sep
10
El cambio climático, los incendios forestales y la contaminación del aire siguen teniendo «un impacto negativo creciente sobre la salud, los ecosistemas y la agricultura», con millones de muertes atribuidas al aire sucio, señaló en un informe este jueves 5 la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
«Casi todos los habitantes de la Tierra, nueve de cada 10 personas, respiran un aire que, en esencia, no es apto para su uso, contiene un alto nivel de contaminantes, y son los países de ingresos bajos y medios los más afectados», dijo Lorenzo Labrador, oficial científico de la OMM.
Según Labrador «la contaminación del aire ambiental, procedente sobre todo de los vehículos y de la industria, causa más de 4,5 millones de muertes prematuras al año».
Esa cifra «supera las muertes causadas por la malaria y el VIH/sida juntas, por lo que la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental de nuestro tiempo. No solo para la salud en sí misma, sino que también exacerba el cambio climático», agregó.
El boletín de la OMM destacó que las especies químicas que degradan la calidad del aire se emiten, por lo general, junto con gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento planetario.
La mala calidad del aire, a su vez, altera la salud de los ecosistemas, dado que los contaminantes atmosféricos se depositan sobre la superficie terrestre. La deposición de nitrógeno, azufre y ozono deteriora los servicios provistos por los ecosistemas, como el agua limpia, la biodiversidad y el almacenamiento de carbono.
«El cambio climático y la calidad del aire no pueden tratarse por separado. Van de la mano y deben abordarse conjuntamente. Reconocer esta interrelación y actuar en consecuencia llevaría beneficios para la salud del planeta, sus habitantes y nuestras economías», dijo la secretaria general adjunta de la OMM, Ko Barrett.
Aunque los datos que nutren el boletín sobre calidad del aire y clima corresponden a 2023, «en los ocho primeros meses de 2024 se han mantenido las tendencias observadas el año anterior: calor intenso y sequías persistentes que han avivado el riesgo de incendios forestales y contaminación atmosférica», indicó Barrett.
Los períodos de calor intenso observados en lo que va de año, más las sequías persistentes en todo el mundo, aumentan el riesgo de incendios forestales y contaminación del aire.
El reporte expone que la inhalación de materia particulada con un diámetro de 2,5 micrómetros (milésimos de milímetro), o menos, constituye un grave peligro para la salud, en especial si se prolonga durante largos períodos.
Entre las fuentes de esas diminutas y dañinas partículas destacan las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles, los incendios forestales y el polvo del desierto levantado por el viento.
El informe menciona que el año pasado batió récords la superficie de tierra quemada por incendios forestales en Canadá, por ejemplo, con mayor emisión de partículas incluso que los incendios en Siberia (Rusia) el año 2021.
Entre las enfermedades prevenibles que causa el aire contaminado están los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades cardíacas, el cáncer de pulmón y las enfermedades respiratorias agudas, incluido el asma.
Según el informe se observa «una tendencia a una menor contaminación en Europa y China», en comparación con América del Norte y la India, donde hubo aumento en las emisiones contaminantes provenientes de actividades humanas e industriales.
Otro aspecto subrayado por Labrador es que «las partículas en suspensión pueden afectar la productividad de los cultivos», incluidos el maíz, el arroz y el trigo.
«Mucha de esta contaminación por partículas en suspensión que afecta el rendimiento de los cultivos se debe a prácticas humanas, que incluyen las de uso de la tierra en la labranza y la cosecha. También la aplicación de fertilizantes y la quema de rastrojos al final de la temporada de crecimiento», observó.
Según datos recabados de experimentos en India y China, la materia particulada puede menguar el rendimiento de los cultivos hasta en 15 % en zonas contaminadas.
Esa materia en el aire reduce la cantidad de luz solar que llega a la superficie de las hojas y bloquea físicamente los estomas de las hojas, que regulan el intercambio de vapor de agua y dióxido de carbono con la atmósfera.
El boletín se presentó de modo previo al Día del Aire Limpio para Cielos Azules de este año, el 7 de septiembre, con llamados de la OMM a los gobiernos para proteger la salud, el medio ambiente y la economía ante la contaminación del aire.
Los países y sus ciudades «tienen que reconocer primero que existe un problema de calidad del aire y que hay suficientes datos para reconocer que se trata de un problema mundial, en particular en las zonas urbanas», concluyó Labrador.
06 septiembre 2024|Fuente: IPS |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jul
24
Los incendios forestales y el polvo sahariano repercuten en el agravamiento de determinadas enfermedades, como las cardiorrespiratorias. Ahora, un estudio constata que además pueden tener influencia en las enfermedades mentales, con un efecto ‘estadísticamente significativo’ en los ingresos hospitalarios.
Esta es una de las conclusiones de un trabajo que publica la revista Science of the Total Environment, firmado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), de la Universidad de Alcalá, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat).
Agravamiento de enfermedades mentales
El cambio climático afecta tanto a la frecuencia y magnitud de los incendios forestales como al aumento del número de días con intrusiones de polvo sahariano, lo que impacta en la salud, señala una nota del ISCIII. El nuevo estudio analiza cómo influyen ambos fenómenos en los ingresos hospitalarios por trastornos mentales.
Se conocía que el aumento de las denominadas partículas finas (PM), que se produce cuando hay incendios y polvo sahariano, repercute en enfermedades cardiorrespiratorias y variables adversas al nacimiento (bajo peso o prematuridad).
La nueva investigación evidencia que también puede tener influencia en el agravamiento de patologías mentales.
El trabajo analizó la relación entre las concentraciones medias diarias de partículas PM10, PM 2,5, dióxido de nitrógeno (NO2), ozono (O3) y la temperatura máxima diaria en olas de calor, y los ingresos hospitalarios diarios en urgencias en España debidos a trastornos mentales y del comportamiento, depresión y ansiedad.
El período de estudio abarcó 2009-2018 e incluyó datos de una provincia representativa de cada una de las nueve regiones en las que se dividió España para analizar las intrusiones de los compuestos y las partículas: A Coruña, Las Palmas, Madrid, Málaga, Islas Baleares, Sevilla, Valencia, Vizcaya y Zamora.
En algunas provincias, como Vizcaya, Islas Baleares y Sevilla, las concentraciones de PM llegan a relacionarse con cerca del 40 % de los ingresos que se producen los días en los que hay transporte de partículas por combustión de biomasa.
«Las PM que vienen de los incendios forestales son cinco veces más tóxicas que las que pueden venir de un tubo de escape», ha resumido Julio Díaz, investigador del ISCIII y coautor, junto a Cristina Linares, del estudio, en una sesión informativa organizada por Science Media Centre España.
Sin embargo, en los días con intrusiones de polvo sahariano, aunque sí se produce un aumento en las concentraciones de PM, son otras variables consideradas en el análisis las que están más relacionadas con este tipo de ingresos, como la propia temperatura en olas de calor, el NO2 o el O3, que también aumenta en estos días.
Esto podría suponer que en los días con intrusión de polvo del Sáhara centrar su impacto en salud únicamente en el efecto de las PM podría llevar a minimizar sus verdaderos efectos.
Para Julio Díaz, codirector de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano, hay «mecanismos sólidos» que ya explican estas asociaciones encontradas en el estudio. Por ejemplo, las PM, el NO2 y el O3 se relacionan con el estrés oxidativo y la inflamación sistémica.
Dadas estas conclusiones, recomienda poner en marcha planes de prevención en salud pública que tengan en cuenta el efecto conjunto.
«Tenemos que ir a planes integrales que contemplen todas las variables», ha dicho Díaz, quien ha recordado que cuando hay un incendio forestal el penacho puede influir a 500-600 kilómetros.
Ingresos por enfermedades bacterianas
En un segundo estudio, el ISCII, con datos de entre 2013 y 2018, ha examinado una posible relación a corto plazo entre los ingresos hospitalarios urgentes debidos a las principales enfermedades bacterianas de transmisión alimentaria (salmonelosis, campilobacteriosis e infecciones por Eschericha coli) y las diferentes variables meteorológicas y de contaminación atmosférica, incluida la temperatura máxima diaria en olas de calor.
Los resultados respaldan que la temperatura máxima diaria es un factor de riesgo que puede favorecer el aumento de las hospitalizaciones. Se relaciona no solo con la reproducción del número de bacterias, sino también en el tiempo de incubación de la propia enfermedad.
22 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jul
5
Un estudio realizado por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos mostró que quienes consumen alimentos ultraprocesados son 10 por ciento más propensos a sufrir una muerte prematura, esencialmente por enfermedades cardiacas o diabetes.
Refrescos y carnes altamente procesadas como los perros calientes, salchichas y embutidos están más fuertemente asociados con el riesgo de mortalidad, señaló en un comunicado Erikka Loftfield, investigadora del centro.
Comer una dieta baja en estos alimentos ya se recomienda para la prevención de enfermedades y la promoción de la salud, añadió.
Según los expertos, los productos ultraprocesados están hechos principalmente de sustancias extraídas de alimentos integrales como grasas saturadas, almidones y azúcares añadidos.
También contienen una amplia variedad de aditivos para hacerlos más sabrosos, atractivos y estables, incluidos colorantes, emulsionantes, sabores y estabilizantes.
Entre ellos se encuentran los productos horneados envasados, los cereales azucarados, los listos para comer o para calentar y los embutidos.
Tras analizar datos recopilados en la década del 90 del pasado siglo de más de 540 000 personas entre 50 y 71 años, concluyeron que los alimentos ultraprocesados aumentaron específicamente el riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardíacas o diabetes, pero no cáncer.
«Los resultados de nuestro estudio respaldan un cuerpo más amplio de literatura, que incluye estudios observacionales y experimentales, que indican que la ingesta de alimentos ultraprocesados tiene un impacto adverso en la salud y la longevidad», dijo Loftfield.
Sin embargo, todavía hay mucho que no sabemos, incluyendo qué aspectos de los alimentos ultraprocesados plantean riesgos potenciales para la salud, apuntó la especialista.
03 julio 2024|Fuente: Prensa Latina|Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jun
29
Las enfermedades no transmisibles, en particular cardiopatías y cánceres, son responsables del 90 % de los fallecimientos en España, y por esa elevada prevalencia el Observatorio de Economía y Salud ha demandado que los ayuntamientos desarrollen políticas de salud pública, «más allá de las actuales funciones de salubridad».
En rueda de prensa para presentar el informe «Desafíos emergentes para la salud pública: las enfermedades no transmisibles», elaborado por este órgano independiente auspiciado por la Universidad de Alcalá, se ha subrayado que las enfermedades no transmisibles son «la principal amenaza para la salud pública», y los ayuntamientos «claves» en el diseño de estas políticas, «debido a sus conocimientos directos sobre las necesidades de la población».
Además de las patologías cardiovasculares y los tumores, las enfermedades renales y metabólicas, pulmonares, la salud mental y la obesidad se enmarcan dentro de las enfermedades no transmisibles.
De hecho, en España y según este informe, la principal causa de muerte son los tumores y las enfermedades cardiovasculares, seguidas del Alzheimer y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica: Todas ellas enfermedades no transmisibles, con un alto impacto en la calidad de vida y elevado coste para la administración.
También se ha detectado, según el estudio, un aumento del número de pacientes que sufren más de una patología crónica, especialmente aquellos de edad avanzada, «lo que lleva asociado una situación clínica de difícil gestión y un alto impacto presupuestario para el sistema sanitario».
Para la especialista en Medicina de la Actividad Física y el Deporte, María Dolores Rubio, el objetivo es «posicionar a la salud pública como una necesidad que dé respuesta a los problemas actuales del Sistema Nacional de Salud, y que el envejecimiento de la población vaya ligado a calidad de vida».
Mientras, el fundador de la consultora sanitaria Hiris Innovation Technologies, Jesús María Fernández, ha señalado que «intervenir en salud pública es intervenir en los determinantes sociales de la salud» y ha recordado que el proceso de envejecimiento es progresivo, y conlleva problemas de dependencia, polimedicación, cronicidad y soledad no deseada «sobre los que hay que actuar».
Fernández también se ha referido a la digitalización y ha alertado de que en redes sociales muchos «influencers», que nada tienen que ver con la sanidad, están interviniendo en los hábitos alimenticios de la población.
A su juicio, hay que actuar teniendo en cuenta los cambios sociales de los últimos años desde todas las administraciones públicas: «Esto no es una responsabilidad exclusiva del Ministerio de Sanidad«.
Este experto ha apelado a coordinar los sistemas sanitarios a todos los niveles, impulsar campañas de salud pública y poner en marcha la Agencia de Salud Pública, «que inexplicablemente aún está en trámite parlamentario».
También ha pedido que las comunidades tengan leyes de salud pública y que los municipios participen, «por ser la entidad pública más cercana a los determinantes sociales y quienes pueden facilitar a los ciudadanos espacios saludables, movilidad sostenible, actividad física, ocio y atención a mayores».
Y ha lamentado que todas las leyes sanitarias de la democracia española hayan ido vaciando de responsabilidad política sanitaria a los ayuntamientos: «Es un error que hay que recuperar. Las ciudades españoles deberían tomarse más en serio la salud pública».
27 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jun
13
La obesidad es hoy la forma de malnutrición más común en la mayoría de los países y actualmente, uno de cada cinco menores de edad del planeta tiene exceso de peso, confirmó una indagación publicada en la revista Jama Pediatrics.
El estudio que salió a la luz la víspera señala que el impacto de este fenómeno en la población infantojuvenil tiende al alza y la cifra de casos registrada entre 2012 y 2023 es un 60 % mayor que la reportada en la primera década del presente siglo.
Por otro lado, según las estimaciones de la Federación Mundial de la Obesidad, para 2025 habrá ya 310 millones de personas de cinco a 19 años con esta enfermedad; y en 2030 serán 350 millones.
Entre las causas más frecuentes, los expertos a cargo de la indagación, señalaron que están procesos como saltarse el desayuno, la exposición excesiva a las pantallas o el tabaquismo durante el embarazo, los cuales elevan la probabilidad de desarrollar obesidad en la infancia.
La investigación, a cargo de científicos de la Universidad de Sichuan en China, concluyó que la prevalencia global de obesidad en niños y adolescentes es del 8,5 %, aunque hay una gran variabilidad entre regiones.
En Vanuatu, una isla de Oceanía, la prevalencia es del 0,4 % y en Puerto Rico, del 28,4; mientras en España es del 9,28.
Además, los países de altos ingresos tienen cifras más altas de obesidad y sobrepeso, pero también entre ellos se identificaron grandes diferencias: en Estados Unidos, la prevalencia es del 18,6 % y en Japón, roza el 4 %.
La obesidad, advierte el estudio, también constituye la puerta a un mundo de enfermedades crónicas a medio y largo plazo como prediabetes, asma, hipertensión o hígado graso.
«Nuestra investigación reveló una alta prevalencia de comorbilidades en niños y adolescentes con obesidad y la prevalencia agrupada más alta se encontró en la depresión, que aproximadamente uno de cada tres niños con obesidad podría experimentar, seguida de la hipertensión, con una prevalencia agrupada del 28 por ciento», puntualizaron.
11 junio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
may
11
De cada 10 adultos estadounidenses, nueve se encuentran en las etapas temprana, media o tardía de un síndrome que conduce a la enfermedad cardiaca, y casi un 10 % ya la padece, trascendió hoy.
«La mala salud cardiovascular, renal y metabólica está muy extendida entre la población de Estados Unidos», concluyó un estudio dirigido por el doctor Muthiah Vaduganathan, del Hospital Brigham and Women’s y de la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston.
Los investigadores observaron específicamente las tasas de lo que la Asociación Americana del Corazón denominó síndrome cardiovascular, renal y metabólico (CKM, por sus siglas en inglés), factores interrelacionados que progresan con el tiempo y, si no se controlan, conducen a la enfermedad cardiaca.
Según los expertos, el CKM se divide en cuatro etapas: acumulación excesiva de grasa en el cuerpo, surgimiento de otros factores de riesgo metabólico (presión arterial alta, colesterol alto, diabetes), aparición de enfermedad renal de alto riesgo o un alto riesgo previsto de diagnóstico de enfermedad cardíaca en los próximos 10 años, y por último el dictamen de esta.
El estudio, publicado en la revista Journal of the American Medical Association, concluyó que casi el 90 % de los adultos estadounidenses cumplieron con los criterios para el síndrome de CKM (etapa uno o superior) y el 15 % para etapas avanzadas, ninguno de los cuales mejoró entre 2011 y 2020.
Halló que la gravedad del síndrome aumentó con la edad: un 55,3 % de las personas de 65 años o más estaban en una etapa avanzada, en comparación con un 10,7 % de las que tenían entre 45 y 64 años, y un 2,1 % de las que tenían entre 20 y 44 años.
La pesquisa demostró que la mayoría de los estadounidenses de 20 a 44 años (un 81,8 %) ya se veían afectados por estos factores de riesgo cardiacos y renales.
La raza también influyó, ya que los afroamericanos tenían un 38 % más de probabilidades de sufrir el síndrome de CKM en comparación con los blancos.
09 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia