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Investigadores identificaron microbios intestinales que probablemente estén involucrados en la enfermedad del Parkinson, vinculándolos con una disminución de riboflavina y biotina (vitaminas B2 y B7, respectivamente) lo que indica que podrían ayudar en el tratamiento.
«La suplementación de riboflavina y biotina es probable que sea beneficiosa en un subconjunto de pacientes con enfermedad de Parkinson, en los que la disbiosis intestinal juega un papel fundamental», destacó el investigador médico de la Universidad de Nagoya, Japón, Hiroshi Nishiwaki, en un artículo publicado en npj Parkinson’s Disease.
Esta enfermedad neurodegenerativa afecta a casi 10 millones de personas en todo el mundo, que en el mejor de los casos pueden esperar terapias que ralenticen y alivien los síntomas.
El estudio mostró que los cambios en las comunidades de bacterias intestinales se asociaban a una disminución de la riboflavina y la biotina en las personas con enfermedad de Parkinson.
Nishiwaki y sus colegas demostraron que la falta de vitaminas del complejo B estaba relacionada con una disminución de los ácidos grasos de cadena corta y las poliaminas: moléculas que ayudan a crear una capa de moco saludable en los intestinos.
Un estudio de 2003 descubrió que las dosis altas de riboflavina pueden ayudar a recuperar algunas funciones motoras en pacientes que también eliminaron la carne roja de sus dietas.
Por lo tanto, es posible que las dosis altas de vitamina B puedan prevenir parte del daño, propusieron Nishiwaki y su equipo.
Todo esto sugiere que garantizar que los pacientes tengan microbiomas intestinales saludables también puede resultar protector, al igual que reducir los contaminantes tóxicos en nuestro entorno.
Por supuesto, con una cadena tan complicada de eventos involucrados en la enfermedad de Parkinson, es probable que no todos los pacientes experimenten las mismas causas, por lo que sería necesario evaluar a cada individuo, subrayaron los expertos.
02 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Las personas que padecen ansiedad doblan las posibilidades de desarrollar Parkinson, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la University College de Londres, en Reino Unido.
Los especialistas se centraron en buscar si existía un vínculo entre las personas mayores de 50 años que habían desarrollado ansiedad recientemente y un diagnóstico posterior de Parkinson, de acuerdo con el artículo publicado en el British Journal of General Practice.
El equipo utilizó datos de Atención Primaria del Reino Unido entre 2008 y 2018 y evaluó a 109 435 pacientes que habían desarrollado ansiedad después de las cinco décadas y los comparó con 878 256 controles emparejados que no la padecían.
Luego rastrearon la presencia de síntomas de Parkinson (problemas de sueño, depresión, temblor y deterioro del equilibrio), desde el momento de su diagnóstico de ansiedad hasta un año antes de la fecha de un dictamen de Parkinson, para ayudarles a comprender el riesgo de cada grupo de desarrollarla a lo largo del tiempo y cuáles podrían ser sus factores de riesgo.
Los investigadores se aseguraron de ajustar los resultados para tener en cuenta la edad, el sexo, la privación social, los factores de estilo de vida, las enfermedades mentales graves, los traumatismos craneoencefálicos y la demencia, que pueden afectar la probabilidad de desarrollar la enfermedad en personas con ansiedad.
Hallaron que el riesgo de Parkinson se multiplicaba por dos en las personas con ansiedad, en comparación con el grupo de control.
También confirmaron que síntomas como la depresión, los trastornos del sueño, la fatiga, el deterioro cognitivo, la hipotensión, el temblor, la rigidez, el deterioro del equilibrio y el estreñimiento, son factores de riesgo para desarrollar Parkinson en personas con ansiedad.
01 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Un nuevo estudio de la Universidad de California Davis Health reveló que el cerebro humano es cada vez más grande, lo que podría conducir a un aumento de la reserva cerebral.
Según el estudio, publicado en la revista Jama Neurology, ese incremento puede generar también la reducción potencial del riesgo general de demencias relacionadas con la edad.
Los participantes en la investigación nacidos en la década de 1970 tenían un 6,6 por % más de volumen cerebral y casi un 15 % mayor de superficie cerebral que los nacidos en la década de 1930.
La década en la que se nace parece influir en el tamaño del cerebro y, potencialmente, en la salud cerebral a largo plazo, afirmó el especialista de Neurología y director del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de la mencionada universidad, Charles DeCarli, quien es el primer autor del estudio.
En su opinión la genética desempeña un papel importante en la determinación del tamaño del cerebro, pero los resultados de la investigación indican que también pueden influir factores externos, como los sanitarios, sociales, culturales y educativos.
Los científicos utilizaron imágenes de resonancia magnética de los cerebros de los participantes para analizar patrones de enfermedades cardiovasculares y de otro tipo, de una muestra original formada por 5 209 hombres y mujeres de entre 30 y 62 años, y ahora incluyó participantes de segunda y tercera generación.
Por ese método se descubrieron aumentos graduales pero constantes en varias estructuras cerebrales. Por ejemplo, una medida que analiza el volumen del cerebro (volumen intracraneal) mostró aumentos constantes década tras década.
Los expertos descubrieron que estructuras cerebrales como la materia blanca y la gris y el hipocampo (una región del cerebro implicada en el aprendizaje y la memoria) también incrementaron su tamaño cuando comparaban a los participantes nacidos en la década de 1930 con los nacidos en 1970.
Estructuras cerebrales más grandes, como las observadas en el estudio, pueden reflejar un mejor desarrollo y salud del cerebro, así como una mayor reserva cerebral y pueden amortiguar los efectos tardíos de enfermedades cerebrales relacionadas con la edad, como el Alzheimer y otras demencias relacionadas, significó DeCarli.
01 julio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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El campus de Alcoy (Alicante) de la Universitat Politècnica de València (UPV) ha puesto en marcha Neuroedulab, el primer laboratorio de neuroeducación de España, equipado con la última tecnología en biometrías de neurociencia que permite monitorizar el rendimiento de los estudiantes y mejorar así su aprendizaje y asimilación de nuevos conocimientos.
Entre otras tecnologías, este nuevo laboratorio de neuroeducación incorpora equipos de electroencefalografía, respuesta electrodérmica de la piel, reconocimiento de emociones a través de la codificación facial, ritmo cardíaco y seguimiento de la atracción visual del estudiante.
Según explica el coordinador del Neuroedulab e investigador del Macom Research Lab de la UPV, David Juárez, «con la respuesta galvánica o electrodérmica de la piel se puede medir el nivel de sudoración de los dedos del alumnado y con ello, su intensidad emocional».
El electroencefalograma -con la colocación de catorce sensores- permite monitorizar la actividad cerebral, que posteriormente procesan e interpretan con un software especial y con el eye tracking o seguimiento ocular es posible saber dónde mira el alumno en cada momento y determinar los puntos que más les llaman la atención, añaden fuentes de la UPV.
«Procesando toda esta información y aplicando sus resultados directamente en el estudiante, podremos contribuir a mejorar su rendimiento», sostiene Juárez.
Neuroeduación para potenciar la memorización
Con este nuevo laboratorio, añade, «tanto docentes como personal investigador pueden validar nuevas herramientas de aprendizaje activo que pretenden potenciar la asimilación y memorización de conceptos con mayor eficiencia».
Y la neuroeduación se puede aplicar en todas las materias propias de ingeniería, tanto en materias de base como específicas de los grados en ingeniería informática, robótica, diseño industrial, administración de empresas, química, mecánica, eléctrica o incluso técnicas de inteligencia artificial (IA).
Preparación más activa
«Esto es extrapolable a los programas máster de organización industrial y logística, textil, ingeniería de materiales o MBA. Con este nuevo laboratorio, queremos contribuir a que nuestros alumnos y alumnas tengan un mejor rendimiento y asimilen de forma más sencilla los conocimientos de cada materia. En definitiva, queremos aportar nuestra experiencia para preparar de una manera más activa a los profesionales del futuro», defiende.
A su vez, los profesores pueden validar el esfuerzo desarrollado para aplicar estas metodologías en su propio cerebro, «escaneando» sus propias métricas de rendimiento cerebral, frente a los métodos más tradicionales.
«Nuestro laboratorio de neuroeducación ya está activo, y ha permitido publicar trabajos científicos muy prometedores en el ámbito de la educación, tanto en congresos como en revistas científicas de primer nivel a nivel mundial, y está abierto a toda la comunidad universitaria de la UPV, así como a aquellos centros de formación que quieran validar nuevas metodologías de aprendizaje en educación», concluye. EFE
30 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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La paleoantropóloga María Martinón, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), considera que la Inteligencia Artificial no jugará un papel fundamental en nuestra evolución biológica como especie, a diferencia de la comunicación a distancia, y defiende que no debemos de temerla pues es una creación humana.
En una entrevista con la Agencia EFE por el XV aniversario de la apertura del CENIEH en Burgos -que se cumplirá el próximo julio-, la científica ha indicado que no cree que debamos ser víctimas de lo que el afamado escritor de ciencia ficción Isaac Asimov definió como el ‘síndrome de Frankenstein’, el miedo a que las máquinas se vuelvan contra su creador.
«La Inteligencia Artificial es un producto de la inteligencia humana y, por tanto, no tenemos que temerla», ha afirmado; «ni debemos sentirnos amenazados por una herramienta sofisticada, cierto es, pero debería venir a facilitar muchas tareas habituales, sobre todo a hacerlas más rápidas».
Desde su experiencia profesional, Martinón no cree que la IA vaya a jugar ningún papel realmente definitivo en nuestro devenir como especie, en nuestra evolución biológica, al menos tal como está planteada actualmente, ni que vaya tampoco a desplazar a la inteligencia natural.
Usos de la IA
En la investigación científica, la Inteligencia Artificial ya se está utilizando como herramienta que asiste a los investigadores y Martinón reconoce que jugará un papel todavía mucho más grande en el futuro, pero nunca podrá competir con la creatividad humana que requieren las investigaciones.
«En un ámbito como el nuestro -estudio de la evolución humana- en el que tenemos que plantearnos preguntas que requieren no solo de inteligencia sino de creatividad, seguirá preponderando la inteligencia natural», pues el ser humano siempre hará preguntas y propondrá alternativas más creativas.
Y fuera de la investigación, las decisiones, los sentimientos y las emociones, características que nos hacen humanos, continuarán definiendo quiénes somos, seguirán siendo el motor de la especie, más allá de los avances en inteligencia artificial.
Sin embargo, María Martinón pone el foco en otro tipo de desarrollos tecnológicos que sí han tenido un gran impacto en nuestra evolución como especie aunque seamos menos conscientes.
Habla de la comunicación a distancia, y en general de las nuevas formas de comunicación, que han permitido desligarnos de la presencia física y han abierto un nuevo mundo de posibilidades pero alterando y empobreciendo las relaciones humanas, además de generando riesgos que pasan más desapercibidos.
«Ahí es donde yo a lo mejor sí veo más riesgo. Nos hemos acostumbrado a comunicarnos desentendiéndonos de una parte fundamental para la empatía que es la presencia física», ha indicado, de la capacidad de leer algo más que las palabras o de presentarnos en 140 caracteres.
Para la investigadora «las personas somos mucho más que una opinión en un momento determinado», pero hemos reducido, simplificado las relaciones humanas hasta definirnos en una opinión, en un mensaje en redes o en una foto, y «eso empobrece y altera la naturaleza social de nuestras comunicaciones», ha aseverado.
Tecnología y cultura, amortiguadores de la selección natural
La directora del CENIEH afirma que el ser humano sigue y seguirá evolucionando biológicamente, tal vez de una manera menos vistosa o espectacular de lo que la ciencia ficción nos ha hecho esperar, menos visible en nuestra apariencia física.
Los cambios en nuestro sistema inmune muestran esa constante evolución, la capacidad de la especie de responder y adaptarse a nuevas amenazas biológicas, el desarrollo de enfermedades, la aparición de tolerancias, intolerancias o alergias.
«Esa idea que teníamos de que nuestros cerebros iban a seguir aumentado no tiene sentido económicamente», ha apuntado, pues no se puede perder energía en cosas que no son necesarias, y lo que la especie necesita ahora es un cerebro potente pero que consuma menos, y «tenemos muchas memorias externas para descansar».
Por ese motivo, María Martinón afirma que la evolución tecnológica y cultural, que van a un ritmo mucho más rápido que la propia biología, funcionan como un amortiguador de la selección natural.
Los humanos ya no nos adaptamos al entorno sino que, con una capacidad brutal de transformación, adaptamos el entorno a nosotros, a veces con consecuencias devastadoras para el medio ambiente, ha lamentado la paleontropóloga, que aún así es optimista en cuanto al ser humano y el uso de la inteligencia artificial.
Seres sociales y compasivos
«En esencia, nuestra naturaleza es positiva. Nuestro instinto y nuestra naturaleza son predominantemente sociales y compasivos», y aunque es cierto que somos una especie con un componente de violencia importante, es menor de la que nos correspondería como primates y no es la violencia la que nos caracteriza, ha asegurado.
Es una violencia que se puede modular a través de la cultura, lo que ocurre es que «nos hemos especializado en matar, a través de la tecnología, de forma masiva y a distancia», anulando la empatía, uno de los mecanismos de inhibición de la violencia, ha lamentado, de ahí que los humanos necesitemos de una autoevalución y una autocrítica constantes.
30 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Investigadores de las universidades RMIT de Australia y la Estatal de São Paulo, Brasil, desarrollaron una herramienta de detección facial en teléfonos inteligentes que permite identificar un accidente cerebrovascular en solo segundos, trascendió hoy.
Hemos desarrollado una herramienta sencilla para teléfonos inteligentes que los paramédicos pueden utilizar para determinar instantáneamente si un paciente ha sufrido un derrame cerebral y luego informar al hospital antes de que la ambulancia abandone la casa del paciente, detallaron los autores del estudio.
Consideraron fundamental la detección temprana del accidente cerebrovascular, pues el tratamiento oportuno puede mejorar significativamente los resultados de la recuperación, reducir el riesgo de discapacidad a largo plazo y salvar vidas, según publicó la revista Computer Methods and Programs in Biomedicine.
La herramienta, con una precisión del 82 % para detectar accidentes cerebrovasculares, no reemplazaría las pruebas clínicas integrales de diagnóstico, pero podría ayudar a identificar a las personas que necesitan tratamiento mucho antes.
Los síntomas del accidente cerebrovascular incluyen confusión, pérdida parcial o total del control del movimiento, problemas del habla y disminución de las expresiones faciales.
Según los expertos casi el 13 % de los accidentes cerebrovasculares pasan desapercibidos en los departamentos de emergencia y en los hospitales, mientras que el 65 % de los pacientes sin un examen neurológico documentado experimentan un accidente cerebrovascular no diagnosticado.
Explicaron que uno de los parámetros clave que afecta a las personas que sufren un accidente cerebrovascular es que sus músculos faciales normalmente se vuelven unilaterales, por lo que un lado de la cara se comporta de manera diferente que el otro.
Tenemos herramientas de inteligencia artificial y de procesamiento de imágenes que pueden detectar si hay algún cambio en la asimetría de la sonrisa, esa es la clave para la detección en nuestro caso, concluyeron los investigadores.
25 junio 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia