cannanbis1Las personas que consumen tabaco y cannabis de manera conjunta se exponen a mayores probabilidades de sufrir ansiedad y depresión que aquellas que sólo consumen tabaco o las que no consumen ninguna de las dos sustancias.

El tabaco y el cannabis predominan en todo el mundo con un uso conjunto que aumentó en las instancias actuales de creciente legalización del cannabis.

El estudio Associations between tobacco and cannabis use and anxiety and depression among adults … publicado en la revista especializada Plos One examina la relación entre los trastornos de ansiedad y depresión con tres patrones definidos de consumo de tabaco y cannabis (exclusivo de tabaco, exclusivo de cannabis, consumo conjunto de tabaco y cannabis) y ningún consumo.

Efectos de la legalización del cannabis

El uso conjunto de tabaco y cannabis (definido en este estudio como el uso simultáneo de ambas sustancias en el último mes) también es prevalente: el 33% de las personas que consumen tabaco también informan haber consumido cannabis.

En medio de la creciente legalización del cannabis, su uso aislado o en conjunto con el tabaco han aumentado recientemente.

El aumento del consumo de cannabis de 2 a 10 veces, y su generalización entre quienes fuman o no cigarrillos plantea preocupaciones sobre los daños desconocidos que se relacionan con el consumo de cannabis en general y el uso conjunto de tabaco y cannabis en particular.

El uso conjunto puede aumentar la exposición a sustancias tóxicas y plantear peligros adicionales además de asociarse con mayores riesgos de dependencia de la nicotina y el cannabis y peores resultados al dejar de fumar, tanto el tabaco como el cannabis. Sin embargo, la comprensión de la asociación entre el uso conjunto y la salud sigue siendo escasa.

Nhung Nguyen y sus colegas, integrantes del Centro de Investigación y Educación para el Control del Tabaco de la Universidad de California, San Francisco, EE.UU., analizaron datos referidos al consumo de sustancias y la salud mental de 53 843 adultos.

Las personas fueron encuestadas como parte del Estudio de Salud Ciudadana Covid-19 (Citizen Science Study – CSS), que contenía información comprendida entre los años 2020 y 2022.

El CCS se propuso generar conocimiento sobre las consecuencias a largo plazo de la pandemia de Covid-19 a partir de los síntomas, comportamientos y enfermedades informadas por los participantes.

La inscripción y el seguimiento del estudio fueron continuos, sin objetivos de inscripción preespecificados ni fechas de finalización. La participación de los encuestados se concentró en residentes de EE.UU.

Al preguntar las encuestas mensuales de forma reiterada sobre la salud mental se registraron múltiples evaluaciones a participantes individuales con resultados anidados.

Los autores aclaran que midieron la ansiedad y la depresión por separado mediante instrumentos específicos en atención a la coexistencia de sus síntomas y manifestarse con efectos diferentes e independientes sobre el deterioro funcional y la discapacidad.

Patrones de consumo de tabaco y cannabis

En la encuesta de referencia los consumos de ambas sustancias se informaron por separado.

Los participantes dieron cuenta de la cantidad de días que en el último mes habían consumido tanto productos de tabaco (es decir, cigarrillos, cigarrillos electrónicos y productos combustibles como puros/cigarros) y cualquiera de cannabis, sea de tipo combustible o vaporizado.

Según los consumos informados, los participantes se clasificaron en cuatro grupos:

exclusivo de tabaco, exclusivo de cannabis, conjunto (consumo de ambas sustancias en los últimos 30 días) y ningún consumo.

Estos grupos permitieron investigar los trastornos de salud mental provocados por cualquier posible efecto independiente o conjunto del uso de una o ambas sustancias, respectivamente.

Características de los participantes

La mayoría eran mujeres (67,9 %), blancas no hispanas (81,8 %), identificadas como cisgénero (98,6%) y tenían estudios universitarios o graduados universitarios (51,4%) con una edad media de 51,0 ± 15,2 años.

¿¿La puntuación media del estatus social subjetivo fue de 6,9 ??± 1,6. Más de la mitad informó haber hecho ejercicio más de una vez por semana durante el año pasado. Los participantes informaron haber consumido una mediana de 1 trago de alcohol en la última semana.

En cuanto a los patrones de consumo de tabaco y cannabis, 2 617 participantes (4,9 % de la muestra) reportaron consumo exclusivo de tabaco; 3 702 (6,9 %) de cannabis, 889 (1,6 %) co-consumo y 46 633 (86,6 %) ningún consumo. En términos de salud mental, 6 428 (11,9 %) y 6 794 (12,6 %) participantes informaron haber experimentado ansiedad y depresión en al menos una encuesta mensual, respectivamente.

El 26,5 % de los integrantes del grupo consumidor de ambas sustancias manifestó ansiedad y 28,3 % depresión, mientras que, entre las personas sin consumo, los porcentajes de ansiedad y depresión fueron del 10,6 % y el 11,2 %, respectivamente.

Revelaciones del trabajo

El estudio reveló que las probabilidades de padecer estos trastornos mentales eran 1,8 veces mayores entre los consumidores simultáneos que entre los no consumidores. Además, tanto consumo conjunto como el exclusivo de cannabis se asoció a una mayor probabilidad de padecer ansiedad en comparación con el exclusivo de tabaco.

El artículo asocia la menor frecuencia de actividad física con mayores probabilidades de ansiedad y depresión. En este sentido, señala que podría ser un mediador en la relación entre el consumo de sustancias y la salud mental, puesto que las personas consumidoras de tabaco o cannabis pueden realizar menos actividad física, limitaciones que a su vez deparan una peor salud mental.

Casi la mitad de los adultos estadounidenses consideran el cannabis como automedicación para tratar los síntomas de depresión y ansiedad, aunque la evidencia insuficiente sobre sus beneficios terapéuticos impida convalidarlo.

Del mismo modo, una cantidad apreciable de adultos jóvenes, malinterpretan la nicotina como si ayudara a aliviar el estrés, la ansiedad y la depresión. Al finalizar, los autores proponen que las campañas de salud pública deberían resaltar estas percepciones erróneas de la población, haciendo hincapié en los posibles efectos negativos que acarrean el tabaco y el cannabis en la salud mental.

Referencia

Nguyen N,  Peyser ND, Olgin JE, Pletcher MJ, Beatty AL, Modrow MF, et al.Associations between tobacco and cannabis use and anxiety and depression among adults in the United States: Findings from the COVID-19 citizen science study. PloS ONE. 2023; 18(9):  e0289058. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0289058

20/09/2023   

Fuente: (SIIC Salud)      Tomado de Noticias biomédicas

septiembre 25, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Adicciones, Problemas de Salud, Tabaquismo | Etiquetas: , , , , , |

Las mujeres que se desempeñan como estilistas, cosmetólogas, en la confección de prendas y en la construcción, entre otras actividades, corren riesgo potencial de contraer cáncer de ovario por exposición acumulativa a diversas sustancias tóxicas

ambiente laboralEl estudio destaca la relevancia potencial de la exposición prolongada a sustancias específicas como el talco, amoníaco, gases propulsores, combustible y blanqueadores.

La publicación de la revista Occupational & Environmental Medicine * advierte que ciertos puestos de trabajo desempeñados por mujeres pueden estar relacionados con una mayor predisposición a contraer cáncer de ovario.

Los hallazgos del ensayo impulsaron comentarios que denuncian la baja identificación de los factores de riesgo de cáncer de ovario, mientras persiste la probabilidad de aumento de los factores ambientales que los provocan, incluidos los relacionados con los lugares de trabajo.

Asimismo, los pocos estudios sobre el tema alcanzaron fiabilidad limitaba en sus resultados al prescindir de los factores potencialmente influyentes, los historiales laborales previos o incluir un número pequeño de participantes mujeres.

Con la intención de mitigar estos problemas, los autores recurrieron a legajos laborales obtenidos en un estudio que recogía historia y presente de casos y controles basados en la población.

La iniciativa permitió enfocar el análisis en dos aspectos del entorno laboral: el empleo en funciones o industrias específicas y la exposición a riesgos laborales concretos. La adopción del criterio pretendió abordar las limitaciones y obtener una comprensión cabal de las probables asociaciones.

El estudio anterior Prevención del cáncer de ovario en Quebec (Prevention of Ovarian Cancer in Quebec – PROVAQ) reunió mujeres con edades de 18 a 79 años, seleccionadas de siete hospitales de Montreal entre 2010 a 2016 y diagnosticadas con cáncer de ovario.

En total, 491 mujeres que cumplían con los criterios del estudio fueron emparejadas por edad y lugar de residencia junto a otras 897 sin cáncer de ovario.

La presente investigación recolectó información de todas las participantes acorde a sus antecedentes sociodemográficos, historia clínica, medicación prescrita, antecedentes reproductivos, peso y altura; incluyó además factores relacionados con sus estilos de vida y los detalles laborales registrados durante la vida.

En comparación con el grupo de control, un porcentaje elevado de mujeres con cáncer de ovario presentaron factores considerados de riesgo potencial para el desarrollo de la enfermedad: menor nivel educativo, menor duración del uso de anticonceptivos orales y ninguna o menor cantidad de hijos.

Las participantes informaron cada empleo propio con una duración mínima de 6 meses. Los datos comprendían: puesto desempeñado, fechas de inicio y cese, horario de trabajo (con la inclusión de cambios de turno) y tareas principales ejecutadas durante el período laboral.

Se clasificó, entonces, la duración acumulada del trabajo o industria como ninguna, menos de 10 años y 10 años o más.

Más del 50% de las participantes habían trabajado al menos en tres empleos siendo el primero anterior a los 20 años de edad. La mayoría tuvo una duración de la vida laboral de 15 años o más, y su trabajo con mayor antigüedad fue de al menos 10 años.

Se utilizó la Matriz de nivel de exposición laboral canadiense (Canadian job-exposure matrix – CANJEM) para determinar la exposición de las participantes a agentes específicos. A continuación, el estudio examinó el vínculo entre la exposición a cada uno de los 29 agentes predominantes y el riesgo de cáncer de ovario.

Tras tener en cuenta los factores potencialmente influyentes, los cálculos indicaron que varias funciones laborales podrían estar relacionadas con un mayor riesgo de padecer la enfermedad.

En particular, las personas que habían trabajado 10 años o más en profesiones tales como peluquería, barbería, estética y afines, presentaban un riesgo tres veces mayor de desarrollar cáncer de ovario. Del mismo modo, quienes s desempeñaron en áreas de contabilidad durante 10 años o más presentaban el doble de riesgo, mientras las que trabajaban en el sector de la construcción casi triplicaban el riesgo.

Por su parte, el empleo duradero en la industria de la confección se relacionó con un 85% de aumento del riesgo. Además, trabajar en el sector de ventas o comercio minorista se asoció respectivamente con 45% al 59% de mayor riesgo de padecer la enfermedad.

El aumento significativo del riesgo superior al 40% correspondió a los casos de exposición acumulada alta (8 años o más) a 18 agentes específicos, entre los que se incluían:
polvos de talco, amoniaco, peróxido de hidrógeno, polvo de cabello, fibras sintéticas y de poliéster, tintes y pigmentos orgánicos, celulosa, formaldehído y gases propulsores, así como sustancias químicas presentes de forma natural en los combustibles y blanqueadores.

Las mujeres que trabajan en ocupaciones relacionadas con la peluquería están expuestas a cientos de productos químicos en altas concentraciones, incluidos tintes para el cabello, champús, acondicionadores, productos de estilismo y cosméticos. El empleo en ocupaciones relacionadas con la peluquería y la exposición a 12 agentes predominantes en estas ocupaciones fueron asociadas por el estudio con mayores riesgos de cáncer de ovario.

Las tareas de peluquería, esteticismo y trabajos afines resultaron las expuestas con mayor frecuencia e intensidad a 13 agentes diferentes, entre los que destacaron el amoníaco, el peróxido de hidrógeno, tintes y pigmentos orgánicos, y blanqueadores. Estas actividades ocupan el segundo lugar entre las más comprometidas a polvos de talco.

Los autores aclaran que no está definido si las asociaciones fueron impulsadas por un único agente, una combinación de ellos u otros factores relacionados al área de trabajo.

El número de mujeres empleadas en trabajos específicos como papeleras, imprentas, producción textil, tintorerías y fábricas, al ser relativamente pequeño, también limitó el número de quienes estaban expuestas a ciertos agentes clasificados como potenciales factores de riesgo (por ejemplo, asbestos y pesticidas).

Al considerar los autores que algunas asociaciones estadísticamente significativas del estudio podrían atribuirse al azar, destacan la necesidad de realizar nuevos estudios que reproduzcan los resultados con el fin de establecer la validez y fiabilidad de su trabajo.

A pesar de las limitaciones y la posibilidad de hallazgos fortuitos, el artículo afirma que los resultados indican una evidencia sugestiva de asociación causal entre el empleo en profesiones determinadas con exposiciones laborales específicas y el aumento del riesgo de padecer cáncer de ovario.

Estudios de cáncer ocupacional sin o casi sin mujeres

Las doctoras Melissa C Friesen y Laura E. Beane Freeman, epidemiólogas ocupacionales y ambientales del Instituto Nacional del Cáncer (US National Cancer Institute -NCI) de EE.UU., al comentar el artículo en el mismo ejemplar de la revista, destacan su utilidad para reconocer el bajo nivel de participación de las mujeres en los estudios sobre cáncer ocupacional. Las profesionales subrayan, además, la necesidad de mejorar la investigación y los mecanismos que evalúan los riesgos profesionales de las mujeres con el objetivo de enriquecer la comprensión del tema. Las integrantes del NCI advierten además que al excluirse a las mujeres de los estudios relacionados con el cáncer ocupacional, se pierde la oportunidad de identificar los factores de riesgo específicamente vinculados a los diversos tipos de cáncer que afectan a las mujeres. La evaluación de las diferencias de riesgo en función del sexo y el examen de las exposiciones prevalentes en profesiones con preponderancia femenina.

Fuente: Noticias biomédicas(siicsalud.com)

Referencia:

Leung Lisa, Jérôme Lavoué, Jack Siemiatycki, Pascal Guénel, Anita Koushik. Occupational environment and ovarian cancer risk. Occupational & Environmental Medicine. 2023; 80(9).  https://oem.bmj.com/content/oemed/early/2023/06/01/oemed-2022-108557.full.pdf

https://oem.bmj.com/content/80/9/489

Científicos describieron este descubrimiento que en el futuro podrá hacer posible el desarrollo de tratamientos contra distintas enfermedades en la revista Nature Neuroscience. Read more

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