alimentos ultraprocesadosUna mayor ingesta de comida ultraprocesada puede aumentar hasta en un 50 por ciento el riesgo de ansiedad y otros trastornos mentales, señala un artículo publicado hoy en la revista British Medical Journal (BMJ). Según esta indagación, las pizzas industriales, muchas salsas, los aperitivos salados o los fiambres se encuentran en este grupo que cada vez se consume más e incrementa también los peligros de padecer a edades tempranas enfermedades no transmisibles como trastornos cardiovasculares y diabetes tipo 2. ‘Entre los artículos revisados, publicados en los últimos tres años y que, si se suman sus participantes, incluyen a casi 10 millones de personas, los autores encuentran ‘pruebas convincentes’ de que, a mayores ingestas de esas comidas, el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular sube en un 50 por ciento, y un 21 el incremento de obesidad o problemas de sueño y un 22 por ciento más de depresión’, detalla el informe.

Otro estudio de los mismos autores de este más reciente en BJM indicaba ya que el riesgo de depresión se dispara cuando los ultraprocesados superan el 30 por ciento de la dieta diaria de una persona, además de potencial una mala salud gastrointestinal. Las evidencias con respecto a dichos ‘alimentos’ sugieren que son menos nutritivos y empeoran la dieta de quienes los toman pues, además de aportar demasiada sal, grasa o azúcar, dejan menos espacio en el estómago a otras comidas como las frutas, que contienen compuestos beneficiosos: los polifenoles o los fitoestrógenos. ‘También contienen menos fibra y proteínas, y concentran más calorías en menos cantidad.

Esta combinación puede favorecer el desarrollo de enfermedades crónicas que surgen por inflamación crónica o cambios en la microbiota’, revelaron los expertos Melissa Lane y Wolfgang Max, de la Universidad Deakin, en Australia, líderes de la indagación. Para sustentar mejor y a más largo plazo sus evidencias, estos especialistas proponen a la comunidad científica mundial hacer estudios a corto plazo para probar los efectos de los ultraprocesados, midiendo cambios en el peso, en la resistencia a la insulina, en la microbiota o en los niveles de inflamación.

29 febrero 2024 | Fuente: Prensa Latina| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A

bebisas azucaradas1Las ingestas variaron ampliamente según la región del mundo.

Los datos de las encuestas dietéticas muestran diferencias según la región y la edad, dicen investigadores de la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts.

Resumen

Las bebidas azucaradas (SSB) están asociadas con enfermedades cardiometabólicas y desigualdades sociales. Para la mayoría de los países, no se dispone de estimaciones ni tendencias de ingesta recientes; ni variación por educación o urbanicidad. Investigamos la ingesta de bebidas azucaradas entre adultos entre 1990 y 2018 en 185 países, estratificada a nivel subnacional por edad, sexo, educación y residencia rural/urbana, utilizando datos de la Base de datos dietética global.

En 2018, la ingesta media mundial de SSB fue de 2,7 (8 oz = 248 gramos) porciones/semana (95 % UI 2,5-2,9) (rango: 0,7 (0,5-1,1) en el sur de Asia a 7,8 (7,1-8,6) en América Latina/ Caribe). La ingesta fue mayor en hombres que en mujeres, en jóvenes frente a mayores, con mayor nivel de educación que en los menos educados y en adultos urbanos frente a rurales. Las variaciones por educación y urbanidad fueron mayores en el África subsahariana. Entre 1990 y 2018, la ingesta de SSB aumentó en +0,37 (+0,29, +0,47), con el mayor aumento en África subsahariana.

Estos hallazgos informan la intervención, la vigilancia y las acciones políticas en todo el mundo, destacando el creciente problema de las bebidas azucaradas para la salud pública en el África subsahariana.

Comentarios

La decisión de consumir una bebida azucarada está fuertemente influenciada por el lugar donde vive, informan los investigadores de la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición en un nuevo estudio publicado el 3 de octubre en la revista Nature Communications. Si bien un análisis de la Base de datos dietética global para los años 1990, 2005 y 2018 encontró que el consumo general de bebidas azucaradas aumentó (casi un 16 % en todo el mundo durante el período de 28 años estudiado), la ingesta regional varió ampliamente.

Las bebidas azucaradas son un problema de salud pública porque se han asociado ampliamente con la obesidad y las enfermedades cardiometabólicas, que se encuentran entre las principales causas de muerte y años perdidos por discapacidad a nivel mundial. Muchas directrices nacionales recomiendan limitar los azúcares añadidos a menos del 5 al 10 % de las calorías diarias y, como los refrescos no añaden valor nutricional, algunos países gravan su consumo para ayudar a sus residentes a alcanzar este objetivo.

El estudio es la última instantánea de cómo los adultos en 185 países consumen bebidas azucaradas, específicamente: refrescos, bebidas energéticas, jugos de frutas, ponches, limonadas y aguas frescas que contienen más de 50 calorías por porción (8 onzas). Las ingestas variaron ampliamente según la región del mundo. Por ejemplo, en 2018, la persona promedio consumía 2,7 porciones de bebidas azucaradas por semana, pero esto oscilaba entre 0,7 porciones por semana en el sur de Asia y 7,8 porciones por semana en América Latina y el Caribe.

Se observó que la ingesta global era mayor en hombres que en mujeres y en personas más jóvenes que en personas mayores, pero el papel de la educación y la residencia rural/urbana estuvo más influenciado por la región de origen. El consumo de bebidas azucaradas fue más probable entre los adultos con mayor educación que con menor educación en África subsahariana, el sur de Asia y América Latina y el Caribe, mientras que se observó lo contrario en Medio Oriente y África del Norte. En general, algunas de las ingestas más altas de bebidas azucaradas en el mundo se dieron entre adultos urbanos con alto nivel educativo en África subsahariana (12,4 porciones por semana) y en América Latina y el Caribe (8,5 porciones por semana).

A nivel nacional, los países donde las personas consumieron el mayor número de porciones de bebidas azucaradas por semana fueron México (8,9), Etiopía (7,1), Estados Unidos (4,9) y Nigeria (4,9), en comparación con India, China y Bangladesh (0,2 cada uno).

“Nos sorprendieron las amplias variaciones por regiones del mundo en 2018; que América Latina y el Caribe tuvieron las mayores ingestas en todos los momentos a pesar de una disminución general con el tiempo; y que el África subsahariana tuvo los mayores aumentos en todos los momentos”, dice la primera autora Laura Lara-Castor, candidata a doctorado en el programa de Epidemiología de Nutrición y Ciencia de Datos de la Escuela Friedman. «Estos resultados sugieren que se necesita más trabajo, especialmente en torno a intervenciones exitosas como regulaciones de comercialización, etiquetado de alimentos e impuestos a los refrescos».

La información de la Base de datos dietética global, que agrega cientos de resultados de encuestas sobre lo que come y bebe la gente, también reveló una relación entre las bebidas azucaradas y el estatus socioeconómico. Entre 1990 y 2018, el mayor aumento del consumo se produjo en África subsahariana (+2,99; +81,9 %). Las ingestas aumentaron, luego disminuyeron en los países de altos ingresos y disminuyeron y luego aumentaron en América Latina y el Caribe, y en 2018 ambos regresaron a niveles cercanos a los de 1990. Otras regiones del mundo tuvieron aumentos más modestos y constantes a lo largo del tiempo. Se observaron patrones similares por sexo, edad, educación y área de residencia.

Si bien el estudio no identificó las razones de estas tendencias, los investigadores plantean la hipótesis de que los cambios podrían estar relacionados con la efectividad de las tácticas de marketing dirigidas de la industria alimentaria y de los refrescos, la asociación de las dietas occidentales con un alto estatus, así como el acceso al agua. «Los refrescos pueden llegar a los lugares más lejanos, y en países donde el agua potable es menos accesible, estas bebidas pueden ser a veces lo único disponible para beber», dice Lara-Castor.

«El consumo de bebidas azucaradas ha aumentado en las últimas décadas a pesar de los esfuerzos por disminuir su atractivo», dice Dariush Mozaffarian, cardiólogo y profesor Jean Mayer de Nutrición en la Escuela Friedman. «Algunas poblaciones son especialmente vulnerables y nuestros hallazgos proporcionan evidencia para informar la necesidad y el diseño de políticas nacionales y más específicas para reducir su ingesta en todo el mundo».

Los investigadores dicen que se necesita más trabajo para evaluar la ingesta de bebidas azucaradas en niños y adolescentes, medir el impacto de los impuestos a los refrescos a nivel mundial y comprender mejor las diferencias entre las subpoblaciones de cada país. El equipo también quiere explorar cómo otras bebidas dulces, como la leche, el café y el té, influyen en los hábitos de consumo.

La investigación reportada en este artículo fue apoyada por la Fundación Gates, la Asociación Estadounidense del Corazón y el Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología en México. La información completa sobre autores, financiadores, metodología y conflictos de intereses está disponible en el artículo publicado.

Mensaje final

En conclusión, nuestras estimaciones de la ingesta de bebidas azucaradas revelan que la ingesta global aumentó un 16 % entre 1990 y 2018, con una gran heterogeneidad por región del mundo y características de la población. Nuestros hallazgos también proporcionan evidencia sobre la ingesta de bebidas azucaradas a nivel nacional y subnacional, las tendencias a lo largo del tiempo y las desigualdades nutricionales relacionadas, lo que ayuda a informar la necesidad y el diseño de políticas y enfoques nacionales y más específicos para reducir la ingesta de bebidas azucaradas en todo el mundo, destacando el creciente problema de las bebidas azucaradas para el público. Salud en el África subsahariana.

Referencia

Lara-Castor L, Micha R, Cudhea F, Miller V, Zhang J, Sharib JR, et al. Sugar-sweetened beverage intakes among adults between 1990 and 2018 in 185 countries. Nat Commun[Internet]. 2023[citado 31 oct 2023]; 14(5957). https://doi.org/10.1038/s41467-023-41269-8

2 noviembre 2023| Fuente: IntraMed |Tomado de Noticias biomédicas

noviembre 1, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Edulcorantes | Etiquetas: , , , , |

alimentos vegetales  probióticosUna dieta basada principalmente en alimentos de origen vegetal se asoció con un menor riesgo de desarrollar trastornos hipertensivos del embarazo, según los resultados de una investigación publicada en American Journal of Obstetrics and Gynecology.

El estudio de cohorte prospectivo dio seguimiento a 11.459 mujeres a lo largo de 18 años (1991-2009) y evaluó la dieta desde el inicio utilizando un cuestionario validado de frecuencia y calidad de los alimentos de origen vegetal. Esta herramienta permitió calcular el índice de dieta basada en plantas (plant-based diet index-PDI) incluso entre los participantes omnívoros. Una puntuación más alta indica una mayor adherencia al PDI.

«Queríamos saber cómo la dieta anterior influye en el embarazo, por lo que dimos seguimiento a las mujeres prácticamente por su vida reproductiva entera, casi 20 años, sabiendo su dieta usual antes de la gestación», comentó a Medscape en español el médico líder del trabajo, Dr. Jorge E. Chavarro, profesor de nutrición, epidemiologia y medicina en las Escuelas de Salud Pública y Medicina de la Universidad de Harvard, en Harvard, Estados Unidos, y su área de investigación es estudiar cómo la nutrición y estilo de vida influencia la salud reproductiva y la salud en general de las mujeres a lo largo de la vida.

El análisis de los datos del Estudio de Salud de Enfermeras II permitió detectar que a medida que cambiaba la proporción de productos la de animales disminuía y la de vegetales aumentaba y el riesgo de que las mujeres tuvieran trastornos hipertensivos del embarazo también disminuía. Las mujeres en el quintil más alto de PDI se asociaron significativamente con un menor riesgo de trastornos hipertensivos del embarazo en comparación con las del quintil más bajo (riesgo relativo [RR]: 0,76; intervalo de confianza de 95 % [IC 95%]: 0,62 a 0,93]). Esta asociación fue ligeramente más fuerte para la enfermedad hipertensiva inducida por el embarazo (RR: 0,77; IC 95 %: 0,60 a 0,99) que para la preeclampsia (RR: 0,80; IC 95 %: 0,61 a 1,04).

Las mujeres en el quintil más alto de PDI tuvieron un riesgo 24 % menor de trastornos hipertensivos del embarazo que aquellas en el quintil más bajo; el riesgo de enfermedad hipertensiva inducida por el embarazo disminuyó en un patrón lineal con aumento de PDI, mientras que la relación de PDI con preeclampsia se restringió a mujeres en el quintil más alto de adherencia.

«Fue más claro para la hipertensión del embarazo que para la preeclampsia, pero la dieta basada principalmente en alimentos de origen vegetal parecía ser protectora para ambas», señaló el Dr. Chavarro, añadiendo que además de los problemas que generan en el embarazo, ambas aumentan el riesgo de sufrir otras enfermedades crónicas más adelante. «¿Será que factores de estilo de vida modificables tanto antes como durante el embarazo pueden no solo ayudar a reducir problemas en la gestación, sino también a prevenir problemas de salud de la mujer años más adelante? Esa fue la motivación general del estudio».

Mercedes Sotos-Prieto, Ph. D., que no participó del estudio, manifestó a Medscape en español que la metodología es muy robusta, con técnicas estadísticas adecuadas para lo que analiza y resalta que utiliza un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos validado. Considera al estudio importante, también por enfocarse en ese grupo poblacional. «Siempre se ha tenido mayores reticencias con la dieta de las embarazadas, igual que con la de los adultos de edad avanzada. Pero se ha visto que este tipo de dieta, si es de calidad, se podría asociar con beneficios para la salud».

Sotos-Prieto, doctora en epidemiología nutricional y salud pública, investigadora en la Universidad Autónoma de Madrid y profesora adjunta en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, trabaja con grandes cohortes epidemiológicas, como la de enfermeras estadounidenses sobre la que se basa este artículo y ENRICA, representativa de la población española y de adultos de edad avanzada. Es autora de otros estudios que como este, asociaron una dieta basada en alimentos de origen vegetal saludables con un menor riesgo de fragilidad tanto en el estudio de salud de las enfermeras de Estados Unidos como en un estudio de corte ≥60 años de España (ENRICA-1).

Asimismo, es investigadora principal de un proyecto para valorar el riesgo de enfermedad cardiovascular a partir de estilos de vida modificables que creó una herramienta: Test del corazón saludable, para evaluar la calidad de la dieta «en cinco minutos, porque sabemos que los médicos no tienen tiempo». Lo considera un tipo de prueba que podría implementarse en la práctica clínica para identificar comportamientos del estilo de vida que puedan mejorarse, por ejemplo, sustituir los cereales refinados por cereales integrales o aumentar el consumo de legumbres.

Nadie discute que el tomate es saludable, pero ¿y las papas fritas?

La mayor parte del beneficio se deriva del patrón de dieta de origen vegetal en su conjunto y no en la asociación individual de cualquier alimento. Pero estos estudios utilizan un puntaje de lo que es y no es saludable.

La dieta se evaluó cada cuatro años (a partir de 1991) utilizando un cuestionario semicuantitativo de frecuencia de alimentos (FFQ) que registró el consumo de 131 alimentos y bebidas durante el año anterior, en términos de la frecuencia, en promedio, en que los participantes consumían cada alimento. Se asignaron 18 grupos de alimentos en tres categorías: alimentos vegetales saludables (granos enteros, frutas, verduras, nueces, legumbres, aceites vegetales, té y café), alimentos vegetales poco saludables (jugos de frutas, granos refinados, papas, bebidas azucaradas, dulces y postres) y alimentos de origen animal (lácteos, huevos, pescado o mariscos, carne y alimentos diversos de origen animal.)

Los alimentos vegetales saludables se convirtieron en puntuaciones positivas, mientras que los vegetales menos saludables y los grupos de alimentos de origen animal se tradujeron en puntuaciones inversas. La ingesta de cada grupo de alimentos se clasificó en PDI utilizando quintiles.

Las mujeres en el quintil más alto de PDI se asociaron significativamente con un menor riesgo de trastornos hipertensivos del embarazo en comparación con las mujeres en el quintil más bajo. Hubo una relación dosis-respuesta inversa entre PDI y el riesgo de la enfermedad. «Una dieta vegetariana no tiene por qué ser más saludable que una no vegetariana si está basada en alimentos superfluos como papas fritas y bebidas refrescantes, destacó la Dra. Sotos-Prieto. La diferencia radica en la calidad de los alimentos de origen vegetal, ahí está la diferencia entre la saludable y no saludable».

¿Es preciso abandonar la carne?

El Dr. Chavarro señaló que dejar de cenar con carne fue algo de lo más difícil hace 22 años. «Ahora lo hago sin problema», aseguró. Pero entiende que hay personas para las cuales hacer un cambio de dieta reemplazando productos animales por no animales es difícil. Sin embargo, no se trata de abandonar la carne de forma definitiva.

«En el quintil más alto tampoco son mujeres vegetarianas o veganas, pero comen mucho menos alimentos de origen animal que las otras», puntualizó, agregando que las dietas vegetarianas o veganas no son incompatibles con un embarazo saludable. «Todos los veganos saben cómo encontrar la vitamina B12 en suplementos».

¿Es la dieta o la pérdida de peso?

Gran parte del beneficio observado en el estudio parece estar relacionado con un mejor control del peso.

El índice de masa corporal entre la evaluación dietética y el embarazo explicaba 39 % de la relación entre PDI y trastornos hipertensivos del embarazo, y 48% de la relación entre PDI y enfermedad hipertensiva inducida por el embarazo.

«Parte de la asociación parece ser explicada por mejor control de peso durante largos periodos», explicó el Dr. Chavarro. Las mujeres que adoptaron la dieta con más alimentos de origen vegetal ganaron peso más lentamente que las que tienen mayor consumo de alimentos de origen animal. «Son diferencias por las trayectorias de peso por muchos años, por lo cual parte de la asociación que vemos tiene que ver con mejor control de peso a largo plazo, pero la otra mitad de la asociación es atribuible a la dieta per se y no necesariamente al peso». En la discusión del artículo los autores sugieren para explicarlo mecanismos de acción en la disfunción endotelial, la inflamación o la presión arterial antes del embarazo.

Sotos-Prieto considera este punto «realmente relevante». En su opinión, pone de manifiesto que para la población de mujeres embarazadas es muy importante controlar el peso al inicio del embarazo, que también puede mejorar otros factores, como la diabetes gestacional. «Creo que las medidas preventivas deberían enfocarse eso y en base a estos resultados se pone en evidencia que tiene que haber intervenciones para aumentar las probabilidades de comenzar un embarazo con un peso adecuado. Y esto incluye la modificación de la dieta».

¿Es extrapolable a otras poblaciones?

Más de 90% de las participantes del Estudio de Salud de Enfermeras era de raza blanca, no hispana. ¿Es extrapolable a otras poblaciones? «La respuesta exige repetir el estudio en otras poblaciones», admitió el Dr. Chavarro «y eso va a tomar tiempo. Pero aun sin esa información, creo que lo podemos utilizar para informar otras poblaciones, independiente de la etnia».

La especialista admitió que esta hipótesis no se ha probado aún en población española, pero ella es autora de un estudio similar que dio seguimiento por una década a casi 12.000 adultos españoles y utilizó el mismo PDI. En su trabajo cada aumento de diez puntos en el PDI se asoció con un riesgo 14 % menor de mortalidad por todas las causas (CRI: 0,86; IC 95%: 0,74 a 0,99) y un riesgo 37 % menor de fallecimiento por enfermedad cardiovascular (CRI: 0,63; IC 95%: 0,46 a 0,85). Asimismo, considera que las recomendaciones derivadas del estudio se podrían generalizar a otras poblaciones «siempre que se tenga en cuenta la cultura de cada de cada país, para ver cómo se puede adaptar culturalmente. Si es una población que tiene un alto consumo de cereales refinados, por ejemplo, hacer pequeños cambios a cereales integrales».

¿Cuál es el peso de las evidencias?

El estudio tiene fortalezas y limitaciones derivadas de la metodología y el propio Dr. Chavarro reconoce que «en cuanto a desórdenes hipertensivos del embarazo específicamente, esta no va a ser la última palabra». Pero la necesidad de encontrar respuestas es importante.

Tanto el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) como la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugieren que las mujeres sigan dietas saludables antes y durante el embarazo. Pero proporcionan poca orientación sobre lo que constituye una dieta saludable en lo que respecta a minimizar los riesgos de resultados adversos del embarazo. «Son bastante ambiguas e inespecíficas», añadió el Dr. Chavarro.

Los nuevos hallazgos indican que las dietas basadas en alimentos de origen vegetal pueden ser una de esas estrategias, en particular porque se encontró alguna evidencia de que pueden ser beneficiosas en las mujeres mayores de 35 años que se consideran un grupo de alto riesgo.

«Sin duda hay muchas formas de comer de forma saludable, pero si pensamos en estas complicaciones del embarazo que pueden tener consecuencias serias tanto para la madre como para el feto, podríamos pensar en esta como una de las posibles dietas saludables», destacó el médico.

¿Pero cuán robusta es la evidencia para recomendar a las pacientes un cambio? «Idealmente faltan más estudios», declaró el Dr.Chavarro. «Hay dos maneras de entender el problema. Una es no hacer recomendaciones hasta no tener tres ensayos clínicos controlados, lo que incluso con voluntad y financiación llevará de 15 a 20 años. Pero si tenemos que dar la mejor información que hay para las personas que hoy lo necesitan, considero que estos resultados son sólidos para guiar el comportamiento».

«Siempre es mejor si podemos tomar decisiones basadas en información solida e incontrovertible, pero no siempre está disponible y debes aprender a vivir en los dos mundos y a tomar decisiones con incertidumbres», concluyó.

Referencia

Mitsunami M, Wang S, Soria-Contreras DC, Minguez-Alarcon L, Ortiz Panazo E, Stuart JJ, et al. Prepregnancy plant-based diets and risk of hypertensive disorders of pregnancy. Am J Obstet Gynecol[Internet]. 2023[citado 2 0ct 2023]:S0002-9378(23)00548-3. doi: 10.1016/j.ajog.2023.07.057. PMID: 37598996.

3 octubre 2023 |Fuente: Medscape en Español ||Tomado de  Noticias y Perspectivas

octubre 3, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Mujer | Etiquetas: , , , , , |

cannanbis1Las personas que consumen tabaco y cannabis de manera conjunta se exponen a mayores probabilidades de sufrir ansiedad y depresión que aquellas que sólo consumen tabaco o las que no consumen ninguna de las dos sustancias.

El tabaco y el cannabis predominan en todo el mundo con un uso conjunto que aumentó en las instancias actuales de creciente legalización del cannabis.

El estudio Associations between tobacco and cannabis use and anxiety and depression among adults … publicado en la revista especializada Plos One examina la relación entre los trastornos de ansiedad y depresión con tres patrones definidos de consumo de tabaco y cannabis (exclusivo de tabaco, exclusivo de cannabis, consumo conjunto de tabaco y cannabis) y ningún consumo.

Efectos de la legalización del cannabis

El uso conjunto de tabaco y cannabis (definido en este estudio como el uso simultáneo de ambas sustancias en el último mes) también es prevalente: el 33% de las personas que consumen tabaco también informan haber consumido cannabis.

En medio de la creciente legalización del cannabis, su uso aislado o en conjunto con el tabaco han aumentado recientemente.

El aumento del consumo de cannabis de 2 a 10 veces, y su generalización entre quienes fuman o no cigarrillos plantea preocupaciones sobre los daños desconocidos que se relacionan con el consumo de cannabis en general y el uso conjunto de tabaco y cannabis en particular.

El uso conjunto puede aumentar la exposición a sustancias tóxicas y plantear peligros adicionales además de asociarse con mayores riesgos de dependencia de la nicotina y el cannabis y peores resultados al dejar de fumar, tanto el tabaco como el cannabis. Sin embargo, la comprensión de la asociación entre el uso conjunto y la salud sigue siendo escasa.

Nhung Nguyen y sus colegas, integrantes del Centro de Investigación y Educación para el Control del Tabaco de la Universidad de California, San Francisco, EE.UU., analizaron datos referidos al consumo de sustancias y la salud mental de 53 843 adultos.

Las personas fueron encuestadas como parte del Estudio de Salud Ciudadana Covid-19 (Citizen Science Study – CSS), que contenía información comprendida entre los años 2020 y 2022.

El CCS se propuso generar conocimiento sobre las consecuencias a largo plazo de la pandemia de Covid-19 a partir de los síntomas, comportamientos y enfermedades informadas por los participantes.

La inscripción y el seguimiento del estudio fueron continuos, sin objetivos de inscripción preespecificados ni fechas de finalización. La participación de los encuestados se concentró en residentes de EE.UU.

Al preguntar las encuestas mensuales de forma reiterada sobre la salud mental se registraron múltiples evaluaciones a participantes individuales con resultados anidados.

Los autores aclaran que midieron la ansiedad y la depresión por separado mediante instrumentos específicos en atención a la coexistencia de sus síntomas y manifestarse con efectos diferentes e independientes sobre el deterioro funcional y la discapacidad.

Patrones de consumo de tabaco y cannabis

En la encuesta de referencia los consumos de ambas sustancias se informaron por separado.

Los participantes dieron cuenta de la cantidad de días que en el último mes habían consumido tanto productos de tabaco (es decir, cigarrillos, cigarrillos electrónicos y productos combustibles como puros/cigarros) y cualquiera de cannabis, sea de tipo combustible o vaporizado.

Según los consumos informados, los participantes se clasificaron en cuatro grupos:

exclusivo de tabaco, exclusivo de cannabis, conjunto (consumo de ambas sustancias en los últimos 30 días) y ningún consumo.

Estos grupos permitieron investigar los trastornos de salud mental provocados por cualquier posible efecto independiente o conjunto del uso de una o ambas sustancias, respectivamente.

Características de los participantes

La mayoría eran mujeres (67,9 %), blancas no hispanas (81,8 %), identificadas como cisgénero (98,6%) y tenían estudios universitarios o graduados universitarios (51,4%) con una edad media de 51,0 ± 15,2 años.

¿¿La puntuación media del estatus social subjetivo fue de 6,9 ??± 1,6. Más de la mitad informó haber hecho ejercicio más de una vez por semana durante el año pasado. Los participantes informaron haber consumido una mediana de 1 trago de alcohol en la última semana.

En cuanto a los patrones de consumo de tabaco y cannabis, 2 617 participantes (4,9 % de la muestra) reportaron consumo exclusivo de tabaco; 3 702 (6,9 %) de cannabis, 889 (1,6 %) co-consumo y 46 633 (86,6 %) ningún consumo. En términos de salud mental, 6 428 (11,9 %) y 6 794 (12,6 %) participantes informaron haber experimentado ansiedad y depresión en al menos una encuesta mensual, respectivamente.

El 26,5 % de los integrantes del grupo consumidor de ambas sustancias manifestó ansiedad y 28,3 % depresión, mientras que, entre las personas sin consumo, los porcentajes de ansiedad y depresión fueron del 10,6 % y el 11,2 %, respectivamente.

Revelaciones del trabajo

El estudio reveló que las probabilidades de padecer estos trastornos mentales eran 1,8 veces mayores entre los consumidores simultáneos que entre los no consumidores. Además, tanto consumo conjunto como el exclusivo de cannabis se asoció a una mayor probabilidad de padecer ansiedad en comparación con el exclusivo de tabaco.

El artículo asocia la menor frecuencia de actividad física con mayores probabilidades de ansiedad y depresión. En este sentido, señala que podría ser un mediador en la relación entre el consumo de sustancias y la salud mental, puesto que las personas consumidoras de tabaco o cannabis pueden realizar menos actividad física, limitaciones que a su vez deparan una peor salud mental.

Casi la mitad de los adultos estadounidenses consideran el cannabis como automedicación para tratar los síntomas de depresión y ansiedad, aunque la evidencia insuficiente sobre sus beneficios terapéuticos impida convalidarlo.

Del mismo modo, una cantidad apreciable de adultos jóvenes, malinterpretan la nicotina como si ayudara a aliviar el estrés, la ansiedad y la depresión. Al finalizar, los autores proponen que las campañas de salud pública deberían resaltar estas percepciones erróneas de la población, haciendo hincapié en los posibles efectos negativos que acarrean el tabaco y el cannabis en la salud mental.

Referencia

Nguyen N,  Peyser ND, Olgin JE, Pletcher MJ, Beatty AL, Modrow MF, et al.Associations between tobacco and cannabis use and anxiety and depression among adults in the United States: Findings from the COVID-19 citizen science study. PloS ONE. 2023; 18(9):  e0289058. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0289058

20/09/2023   

Fuente: (SIIC Salud)      Tomado de Noticias biomédicas

septiembre 25, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Adicciones, Problemas de Salud, Tabaquismo | Etiquetas: , , , , , |

betabloqueadores1Traumatólogos del Hospital Regional Universitario de Málaga han relacionado el consumo de betabloqueantes con el retraso de la progresión de la artrosis de rodilla y han confirmado en un estudio que el riesgo de requerir cirugía para implantar una prótesis total se reduce en un 54 %. Profesionales del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de este centro han publicado en la revista americana ‘The Journal of Bone and Joint Surgery’ su trabajo, que sugiere que entre los pacientes que padecen artrosis de rodilla, aquellos que toman una clase ampliamente utilizada de antihipertensivos llamados betabloqueantes, tienen menor riesgo de requerir una prótesis total de rodilla.

El investigador del estudio y traumatólogo del complejo sanitario Iskandar Tamimi ha asegurado que estos fármacos podrían retrasar la progresión de la artrosis al reducir los mediadores inflamatorios implicados en la degeneración del cartílago, lo que puede conllevar al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para su tratamiento.

Los investigadores analizaron las historias de 300 pacientes del hospital que fueron evaluados por dolor en una o ambas rodillas entre 2010 y 2019 y que posteriormente fueron sometidos a cirugía de prótesis de rodilla entre 2018 y 2019. Estos casos fueron emparejados por edad, sexo, año de primera cita y grado de artrosis, con 300 controles, que también fueron evaluados por dolor, pero que no se sometieron a esta cirugía y el uso de betabloqueantes se asoció a una reducción del 54 % en el riesgo de requerir una prótesis.

El análisis estadístico incluyó la duración del tratamiento con betabloqueantes y su adherencia por parte de los pacientes y se utilizó una herramienta de inteligencia artificial validada para minimizar posibles sesgos al ajustar a otros factores potencialmente relacionados con el riesgo de artrosis de rodilla y de tener que emplear una prótesis. ‘Los hallazgos pueden apuntar a una nueva línea terapéutica para el tratamiento de la artrosis’, asevera Tamimi. ‘El efecto protector fue aún más marcado en los pacientes que tomaron estos medicamentos de forma prolongada: los pacientes que tomaron betabloqueantes durante cinco años o más tuvieron una reducción del 64 % en el riesgo de prótesis y la asociación también fue más fuerte en los pacientes con mayor adherencia al tratamiento, con prescripciones cubriendo al menos el 75 % de los días de seguimiento’, señala.

Por este motivo, agrega que el papel de los betabloqueantes en el tratamiento de la artrosis podría ir más allá de un tratamiento analgésico y que estos fármacos podrían interferir en los procesos degenerativos del cartílago. En este hospital malagueño cada año se hace seguimiento a 6.600 pacientes con artrosis de rodilla. La prótesis total de rodilla se considera una intervención mayor, en la que se reemplazan la porción distal del fémur y el extremo proximal de la tibia por implantes metálicos de cromo y cobalto separados por un implante de polietileno, la recuperación dura unos 6 meses y normalmente se consigue mejorar la calidad de vida en la mayoría de pacientes.

Referencia

Tamimi I, García-Meléndez G, Vieitez-Riestra I, Palacios-Penedo S, Moriel Garceso D, Sanchez A, et al. The Use of β-Blockers and the Risk of Undergoing a Knee Arthroplasty. A Nested Case-Control Study. J Bone Joint Surg Am. 2023. DOI 10.2106/JBJS.22.01189

https://www.jbjs.org/reader.php?rsuite_id=57cfcddf-55fc-478a-b921-2a973655c442&type=pdf&name=JBJS.22.01189.pdf

Fuente: (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

El consumo de cafeína puede mejorar la función tiroidea de las personas con trastornos metabólicos, según muestra una nueva investigación. Read more

agosto 29, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Endocrinología, Investigaciones | Etiquetas: , , , |

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