Imagen: Archivo. Un equipo internacional de científicos ha obtenido un exhaustivo atlas del envejecimiento del músculo esquelético humano, un avance que será una inestimable ayuda para desarrollar estrategias preventivas y terapéuticas en la tercera edad.

En un mundo cada vez más envejecido, urge conocer en detalle la causa y la progresión de las enfermedades del músculo esquelético, el sistema motor clave del cuerpo humano que desempeña un papel fundamental en la regulación metabólica corporal.

Con la edad, sobre todo en individuos de más de 80 años, los músculos esqueléticos sufren sarcopenia, una pérdida progresiva de masa y función muscular, que no sólo provoca discapacidad en el individuo, sino que también interviene en el rápido declive de las funciones generales de las personas mayores, haciéndolas más frágiles.

Los mecanismos subyacentes no se conocen bien porque hasta ahora no se habían investigado las bases biológicas de la sarcopenia a nivel unicelular.

Ahora, un equipo internacional de científicos liderados por la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona ha analizado la expresión génica y el estado epigenético de 387 000 células individuales en biopsias de músculo de las extremidades inferiores de 31 individuos de diferentes sexos, edades y regiones.

Con estos datos, han esbozado el atlas unicelular del músculo esquelético humano envejecido más completo hasta la fecha, un innovador estudio cuyos detalles se han publicado este lunes en Nature.

Liderado por Pura Muñoz-Cánoves, profesora de investigación ICREA en la UPF e investigadora principal en el Instituto de Ciencias Altos Labs San Diego, y por Miguel A. Esteban, investigador en BGI-Research en Shenzhen, en el equipo han participado también científicos de la Universidad de Valencia/INCLIVA y del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia.

«Este estudio será una referencia tanto para los campos del envejecimiento como de la sarcopenia y la fragilidad», subraya Muñoz-Cánoves.

El músculo esquelético humano está formado en gran parte por fibras musculares (miofibras) de dos tipos: las que realizan principalmente actividades físicas de resistencia (carreras de larga distancia o ciclismo) y las de tipo 2, esenciales en las actividades físicas que exigen explosiones de potencia (saltos, sprints o el levantamiento de pesas).

Este trabajo describe cómo las poblaciones de células musculares esqueléticas cambian con el envejecimiento y qué redes multicelulares subyacen a estos cambios.

Los investigadores descubrieron que con el envejecimiento las fibras musculares de tipo 2 se deterioran de forma constante, mientras que las fibras musculares de tipo 1 permanecen relativamente estables y toleran mejor el envejecimiento.

El estudio también se refiere a la capacidad de los músculos para repararse a sí mismos (tras una lesión, las células madre musculares proliferan y empiezan a diferenciarse en músculo, fusionándose entre sí o con las fibras musculares existentes para reparar el músculo dañado).

El equipo descubrió que con el envejecimiento estas células madre entran en un estado de cebado prematuro y tienen menor capacidad de regeneración.

Al mismo tiempo, las células endoteliales también experimentan una serie de cambios que hacen que los músculos sean más susceptibles al deterioro en respuesta a las lesiones y pueden promover la inflamación sistémica y acelerar el deterioro de la función física general en las personas mayores.

Además, la comparación cruzada con datos genéticos permitió a los investigadores identificar los elementos clave que predicen la susceptibilidad a la sarcopenia.

«Nuestra investigación científica conjunta proporciona una nueva perspectiva para entender el envejecimiento del músculo esquelético humano y una base científica apasionante para el desarrollo de estrategias preventivas y terapéuticas», subraya Esteban.

Para Joan Isern, Eusebio Perdiguero y Antonio Serrano, de los equipos de Altos Labs y la UPF, «será importante comparar este atlas de envejecimiento muscular humano con atlas celulares previos de primates no humanos y de otras especies, ya que ayudará a establecer comparaciones adaptativas interespecies y a predecir la susceptibilidad a enfermedades».

Además, Mari Carmen Gómez-Cabrera y Julio Doménech-Fernández (de la Universidad de Valencia/INCLIVA y del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia, respectivamente) creen que «este atlas también será una referencia importante para futuros estudios en pacientes con enfermedades neuromusculares».

«Esperamos que sea la base de muchas investigaciones para ralentizar o incluso bloquear la sarcopenia, la fragilidad y el deterioro muscular en personas mayores, promoviendo un envejecimiento corporal más saludable durante más tiempo y aumentando la longevidad», concluye Muñoz-Cánoves.

22 abril 2024|Fuente: EFE|Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia

abril 24, 2024 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: ancianos, Enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas, Envejecimiento, Fisiatría, Geriatría | Etiquetas: , , |

Se trata de una afección a la que se ha prestado poca atención hasta la fecha y que afecta principalmente a las personas obesas: debido a la falta de ejercicio, este grupo de población puede sufrir una atrofia muscular gradual, que permanece oculta bajo la capa de grasa y, por tanto, no se detecta. El Prof. Dr. Med. Stephan Bischoff, de la Universidad Hohenheim de Stuttgart, forma parte de un grupo internacional de expertos que definió el nuevo cuadro clínico de «obesidad sarcopénica» y elaboró criterios para su diagnóstico. Los expertos publicaron sus conclusiones en las revistas Clinical Nutrition y Obesity Facts. El siguiente paso es desarrollar terapias adecuadas.

La atrofia muscular por falta de ejercicio es una enfermedad que hasta ahora se ha observado sobre todo en ancianos, enfermos crónicos y como consecuencia de periodos prolongados de inmovilidad. Ejemplos de estas enfermedades crónicas podrían ser el cáncer, la insuficiencia cardíaca o la diabetes. La inmovilidad prolongada puede deberse, por ejemplo, a llevar una escayola o estar confinado en cama durante mucho tiempo.

La novedad, sin embargo, es la constatación de que los jóvenes también pueden sufrir pérdida de masa muscular si son obesos, explica el nutricionista clínico Bischoff. «A medida que aumenta la obesidad, primero aumenta la masa muscular para compensar el aumento de peso. Después, sin embargo, la masa muscular suele alcanzar un punto de inflexión en el que empieza a disminuir de nuevo debido a la falta de ejercicio.»

Al principio, dijo Bischoff, la asociación entre obesidad y atrofia muscular se advirtió debido a un grupo de observaciones aisladas. Para corroborar la sospecha, dos sociedades profesionales -la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) y la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO)- decidieron aclarar la cuestión con un grupo de expertos convocado al efecto.

En su nombre, Bischoff y más de 30 colegas reunieron a expertos de 16 países de Europa y el extranjero. En una reunión de consenso en cuatro fases, expertos de distintas disciplinas elaboraron una definición clínica y unos procedimientos diagnósticos. El grupo estuvo coordinado por el Prof. Dr. Lorenzo Donini, de la Universidad italiana de la Sapienza, en Roma.

El documento de consenso recomienda una combinación de métodos de diagnóstico que incluyen la determinación de las proporciones de grasa y masa muscular del cuerpo y se mide la función muscular.

Para determinar la composición corporal puede utilizarse, por ejemplo, el análisis de bioimpedancia: el analizador hace pasar una corriente débil por el cuerpo del paciente. La composición corporal puede calcularse a partir de la resistencia eléctrica. Otra posibilidad es utilizar mediciones de imágenes por resonancia magnética (IRM).

Para comprobar la función muscular, existen una serie de pruebas estandarizadas. Por ejemplo, se puede registrar el número de veces que los pacientes pueden levantarse y sentarse en un minuto o la distancia que pueden caminar en 6 minutos.

«Hablamos de obesidad sarcopénica cuando tanto la proporción de masa muscular es demasiado baja como la función muscular ya está deteriorada», explica Bischoff. El diagnóstico final tendría entonces en cuenta detalles como la edad, el sexo e incluso la etnia.

La dieta rica en proteínas, una esperanza entre las terapias

El tratamiento de la obesidad sarcopénica sigue siendo objeto de investigación, subraya Bischoff. Sin embargo, ya están apareciendo los primeros resultados.

«Gracias a la investigación sobre la obesidad, ya conocemos algunos programas de reducción de peso. Hace unos 20 años que aplicamos con éxito uno de ellos en la Universidad de Hohenheim. Ahora tenemos que prestar aún más atención a mantener la masa muscular intacta o reconstruida en la medida de lo posible durante la pérdida de peso. La forma más prometedora de conseguirlo parece ser una combinación de entrenamiento de fuerza y dieta rica en proteínas».

Bischoff dijo que lleva décadas recomendando la dieta rica en proteínas y que la utiliza en su propia consulta: «Hasta ahora, hemos recomendado la dieta rica en proteínas principalmente porque sacia el hambre rápidamente, aumentando así el éxito de la pérdida de peso.»

Probablemente sería necesario realizar ajustes en la terapia de ejercicio: «Más importante que el entrenamiento de resistencia parece levantar pesas, como hacen los culturistas y los levantadores de pesas».

Mayo 15/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Health – Overweight & Obesity Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network

 

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