylvania, en Filadelfia, Estados Unidos.
El estudio fue publicado en versión electrónica el 24 de julio en JAMA Neurology.[1]
Duplica el riesgo
Varios estudios previos que han examinado la relación entre la depresión y la demencia a lo largo de la vida han demostrado consistentemente que la depresión más adelante en la vida está asociada con la demencia subsiguiente.
«En general, se piensa que la depresión en la vejez es un síntoma temprano de demencia o una reacción al deterioro cognitivo subclínico», explicó la Dra. Elser.
Los investigadores querían examinar si la asociación entre la depresión y la demencia persiste incluso cuando la depresión se diagnostica antes en la vida, lo que podría sugerir que aumenta el riesgo de demencia.
«Hasta donde yo sé, el nuestro es el estudio más grande sobre este tema hasta la fecha, pues aprovecha los datos recopilados de forma rutinaria y prospectiva de más de 1,4 millones de ciudadanos daneses seguidos desde 1977 hasta 2018″, señaló la Dra. Elser.
La cohorte contó con 246.499 personas diagnosticadas con depresión y 1.190.302 personas sin depresión.
En ambos grupos, la mediana de edad rondaba los 50 años y 65% eran mujeres. Aproximadamente dos tercios (68%) de los diagnosticados con depresión recibieron su diagnóstico antes de los 60 años.
En los modelos de regresión de riesgos proporcionales de Cox, el riesgo general de demencia se duplicó con creces en las personas diagnosticadas con depresión (hazard ratio [HR]: 2,41). El riesgo de demencia con depresión fue más pronunciado para los hombres (HR: 2,98) que para las mujeres (HR: 2,21).
Esta asociación persistió incluso cuando el tiempo transcurrido desde el diagnóstico de depresión fue de 20 a 39 años (HR: 1,79) y si la depresión se diagnosticó en la vida temprana (18 a 44 años: HR, 3,08), en la edad media (45 a 59 años: HR, 2,95), o en la tercera edad (≥60 años: HR, 2,31).
Fuente: Elser H, Horváth-Puhó E, Gradus JL, Smith ML, y cols. JAMA Neurol. 24 Jul 2023:e232309. doi: 10.1001/jamaneurol.2023.2309. PMID: 37486689; PMCID. Fuente
8 de agosto de 2023. Medscape
feb
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Los resultados de un estudio observacional entre personas de la tercera edad en Japón sugieren que la actividad física y social que implica tener un perro previene el desarrollo de impedimentos físicos durante la vejez. Los resultados se mantienen incluso después de tener en cuenta otros factores sociodemográficos y de salud que podrían influir en dicho riesgo. Read more
dic
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Ante académicos y alumnos de la Universidad Autónoma del Estado de México, el doctor Víctor Manuel Mendoza Núñez declaró que con base en un enfoque medicalizado resultado de la globalización, se identifica al envejecimiento como una enfermedad, limitación física o pérdida. Read more