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“Es un momento emocionante en la investigación sobre regeneración de células productoras de insulina como terapia para la diabetes”. Así lo afirma Adolfo García Ocaa, jefe del Departamento de Endocrinología Molecular y Celular del Instituto de Investigación Beckman/Centro Médico City of Hope, en Duarte (California). Adolfo ha destacado durante el congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED) cómo la familia de fármacos que inhiben la diana intracelular DYRK1A, con la harmina a la cabeza, están confirmando su potencial regenerador. Para García Ocaña, en combinación con otras moléculas, esta familia podría convertirse en un arma terapéutica fundamental tanto para la diabetes tipo 1 como el tipo 2.
El XXXIV Congreso Nacional de la SED, reúne estos días en el Palacio de Congresos de Valencia a más de 1.200 profesionales para analizar las últimas novedades en esta patología, de gran impacto a nivel sanitario y económico.
Según explica Adolfo García Ocaña a DM, “en el año 2015 se descubrió la harmina entre más de 100.000 compuestos y, a partir de entonces, ha existido una explosión de estudios y nuevas moléculas que inhiben de forma específica la diana intracelular DYRK1A” y los ensayos en modelos animales preclínicos arrojan una conclusión clara: “Son capaces de aumentar la regeneración de células beta”.
Multiplicar por siete las células beta
Los resultados del grupo de investigación de García Ocaña -muchos de los cuales han sido presentados en los últimos dos años en la Sociedad Americana de Diabetes y han sido enviados recientemente para su publicación en revistas de alto impacto- indican que el tratamiento durante tres meses con harmina, en combinación con activadores del receptor de GLP1 (como exenatida, semaglutida), es capaz de aumentar siete veces la cantidad de células beta humanas en ratones trasplantados con islotes humanos.
“Esto supone que una persona que sea diabética con un número limitado de células beta pancreáticas, podría multiplicar por siete ese número en tres meses de tratamiento. Es muy significativo”, resume.
En estos momentos, están muy avanzados y próximos a su finalización estudios clínicos en fase 1 realizados en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, cuyo objetivo es calibrar la seguridad y determinar la dosis máxima tolerable de harmina. No obstante, recuerda García Ocaña, estamos en una etapa inicial del proceso y aún son necesarios los estudios en fase 1B y posteriores para comprobar “su utilidad en diabetes tipo 1 y 2”.
Posible encaje
¿Pero cuál es el posible encaje? En diabetes tipo 1, apunta el experto, “está claro que no hay una bala de plata: la harmina, o cualquier molecular similar, no va a ser capaz per se de automodular el sistema inmune, aumentar el número de células y protegerlas, entre otras cosas”.
Así se vislumbra “una combinación de las moléculas que aumentan la regeneración con inmunomoduladores para que el sistema inmune no ataque las células que estamos creando”. Para García Ocaña, el candidato podría ser “una semaglutida, que se están utilizando ahora” o los nuevos fármacos que están saliendo, que afectan tanto al receptor del GLP-1 como al del GIP o el glucagón. En palabras del especialista, ese enfoque “permitirá que haya una sinergia y mayor seguridad y especificidad”.
Su grupo de investigación ya ha observado que “harmina, en conjunción con un anticuerpo anti-CD3 (teplizumab, recientemente aprobado por la FDA), induce la remisión de la diabetes tipo 1 en ratones diabéticos”. En cualquier caso, insiste, fija un marco temporal para resultados definitivos por alrededor de 10-15 años. En diabetes tipo 2, es previsible que el proceso sea más ágil. Por el momento, “lo que hemos descubierto es que la harmina, junto con los activadores del receptor de GLP-1, tienen un efecto sinérgico aumentando la potencia de estas pequeñas moléculas”.
Además, se suma la especificidad que producen estos activadores del receptor de GLP-1 en células con dichos receptores. Y como existen fármacos que ya se usan en la clínica en pacientes con diabetes tipo 2, “es más fácil añadir una nueva molécula y ver cuál es el resultado”.
Abril 21/2023 (Diario Médico) – Tomado de Endocrinología – XXXIV Congreso Nacional de la SED https://www.diariomedico.com/medicina/endocrinologia/una-molecula-regenera-las-celulas-beta-en-islotes-pancreaticos.html Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
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El Grupo de Investigación Traslacional de Tumores Sólidos Pediátricos del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA participa en el diseño de una metodología basada en la integración de técnicas de análisis digital y genómico de los elementos que forman parte del frente de invasión tumoral (interfaz entre el tejido tumoral y el sano) para inferir agresividad en dos tipos diferentes de tumores agresivos de útero: adenocarcinomas (tumores que se originan en el endometrio) y leiomiosarcomas (tumores que se originan en el miometrio). Este proyecto se desarrolla junto a otros grupos de investigación españoles del Programa de Investigación de Tumores de Baja Prevalencia del CIBERONC (Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer) del Instituto de Salud Carlos III, recientemente denominado Grupo de Diagnóstico y Terapia de Precisión.
Aunque el cáncer de útero es el más frecuente del aparato reproductor femenino, es de baja prevalencia en la sociedad, lo que explica un conocimiento inferior respecto a otro tipo de tumores más frecuentes. Incrementar el conocimiento de estas patologías es el objetivo del Grupo de Diagnóstico y Terapia de Precisión del CIBERONC, al que pertenece el citado grupo de INCLIVA.
El actual trabajo tiene como investigadores principales a los doctores Rosa Noguera, coordinadora del Grupo de Investigación Traslacional de Tumores Sólidos Pediátricos de INCLIVA, y Xavier Matias-Guiu, jefe de servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario de Bellvitge. Su desarrollo y resultados se resumen en el artículo ‘Integrating digital pathology with transcriptomic and epigenomic tools for predicting metastatic uterine tumor aggressiveness’, publicado recientemente en Frontiers in Cell and Developmental Biology, que tiene como co-autora primera a Sofía Granados Aparici, investigadora del Grupo de la Dra. Noguera en INCLIVA.
El punto de partida era un estudio previo en el que se empleaban las mismas herramientas para evaluar las diferencias entre estos dos tipos de tumores antes de la metástasis. Ahí ya se observaban pequeñas diferencias en su respuesta antimicrobiana.
El campo de la oncología de precisión se verá muy beneficiado con la aparición de este tipo de herramientas, ya que permiten determinar qué elementos de los que componen el tumor son claves para predecir metástasis, qué tipo de terapias novedosas pueden aumentar la efectividad de los tratamientos actuales y cuáles son más específicas y personalizadas para mejorar la calidad de vida de las pacientes.
En este estudio, desarrollado a lo largo de dos años y concluido en septiembre de 2022, se han comparado distintos aspectos de la composición de los elementos del tumor en la zona de invasión al tejido sano en muestras de biopsias de adenocarcinoma y leiomiosarcoma antes y después de su metástasis a pulmón.
En primer lugar, mediante análisis de imagen digital, se han estudiado los patrones de andamiaje de un tipo de fibras de colágeno, las fibras reticulares. La organización de las fibras en el frente de invasión tumoral en otros tumores, como el de mama, ya permite determinar si el tumor tiene un comportamiento más o menos agresivo. En segundo lugar, se ha obtenido información sobre los tipos de células inmunitarias que se infiltran en la zona de invasión, ya que las células inmunes tienen un valor esencial en la lucha contra la agresividad tumoral y han permitido la emergencia de terapias novedosas como la inmunoterapia.
Finalmente, se han estudiado de forma detallada, los cambios a dos niveles genómicos: el epigenómico, que determina cómo se ve facilitada la activación de los genes, y el transcriptómico, que muestra qué genes están activos. Comparando estos dos tipos de tumores agresivos de útero, los investigadores han observado una clara asociación entre la disposición de las fibras de reticulina, la composición de células inmunitarias y los cambios genómicos, factores que indicarían que un tumor es más agresivo que el otro.
Junto con la supervisión y validación de los patólogos expertos, el desarrollo de estas metodologías integradoras podría incorporarse a la evaluación patológica rutinaria para incrementar la precisión a nivel diagnóstico, pronóstico y/o terapéutico.
Los tumores agresivos uterinos, como el resto de tumores de baja prevalencia, requieren la colaboración entre instituciones y hospitales para poder establecer cohortes con un número suficiente de pacientes para los estudios de investigación. La cohorte de estudio se realizó mediante la contribución de muestras de pacientes procedentes del Hospital Universitari Vall d’Hebron y Hospital Universitari de Bellvitge de Barcelona, Hospital Universitari Arnau de Vilanova de Lleida, Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla y Hospital Universitario de Oslo.
La publicación del artículo en Frontiers in Cell and Developmental Biology representa el resultado de la sólida colaboración entre los distintos grupos de tumores de baja prevalencia de CIBERONC. El estudio, además de abordar futuras alternativas clínicas de tratamiento oncológico de tumores uterinos agresivos, sienta las bases para una estrecha colaboración multidisciplinar y de alcance transversal en la investigación de otros tipos de tumores más prevalentes. Con el fin de desarrollar una estrategia más integrativa, se intentarán optimizar sistemas de inteligencia artificial, biosensores y modelos 3D sintéticos para identificar posibles dianas terapéuticas e implementar regímenes terapéuticos personalizados.
Abril 12/2023 (Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología) – Tomado de la selección de noticias sobre salud, España. Copyright 2023. Fundación 3CNI.
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Un equipo internacional de investigadores ubicados en el Centro RIKEN de Ciencias Médicas Integrativas (IMS) en Japón descubrió que las personas que portan ciertos factores de riesgo genéticos para el cáncer gástrico tienen un riesgo más elevado de desarrollar esta enfermedad si también han sido infectadas por la bacteria Helicobacter pylori. El hallazgo, publicado en The New England Journal of Medicine, podría contribuir al desarrollo de una medicina genómica adaptada para tratar específicamente este tumor, según los autores.
El cáncer de estómago es la cuarta causa principal de muerte por cáncer en todo el mundo y en su potencial desarrollo influyen factores de riesgo tanto ambientales como genéticos. Ambientalmente, la infección por H. pylori aumenta el riesgo de cáncer de estómago. Debido a que la presencia de H. pylori en el este de Asia es alta, la incidencia de cáncer de estómago es mayor en países como Japón, por ejemplo.
Estudio en población japonesa
Desde el punto de vista genético, se conoce que ciertas variantes están asociadas con el riesgo de enfermedad. Así, por ejemplo, las personas que portan una determinada variante patógena hereditaria del gen CDH1 tienen un mayor riesgo de cáncer gástrico.
La prueba de la presencia de variantes patogénicas es ahora otra de las distintas medidas que se están tomando para la prevención, vigilancia y selección del tratamiento del cáncer. Sin embargo, todavía faltan estudios de casos y controles a gran escala. Además, los datos de los que se han realizado no han evaluado todavía cómo cambia el riesgo de cáncer de estómago cuando las variantes patogénicas interactúan con factores ambientales como H. pylori. Por tanto, tampoco está claro qué medidas clínicas reales podrían llevarse a cabo.
Para abordar este problema, el equipo de investigación analizó el riesgo de cáncer gástrico en un estudio a gran escala de casos y controles en población japonesa, considerando si eran portadores de variantes patogénicas y si habían sido infectados por H. pylori.
Usando un método para el análisis genómico desarrollado originalmente en RIKEN, el equipo conjunto dirigido por Yukihide Momozawa, del Laboratorio de Desarrollo de Genotipado de RIKEN IMS y Keitaro Matsuo, de la División de Epidemiología y Prevención del Cáncer del Centro del Cáncer Aichi, en Japón, analizó muestras de ADN de más de 11.000 pacientes con cáncer de estómago y 44. 000 personas sin cáncer para 27 genes asociados con herencia tumores Su análisis identificó nueve genes que estaban altamente asociados con el riesgo de cáncer de estómago. Después, se estudió la interacción entre las variantes patogénicas en los nueve genes y el historial de infección por H. pylori de cada paciente.
El primer hallazgo fue que el riesgo de cáncer gástrico era significativamente mayor cuando una variante patogénica se combinaba con una infección por H. pylori que cuando cualquiera de los factores estaba presente solo. De los nueve genes en los que se centraron el estudio, cuatro fueron de particular interés porque codifican proteínas que normalmente ayudan a reparar el ADN dañado.
Yoshiaki Usui, coordinador de la investigación, considera que estas variantes patogénicas exacerban el daño causado por la infección por H. pylori. «La infección por esta bacteria conduce al desarrollo tumoral porque promueve la ruptura de la doble cadena del ADN y desestabiliza el ADN de las células del estómago. La combinación de este fenómeno con la presencia de variantes genéticas que impiden la reparación normal del daño parece aumentar sustancialmente el riesgo de cáncer gástrico».
Dado que la prevalencia de la infección por H. pylori es elevada y su erradicación ha resultado difícil, la detección de variantes patogénicas puede ayudar a determinar a quién se debe dar prioridad para las intervenciones. En general, reducir el riesgo de cáncer de estómago mediante la prueba de infección por H. pylori y erradicarla sigue siendo una alta prioridad para el colectivo médico, independientemente de si son portadores de las variantes patogénicas.
Prevención y erradicación
«Para la práctica clínica, tendremos que determinar hasta qué punto la erradicación de H. pylori tiene realmente un efecto preventivo o cuándo se debe considerar la erradicación», señala Matsuo.
Para este profesional, la información obtenida contribuirá a la renovación de las pautas de la práctica médica sobre el cáncer gástrico y las variantes patogénicas. «Se espera que contribuya a establecer un sistema de medicina genómica a la medida, que incluya una mejor precisión diagnóstica, el desarrollo de terapias dirigidas a los genes causantes y los métodos y medidas preventivas más apropiadas para reducir los casos de cáncer gástrico», dice Momozawa.
Abril 12/2023 (Diario Médico) – Tomado de la Selección de Oncología. Copyright 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
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Una investigación ha conseguido corregir, con tecnología de edición génica CRISPR-Cas9, la mutación del gen causante de la distrofia muscular LGMD D2 en células de pacientes afectados por este trastorno, también conocido como distrofia muscular de la transportina, lo que supone un potencial tratamiento para esta enfermedad ultrarrara que afecta especialmente a población española. Read more
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