imagesLa aceleración de la edad gestacional epigenética (EGAA) al nacer y la aceleración epigenética de la edad (EAA) en la infancia pueden ser biomarcadores del medio ambiente intrauterino. En nuevo estudio, la investigadora Anne K. Bozack, Sheryl L. Rifas-Shiman, Andrea A. Baccarelli, Robert O. Wright, Diane R. Gold, Emily Oken, Marie-France Hivert, y Andrés Cárdenas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, Harvard Medical School, Harvard T.H. Chan School of Public Health, la Universidad de Columbia y la Escuela de Medicina Icahn en el Monte Sinaí investigaron hasta qué punto el folato del primer trimestre, el B12, el 5 y los 7 metales no esenciales en la circulación materna están asociados con EGAA y EAA en la vida temprana.

Hipótemos que los nutrientes y metales esenciales del metabolism de uno- cabono(OCM) se asociarían positivamente con EGAA y los metales no esenciales se asociarían negativamente con la EGAA.

En el estudio, se calcularon la EGAA de Bohlin y la EAA de Horvath n tejido de pan y en sangre, así como la  EAA de la piel y la sangre, se calcularon usando la metilación del ADN medido en sangre de cordón (N=351) y sangre de mediana infancia (N=326; mediana de edad = 7,7 años) en la cohorte de prenatina de la serie Viva.

Se encontró que un aumento estándar de desviación en metales esenciales individuales (cobre, manganeso y zinc) se asoció con 0,94-1,2 semanas menos de la EAA de Horvath al nacer. Además, los patrones de exposiciones identificados por análisis de factores exploratorios sugirieron que una fuente común de metales esenciales se asoció con la EAA de Horvath.  Los investigadores también observaron evidencias de asociaciones no lineales de zinc con Bohlin EGAA, el magnesio y el plomo con Horvath EAA, y el cesio con la piel y la sangre al nacer. Las asociaciones al nacer no persistieron en la mediana de la infancia. El arsénico se asoció con una mayor EAA al nacer y en la infancia.

Los metales prenatales, incluidos los metales esenciales y el arsénico, se asocian con el envejecimiento  epigenético en la vida temprana, que podría estar asociado con la salud futura.

Ver artículo: Bozack AK, RifasShiman SL, Baccarelli AA, Wright RO, Gold DR, Oken E, et al. Associations of prenatal one-carbon metabolism nutrients and metals with epigenetic aging biomarkers at birth and in childhood in a US cohort. Aging[Internet].2024[citado 12 mar 2024]; 16(4):310-3136. https://doi.org/10.18632/aging.205602

12 marzo 2024|Fuente: EurekAlert |Comunicado de prensa

celula beta1Madrid, 5 Sep. 2023 (Europa Press) – Un estudio de la Universidad de Granada y el instituto de investigación ibs.GRANADA ha demostrado que las células beta del páncreas, con alta capacidad productiva de insulina, podrían ser clave en el desarrollo de la diabetes, lo que podría revolucionar su prevención y tratamiento.

El estudio, en el que la UGR ha colaborado con la Universidad de Cornell y otras instituciones como Harvard, UC Davis, la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) y la Universidad Nacional de Colombia, y publicado en la revista ‘Nature Cell Biology’, sugiere que la pérdida de un solo tipo de célula beta pancreática con alta capacidad productiva de insulina podría ser un factor contribuyente en el desarrollo de esta enfermedad.

Las células beta del páncreas son las responsables de sintetizar y secretar insulina, la hormona que controla los niveles de glucosa en sangre. Los investigadores han utilizado la técnica de transcriptómica de célula única (scRNA-Seq) para evaluar la expresión génica en células beta a nivel individual, permitiendo el estudio de subpoblaciones celulares y su importancia en el desarrollo de la diabetes.

El estudio reveló que un subtipo de células beta con una alta expresión de genes involucrados, tanto en el metabolismo del azúcar como en la secreción de insulina, está reducido en ratones y pacientes con diabetes tipo 2.

Además, se determinó que este subtipo poseía una alta expresión del gen CD63, permitiendo usar esta proteína como un marcador para aislar este tipo específico de célula beta. El trasplante de células beta con alta expresión de CD63 en ratones con diabetes restauró sus niveles de azúcar en sangre a niveles normales. Pero, al quitar las células trasplantadas, los ratones volvieron a mostrar niveles altos de azúcar en sangre. Por otro lado, el trasplante de células beta con baja expresión de CD63 no restauró los niveles de azúcar en sangre.

El estudio incluye un metanálisis que analiza diferentes estudios realizados en humanos, realizado en colaboración con investigadores de UC Davis, en el que confirmaron sus hallazgos.

Los hallazgos de este estudio sugieren que los tratamientos dirigidos a la preservación o el aumento de la frecuencia de este tipo de células beta con alta producción de insulina podrían mejorar la atención de los pacientes con diabetes tipo 2. En este sentido, los investigadores también demostraron que los agonistas de GLP-1, medicamentos que pueden ayudar a bajar de peso y disminuir de la glucosa en la sangre, mejoraron la función de las células beta con baja actividad metabólica y expresión de CD63.

El primer firmante del artículo, Alfonso Rubio, indica que ‘el uso de técnicas de célula única permitió caracterizar y determinar cambios en las diferentes subpoblaciones de célula beta generados durante la aparición de la diabetes tipo 2′. Además, añade que ‘este estudio abre una puerta a nuevos tratamientos anti-diabéticos basados en conservar o trasplantar este subtipo de célula beta con elevada actividad metabólica’.

Referencia

Rubio-Navarro A, Gómez-Banoy N,   Stoll L, Dündar F, Mawla AM,    Ma  L, et al. A beta cell subset with enhanced insulin secretion and glucose metabolism is reduced in type 2 diabetes. Nat Cell Biol 25, 565–578 (2023). https://doi.org/10.1038/s41556-023-01103-1

https://www.nature.com/articles/s41556-023-01103

Fuente: (Redacción Médica) Copyright © 2004 – 2023 Sanitaria 2000

menopausia-1

Las mujeres que experimentan sofocos más intensos tras la menopausia tienen más probabilidades de desarrollar síndrome metabólico e hipertensión arterial, según una investigación presentada en el 25º Congreso Europeo de Endocrinología celebrado en Estambul. Las conclusiones de este estudio a largo plazo ponen de relieve la importancia del uso de la terapia hormonal sustitutiva de la menopausia en estas mujeres.

El síndrome metabólico es un grupo de tres o más afecciones que se dan juntas y que aumentan el riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y diabetes de tipo 2. Estas afecciones incluyen hipertensión arterial, hiperglucemia, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles anormales de colesterol o triglicéridos. Tras la menopausia, las mujeres corren un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares.

En este estudio, investigadores de la Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas examinaron a 825 mujeres sanas de entre 40 y 65 años que habían pasado recientemente por la menopausia, en el Hospital Universitario Aretaieion de Atenas (Grecia). Realizaron un seguimiento de estas mujeres a lo largo de 15 años, entre 2006 y 2021, y descubrieron que las que sufrían sofocos de moderados a intensos eran más propensas a desarrollar hipertensión y síndrome metabólico. Además, las mujeres que desarrollaban hipertensión o síndrome metabólico eran diagnosticadas antes cuando experimentaban sofocos más intensos, en comparación con las que no los padecían o los tenían más leves.

Estudios anteriores también han mostrado una asociación entre los sofocos y el riesgo cardiovascular; las mujeres que experimentan sofocos tienen un mayor riesgo de desarrollar distintos tipos de afecciones que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Sin embargo, esta asociación nunca se había estudiado a tan gran escala en mujeres con distintos grados de síntomas. «Nuestro estudio a largo plazo está cuidadosamente diseñado: hemos emparejado a un grupo de mujeres cuidadosamente seleccionadas según la gravedad de los sofocos y su edad, y las hemos seguido durante 15 años», explica la Dra. Elena Armeni, investigadora principal.

Síntomas como los sofocos y los sudores nocturnos pueden empezar alrededor de la menopausia y durar hasta 10 años. Sin embargo, la terapia hormonal sustitutiva -medicación que contiene hormonas que el organismo ya no puede fabricar tras la menopausia- puede utilizarse para tratar los síntomas de la menopausia y proteger la salud a largo plazo, especialmente en mujeres que sufren sofocos de moderados a intensos. «Nuestros resultados vuelven a poner de relieve el papel de las estrategias de prevención cardiovascular, como el uso de la terapia hormonal sustitutiva, que deben aplicarse poco después de la menopausia», afirma el Dr. Armeni. «Debería animarse a este grupo de mujeres sanas que ya son candidatas a la terapia hormonal sustitutiva a optar por este tratamiento».

Los investigadores se interesan ahora por saber si estos factores de riesgo acumulados causan afecciones cardiacas. «Nuestro estudio muestra que las mujeres más sintomáticas después de la menopausia tienen factores de riesgo cardiovascular más prevalentes, pero no está claro si también tienen más probabilidades de desarrollar cardiopatías, diabetes de tipo 2 o sufrir un ictus», afirma el Dr. Armeni. «De ser así, las mujeres con síntomas más molestos necesitarán una educación sanitaria adecuada para asegurarse de que seguirán estando en forma y sanas en la vejez».

Mayo 16/2023 (EurekaAlerts!) – Tomado de News Releases  Copyright 2023 by the American Association for the Advancement of Science (AAAS).

 

Investigadores de la Universidad Metropolitana de Tokio han desarrollado una forma de cartografiar la distribución de la carnitina en las células musculares esqueléticas. La carnitina es un pequeño compuesto que ayuda a transportar ácidos grasos y a reducir los subproductos metabólicos. Descubrieron que las fibras musculares de tipo lento eran las que más contenían, y que la actividad provocaba rápidamente aumentos de acetilcarnitina, un producto de la respuesta inmediata de la carnitina contenida en la célula. Su técnica promete nuevos conocimientos sobre el funcionamiento de las células musculares.

Nuestros músculos necesitan energía para funcionar. Gran parte de esta energía se produce en las mitocondrias del interior de las células, donde los ácidos grasos se convierten en trifosfato de adenosina (ATP), la sustancia química que alimenta la gran variedad de reacciones que ayudan a nuestro organismo a funcionar. A ello contribuye un pequeño compuesto llamado carnitina, que ayuda a transportar los ácidos grasos a las mitocondrias. También es responsable de reducir los niveles de subproductos de la reacción, en concreto el acetil CoA (coenzima A), que puede ser tóxico en altas concentraciones. La carnitina se une a la acetil CoA y se convierte en acetil-carnitina, asegurando que el metabolismo en nuestras células funcione a la perfección. Sin embargo, el lugar exacto donde reside la carnitina en las células de las fibras musculares y cómo cambian esos niveles con el tiempo ha seguido siendo difícil de estudiar debido a la dificultad de etiquetarla de forma que ayude a diferenciar qué cantidad reside dónde y cómo cambia.

Ahora, un equipo de investigadores dirigido por el profesor adjunto Yasuro Furuichi ha ideado una forma de estudiar la distribución de la carnitina en las células de las fibras musculares y cómo cambia durante los procesos metabólicos. Utilizaron una versión de la carnitina a la que se había sustituido parte de su hidrógeno por deuterio, lo que le daba una señal distintiva cuando se estudiaba mediante espectrometría de masas. Las células de fibras musculares de ratón tratadas con esta carnitina deuterada se congelaron rápidamente y se cortaron en secciones ultrafinas antes de someterlas a una forma de obtención de imágenes en la que las distintas partes de la sección podían someterse por separado a espectrometría de masas, lo que proporcionaba información detallada sobre qué tipo de compuestos residían en cada lugar.

En primer lugar, el equipo descubrió que había una mayor concentración de carnitina en las fibras musculares de «tipo lento», fibras responsables de la fuerza sostenida durante periodos de tiempo más largos que las fibras de «tipo rápido». Esto se debe a que las fibras de tipo lento contienen más mitocondrias. Además, aplicaron estimulación eléctrica a las fibras para simular la contracción muscular [A1] antes de tomar los datos. Encontraron una captación significativamente elevada de carnitina en las fibras, así como un nivel elevado de acetilcarnitina. Es importante destacar que esto demuestra que la carnitina contenida en las células responde muy rápidamente a medida que las células aumentan su actividad.

El nuevo método del equipo arroja luz sobre un nivel de detalle hasta ahora inaccesible en relación con los procesos bioquímicos que contribuyen al funcionamiento de los músculos. La carnitina es un suplemento dietético muy popular, pero su impacto en el bienestar muscular es objeto de debate. La medición cuantitativa de cómo se absorbe, localiza y metaboliza en las células promete arrojar luz sobre la eficacia de las terapias.

 

Abril 29/2023 (EurekaAlerts!) – Tomado de News Realeses  Copyright 2023 by the American Association for the Advancement of Science (AAAS)

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