may
18
Un estudio dirigido por investigadores del Centro Oncológico Integral Jonsson de la UCLA sugiere que la IL-21, una molécula soluble implicada en la activación del sistema inmunitario, puede ser una posible diana terapéutica para ayudar a reducir los efectos secundarios autoinmunitarios endocrinos causados por la terapia contra el cáncer con inhibidores de puntos de control.
Los investigadores descubrieron que un grupo específico de células inmunitarias CD8+ con una fuerte actividad letal, denominadas células T CD8+ citotóxicas CXCR6+ IFN-γ, desempeñan un papel central en este ataque autoinmune. También descubrieron que la actividad de estas células CD8+ estaba controlada por la IL-21 y que su bloqueo prevenía la autoinmunidad tiroidea.
«Nuestro estudio es el primero que analiza en profundidad la causa de la autoinmunidad tiroidea asociada a los inhibidores de puntos de control en seres humanos y pone de relieve una posible vía para prevenir esta toxicidad autoinmunitaria relacionada con el tratamiento», afirma la Dra. Melissa Lechner, profesora adjunta de Medicina en la división de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA y primera autora del estudio.
Los inhibidores de los puntos de control son un tipo de terapia contra el cáncer que aprovecha el poder del sistema inmunitario para combatir las células cancerosas y han demostrado tener un éxito notable en el tratamiento de múltiples tipos de cáncer avanzado. Si bien este tipo de terapia ha cambiado la faz del tratamiento del cáncer, con el aumento de la activación inmunitaria pueden producirse ataques autoinmunitarios no deseados contra tejidos sanos. Estos efectos adversos relacionados con el sistema inmunitario se producen en hasta el 60% de los pacientes tratados con esta terapia y pueden contribuir a la interrupción del tratamiento, hospitalizaciones e incluso la muerte prematura.
La causa de estas toxicidades autoinmunes sigue siendo en gran medida desconocida. En la actualidad no existen tratamientos eficaces para prevenir o revertir estos efectos adversos endocrinos inmunes durante la inmunoterapia del cáncer, que casi universalmente resultan en daño permanente de órganos y la necesidad de por vida de la terapia de reemplazo hormonal.
Para investigar la causa de las toxicidades autoinmunes que se producen durante la terapia contra el cáncer con inhibidores de puntos de control, el equipo utilizó la secuenciación de ARN unicelular de muestras de tiroides de pacientes. El equipo demostró entonces que las células T CD8+ efectoras expandidas clonalmente que expresan CXCR6+ Granzima B e interferón-γ están aumentadas en individuos con acontecimientos adversos tiroideos. Además, descubrieron que la IL-21 de las células T helper CD4+ impulsa la función tirotóxica de estas células T CD8+ y que la inhibición de la IL-21 en un modelo de ratón prevenía la autoinmunidad tiroidea asociada a los inhibidores de puntos de control.
Los resultados ponen de relieve las posibles vías inmunitarias que pueden utilizarse para reducir las toxicidades de la inmunoterapia en los pacientes. Entender cómo se desarrollan las toxicidades autoinmunes en pacientes tratados con inmunoterapia contra el cáncer ayudará a los investigadores a desarrollar estrategias para reducir estos efectos secundarios, haciendo que el tratamiento sea más seguro.
Además, los mecanismos que impulsan la autoinmunidad relacionada con la inmunoterapia del cáncer pueden compartirse con enfermedades autoinmunes espontáneas, como la diabetes de tipo 1 y la tiroiditis de Hashimoto. Así pues, los resultados de este estudio también pueden ayudar a los investigadores a identificar dianas para el tratamiento de un amplio número de enfermedades autoinmunes.
El estudio se publicó en la revista Science Translational Medicine.
Mayo 18/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Oncology & Cancer – Immunology Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network.
may
18
El paciente mayor y pluripatológico es un perfil habitual en la consultas de los médicos internistas y, probablemente, “el que más puede beneficiarse de los avances terapéuticos, que implican mayor seguridad en los fármacos y más eficacia”, apunta José María Galván, adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de La Princesa, en Madrid.
Por ello, “no debemos excluirles de esos avances por ser mayores o por tener más enfermedades, al contrario, hay que priorizarlos para su administración”.
Así resumen este especialista el mensaje de unas jornadas científicas donde se ha revisado la práctica clínica en algunas de las enfermedades que los internistas atienden con más frecuencia.
Con la peculiaridad de que los ponentes de estas I Jornadas de Actualización en Medicina Interna han sido residentes (R4 y R5) del Servicio de Medicina Interna del hospital madrileño.
Residentes ‘expertos’
Bajo la dirección científica de Carmen Suárez, y con la organización de Miguel Martínez, Carmen Sáez y José María Galván, este encuentro se beneficia de un sistema de formación con el que se busca favorecer una carrera investigadora y asistencial. Galván considera que se trata de una fórmula poco habitual en los centros hospitalarios: “Durante la residencia, a partir del tercer año, se asigna a cada médico un tema de interés, en el que tendrán que profundizar y del que serán una especie de abanderados, con todo lo que ello supone”, desde una actualización exhaustiva a una mayor implicación en potenciales ensayos clínicos.
El también responsable de la consulta de diagnóstico rápido del Servicio describe cómo a través de sesiones específicas, los residentes ponen en común los conocimientos adquiridos, pero este año por primera vez se ha abierto a un auditorio externo, algo que esperan poder repetir en sucesivas convocatorias.
Los residentes como ponentes de las jornadas han “bajado a tierra” las principales novedades de aspectos de la práctica clínica tan diversos como las vasculitis primarias de pequeño vaso; el uso de la vía subcutánea en los cuidados paliativos; el pronóstico en la pluripatología, y el manejo de las encefalopatías, por mencionar algunos de los temas abordados.
VIH en pacientes no tan jóvenes
El manejo del paciente con VIH, otro perfil habitual para el internista es, tal como se expuso en la actualización a cargo de Aresio Sancha, todo un desafío a medida que aumenta la edad media y las comorbilidades.
Galván advierte de que “tenemos la idea de que los pacientes con VIH son personas jóvenes, pero la realidad es que muchos de los nuevos diagnósticos, como, por supuesto, aquellos donde se detectó la infección hace tiempo se encuentran en su cuarta o quinta década de vida. Son pacientes que presentan todo un reto de cronicidad”, afirma en alusión al riesgo de osteoporosis y de enfermedades cardiovasculares que suele confluir en estos pacientes, así como de trastornos por abuso de sustancias tóxicas o de otras enfermedades de transmisión sexual diferentes al VIH, y que, sobre todo, requieren de una adecuada organización con atención primaria y otras especialidades.
Riesgo cardiovascular e insuficiencia cardiaca
En las jornadas también salió a la palestra la importancia de optimizar la adherencia a los tratamientos para la hipertensión arterial (HTA), patología cuya actualización corrió a cargo de Carlos Rodríguez. Y Jesús Álvarez abordó, entre otros temas relativos al manejo de la insuficiencia cardiaca, cómo se están integrando algunas novedades terapéuticas, en concreto, los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2), cuyo papel beneficioso en pacientes con fracción de eyección conservada, además de en aquellos con diabetes y/o con enfermedad renal crónica, avala un uso cada vez más amplio.
Mayo 18/2023 (Diario Médico) – Tomado de Médico Joven – Jornadas de Actualización Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
may
18
En los últimos 5-10 años, la detección del cáncer de próstata ha experimentado un notable. La incorporación de novedosas técnicas de imagen «ha revolucionado completamente el diagnóstico», indica Juan Gómez Rivas, del Servicio de Urología del Hospital Clínico de Madrid. Según indica, los clínicos basaban el diagnóstico de cáncer de próstata en el tacto rectal, determinación de PSA y biopsia, en cierta medida aleatoria. La tasa de éxito de esta actuación era que aproximadamente de uno de cada tres pacientes biopsiados tenía un tumor.
«En estos momentos, la resonancia magnética (RM), al igual que en el caso de la mama, nos ayuda a saber dónde está la sospecha tumoral, lo que ha mejorado el diagnóstico: de ese tercio de pacientes, se ha pasado a que más de la mitad de los pacientes que tienen una RM positiva tienen un cáncer de próstata. De hecho, las guías clínicas señalan que todo paciente en el que se sospecha un cáncer de próstata debe tener una resonancia magnética antes de practicarle una biopsia».
Se trata además de una medida diagnóstica coste-efectiva porque la RM no sólo dirige la biopsia sino que «discierne sobre un grupo de pacientes que no la necesita porque no tiene tumor. Evita biopsias, sobrediagnósticos y sobretratamientos», señala Gómez Rivas, que acaba de recibir uno de los premios anuales que otorga anualmente la Asociación Europea de Urología en diferentes áreas; concretamente el Cristal Matula, dedicado a un urólogo joven, menor de 40 años, con una buena trayectoria académica y de divulgación científica.
El profesional, cuya línea de interés se centra en tumores genitourinarios, y más específicamente el cáncer de próstata, alude también al apoyo que ha supuesto la PET con marcador de membrana de próstata muy específico, el PSMA.
Se trata de otra nueva técnica de imagen de Medicina Nuclear que ha variado el diagnóstico de recidivas porque permite valorar dónde se encuentra con valores muy bajos de PSA. «Esta metodología permite hacer tratamientos muy dirigidos. Por ejemplo, si un paciente tiene captación de PSMA en un ganglio de la fosa ilíaca derecha, se realiza un tratamiento de radioterapia dirigido a esa zona o se practica una linfadenectomía de rescate. Si el paciente es metastásico se le trata como tal precozmente antes de que pudiera verse en un TAC o Gammagrafía. Sin duda, tanto la imagen como el PSMA han revolucionado el escenario del cáncer de próstata».
Más esperanza de vida
En el tratamiento de la enfermedad metastásica y resistente a la castración, el experto señala que en la última década, y más concretamente desde 2015 en patología metastásica, existen múltiples tratamientos que han aumentado la esperanza de vida de estos pacientes. «Anteriormente, en la patología metastásica, con terapia de deprivación estrogénica, la esperanza de vida era menor de cinco años, dependiendo de la carga metastásica. Pero, con los tratamientos actuales, la supervivencia ha aumentado más de siete años. Se ha producido un cambio positivo muy importante teniendo en cuenta, además que nuestra población de referencia está muy envejecida».
Mayo 17/2023 (Diario Médico) – Tomado de Urología – Se ensayan otras nuevas opciones de detección (Seguir leyendo) Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
may
3
Científicos del Centro Princesa Máxima de Oncología Pediátrica y del Instituto Hubrecht de los Países Bajos han revelado nuevos conocimientos sobre las características del carcinoma fibrolamelar (CLF), un tipo poco frecuente de cáncer de hígado infantil. Sus hallazgos, publicados hoy en Nature Communications, podrían ayudar a desarrollar nuevas terapias farmacológicas en el futuro. Los miniorganismos y el sistema de «tijeras moleculares» CRISPR-Cas9 permitieron a los investigadores comprender mejor la biología de los tumores y las consecuencias biológicas de los distintos cambios en el ADN. También descubrieron la probable célula de origen de uno de los tipos de tumor FLC.
El carcinoma fibrolamelar (FLC) es un tipo de cáncer de hígado que afecta sobre todo a adolescentes y adultos jóvenes. Afecta a una de cada 5 millones de personas al año, por lo que el carcinoma fibrolamelar puede calificarse ciertamente de raro. La tasa de supervivencia sigue siendo baja. Para cambiar esta situación, se necesitan nuevas formas de tratamiento.
Nuevos modelos organoides humanos
La Dra. Benedetta Artegiani, jefa del grupo de investigación del Centro Princesa Máxima de oncología pediátrica, y la dra. Delilah Hendriks, investigadora del Instituto Hubrecht, codirigieron un nuevo estudio sobre el carcinoma fibrolamelar utilizando tecnologías innovadoras. Esto permitió a los investigadores comprender mejor las distintas consecuencias biológicas de las diferentes mutaciones encontradas en el FLC y estudiar la biología de los tumores. Esta nueva información es necesaria para comprender por qué surgen los tumores e identificar posibles dianas para mejorar los tratamientos de la enfermedad. Artegiani explica: «En nuestra investigación utilizamos organoides de hígado humano sano, es decir, minihígados cultivados en el laboratorio. Desarrollamos una serie de organoides, todos ellos con diferentes cambios en el ADN, mutaciones que se habían relacionado anteriormente con la FLC. Cambiamos el fondo genético de los organoides utilizando la técnica de modificación del ADN CRISPR-Cas9, que funciona como una «tijera molecular». Debido a su rareza, no hay muchos tejidos tumorales disponibles para la investigación. Gracias a esta técnica pudimos estudiar este tipo de tumor».
Diferentes mutaciones genéticas subyacen a distintos grados de agresividad
Artegiani y Hendriks construyeron los modelos de organoides hepáticos modificando la proteína quinasa A (PKA) mediante CRISPR-Cas9. La PKA es una proteína de señalización compleja, capaz de activar o desactivar otras proteínas. Este «interruptor proteínico» se compone de diferentes unidades, cada una de ellas codificada por un gen diferente. Modificar la función de las distintas unidades mediante cambios genéticos parece ser crucial para la aparición de la FLC.
Los organoides contenían el denominado gen de fusión mutante DNAJB1-PRKACA. Este cambio en el ADN se encuentra con mucha frecuencia en los tumores FLC. Hendriks: «Al reconstruir esta mutación en los organoides, vimos que, efectivamente, es capaz de reflejar múltiples características de los tumores que vemos en pacientes con FLC. Sin embargo, esta única mutación causó un efecto más bien leve en el comportamiento celular y molecular general de las células hepáticas».
La situación cambió por completo cuando introdujeron otro conjunto de cambios en el ADN, también hallados en pacientes con FLC. Artegiani: «Este segundo fondo no sólo contiene una mutación en uno de los genes PKA, PRKAR2A, sino también en un gen adicional llamado BAP1. En este caso, los organoides presentaban características típicas de un cáncer agresivo. Esto sugiere que diferentes antecedentes genéticos de FLC conducen a diferentes grados de agresividad tumoral». Además, el gran efecto transformador causado por los cambios en el ADN de BAP1 y PRKAR2A permite a las células adaptarse a distintos entornos. Esto explica posiblemente el crecimiento descontrolado de las células durante la formación del tumor FLC.
Los investigadores concluyeron que, aunque las mutaciones en los genes PKA son cruciales, podrían no ser suficientes para el desarrollo de FLC. Hendriks: «Estos hallazgos abren la posibilidad de buscar otros factores que se den junto con las mutaciones de PKA en los tumores de FLC. Esto podría aprovecharse para posibles terapias futuras contra esta forma de cáncer infantil».
Descubrir la célula de origen del carcinoma fibrolamelar
Para poder desarrollar nuevas terapias, también es esencial comprender la biología del propio cáncer. Uno de los primeros pasos consiste en saber de qué tipo de célula procede el cáncer: la célula de origen. Comprender la importancia de fallos genéticos específicos en el inicio del CLF y la célula de origen podría ser crucial para entender cómo podría comportarse el tumor más adelante.
Sin embargo, durante el estudio, esto resultó especialmente difícil en el caso de la FLC. Artegiani: «La causa principal es que estos tumores presentan características tanto de los hepatocitos como de las células ductales, las dos células más importantes del hígado. Nuestros organoides mostraron que la cooperación de PRKAR2A y BAP1 transformaba un hepatocito originalmente sano en una célula ductal, con mayores características de célula madre cancerosa. Esta transformación de un tipo celular en otro se denomina transdiferenciación. Se trata de un fenómeno especialmente interesante que puede darse en diversos tumores y que dificulta especialmente la identificación de la célula de origen. Sin embargo, con el uso de nuestros modelos, pudimos descubrir los hepatocitos como la probable célula de origen».
Próximos pasos
En conjunto, este estudio supone un gran avance en la comprensión de la FLC y allana el camino para nuevas investigaciones sobre cómo tratar mejor este tipo de cáncer poco frecuente. El conocimiento de los defectos genéticos podría conducir a nuevas terapias para los niños con esta enfermedad. Y la comprensión de la importancia de fallos genéticos específicos en el inicio de la FLC también podría ayudar en el futuro a entender mejor la heterogeneidad del tumor y la respuesta entre pacientes.’
Este estudio ha sido financiado por la Fibrolamellar Cancer Foundation (FCF).
Mayo 3/2023 (EurekaAlerts!) – Tomado de News Releases – Peer-Reviewed Publication (PRINCESS MÁXIMA CENTER FOR PEDIATRIC ONCOLOGY) Copyright 2023 by the American Association for the Advancement of Science (AAAS)
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator
may
2
Científicos de varios centros estadounidenses han identificado 21 proteínas que distinguen la orina de los pacientes con cáncer urotelial de los individuos sanos. De ellas, el dímero D ofreció valor diagnóstico con una sensibilidad del 97% y una fiabilidad global del 96%, mientras que la interleucina-8 mostró una especificidad y sensibilidad de prácticamente el 100% en la detección de la invasión muscular, parámetro clínico que pudo ser igualmente identificado con similar fiabilidad por los niveles de inmunoglobulina A. Combinando los biomarcadores originalmente identificados, los investigadores han generado dos conjuntos dirigidos al diagnóstico y a la detección de invasividad, respectivamente, los cuales han sido validados en una cohorte independiente.
Chandra Mohan, investigador de la Universidad de Houston y co-director del estudio, afirma que el estándar diagnóstico en el cáncer de vejiga es la citoscopia, frecuentemente asociada a dolor y complicaciones, tales como la hematuria y las infecciones. Aunque la citología urinaria ofrece una alternativa no invasiva, su sensibilidad apenas alcanza el 50%, asegura el científico. La variabilidad entre observadores de los especímenes de orina dificulta, además, la determinación del grado del tumor. Por otro lado, éste determina la sensibilidad de varios de los tests urinarios aprobados por la FDA aumenta, lo que hace inconveniente su uso como método único de diagnóstico y monitorización. Los biomarcadores urinarios están potencialmente desprovistos de estas desventajas, siendo además ideales para uso en dispositivos que pueden ser operados por el propio paciente, señala Mohan. A diferencia de estudios previos, en los que los biomarcadores urinarios habían sido pre-seleccionados en función de asociaciones ya conocidas, el actual ha hecho uso de la tecnología SOMAscan, la cual puede cuantificar más de 1000 proteínas en una sola muestra.
Mayo 01/2023 (IMmédico) – Tomado de Oncología Copyright 2023: Publimas Digital
may
1
Los adultos jóvenes que superan un cáncer se enfrentan a retos únicos en su vida adulta. Entre ellos se incluyen impactos tanto psicológicos como físicos, como trastornos de la imagen corporal, dificultades en las relaciones sociales, problemas de fertilidad y sexuales, ansiedad, depresión y miedo a la reaparición del cáncer. El cáncer testicular es uno de los cánceres no cutáneos más frecuentes entre los hombres al final de la adolescencia y al principio de la edad adulta.
El doctor Michael Hoyt, profesor asociado de Salud de la Población y Prevención de Enfermedades, ha desarrollado una nueva terapia conductual que, según él y sus colaboradores, podría proporcionar el apoyo que tanto necesitan los jóvenes adultos supervivientes de cáncer testicular.
Su investigación se publica en la revista Annals of Behavioral Medicine.
En un ensayo aleatorizado y controlado, 75 adultos jóvenes supervivientes de cáncer testicular recibieron la Terapia de Regulación de Emociones Centrada en Objetivos (GET, por sus siglas en inglés) o la terapia de apoyo auditivo. La GET es una intervención de seis sesiones dirigida a mejorar la autorregulación mediante la mejora de las habilidades de navegación de objetivos, la mejora del sentido y el propósito, y la mejora de la capacidad para regular respuestas emocionales específicas. Las personas que recibieron la intervención GET presentaban menos síntomas depresivos y de ansiedad que las que recibieron terapia de apoyo auditivo, y estas mejoras continuaron 3 meses después.
«Nuestro objetivo final es ver prosperar a nuestros jóvenes adultos supervivientes de cáncer y si nuestra intervención puede reducir los resultados adversos, entonces es prometedora», dicen los autores.
Para más información: Hoyt, M., et al. (2023). Goal-Focused Emotion-Regulation Therapy (GET) in Young Adult Testicular Cancer Survivors: A Randomized Pilot Study, Annals of Behavioral Medicine. DOI: 10.1093/abm/kaad010.
Mayo 01/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Oncology & Cancer – Psychology & Psychiatry Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network.
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator