jun
18
El mal uso y abuso de los antibióticos es una de las posibles causas de que las bacterias se adapten y sean cada vez «más resistentes y virulentas», una «pandemia silenciosa» que debería abordarse con un buen diagnóstico al paciente, para determinar si es necesario o no administrar ese fármaco, e impulsando la investigación para conseguir nuevos medicamentos antibacterianos.
«Puede llegar a ser un problema gravísimo pero a día de hoy no lo es. Todavía hay muchas cosas que no entendemos y es difícil poderlo manejar», asegura en una entrevista con EFE José Rafael Penadés, catedrático de Microbiología del Imperial College London y profesor investigador de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Valencia, que acaba de ser nombrado miembro o «Fellow» de la Royal Society británica.
Uno de sus logros es el descubrimiento de una nueva vía de transferencia de información genética entre bacterias, la «transducción lateral», que ayuda a comprender cómo las bacterias más peligrosas por su resistencia a los antibióticos se adaptan y evolucionan rápidamente, se vuelven más virulentas y van a hospedadores a los que antes no podían infectar o se adaptan a sitios donde antes no podían vivir.
«Lo más llamativo es la parte en la que estos mecanismos pueden hacer que bacterias que no eran resistentes a los antibióticos lo hagan y se transformen en patógenas de una manera rápida», señala Penadés, que inició su trayectoria académica y científica en Valencia, en 2013 se incorporó al Institute of Infection, Inmmunity and Inflammation de la Univesity de Glasgow, y desde 2020 dirige el Centre for Bacterial Resistence Biology del Imperial College de Londres.
La bacteria Staphylococcus aureus
Penadés, que es veterinario de formación aunque la investigación básica que realiza se aplica tanto en humanos como en animales, centra su interés en Staphylococcus aureus, una bacteria que vive en la nariz sin producir ningún tipo de enfermedad pero puede llegar a ser una de las «mayores causas de muerte» en hospitales por ser uno de los principales agentes implicados en las infecciones nosocomiales.
Señala que esta bacteria, con tres millones de bases genéticas, tiene la «habilidad» de infectar a muchos hospederos diferentes, tanto a humanos como a perros, ovejas, cabras, caballos, gallinas, conejos o delfines.
«Queremos entender qué mecanismos hacen que una cosa aparentemente tan insignificante tenga la habilidad de haber evolucionado para poder infectar a tantos hospederos diferentes», indica.
Según matiza, «pequeños cambios en las bacterias producen consecuencias importantes y hacen que tengan la capacidad de producir algún tipo de enfermedad», y pone como ejemplo que aunque la mayoría de las bacterias que tenemos en el intestino son benignas y solo unas pocas patogénicas, el consumo de antibióticos mata a las buenas y hace que las resistentes se expandan.
«Los antibióticos no han creado las resistencias, ha habido bacterias durante la evolución que utilizan esos fármacos para eliminar a sus competidores. Es un mecanismo muy antiguo, pero al estar seleccionando constantemente esas bacterias resistentes, estamos generando un problema», explica.
Aumento de muertes asociadas a bacterias resistentes
Ha crecido el número de muertes asociadas a bacterias que son resistentes a los fármacos y se prevé que siga aumentando, advierte Penadés, que indica que hay países preocupados porque en algunos pacientes los procedimientos quirúrgicos podrían estar comprometidos por la posibilidad de una infección en el hospital, «cuando debería ser el lugar más seguro».
Aunque de momento hay tratamientos para la mayor parte de las bacterias, advierte de que se debería disminuir el uso de antibióticos para evitar ese incremento de las resistencias, así como impulsar más investigación para conseguir nuevos medicamentos que permitan abordar esta «pandemia silenciosa».
En este último aspecto, señala que las empresas farmacéuticas han decidido, y «están en su derecho», que el desarrollo de nuevos antibióticos no es tan rentable como el de fármacos contra la diabetes o contra otras enfermedades crónicas de larga duración, ya que su comercialización sería limitada y al poco tiempo aparecerían resistencias. «No hay muchos nuevos antibióticos recientemente», lamenta.
El tercer mundo, origen de bacterias multirresistentes
Considera que el tercer mundo podría ser el origen de muchas bacterias multirresistentes por la «masificación» en la que viven y el «uso indiscriminado y sin control» de antibióticos, un problema que distintos organismos intentan paliar con diagnósticos rápidos y sencillos y controlando la administración de esos fármacos.
«Hay muchas cosas que no sabemos pero debemos estar preparados para intentar minimizar la parte negativa de lo que pueda ocurrir, tener mejores tratamientos, mejores diagnósticos para administrar los antibióticos a quien realmente los necesite y poder hacer frente a lo que pueda venir en mejores condiciones», asevera.
Preguntado por si esa resistencia de las bacterias a los antibióticos podría derivar en una zoonosis, un contagio de animal a humano, afirma que las pandemias «van en las dos direcciones» y tanto humanos como animales pueden ser el origen de una infección vírica o bacteriana.
«Todos esos procesos de salto de especies o de zoonosis vienen asociados a procesos de masificación, en granjas donde hay muchos animales o en ciudades donde vive mucha gente», indica para aclarar que el sistema inmune elimina la mayoría de esas bacterias o virus.
16 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jun
15
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino (SIBO) se ha convertido en un tema de gran interés tanto para los médicos especialistas en aparato digestivo como para la sociedad y esto ha llevado a una situación de sobrediagnóstico, resultando así en diagnósticos incorrectos e ineficaces frente al tratamiento ofrecido, según el experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid), el doctor Cecilio Santander.
En este sentido, el doctor Santander incide en que es necesario precisar los criterios diagnósticos ya que «su reciente modificación ha llevado a un problema de sobrediagnóstico». El diagnóstico del SIBO requiere una indicación adecuada del test a utilizar y, sobre todo, «que esos resultados sean evaluados por personal formado y experto en la interpretación de los tests funcionales digestivos» porque si no, «se hace un uso generalizado de estas pruebas» que, «sin estrategias de diagnóstico previas llevarán a un tratamiento ineficaz».
Por otro lado, «teniendo en cuenta que hasta un 20 por ciento de personas sanas puede resultar positivas en los tests indirectos de SIBO», declara, añadiendo que «hay que elegir cuidadosamente la prueba diagnóstica para emplearla en pacientes bien seleccionados». A este respecto, cabe destacar que los pacientes con factores de riesgo para desarrollar SIBO son aquellos que han sido sometidos a cirugías intestinales o que padecen alguna enfermedad que altera la motilidad intestinal.
Según explica el experto, las pruebas diagnósticas de SIBO «exigen una preparación muy meticulosa o estricta para que los resultados sean precisos», en relación a esto, la prueba de referencia es el cultivo de aspirado yeyunal, sin embargo, «es una prueba invasiva y costosa», por lo que, de forma alternativa, se emplean métodos indirectos, como es el test de aire espirado (TAE) que «presenta una especificidad más baja, en torno al 83 por ciento». Además, se recomienda utilizar como sustrato del TAE la glucosa por encima de la lactulosa dada su mayor especificidad y sensibilidad.
SIBO: QUÉ ES, SÍNTOMAS Y TRATAMIENTOS
El sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SIBO) se define como la presencia de un excesivo número de bacterias en el intestino delgado (ID), que produce un conjunto de síntomas gastrointestinales inespecíficos, como distensión, dolor abdominal, meteorismo, borborigmos, flatulencia, diarrea o estreñimiento, que suelen ser producto de la fermentación bacteriana de los nutrientes.
No obstante, es importante señalar que «los síntomas del SIBO se comparten con un elevado número de otras enfermedades digestivas» sobre todo enfermedades funcionales digestivas, como el Síndrome del Intestino Irritable (SII) o la dispepsia funcional o la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Por eso, «sin un correcto diagnóstico los síntomas pueden no estar provocados por el SIBO y recidivarán a pesar del tratamiento pautado», apunta el doctor Cecilio Santander.
El SIBO es consecuencia de una causa subyacente y «esa es la verdadera estrategia diagnóstica» porque si no se identifica esa causa «no se puede revertir o mejorar el SIBO». Por esto, el experto indica que el tratamiento «debe centrarse en mejorar el síndrome clínico y no limitarse a negativizar el test de aire espirado», así como tampoco debe hacerse uso de antibióticos de forma sistemática en pacientes con patologías funcionales muy prevalentes como el Síndrome del Intestino Irritable (SII).
Es importante que el tratamiento mejore los síntomas del paciente y para ello, no solo es necesario un correcto diagnóstico en los pacientes adecuados, sino, además, contar con profesionales con experiencia en la especialidad ya que «un diagnóstico inadecuado de SIBO conduce a un tratamiento ineficaz que retrasará la identificación de la patología que ocasiona los síntomas del paciente», concluye el doctor Santander.
13 junio 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
jun
13
Japón continúa experimentando un pronunciado aumento de infecciones bacterianas estreptocócicas invasivas graves (TSLS, por sus siglas en inglés) y sólo en los primeros cinco meses de 2024 ha alcanzando una cifra récord para el territorio cercana al millar.
Hasta el 2 de junio se habían confirmado en el archipiélago nipón 977 de estas infecciones, según datos publicados este martes por el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (NIID), causadas por una variante poco común de estreptococo que en el peor escenario puede causar una enfermedad con una tasa de mortalidad del 30 %.
La cifra supone casi el triple que los 349 casos contabilizados en el mismo período de 2023 y supera ya el número anual del año pasado, cuando se detectaron un número récord de 941 de estas infecciones.
Las infecciones por bacterias del grupo estreptococo pueden causar raramente síndrome de choque tóxico estreptocócico (STSS, por sus siglas en inglés), provocado principalmente por estreptococo del grupo A (más común en niños) y con una tasa de mortalidad del 30 %.
La tendencia está generando inquietud entre las autoridades sanitarias porque la mayoría de los pacientes actuales se sitúa en la treintena, un grupo más vulnerable.
Los profesionales sanitarios están instando a la población a buscar atención médica de inmediato si presentan síntomas como dolor en las extremidades o fiebre, dado que el empeoramiento puede ser rápido y algunos casos provocar necrosis en las extremidades, razón por la que se la conoce también como la «bacteria carnívora».
«El hecho de que el número de pacientes haya aumentado hasta este punto nos da una sensación de crisis, porque está sucediendo algo sin precedentes», señaló en declaraciones a la cadena pública NHK Ken Kikuchi, profesor de la Universidad Médica Femenina de Tokio experto en enfermedades infecciosas.
Kikuchi explicó que los casos más graves de estas infecciones suelen estar provocadas por bacterias que entran a través de una herida, aunque hay casos en los que se desconoce la ruta exacta.
El ministro japonés de Salud, Trabajo y Bienestar, Keizo Takemi, aseguró en una rueda de prensa tras la publicación del informe del NIID que el Gobierno «sigue de cerca la tendencia de infecciones» y pidió a la población que mantenga una buena higiene personal.
El ministro quiso, no obstante, restar gravedad a los datos y afirmó que este tipo de infecciones no se limitan a Japón y también están aumentando en otros países.
11 junio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
may
9
Autoridades médicas muestran hoy preocupación ante los temporales que azotan el estado brasileño Rio Grande do Sul, pues causan víctimas humanas y daños materiales, pero también la propagación de enfermedades transmitidas por el agua contaminada.
Con el líquido de las inundaciones mezclándose al alcantarillado, los especialistas advierten del aumento del riesgo de contraer varias enfermedades.
El agua embalsada favorece la reproducción del Aedes aegypti (transmisor del dengue) y, además, puede provocar leptospirosis, hepatitis A, gastroenteritis viral y bacteriana y parasitosis intestinales.
La infectóloga Stephanie Scalco, gestora médica del Servicio de Control de Infección del Hospital Ernesto Dornelles, en Porto Alegre, capital estadual, alertó que las aguas contaminadas representan un peligro significativo para la salud pública.
«El agua tiene excrementos humanos, residuos de heces humanas y no humanas. Por lo tanto, todo lo que puede transmitirse a través de aguas residuales estará presente en el agua», señaló al portal G1.
Por ejemplo, la leptospirosis, transmitida a través del contacto humano con agua mezclada a la orina de ratas, puede ser fatal.
El agua embalsada, además, crea un ambiente propicio para la aparición de brotes de dengue, apuntó Scalco.
Los síntomas de las enfermedades pueden variar, pero incluyen desde diarrea, vómitos y hasta casos más graves de fiebre y malestar general.
En particular, la leptospirosis puede presentar un período de incubación que varía de tres a 20 días, pudiendo llevar a la muerte en casos más severos, especialmente en personas vulnerables, como ancianos y niños.
Ante tal escenario, medidas preventivas son esenciales. Scalco recomienda evitar el contacto con las aguas de los desbordamientos siempre que sea posible.
Si el contacto es inevitable, resulta importante cubrir heridas abiertas, no permanecer sumergido en el agua durante más de 15 minutos, usar ropa que cubra toda la piel y, si es ineludible, hervir el agua antes de consumirla.
La Sociedad Brasileña de Infectología, la Sociedad Gaucha de Infectología y la Secretaría Estadual de Salud recomendaron en nota conjunta el uso de doxiciclina o azitromicina para ciertos grupos enfrentados a las aguas de las inundaciones, como equipos de rescate y personas expuestas durante largos períodos.
El último boletín de la Defensa Civil indicó que, por el mal tiempo en Rio Grande do Sul, se reportan hasta la fecha 95 muertes, 131 personas desaparecidas y 372 heridas.
Además, hay 207 800 residentes fuera de casa. De ese total, 48 800 en refugios y 159 000 desplazados (en moradas de familiares o amigos).
08 mayo 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
may
6
Un estudio realizado en Reino Unido ha encontrado bacterias y hongos patógenos, incluidas «superbacterias» resistentes a múltiples medicamentos, en pisos, techos, manijas de puertas y otras superficies de los baños de hospitales en el Reino Unido, siendo los baños de pacientes y de hombres los más afectados.
Los baños de mujeres contenían menos microbios que los de hombres, y los baños del personal femenino estaban particularmente limpios, mientras que los baños unisex para discapacitados (también unisex) eran los más contaminados. En los baños de los pacientes se concentraban bacterias resistentes a múltiples fármacos.
La microbióloga consultora del NHS Lanarkshire en Reino Unido y profesora, Stephanie Dancer, se preguntó si los inodoros sin tapa propagan microbios a otras superficies del baño cuando descargan, y si algunos inodoros están más contaminados que otros.
Para sorpresa de los investigadores, era tan probable encontrar patógenos gramnegativos como E. coli, Stenotrophomonas maltophilia y Klebsiella pneumoniae en las rejillas de ventilación, los techos y la parte superior de las puertas como en el suelo.
«Creemos que la única explicación lógica para esto es que la descarga del inodoro aerosoliza todo lo que hay en la taza del inodoro, después de lo cual pequeñas partículas de agua que transportan estos organismos vuelan hasta el techo y contaminan los lugares altos», dice la profesora Dancer.
Los baños femeninos tenían menos microbios que los baños masculinos (por ejemplo, las muestras de las manijas dentro de las puertas de los baños del personal masculino tenían aproximadamente ocho veces más microbios que las de las mismas manijas en los baños del personal femenino) y los baños del personal femenino tenían la menor cantidad de microbios de todos tipos de sanitarios.
Esto podría deberse a que las mujeres se lavan las manos con más frecuencia, afirma la profesora Dancer. Los baños de género neutro (unisex y para discapacitados) tuvieron la carga microbiana más alta en general. Esto puede reflejar un uso general más intenso, así como diferentes actitudes hacia la limpieza entre hombres y mujeres, dice la profesora Dancer.
«Nuestros resultados parecen confirmar que generalmente se piensa en la sociedad: las mujeres limpian porque su percepción de suciedad y asco incita a la acción, mientras que los hombres no notan un ambiente sucio o no les importa. De ello se deduce que es más probable que las mujeres dejen el baño limpio, mientras que los hombres suponen que alguien limpiará después de ellos», advierte.
Por ello, la investigadora aconseja cerrar la tapa del inodoro antes de tirar la cadena en casa. «Baje la tapa antes de tirar la cadena y luego lávese bien las manos y séquelas con una toalla limpia», declara.
Para el estudio, la profesora Stephane Dancer y sus colegas recogieron muestras de los baños de tres hospitales generales del NHS Lanarkshire. Se limpiaron diez superficies diferentes en seis tipos de inodoros más de cuatro horas después de la limpieza en cuatro días diferentes con una semana de diferencia en cada hospital.
Las superficies fueron: superficies que se tocan con las manos (cisterna del inodoro; pasamanos; grifo; manija de la puerta); superficies del piso; y sitios altos (parte superior de puertas, estantes, salidas de aire).
Los seis tipos de baños fueron: personal masculino, personal femenino, paciente masculino, paciente femenina, discapacitados y unisex.
Se recogieron 480 muestras de cada hospital y se calculó la biocarga aeróbica (cantidad de bacterias y hongos) para cada tipo de superficie. Se aislaron e identificaron la flora de fondo y los patógenos sanitarios y se realizaron pruebas de susceptibilidad a los antimicrobianos.
Una proporción sustancial de patógenos aislados eran resistentes a múltiples fármacos y estos organismos se concentraban en los baños de pacientes masculinos y femeninos. «Todos los tipos de baños en los tres hospitales reciben la misma limpieza (tipo y frecuencia) todos los días, pero, según nuestros hallazgos, creemos que los baños de los pacientes deberían limpiarse con más frecuencia», señala la experta.
En general, los pisos y las superficies altas produjeron niveles más altos de bacterias aeróbicas y hongos que los sitios donde se toca con las manos. Es probable que las zonas de contacto con las manos se limpien más a fondo que otras superficies, afirma la profesora Dancer.
«A diferencia de los lugares conde se tocan las manos, los suelos son un importante depósito de suciedad. Todo lo que está en el aire termina en el suelo, junto con lo que queda en el calzado de las personas o lo que se desprende de la piel y la ropa cuando van al baño», detalla.
«Deben conservarse los baños diferenciados por sexos y para discapacitados; con instalaciones adicionales etiquetadas como unisex y disponibles para cualquier persona. Pero según los hallazgos de este estudio, no creo que debamos abandonar los baños diferenciados por sexos en favor de los baños unisex, ya que estos baños tenían la carga microbiana más alta en general», concluye.
04 mayo 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de |Noticia
abr
30
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que Etiopía padece hoy una de las crisis humanitarias más graves de su historia, con millones de vidas en riesgo por hambre, sequía severa y brotes de enfermedades.
Por tales razones la OMS prendió las alarmas y advirtió que ese país africano se enfrenta a una situación que cada día se deteriora, lo que demanda medidas urgentes para impedir más sufrimiento y la pérdida de vidas.
Declaraciones del director general adjunto de esa agencia de la ONU, Mike Ryan, indican que la situación es crítica en regiones como Tigray, Amhara y Afar (norte de Etiopía), que soportaron una guerra desde 2020 hasta 2022, cuando el Gobierno federal etíope y el Frente de Liberación Popular de Tigray firmaron la paz.
Allí, afirmó, el hambre está generalizada, los brotes de enfermedades y la degradación de la infraestructura debido a los conflictos ha dejado a millones de personas sin acceso a servicios esenciales, precisa un comunicado de la OMS.
A ello se suma que esa nación africana es víctima del mayor brote de cólera de su historia, un aumento significativo de los casos de malaria y numerosas infecciones de sarampión, por lo general en zonas con acceso limitado a la atención médica.
Pese a la firma del acuerdo de paz, la escalada de varios enfrentamientos tiene lugar en diferentes regiones, lo que ha obligado a más de 50 000 personas a abandonar sus hogares en lo que va de mes.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios estima que en Etiopía hay 21,4 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria, y alrededor de 22,8 millones, el 22,25 % de la población, tiene dificultades para comer lo que necesita.
27 abril 2024|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia